viernes, 28 de febrero de 2020

AUTORRETRATO



Frida Kahlo

Artista.





Las dos Fridas. 1939. Muestra las dificultades en el matrimonio de la mexicana con Diego Rivera. Vestida de tehuana, una Frida representa las raíces mexicanas, mientras que la otra, las europeas. Los corazones de ambas mujeres se conectan entre sí por una vena, mientras que la parte europea puede perder toda la sangre. Este autorretrato fue el primer trabajo de gran escala de Kahlo






Autorretrato con el pelo cortado






"Yo solía pensar que era la persona más extraña del mundo, pero luego pensé, hay mucha gente así en el mundo, tiene que haber alguien como yo, que se sienta bizarra y dañada en la misma forma en que yo lo siento. Me la imagino, imagino que ella también debe estar por ahí pensando en mí. Bueno, yo espero que si tú estás ahí y lees esto, sepas que sí, es verdad, yo estoy aquí. Soy tan extraña como tú."

"Me pinto a mí misma porque paso mucho tiempo sola y porque soy el motivo que mejor conozco."




























jueves, 27 de febrero de 2020

NICOLAES MAES: MAESTRO



Nicolaes Maes: maestro holandés de la intriga cotidiana
    




 La obra maestra de Maes ... Chica en una ventana 1653-5 









Esta exposición silenciosa y cautivadora revela las profundidades del artista holandés de la Edad de Oro, cuyas pinturas son tan ricas en drama oculto como cualquier teatro.

La joven mujer pintada por Nicolaes Maes en la década de 1650, apoyando el codo sobre un cojín en una repisa de la ventana mientras acuna meditadamente la barbilla en la mano, parece que está llegando a la misma conclusión que René Descartes solo unos años antes: "Pienso, luego existo." La obra maestra de Maes,  Girl at a Window,  la muestra rodeada de cosas sólidas. Se abre una  ventana de madera para mostrarnos sus tablas en perspectiva. Los albaricoques brillantes se hinchan sobre el yeso y el ladrillo gastados. Sin embargo, mientras la niña contempla el mundo físico, se abre un vacío negro detrás de ella. Es la caverna de la conciencia en la que todo de lo que puede estar segura es de cogito ergo sun.



 The Old Lacemaker, circa 1656.


Maes fue pionero en uno de los estilos artísticos más queridos del mundo: el humilde realismo de la Edad de Oro holandesa. Las pinturas en esta exposición silenciosamente cautivadora establecen elementos que su contemporáneo, Johannes Vermeer, refinaría: mujeres que trabajan en habitaciones, misterios domésticos, miradas secretas. Retira la cortina de un reino privado.


Niña meciendo una cuna


"Una mujer en el trabajo"


Anciana Dormitando. An Old Woman Dozing



En la década de 1670, Vermeer y Pieter de Hooch llevarían este arte de la intriga cotidiana a alturas exquisitas de detalles luminosos, pero Maes está cartografiando un nuevo territorio. Lo que nos lleva a sus mapas. En casi cada una de sus escenas de "género", como las pinturas de la vida cotidiana fueron llamadas desdeñosamente por los entendidos tradicionales, hay un mapa detallado. La mayoría de estas decoraciones de pared muestran la orgullosa geografía de los Países Bajos, incluida su frágil costa ganada del Mar del Norte. Estos mapas omnipresentes son analogías del propio arte de Maes. Está descubriendo mundos interiores al igual que los cartógrafos trazan el mundo exterior.
Una serie de variaciones en la imagen de un espía que nos sonríe cómplicemente mientras escucha los secretos de la casa, esto es literalmente cierto: hay un riel de cortina en la parte delantera de la imagen con una cortina de seda verde en parte bajada a la mitad -revelar una disputa doméstica. El hogar holandés de clase media común, sugiere Maes, es tan rico en drama oculto como cualquier teatro.

Sus grabaciones precisas de hogares holandeses tienen rincones de misterio. En otra versión de su exitoso tema The Eavesdropper, una mujer se para al pie de una escalera de caracol con el dedo en los labios, mirándote, instándote a callar. A su izquierda hay un mapa, medio visible a plena luz del día. Ella proyecta su sombra en la pared sobre un gato dormido. Debajo de ella, al otro lado de las escaleras, los amantes han sido atrapados en el sótano, revelados por la linterna de un sirviente.










Drama oculto ... The Eavesdropper. Variaciones


Este escándalo del sótano se parece a un pequeño Rembrandt, todos rojos y amarillos en la oscuridad envolvente. Eso no es casualidad. Maes fue alumno de Rembrandt. El problema era que él, al igual que los otros estudiantes de Rembrandt, no podía acercarse a su maestro para mistificar la Biblia o retratar la profundidad. Maes's An Old Woman Dozing es una versión banal de la madre de Rembrandt . Sus escenas religiosas son tristes, excepto la Adoración de los pastores , donde queda fascinado por el ruinoso establo.

Esta exposición muestra a Maes superando la aplastante influencia de Rembrandt al destacar la realidad. Fue la revolución científica, después de todo, y la era del comercio global holandés. El administrador de cuentas muestra a una mujer dormida en su libro de contabilidad. Sobre ella cuelga un mapa del mundo. ¿Está haciendo los libros para una casa comercial con intereses en Mughal, India y Japón? Las grandes casas que pinta Maes son seguramente las de esos comerciantes. Sus retratos muy realistas incluyen el de Jan de Reus , director de la Compañía Holandesa de las Indias Orientales.




Jan de Reus


Puede ser tentador encasillar a Maes como un materialista grosero que le dio a la élite holandesa lo que quería. Pero esta exposición revela sus profundidades. Sus pinturas de la vida cotidiana son pequeñas novelas o películas mudas. Nos llevan a casas donde todos están espiando a los demás. Lejos de celebraciones complacientes del capitalismo holandés, estos interiores están encantados. El espía se detiene al pie de las escaleras. Por encima de ella, esos pasos giran hacia la incertidumbre. Está atrapada entre la mente y el mundo, escuchando en la oscuridad. Espío, luego existo.
















Nicolaes Maes: el maestro holandés de la Edad de Oro se encuentra en la Galería Nacional de Londres , del 22 de febrero al 31 de mayo.


























miércoles, 26 de febrero de 2020

LOS MÁRMOLES DEL PARTENON: RESTITUCIÓN ?



 Los mármoles del Partenon

Javi Sánchez










Un visitante del Museo Británico contempla los restos del Partenón a 2400 kilómetros de la Acrópolis Ateniense













El Gobierno británico denuncia una cláusula propuesta por la UE que implicaría privar al Museo Británico de su mayor atractivo. Pero la realidad es un tanto distinta.




El Brexit sin acuerdo ha dejado demasiadas negociaciones pendientes. La segunda más urgente es un nuevo tratado de comercio, con el francés Michel Barnier al frente del equipo negociador por la parte europea y el polémico David Frost por la inglesa. La negociación ya era problemática de por sí (Inglaterra quiere ahora un tratado de libre comercio como el que firmaron hace algo más de un año con la UE y Canadá, algo que se aleja de las negociaciones previas), pero una cláusula impulsada por España, Italia, Chipre y Grecia en el borrador europeo ha complicado las cosas. Va dirigida al contrabando de bienes culturales y a evitar el expolio arqueológico de los países mediterráneos, pero desde el lado del Gobierno británico se ha inflado hasta ocupar los 75 metros que rodean la sala más famosa del Museo Británico: los mármoles del Partenón.





La cláusula en cuestión habla de "discutir los asuntos relativos a la devolución o restitución a sus países de origen de los objetos culturales ilegalmente sustraídos". El borrador ha sido filtrado a la prensa inglesa al mismo tiempo que desde el Gobierno británico surgían protestas sobre su contenido, con afirmaciones –recogidas por el Times y el Guardian*– que afirman que dicha cláusula, o cualquier cosa que tenga que ver con la devolución de los mármoles ("algo que no va a pasar") "muestra la falta de seriedad de los negociadores europeos".




La polémica con los mármoles viene de lejos. No sólo por la parte de Grecia, que lleva reclamando su devolución desde el siglo XIX –y con más fuerza desde que en 1981 la actriz Melína Mercouri se convirtiese en ministra de Cultura griega–. 

También desde que el Gobierno británico blindase al Museo Británico en 1963 con una ley a medida en la que, entre disposiciones sobre la dirección del museo, se establecía también que la entidad carece del poder de deshacerse de sus fondos –entre los que se incluyen los mármoles del Partenón– salvo en pequeñas cantidades y de forma excepcional. Es decir, una ley hecha para no devolver los mármoles griegos, los bronces de Benin y hasta las pinturas ganadas a los nazis pero que no eran de los nazis.

El Museo Británico, por su parte, ha emitido un comunicado en el que aceptan la cláusula en lo que al contrabando respecta, declarando “que están comprometidos en la lucha contra el tráfico ilegal de antigüedades en todo el mundo. Colaboramos con las fuerzas del orden para identificar y devolver las obras que llegan de manera ilegal al Reino Unido. Las esculturas del Partenón fueron legalmente adquiridas y nos ayudan a contar la Historia de la Humanidad que ofrecemos en el Museo. Son accesibles a los más de seis millones de visitantes que el museo recibe cada año".




En realidad es todo una cortina de humo para apartar la atención de David Frost, que el lunes soltó un incendiario discurso en Bruselas en el que despreciaba todos los avances hechos hasta ahora y exigía sin contrapartidas un tratado altamente beneficioso para Gran Bretaña. Un discurso al que, entre otras cosas, se le achaca la caída de la libra en estos días y el temor a los mercados ante una actitud "negociadora" que uno de los parlamentarios europeos encargados de gestionar el Brexit, el ex primer ministro belga Guy Verhofstadt, han descrito como "de otro planeta".

En cuanto a la legalidad de la adquisición, el conde de Elgin, encargado del expolio entre 1801 y 1812, se sacó de la nada un recibo del Gobierno otomano –cuyo contrato nunca ha aparecido en el lado turco– y soltó todo un friso de mentiras al Parlamento británico cuando le convocaron para explicar por qué de repente parte de la Acrópolis estaba desembarcando en Inglaterra. De todo ese rostro de mármol, quizás la mejor parte es cuando dijo que había visto con sus propios ojos cómo los turcos expoliaban las tallas del taller de Fidias que decoraban el maltrecho templo de Atenea Partenos. Cuando la realidad es que Thomas Bruce, séptimo conde de Elgin, sólo pisó Atenas cuando la mayor parte de los mármoles ya habían sido robados y enviados a Inglaterra. A donde ni siquiera llegaron todas las piedras sustraídas: parte de ese patrimonio irremplazable descansa desde hace 210 años en el fondo del mar.










*Cada vez que se debate el destino y el futuro de los mármoles, los partidarios de enviarlos de vuelta tienden a recurrir a Lord Byron. En la peregrinación de Childe Harold, el poeta lamenta la reciente remoción de los tesoros de su hogar ateniense con melancolía conmovedora: "El ojo es aburrido que no llorará al ver / Tus paredes desfiguradas, tus santuarios removidos / Por manos británicas". 

Al igual que otros románticos de su época, Byron estaba preocupado por temas de tiempo, lugar e historia, fascinado por las ruinas de las ciudades y los antiguos imperios. 

Por el contrario, el responsable de obtener los mármoles,  Lord Elgin, se benefició con entusiasmo de la vanidad de la Gran Bretaña imperial. Habiendo obtenido el permiso de los ocupantes otomanos de Grecia para eliminar aproximadamente la mitad de la colección de esculturas del Partenón, vendió el resto al parlamento por £ 35. 000 en 1816. La noción autoconsiderada del Londres imperial como la "nueva Atenas" estaba de moda; Elgin convenció con éxito al gobierno, que todavía disfrutaba del triunfo sobre Napoleón en Waterloo, de que poseerlos mejoraría aún más la reputación y el prestigio internacional del imperio

Esa arrogancia parece haber regresado desde el Brexit, a juzgar por algunas de las respuestas hostiles a la intervención griega. Por su parte, la respuesta del gobierno ha sido rotundamente despectiva: "Esto simplemente no va a suceder", dijo un portavoz.

The Guardian.


Ver también: 





















martes, 25 de febrero de 2020

MARIO BUNGE.



Mario Bunge: In memorian*



Nino Ramella
























En su casa en Canadá, el físico y filósofo argentino que acaba de cumplir 100 años cuenta por qué sigue combatiendo a las "pseudociencias", entre las que incluye al psicoanálisis, y por qué se arrepiente de haber sido comunista y también gorila 
¿Qué le parece vernos mañana domingo, a las 15? La invitación de Mario Bunge, una semana después de haber cumplido 100 años, implicó atisbar en el mundo de quien es considerado el filósofo más universalista nacido en Latinoamérica, más precisamente en Buenos Aires el 21 de septiembre de 1919. 




En el hall del edificio de Westmount Park diseñado por Mies van de Rohe donde vive Bunge encontramos casualmente a Marta Cavallo, su segunda esposa. "No me avisó de la entrevista. Siempre me hace lo mismo. Pero suba". 



Junto a la puerta abierta de su departamento esperaba de pie ese apasionado racionalista que escribió unos 70 libros y que dedicó gran parte de ese siglo de vida a concebir una filosofía propia que él llama materialismo sistémico y a combatir encarnizadamente las pseudociencas, en las que incluye al psicoanálisis y medicinas alternativas. 

Su denuncia de quienes llama "macaneadores acríticos" lo han hecho blanco de ácidas diatribas por parte de los señalados. Bunge no retrocede. No le importa cuán solo pueda estar ni los enemigos que se granjee. Convencido de que lo único valioso es la verdad alcanzada con métodos científicos arremete sin hesitación. 
Escuchándolo y leyéndolo se advierte que no es la obcecación lo que lo impulsa sino la plena convicción de lo que expresa. De acuerdo o no con él es difícil no admitir su honestidad intelectual. Nunca intentó morigerar sus afirmaciones con el fin de no molestar. Ahora, a los cien años y en plena lucidez, menos que menos va a andar con remilgos.


Fiel a su irrenunciable búsqueda de la verdad ejerce el rigor contra sí mismo. Se arrepiente de haber sido comunista y también gorila, de haberse opuesto al voto femenino y de haber dedicado muchos años a entender a Hegel, a quien considera un reaccionario. Ateo irredimible, aprecia la tarea del Papa Francisco. Implicado siempre en causas sociales y análisis político, tiene muy mal concepto de la gestión del presidente Mauricio Macri.
Afectado de una sordera que alivia con audífonos y hablando con voz trémula producto de su longevidad se desarrolló el diálogo entre muchos libros de la amplia biblioteca, no sin antes preguntar si estaba despeinado para sacarse fotos. "Desde este estante para abajo son libros de mi autoría. De ahí para arriba son libros en los que escribí algún capítulo".

Doctor, ¿cómo celebró su centenario? (Las tarjetas de felicitación se amontonan sobre la mesa de café).

Me gustó que viniesen a festejar mi centenario tres de mis hijos, dos de mis nietos y dos de mis exalumnos. Recordamos episodios cómicos, comentamos algunos acontecimientos recientes y yo les adelanté algo de mi próximo libro.
Su posición ha sido siempre la de aceptar verdades que se sostengan con evidencias científicas. Sin embargo, el mundo parece hoy más arrastrado que nunca a dejarse llevar por reacciones emocionales y las noticias falsas se difunden para validar prejuicios. 

¿Cómo ve usted este fenómeno? ¿Por qué llegamos a esto?

Usted ve eso debido la influencia del presidente Trump, quien por lo visto no cree en la verdad. Hoy se habla de la posverdad y cosas parecidas. Todo esto se ve amparado por determinados filósofos que se inspiran en Nietzsche y en otros nazis y prenazis como Heidegger. Pero claro, ellos nunca buscaron la verdad. Por eso no la encontraron y por eso dicen que no existe. Pero mucho peor es difundir mentiras, como por ejemplo el racismo. Son mentirosos profesionales y por eso tienen mucho seguidores. Es más fácil seguir a quien dice que no existe la verdad que seguir a quien busca la verdad. Los que buscan la verdad se llaman científicos. Yo no sabría decirle si realmente este es un fenómeno nuevo o viejo. No contamos con estadísticas. No sabemos bien qué fracción de la población cree en esos macaneadores.

Si consideramos que algunos son elegidos democráticamente, deberíamos inferir que en esos casos se trata de una fracción mayoritaria...

Bueno... en algunas partes. En Estados Unidos, seguro. Y claro, Estados Unidos, siendo como es cabeza del único imperio tiene mucha influencia. Pero no seamos tan pesimistas. La mayor parte de la gente vive gracias a que cree en la verdad. Creen que el pan es nutritivo, creen que las vacaciones son necesarias, creen que hay injusticia social... La mayor parte de la gente es normal y sabe que la verdad no solamente es buena en sí misma, sino que es un medio para llegar a la prosperidad o, por lo menos, a ganarse el pan de cada día.
Pero algunas corrientes no racionales, como las religiones por ejemplo, se mantienen vigentes y vigorosas.
Sí, eso es cierto. Pero mire... en la Argentina, a pesar de todo, Sarmiento sigue siendo apreciado. Nadie se atreve a discutir la importancia que tuvo Sarmiento. Uno puede reconocer algunas de sus flaquezas, como por ejemplo que considerara mal a los indígenas. Pero en general se admite que tuvo razón en muchas cosas. No solo fue un hombre muy progresista, sino también un militante muy combativo contra la injerencia de la Iglesia Católica en contra de lo que eran incumbencias cívicas.

¿Cómo ve usted el porvenir de la filosofía de la ciencia?

En este momento está muy mal porque predominan las filosofías oscurantistas o simplemente indiferentes a la ciencia. Entre los indiferentes están los seguidores de Ludwig Wittgenstein, a quien nunca le interesó el conocimiento. Pero hay una cosa cierta y es que la juventud se interesa cada vez más por la ciencia. Justamente acabo de escribir una pequeña alocución a un grupo de estudiantes de Ciencias de la Universidad de La Plata, diciéndoles cuán suertudos que son. Cuando yo empecé a estudiar Física en el año 38, ninguno de mis profesores, ¡ninguno!, hacía investigación. Hoy en día casi todos los profesores titulares de Física son investigadores. Ha cambiado enormemente la cosa. Muy pocos de nosotros nos dimos cuenta de esa carencia, de ese déficit, y nos juntábamos para reunirnos por nuestra cuenta en seminarios tanto en La Plata como en Buenos Aires. Yo participaba de los dos seminarios. Era enormemente estimulante porque teníamos con quienes cuestionar los primeros ensayos que hacíamos. Hoy, los estudiantes son muy suertudos e incluso siguen estudiando, siguen trabajando a pesar de que el gobierno de Macri era contrario a la investigación científica y contó con el rechazo de la comunidad científica.

En su momento usted ponderó el apoyo del kirchnerismo a la ciencia..

Sí, pero si lo consideramos englobado en lo que ha sido el peronismo, fue un apoyo muy parcial porque hay que recordar que los peronistas arruinaron la Universidad, la avasallaron exigiendo la subordinación de los profesores a la llamada Doctrina Nacional. A quienes no acatábamos esa orden nos echaban. Nos impedían incluso que nos ganáramos la vida. No podíamos conseguir trabajo. Por eso el apoyo del peronismo fue ambiguo. Era la ciencia permitida. Ciencia vigilada por el poder político. Más o menos como en Alemania, con la diferencia de que en Alemania había una enorme cantidad de científicos, en particular judíos, que son los que emigraron y fueron a enriquecer la cultura norteamericana. Cuando terminó la guerra, Perón fletó un avión y así vinieron unos 300 o 400 científicos alemanes. Ninguno de ellos prosperó, con excepción de Ronald Richter . Perón se dejó engañar por él y creyó que podría hacer la bomba atómica y con ello controlar el Cono Sur. Lo engañó, aunque Ronald Richter no era un macaneador cualquiera. Tuvo la valentía de tratar de hacer tecnología nuclear en medio del desierto. Pues no lo consiguió y, además, no solo no lo consiguió, sino que por la falta de cemento metió la mula haciendo mezclas con cantidades inferiores de ese insumo, y entonces varios de los edificios que se hicieron en esa época se derrumbaron.

¿Cómo se entiende el peronismo, un partido en el que han convivido expresiones ideológicas de ángulos tan extremos?

Eso me recuerda que cuando Gino Germani se exilió, yo le pregunté: ¿por qué te fuiste de la Argentina? Y me contestó: yo me fui de Argentina porque nunca entendí al peronismo. Y se trataba del sociólogo y politólogo más destacado de todos. Y quien no entiende el peronismo, no entiende la Argentina. El peronismo es un fenómeno único, porque, como usted dice, aunó influencias de todo tipo. Desde fascistas hasta comunistas. Pero lo importante no fueron los hechos marginales. Lo importante es que encabezó un movimiento político enorme, completamente nuevo, original, que nunca se había dado. Gino Germani intentó explicarlo ideológicamente en términos de lo conocido. Pero no pudo. Era un movimiento político totalmente nuevo que no ganaba elecciones porque se declarara comunista o socialista. Las ganó porque llenó un vacío que habían dejado los partidos tradicionales. Ni los radicales ni los socialistas habían logrado lo que Perón logró: que los sindicatos fueran escuchados. Es cierto también que se trataba de sindicatos maniatados, sindicatos dominados por el partido peronista, pero eran sindicatos obreros y por primera vez en la historia argentina hubo un movimiento obrero que llegó a participar del poder. 

Usted fue muy antiperonista. ¿En qué cambió?



Yo reconozco que me equivoqué. Reconozco que tampoco entendí al peronismo, simplemente porque el peronismo atacó a los universitarios y a las universidades, y yo tomé la defensa de eso. Fui gorila. Lo confieso con toda vergüenza, mi iracundia política no llegó a entender al peronismo. Yo recuerdo cuando Perón les decía a los peones rurales que rompiesen los candados de las tranqueras de las estancias. Él mismo no lo tomó en serio, pero animó a los peones a votar por él y no por los conservadores, como pasaba antes. Las elecciones durante el gobierno de Perón fueron libres. Fueron elecciones auténticas. Los conservadores no pudieron levantar cabeza, salvo en la provincia más atrasada: San Luis. 

Usted fue marxista en su juventud y hoy se define como un socialista democrático. ¿Es así? 


Me di cuenta demasiado tarde de que los comunistas no son socialistas. El socialismo significa la socialización de todos los poderes: el económico, el político y el cultural. El socialismo implica la democracia y no la dictadura. Y es la extensión de la democracia al ámbito económico. En la Argentina hubo democracia cultural desde la Ley 1420 de educación gratuita, laica y obligatoria.   Curiosamente, lograda en la presidencia de Julio A. Roca.

Roca fue el único mandatario argentino que se animó a expulsar al Nuncio Apostólico. Es cierto que fue muy contradictorio. Por una parte, hizo la campaña contra los indios y distribuyó entre sus amigos, los ricachos de Buenos Aires, a los prisioneros indígenas. Pero también es cierto que impulsó la Ley 1420 y varias otras iniciativas. No fue del todo malo como nos enseñaron a nosotros. Es decir, fue típicamente argentino: mitad bueno y mitad malo. Sí... típicamente argentino. 

¿Por qué dice usted que la peor pseudociencia es la ortodoxia económica?



Porque es la que más daño ha hecho. Porque la ortodoxia económica, en particular en el Tercer Mundo, proclama el libre comercio con lo cual impide el desarrollo de la industria nacional que no puede competir con la industria importada. Le siguen muy de cerca las pseudomedicinas -como llaman a las medicinas alternativas-, como la homeopatía, la acupuntura, el psicoanálisis y demás macanas. No tienen el apoyo de la experimentación y hacen daño porque mientras tanto la enfermedad sigue su curso y no se detiene con unas pocas gotas homeopáticas. Pero lo peor es que en la Argentina es, como en unos pocos otros países, la homeopatía y la acupuntura se enseñan en la Facultad de Medicina. Y la enseñan médicos. Por ejemplo, en las revistas homeopáticas algunos de los directores de las revistas son recibidos en la Facultad de Medicina. Se cuenta que un médico en la localidad de San Fernando la pasaba muy mal y tenía muy pocos pacientes, hasta que se le ocurrió esconder su diploma de la Facultad de Medicina para que no lo vieran sus pacientes. Así, el negocio prosperó. Entonces un comisario se avivó de eso y le pidió una coima pues de lo contrario lo denunciaría por ejercicio de la Medicina. 

El psicoanálisis que usted confronta, de Freud a la fecha, ha generado cambios en la sociedad... 


El mundo no ha cambiado por Freud, sino por los avances políticos. La liberación sexual no viene a consecuencia de Freud. El psicoanálisis empezó a hacer roncha en la Argentina en los años 20 y la liberación sexual vino 40 años después, en los años 60. Son independientes. Además, fíjese que el psicoanálisis pretende explicarlo todo. Pero una de las cosas que no explica es la sexualidad. La sexualidad está en el cerebro. Sin cerebro no hay sexualidad. No explica absolutamente nada. Pero confunde a la gente. 

¿Qué opina usted de la lucha de las minorías sexuales?

Yo creo que los homosexuales tienen toda la razón al insistir en que la homosexualidad no es innata, sino que se adquiere a muy corta edad. Y tienen toda la razón en exigir que se los trate como a los demás. Ya dijo el papa Francisco: ¡quién soy yo para condenarla!. 

Me llama la atención que un ateo como usted lo cite al Papa. 


Yo soy gran admirador del papa Francisco, excepto en una cosa: en su conducta con los sacerdotes que abusaron de menores. Ahí no lo sigo, por supuesto. Pero es un Papa progresista y que está a favor de la paz. Que está favor no de una política liberal, sino a favor de una política social avanzada. ¡Cómo no voy a estar de acuerdo con él!.

Pero él es la cabeza de una creencia de la que usted no participa. Usted no comparte ese sentido de la trascendencia.

Una cosa es la ideología y otra cosa es la acción política. No todos los políticos siguen a pie juntillas una ideología. Fíjese en la política de Hugo Chavez. En Venezuela, era un gran manipulador. Comenzó su carrera como golpista y luego se aferró a una prédica que lo llevó a la fama como antiimperialista o antiamericanista. No siguió una doctrina determinada. Otros hicieron una buena política como los mandatarios de los países nórdicos y de Alemania y Francia, que impusieron la social democracia. No siguieron a ninguna corriente ideológica y sin embargo instalaron un estado de bienestar que es favorable a todo el mundo.

Los países nórdicos muestran indicadores sociales extraordinarios. ¿Tiene por alguno de esos países alguna predilección?

Por Dinamarca, donde viví un tiempo. Por Suecia y ahora, gracias a uno de mis nietos, también por Islandia. Fue como turista y le gustó mucho. Como yo nunca había ido, le pedí que me informara y él, a los 8 años, se lo tomó muy en serio y me escribió una especie de librito. Llegó a contar 425 ovejas siendo que Islandia tiene poco más de 300 mil habitantes

¿Sabe doctor que en Islandia, como la mayoría desciende de unos pocos vikingos han diseñado una aplicación en los teléfonos celulares que mide el grado de consanguinidad entre personas que se están relacionando, como una manera de prevenir la endogamia?

Mire qué interesante. En ese caso conmigo no hay problemas porque, aunque yo también desciendo de vikingos, mi madre era alemana y la madre de mi padre vasca. De modo que no hay riesgo de endogamia.

¿Su padre era socialista?

Sí. Diputado nacional socialista.

Usted, ¿qué le debe a su padre?

Mucho. Le debo gran libertad. Aunque yo no sacaba buenas notas, él me tenía confianza y nunca me retó. Le debo la pronunciación en francés. Un día me hizo leer un texto en francés y se horrorizó. Él hablaba muy bien francés y alemán. Él me enseñó la pronunciación francesa.

Usted dice que sacaba malas notas, pero yo lo imaginé brillante desde chico...

No. Tuve la suerte de tener padres que me toleraban. Yo me cortaba solo y leía lo que quería. Mi padre me proveía de los libros que yo quería. Iba a la librería, sacaba libros y le mandaba la cuenta a mi padre, y mi padre siempre los pagaba sin chistar.

¿Qué le queda de la Argentina? ¿Qué gusto o qué hábito?

La lectura. Leer este libro, por ejemplo. Es un obsequio de la Cooperativa El Hogar Obrero. [Muestra el ejemplar de Sarmiento, de Miguel Ángel De Marco].
Hace muchos años, me tocó dirigir el Centro Cultural del Instituto de Educación Cooperativa de El Hogar Obrero en mi ciudad, Mar del Plata.
Mar del Plata tuvo un famoso intendente, Bronzini, que fue célebre por fundar treinta y pico de bibliotecas en la ciudad. La única ciudad con 30 bibliotecas en los barrios. Fue el único intendente progresista que tuvo la Argentina.

¿Cuáles son sus lecturas?

En este momento estoy terminando de leer Memorias de un revolucionario, de Victor Serge. Fue revolucionario en Europa y en Rusia. Estuvo muchos años preso y aunque no estoy de acuerdo con todas sus ideas, hay que destacar que fue un hombre muy interesado por la vida de colegas, tanto anarquistas, comunistas o socialistas. Tanto en Francia como en Rusia tuvo mucha importancia en su momento. Yo leo dos clases de cosas. Leo revistas generales, como The New Yorker, y científicas como Science y Nature. También, American Sociological Review, una revista de sociología norteamericana. Admiro a la sociología norteamericana. No existe la sociología marxista. No hay sociólogos marxistas.

¿Sabe algo de la realidad de Rusia? Hay muchas personas nostálgicas de la época soviética...

Seguro. Por supuesto. Se ha instalado allí el peor capitalismo y no le interesa el bienestar de la población. En la época socialista -mal llamada socialista- había por lo menos alguna preocupación por la justicia social. La reacción en la Rusia actual contra el comunismo se debió a que durante esa época no hubo libertad de acción. El individuo no valía nada. Parecía una consiga nazi: tú no eres nada. El pueblo lo es todo. La iniciativa individual no contaba.

¿Se arrepiente de alguna vez haber apoyado alguna idea que le pareció valiosa y después consideró falsa?

Me arrepiento de haber sido partidario del comunismo, de haber sido gorila. Me arrepiento de muchas cosas, pero con arrepentirse no gano mucho.

¿Y se arrepiente de haber apoyado alguna corriente filosófica?

Perdí años y años tratando de entender a Hegel hasta que entendí que Hegel es incomprensible. Es irracional. Hegel es un macaneador e iniciador del contrailuminismo. Era un reaccionario. Todavía no entiendo cómo gente inteligente como Marx y Engels pudieron creer que Hegel era un pensador poderoso. Tampoco puedo entender por qué ingresaron a Ludwig Feuerbach como gran materialista cuando de hecho era un hombre completamente de tercera categoría. Además, en ese momento los grandes materialistas eran franceses, no alemanes. Alemania estaba muy atrasada. Tendrían que haber fomentado la lectura del barón de Holbach, que fue un hombre progresista. Escribió libros naturalistas. En todo caso, me he arrepentido de haber perdido muchos años intentando entender a Hegel. Empecé a comprender un poco de lógica moderna y a leer ensayos de análisis filosóficos independientes hasta que encontré una filosofía propia, que llamo el materialismo sistémico, en suma, un sistema de cosas concretas, entre las cuales está el cerebro, que entre otras cosas inventa concepciones idealistas, inútiles en el mejor de los casos

¿Hay alguna idea nueva, alguna innovación en el campo de la filosofía?

No, nada. A mi modo de ver la filosofía está muerta porque consiste principalmente en investigadores históricos. Hay expertos en Platón, expertos en Heidegger, en Kant... pero no hay una filosofía ajustada a la ciencia, que aprenda de la ciencia. Yo trato ese tema en los más de 70 libros que llevo publicados.

¿De cuántas universidades recibió usted un doctorado?

De unas 20. Pero ninguno de esos doctorados es importante, con excepción del de la Universidad de Salamanca. Casi todas son universidades del tercer mundo.

¿Sigue escribiendo?

Sí, claro. Tengo escrito gran parte de un nuevo tomo que se va a llamar Ensayo y error. Cuando me despierto siempre voy enseguida a anotar alguna cosa.
¿Está enterado de la realidad argentina?
No. Muy poco. Acuérdese que la Argentina no tiene la importancia que tuvo hace un siglo, cuando era un polo de atracción. No en vano llegaron a la Argentina inmigrantes gallegos e italianos, y más adelante otros. Era una tierra de promisión, no menos que Estados Unidos. Hoy en todo el mundo se sabe que la Argentina es el principal deudor del FMI. Eso es lo que ha logrado el gobierno de Macri.
¿Cuándo cree usted que comenzó la decadencia argentina?
¿Cuándo se jodió quiere decir usted? Pues, el 6 de septiembre de 1930, con el golpe de Uriburu contra Yrigoyen. Mi padre participó, desgraciadamente. Luego se arrepintió porque vio en qué degeneró el gobierno surgido el 6 de septiembre. Pero era un poco tarde. En todo caso, él no participó del nuevo gobierno. No lo llamaron ni hubiera acudido si lo hubiesen llamado. Ese fue el momento en que se jodió la Argentina. Fue el primer gobierno fascista en el continente americano. La primera vez que se fusiló a media docena de militantes anarquistas, que eran militantes de pequeños sindicatos. No eran un peligro para nadie. Pero fueron fusilados con el beneplácito de los socialistas que apoyaban aquel gobierno.

Un científico, un intelectual, ¿puede involucrarse y tomar partido en la política o debe preservar su neutralidad crítica?

El intelectual es o debiera ser un ciudadano del mundo: tomar partido solo por causas grandes, nunca por causas pequeñas y perecederas. Uno de mis logros es haberlo convencido a Facundo Manes de que no se comprometiera con el partido radical. Espero que no lo hayan capturado.

¿Qué ha quedado de la teoría de la evolución continua de la humanidad? Hoy vemos a Trump presidente de Estados unidos, a Bolsonaro presidente de Brasil... Estamos retrocediendo.

Es completamente cierto. Pero también es cierto que en Europa, a pesar del renacimiento de partidos de extrema derecha, ha habido una evolución progresiva. El estado llamado de bienestar se ha fortalecido.
Hay un movimiento del feminismo, de mujeres peleando por sus derechos. ¿Cómo lo ve usted?
Muy bien. Ahora... le comento que en su momento, como el feminismo era llevado adelante por Perón y Evita, los gorilas estábamos en contra del voto femenino. Estaba en contra sin decirlo, pero yo tenía el temor de que las mujeres fueran engañadas por los curas. Que fueran a votar por lo que les dijeran ellos. Y no fue así. Las mujeres votaron por candidatos peronistas porque eran los que defendían la igualdad de derechos.

¿Le quedan deudas personales o profesionales en su vida?

Me quedan muchas deudas. He sido ayudado por mucha gente que me ha permitido comprender la realidad, aunque no la realidad política. Mucha gente me ha ayudado, por ejemplo durante los años peronistas en los que no podía trabajar, consiguiéndome alumnos para poder darles clases y así poder ganarme la vida. Hace poco recuperé a uno de ellos, Daniel Amati, que es profesor en Italia. Era alumno mío cuando era estudiante en el secundario. Y después fue alumno mío en la Universidad, cuando yo era ayudante de trabajos prácticos. Conseguí su dirección, le escribí y me escribió de vuelta. Todos nosotros tenemos deudas para con otra gente.

Muchos lo consideran la persona más importante en su campo...

No. Yo no soy importante para nada. Basta ver la indiferencia con la que me trata la Facultad de Filosofía de la UBA, donde fui profesor. Aguanté cinco o seis años ahí. Una vez me invitaron a dar una conferencia y nunca más lo hicieron. Se dieron cuenta del error que habían cometido. Yo, en esa oportunidad, hablé en contra de la filosofía dominante.

¿Le sigue pareciendo mal que Juan José Sebreli se enoje con el fútbol?

Me parece muy mal, pero posiblemente Sebreli se refiere al fútbol comercial. Creo que el fútbol es un deporte hermoso e inteligente que propende a la cooperación. Es un juego cooperativo.

¿Usted lo conoció a Ernesto Sabato en la Facultad en La Plata?

Sí. Ernesto Sabato, cuando yo lo conocí, era muy entusiasta de la física y era muy accesible con los estudiantes. No era profesor, pero era el único docente accesible. Uno podía preguntarle cualquier cosa. Nunca fue tímido y nunca escatimo´ una respuesta. Y nos ayudó, aunque no mucho porque él nunca hizo investigaciones. Éramos muy amigos. Nos respetábamos. Una vez me llamó a la una de la mañana y me preguntó si yo tenía las obras completas de Liebniz de la edición de la Academia. Y cuando le dije que no, me dijo ¡cómo un filósofo no tiene las obras completas de Leibniz!... y me cortó.

A la despedida se une Marta Cavallo, aquel amor 19 años menor, que es su pareja desde hace más de 60 años. Enmarcado por libros y más libros, ese hombre de ojos celestes bajo una frondosa cabellera se despide de LA NACION revista. Mario Bunge, a quienes muchos consideran el argentino más destacado de todos los tiempos en los ámbitos científicos.










Mario Bunge, falleció, a los 100 años, en Montreal, Canadá, donde residía desde hacía más de 50 años.
Esta nota pertenece al diario La Nación, noviembre de 2019. Mario Bunge  fue, es y será uno de los grandes científicos  y pensadores del mundo y  de la Argentina.