Últimas noticias del fin del mundo
Miguel Ángel Criado
El fin del mundo ha sido siempre
patrimonio de la religión y, ocasionalmente, de Hollywood y sus películas de
catástrofes. Sin embargo, la ciencia va acumulando datos y empieza a tomarse en
serio los riesgos de que un fenómeno natural o provocado por los humanos pueda
acabar con la civilización. Un reciente informe detalla los 12 grandes riesgos
que podrían provocar el Apocalipsis anunciado en los textos sagrados o en las
salas de cine.
"La mayoría de los guiones de
Hollywood exigen heroicos esfuerzos para salvarnos y los grupos religiosos
milenaristas le buscan un significado trascendente a estos desastres",
dice el investigador del Instituto para el Futuro de la Humanidad de
la Universidad de Oxford (IFH) y coautor del informe, Stuart Armstrong. Sin
embargo, para la ciencia, "estos riesgos son principalmente cuestiones que
pueden reducirse a conceptos nada glamorosos, como la eficiencia energética, y
la mayoría no tienen ningún significado o racionalidad detrás", añade.
El IFH y la Fundación
Retos Globales, basada en Suecia, han recopilado todo lo que la
ciencia sabe sobre estos posibles cataclismos con tan poco encanto. Una
treintena de expertos repasaron centenares de libros y artículos científicos
hasta obtener un listado con los eventos que podrían acabar con la civilización
humana, incluso con la propia existencia de los humanos. El informe 12 riesgos para la civilización humana hace hasta una
estimación de la probabilidad de que alguno suceda en los próximos 100 años.
Unos peligros, como el cambio
climático o la guerra nuclear, llevan tiempo entre nosotros. Otros son
tecnologías emergentes que podrían tener un lado oscuro, como la inteligencia
artificial o la biología sintética. Y algunos siempre han estado ahí y en el
pasado provocaron grandes extinciones sobre la Tierra, como el impacto de un
gran asteroide o la erupción de un super volcán. Además, entre varios de ellos
podrían existir conexiones que agravaran el resultado final, haciendo imposible
la vida sobre el planeta, al menos tal y como se conoce.
Lo
que enseguida llama la atención en la lista es que la mayoría de los enemigos
de la civilización humana han nacido dentro de ella. Solo en dos eventos, el
impacto de un gran asteroide o la erupción de un supervolcán, los humanos
tienen poco que ver. Incluso en el caso de una pandemia global, hay un factor
humano llamado globalización. En el pasado, epidemias como la peste negra o la
gripe española no fueron apocalípticas porque el mundo no estaba tan conectado
como hoy.
"En la actualidad, los riesgos
tecnológicos, especialmente la biología sintética, la inteligencia artificial y
la nanotecnología, parecen suponer una mayor amenaza que los riesgos naturales,
con la posible excepción de las pandemias", dice Armstrong. "La
guerra nuclear también es una gran amenaza y es un riesgo antropogénico aunque
no sea estrictamente de origen tecnológico", añade este experto en
inteligencia artificial y riesgos globales.
La lista de los 12 jinetes del
Apocalipsis no ha sido elaborada siguiendo un orden jerárquico, según su mayor
o menor probabilidad o intensidad. La encabeza el cambio climático al que los
investigadores le añaden el adjetivo de extremo. Es el prototipo de riesgo
antropogénico o endógeno. El progreso humano no ha sido mayor en la historia
como desde la Revolución Industrial y las revoluciones científicas asociadas a
ella. Creación de riqueza, elevación general del nivel de vida, mejora de las
condiciones sanitarias...
Pero cuando la máquina de vapor de
James Watt echó a rodar, en la atmósfera había unas 300 partes por millón de
dióxido de carbono, el principal gas que está calentando el planeta. En el
verano de 2013 se superó la cifra de 400, algo así no había pasado en los
últimos 800.000 años. Los distintos escenarios dibujados por los expertos
climáticos mantienen que una subida de las temperaturas de no más de 2º para
final de siglo, permitiría a los humanos vivir casi como si nada hubiera cambiado.
Pero, como recuerda este informe, hay escenarios más extremos, donde la
temperatura media global podría subir hasta 6º. Una temperatura así provocaría
una reacción en cadena: los países tropicales serían los más afectados, la
sequía y la hambruna generarían caos social y emigraciones masivas a regiones
más templadas, en las que también su industria agroalimentaria colapsaría...
"Es improbable pero no imposible", dicen los autores del informe.
El
estudio trabaja con situaciones que estadísticamente tienen pocas
posibilidades, pero las tienen. "La probabilidad de que algún asteroide
impacte sobre la Tierra es una certeza, la probabilidad de uno peligroso es
mucho, pero mucho más baja", recuerda Armstrong. Aquí no hay azar, hay
certidumbre. ¿Qué acabó con los dinosaurios si no un meteorito? La colisión de
un gran asteroide de cinco kilómetros o más de diámetro sucede cada 20 millones
de años, millón arriba o abajo. Con esas dimensiones, el impacto podría liberar
la energía de 100.000 bombas atómicas. Solo el choque arrasaría un área
equivalente a los Países Bajos.
Pero lo peor vendría después. A
diferencia de las historietas contadas en películas como Deep Impact de
1998, el problema no es el impacto sino sus consecuencias posteriores. Ingentes
cantidades de polvo se elevarían hasta las capas altas de la atmósfera,
impidiendo el paso de los rayos del Sol. Sería un invierno de decenios que
afectaría a toda la biosfera. En 2013, la NASA estimó que las probabilidades de
que el Asteroide 2013 TV135, de
unos 400 metros de envergadura, choque contra la Tierra en 2032 es de una entre
63.000. Una probabilidad similar a la de morir por la caída de un rayo y a
nadie se le ocurre guarecerse bajo un árbol cuando truena.
La idea del invierno es muy
recurrente entre las consecuencias de varios de estos eventos que los
científicos llaman impactos de consecuencias infinitas. Es el caso del invierno
nuclear o el volcánico. Los traps siberianos (formaciones de basalto del norte
de Siberia) son el fruto de una de las mayores erupciones volcánicas de la
historia geológica del planeta sucedida hace unos 250 millones de años. Miles
de kilómetros cúbicos de material fue proyectado a la atmósfera, generando un
larguísimo invierno volcánico que provocó la extinción masiva que marca la
transición entre el periodo Pérmico y el Triásico. Según los registros
geológicos, una erupción con capacidad apocalíptica se produce en un rango
temporal mínimo de cada 30.000 años y máximo de 700.000 años, según el informe.
Las enormes magnitudes temporales
explican en parte lo que los autores del estudio llaman invisibilidad del
problema. Los humanos no se han enfrentado nunca al Apocalipsis y
psicológicamente lo ignoran, entre otras cosas porque no habría nadie para
contarlo. "La gente entrena su sentido común de cada día sobre la experiencia
e interacción con el mundo. Como los grandes desastres son afortunadamente
raros, no desarrollamos una experiencia sobre ellos. Por eso sus impresiones
sobre estas amenazas se basan a menudo en lo que encuentran en la cultura
popular, como las historias de Hollywood y las profecías religiosas",
recuerda el investigador británico.
El lado oscuro de las tecnologías
emergentes
Sin embargo, la ciencia no se puede
quedar ahí. En los últimos años, además del IFH y la Fundación Retos Globales,
se han puesto en marcha otras fundaciones e institutos dedicados a vigilar qué
puede acabar con la civilización humana y cómo mitigar esos peligros. Es el
caso del Fondo Skoll para las Amenazas Globales, el Centro para
el Estudio de los Riesgos Existenciales de la Universidad de
Cambridge o el Instituto Riesgos Catastróficos Globales (GCRI),
de Estados Unidos. Ninguno de ellos tiene más de cuatro años.
En diciembre pasado, Stephen Hawking
declaraba a la BBC que "el desarrollo de la inteligencia
artificial plena podría significar el fin de la raza humana". Para el
genial físico, "los seres humanos, limitados por la lenta evolución
biológica, no podrían competir, y serían reemplazados". El momento en que
la inteligencia artificial supere a la humana es lo que los robóticos llaman
singularidad y algunos científicos, como el filorrobótico y asesor de Google,
Ray Kurzweil, incluso le han puesto fecha: en algún momento de la década de los
30, las máquinas superarán a los humanos.
Hace
unas semanas, una carta firmada por centenares de científicos y tecnólogos
apostaba por un desarrollo responsable de la inteligencia artificial, donde,
entre otras cosas, el avance en la ética de las máquinas vaya parejo con el
tecnológico para que nunca sean una amenaza para sus creadores. Pero, aún no
hay iniciativas similares para otros dos campos emergentes, como son la
biología sintética y su promesa de crear organismos artificiales o la
nanotecnología sobre los que el informe advierte. Y en los tres casos, no habrá
que esperar miles de años para ver su lado oscuro.
El informe del Instituto para el
Futuro de la Humanidad y la Fundación Retos Globales no lo explicita pero hay
un decimotercer peligro que sobrevuela sobre los otros doce y es el de la
ignorancia. Ya sea por la incapacidad para valorar económicamente un evento tan
catastrófico, por su baja probabilidad a corto plazo o la psicología humana,
tanto los políticos como buena parte de la comunidad científica no se toman muy
en serio los riesgos. Y esa desidia es lo que, para los autores, explica buena
parte de la imagen popular y acientífica del Apocalipsis.*
*Los 12 jinetes del Apocalipsis
El informe de la Fundación Retos Globales se centra en 12 grandes amenazas que podrían acabar con la civilización humana.
Riesgos actuales
1. Cambio climático extremo
2. Guerra nuclear
3. Catástrofes ecológicas
4. Pandemias mundiales
5. Colapso del sistema mundial.Riesgos exógenos
6. Impactos de grandes asteroides
7. Supervolcanes.Riesgos emergentes
8. Biología sintética
9.Nanotecnología
10. Inteligencia artificial
11. Riesgos inciertos. Riesgo de las políticas mundiales
12. Mala gobernanza mundial en el futuro