lunes, 30 de marzo de 2015

POEMA





Llevo tu corazón conmigo.


E. E. Cummings 












Llevo tu corazón conmigo,
lo llevo en mi corazón.
Nunca estoy sin él
donde quiera que voy, vas tú
amada mía,
y lo que sea que yo haga
es tu obra.
No temo al destino,
ya que tu eres mi destino.
No quiero ningún mundo,
porque tu eres mi mundo, mi certeza.
Y eso es lo que eres tú.
Lo que sea que una luna
siempre pretendió,
lo que sea que un sol quiera ser.
Este es el secreto más profundo
que nadie conoce.
Esta es la raíz de la raíz, 
el brote del brote, 
el cielo del cielo
de un árbol llamado vida,
que crece más alto
de lo que el alma puede esperar
o la mente ocultar.

Es la maravilla que mantiene
a las estrellas separadas.
Llevo tu corazón.
Lo llevo en mi corazón.













viernes, 27 de marzo de 2015

ALTAMIRA






El Patronato de Altamira abre la cueva a visitas controladas











La Cueva de Altamira, patrimonio de la Humanidad de la Unesco y uno de los monumentos prehistóricos más importantes del mundo, podrá recibir visitas, controladas y muy reguladas, de forma indefinida mientras no se aprecie que afectan a la cueva. Su Patronato anunció que una vez a la semana, y por sorteo, cinco personas podrán entrar en la cueva durante 37 minutos, acompañados por dos guías. Durante el último año, dentro de un programa experimental, se ha mantenido este régimen de visitas para comprobar los efectos de la presencia humana sobre las pinturas. A partir de ahora, ya no formarán parte de un experimento: por sorteo, y durante unos minutos, los bisontes serán públicos pese a las protestas de numerosos expertos en Prehistoria.

Altamira, situada en el norte de España cerca de la localidad de Santillana del Mar, se ha convertido esta tarde en la única cueva prehistórica decorada de esa importancia abierta al turismo en Europa. El primer grupo de cinco personas entrará el primer viernes después de Semana Santa, el 10 de abril.


Interior de la cueva







Las conclusiones de un plan de conservación preventiva encargado por el Ministerio en los últimos dos años y dirigido por el francés Gael de Guichen indicaban que la presencia de visitantes en la cueva no afecta a las pinturas y que el proceso de deterioro que sufre el monumento se debe a causas naturales. Para la elaboración de este informe se llevó a cabo durante un año, a partir de febrero de 2014, un programa de visitas experimentales para medir el impacto sobre la cueva. En total han entrado 250 personas.
Sin embargo, un estudio anterior del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), elaborado durante doce años bajo la dirección de dos de los mejores expertos en cuevas con pinturas parietales del mundo, Sergio Sánchez-Moral y Cesáreo Saiz-Jiménez, establecía que la presencia humana dañaba irremediablemente las pinturas. "Cualquier umbral de riesgo se ha superado" afirmaba sobre la presencia humana en la cueva. Según este trabajo, que pese a haber sido entregado en 2009 sólo está disponible en la web del Ministerio desde el pasado lunes, el mayor peligro eran microorganismos fotótrofos, que se alimentan de la luz.
Las pinturas de Altamira, que tienen unos 18.000 años de antigüedad y fueron descubiertas en 1879, sólo pueden compararse en importancia a dos cuevas del sur de Francia, Lascaux y Chauvet, donde transcurre el documental La cueva de los sueños olvidados. Las tres son patrimonio de la Humanidad de la Unesco y las tres tienen reproducciones exactas para que puedan ser visitas –la de Chauvet será presentada al público a principios de abril–. Las cuevas francesas están cerradas a cal y canto, Lascaux porque las pinturas sufrieron una crisis tan grave que estuvieron a punto de perderse y Chauvet, descubierta muy recientemente, en 1994, porque no llegó a estar nunca abierta al público.
El Departamento de Prehistoria de la Universidad Complutense envió en enero una carta a la Unesco extremadamente crítica con la gestión de la cueva, en la que aseguraba que “que el nuevo Programa del Ministerio de Cultura de España, un plan que incluye la apertura de la cueva a los visitantes, plantea cuestiones importantes de la conservación y pone en peligro un legado frágil de suma importancia para la comprensión de la sociedad paleolítica”. La misiva, firmada por 17 profesores, ha recibido el apoyo del Instituto de Historia del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), que agrupa casi 70 investigadores. "España tiene la obligación de estudiar científicamente la cueva para difundir los conocimientos adquiridos en este tipo de estudios y para preservar este patrimonio para las generaciones futuras", prosigue la carta, disponible en Internet en la web del Departamento.
La Unesco respondió la semana pasada a esta carta y asegura que “seguirá el asunto de cerca”, según indicaron fuentes del Centro del Patrimonio Mundial.
El Ministerio de Cultura respondió el pasado martes a la carta de los historiadores con una misiva enviada al español Alfredo Pérez de Armiñán, director general adjunto de la Unesco, en la que asegura que "el programa de conservación preventiva ha ampliado enormemente el conocimiento de la cueva y los procesos que se desarrollan en ella". "Fruto de estos estudios es la constatación de que el mayor riesgo y la principal causa de deterioro de las pinturas rupestres no son, como se pensaba antes, la presencia humana o la actividad microbiológica, sino el lavado de la superficie de las pinturas por el agua que continuamente gotea en el interior de la cueva", prosigue la carta enviada a la Unesco. 
El Ministerio concluye en su comunicación a la Unesco: "A partir de los datos obtenidos en un ciclo completo de un año, la Comisión de seguimiento del Plan de Conservación preventiva ha considerado que la visita de público controlada y limitada es compatible con la conservación de la cueva". "Se trata tan sólo de que una pequeña parte del tiempo admisible de acceso a la cueva sea destinada a los ciudadanos, aunque preservando la mayor parte para conservadores e investigadores", continúa el texto.
La mayoría de los expertos en Prehistoria del mundo consideran que es muy peligroso abrir las cuevas porque pueden desencadenarse procesos de deterioro sólo visibles al cabo de muchos años, como ocurrió en Lascaux. El investigador Lawrence Guy Straus, catedrático del Departamento de Prehistoria de la Universidad de Nuevo México y director del Journal of Anthropological Research, que recibió en 2012 un homenaje de la Sociedad de Prehistoria de Cantabria y no ha participado en ninguno de los dos informes, afirmó  que “sobre Altamira hay siempre polémica por las visitas y los cierres”. “No creo que sea conveniente para la conservación de la cueva abrirla al público. Es una herencia única que tiene más de 14.000 años. Cuanto más se hable de abrir y más se abra, más presión pública habrá para abrir más y más. Hay que aprender de las lecciones del pasado. Las cuevas con arte paleolítico son muy frágiles y hay que ser muy conservadores en su gestión. Por esto hay una excelente replica de Altamira”.






miércoles, 25 de marzo de 2015

ALDO SESSA: FOTÓGRAFO






Aldo Sessa, el hombre detrás de la cámara

 María Paula Zacharías









Aldo Sessa lleva más de 50 años detrás de una cámara registrando la historia, el país y su gente. En su estudio del pasaje Bollini, está repasando su enorme archivo para un libro antológico sobre su obra que editará un sello de Estados Unidos, donde también realizará una muestra. De regreso de una Nueva York nevada, sigue fotografiando a Buenos Aires. Ahora, parte de su obra integrará la colección Grandes Fotos - Grandes Fotógrafos.
En esta entrevista sin preguntas, habla sobre grandes temas de su obra.
Los retratos. -Estoy haciendo una edición de retratos y vamos por el 1100... De esas, por lo menos 100 fueron fotos inolvidables. Recuerdo una vivencia particular con cada persona. Algunas muy fugaces, otras que me han marcado en largos diálogos y también retraté gente con sensaciones ríspidas. Sentís una atracción y buscas el contacto porque sabés que es la forma de meterte en la otra persona. Llegás con la certeza de que buscás tal foto, como un cazador. Es un mecanismo visual y mental, que pasa por el corazón y el dedo.


Manuel Mujica Laínez.


Adolfo Bioy Casares
El tiempo. -El mío es un archivo gigantesco. Siempre enfrenté el día con la fascinación de que podía ser ese día. Siempre miré muy para adelante. Durante los primeros 25 años no tenés conciencia de que el tiempo pasa. Lo peor es centrarse en el pasado, es un error menor centrarse en el futuro, pero es muy fugaz el presente. Hay que vivir el momento pero en proyección. Luego, cuando envejecés y tenés una porción de tiempo tan grande para analizar qué has hecho, te encontrás con que tenés el tesoro personal de la búsqueda de una vida. Y te sentís muy enamorado de todo lo que hiciste, encontrás cosas que ni te acordabas de haberlas hecho... y la vida se vuelve fascinante. Es como si te pararas y vieras pasar la historia a tus pies. Volvés a la gran sesión, que es ver tu pasado al recorrer tu archivo. Ves cómo horadaste la piedra. Y la maravilla de la fotografía es que congelás para siempre un momento.






El país. -Yo busqué el alma del país y creo que entendí cuál es. Tengo un punto de vista de cuáles son los íconos visuales, que contienen las personas, los paisajes, la ciudad, personajes como el gaucho, el Teatro Colón, los artistas, los escritores, la arquitectura, los graffiti, La Boca, el tango. Me enamoré de los árboles, las flores. Aprendí mucho con Silvina Ocampo, Manucho, el arquitecto Peña, Güiraldes, Borges. Todo ese recorrido generó en mí un sentimiento enorme por este país, que es maravilloso. El punto débil es que la mayoría de los argentinos no lo conoce. Hay una visión muy unitaria de la argentinidad.

Buenos Aires: La Boca:1991

Rastra

Alpargata-espuelas
Ser fotógrafo. -Es quien sabe ver lo que no ve la mayoría. Entrena su mirada y actúa en conjunción con su sensibilidad. La mirada está por encima de la técnica. Es una especie de mago. Crea situaciones, maneja la luz y controla las imágenes con su percepción. Lo que ahora me pasa es que cuando hago una foto voy con la convicción de que la voy a poder hacer y que va a ser una gran foto. A veces no lo logro, y repito la ocasión. Ahora estoy volviendo a mis viejas cámaras, unas Roliflex del 53 y del 70. Siempre uso una Leica también y alguna digital que a veces cumple su función. Pero estoy centrado en seguir haciendo película, porque en el circuito internacional del arte el papel sigue teniendo un lugar privilegiado.



Colección. -No tengo afán de coleccionista, sino de rescatista. Cuando empecé a coleccionar cámaras y fotos rioplatenses antiguas, lo hice pensando que estaba haciendo algo por el país, porque esas cámaras se las iban a llevar los extranjeros. Me pareció una obligación moral comprarlas en la medida en que me fueran accesibles. Cumplimos la misión. No se venden. Algún día estarán disponibles para que las disfrute mucha gente.

Tres fotos argentinas (acompañarán la primera entrega de la colección). -El ritual del mate es una ronda de quince gauchos en Goya, Corrientes. Yo la estaba registrando desde arriba de un caballo, y vi la generosidad del cebador que circulaba de mano en mano. Bajé y ese rito fue la foto. La del tango fue parte de un libro que hice con Enrique Cadícamo a sus 96 años. Él la describió en una frase: una pareja en plena combustión, estrechada en el cálido abrazo que es cerrojo del amor. La del Obelisco es una más de muchas que hice de charcos, que son espejos, porque yo miro mucho las veredas, lo mismo que hacia arriba. Las plantas bajas están casi todas destruidas.



















Fuente: La Nación. Buenos Aires. Argentina



Actualización: Ver https://www.lanacion.com.ar/2113619-aldo-sessa-abre-su-mundo
Miss Musa











jueves, 19 de marzo de 2015

EL FIN



Últimas noticias del fin del mundo

Miguel Ángel Criado






El fin del mundo ha sido siempre patrimonio de la religión y, ocasionalmente, de Hollywood y sus películas de catástrofes. Sin embargo, la ciencia va acumulando datos y empieza a tomarse en serio los riesgos de que un fenómeno natural o provocado por los humanos pueda acabar con la civilización. Un reciente informe detalla los 12 grandes riesgos que podrían provocar el Apocalipsis anunciado en los textos sagrados o en las salas de cine.
"La mayoría de los guiones de Hollywood exigen heroicos esfuerzos para salvarnos y los grupos religiosos milenaristas le buscan un significado trascendente a estos desastres", dice el investigador del Instituto para el Futuro de la Humanidad de la Universidad de Oxford (IFH) y coautor del informe, Stuart Armstrong. Sin embargo, para la ciencia, "estos riesgos son principalmente cuestiones que pueden reducirse a conceptos nada glamorosos, como la eficiencia energética, y la mayoría no tienen ningún significado o racionalidad detrás", añade.
El IFH y la Fundación Retos Globales, basada en Suecia, han recopilado todo lo que la ciencia sabe sobre estos posibles cataclismos con tan poco encanto. Una treintena de expertos repasaron centenares de libros y artículos científicos hasta obtener un listado con los eventos que podrían acabar con la civilización humana, incluso con la propia existencia de los humanos. El informe 12 riesgos para la civilización humana hace hasta una estimación de la probabilidad de que alguno suceda en los próximos 100 años.
Unos peligros, como el cambio climático o la guerra nuclear, llevan tiempo entre nosotros. Otros son tecnologías emergentes que podrían tener un lado oscuro, como la inteligencia artificial o la biología sintética. Y algunos siempre han estado ahí y en el pasado provocaron grandes extinciones sobre la Tierra, como el impacto de un gran asteroide o la erupción de un super volcán. Además, entre varios de ellos podrían existir conexiones que agravaran el resultado final, haciendo imposible la vida sobre el planeta, al menos tal y como se conoce.
Lo que enseguida llama la atención en la lista es que la mayoría de los enemigos de la civilización humana han nacido dentro de ella. Solo en dos eventos, el impacto de un gran asteroide o la erupción de un supervolcán, los humanos tienen poco que ver. Incluso en el caso de una pandemia global, hay un factor humano llamado globalización. En el pasado, epidemias como la peste negra o la gripe española no fueron apocalípticas porque el mundo no estaba tan conectado como hoy.
"En la actualidad, los riesgos tecnológicos, especialmente la biología sintética, la inteligencia artificial y la nanotecnología, parecen suponer una mayor amenaza que los riesgos naturales, con la posible excepción de las pandemias", dice Armstrong. "La guerra nuclear también es una gran amenaza y es un riesgo antropogénico aunque no sea estrictamente de origen tecnológico", añade este experto en inteligencia artificial y riesgos globales.
La lista de los 12 jinetes del Apocalipsis no ha sido elaborada siguiendo un orden jerárquico, según su mayor o menor probabilidad o intensidad. La encabeza el cambio climático al que los investigadores le añaden el adjetivo de extremo. Es el prototipo de riesgo antropogénico o endógeno. El progreso humano no ha sido mayor en la historia como desde la Revolución Industrial y las revoluciones científicas asociadas a ella. Creación de riqueza, elevación general del nivel de vida, mejora de las condiciones sanitarias...
Pero cuando la máquina de vapor de James Watt echó a rodar, en la atmósfera había unas 300 partes por millón de dióxido de carbono, el principal gas que está calentando el planeta. En el verano de 2013 se superó la cifra de 400, algo así no había pasado en los últimos 800.000 años. Los distintos escenarios dibujados por los expertos climáticos mantienen que una subida de las temperaturas de no más de 2º para final de siglo, permitiría a los humanos vivir casi como si nada hubiera cambiado. Pero, como recuerda este informe, hay escenarios más extremos, donde la temperatura media global podría subir hasta 6º. Una temperatura así provocaría una reacción en cadena: los países tropicales serían los más afectados, la sequía y la hambruna generarían caos social y emigraciones masivas a regiones más templadas, en las que también su industria agroalimentaria colapsaría... "Es improbable pero no imposible", dicen los autores del informe.
El estudio trabaja con situaciones que estadísticamente tienen pocas posibilidades, pero las tienen. "La probabilidad de que algún asteroide impacte sobre la Tierra es una certeza, la probabilidad de uno peligroso es mucho, pero mucho más baja", recuerda Armstrong. Aquí no hay azar, hay certidumbre. ¿Qué acabó con los dinosaurios si no un meteorito? La colisión de un gran asteroide de cinco kilómetros o más de diámetro sucede cada 20 millones de años, millón arriba o abajo. Con esas dimensiones, el impacto podría liberar la energía de 100.000 bombas atómicas. Solo el choque arrasaría un área equivalente a los Países Bajos.
Pero lo peor vendría después. A diferencia de las historietas contadas en películas como Deep Impact de 1998, el problema no es el impacto sino sus consecuencias posteriores. Ingentes cantidades de polvo se elevarían hasta las capas altas de la atmósfera, impidiendo el paso de los rayos del Sol. Sería un invierno de decenios que afectaría a toda la biosfera. En 2013, la NASA estimó que las probabilidades de que el Asteroide 2013 TV135, de unos 400 metros de envergadura, choque contra la Tierra en 2032 es de una entre 63.000. Una probabilidad similar a la de morir por la caída de un rayo y a nadie se le ocurre guarecerse bajo un árbol cuando truena.
La idea del invierno es muy recurrente entre las consecuencias de varios de estos eventos que los científicos llaman impactos de consecuencias infinitas. Es el caso del invierno nuclear o el volcánico. Los traps siberianos (formaciones de basalto del norte de Siberia) son el fruto de una de las mayores erupciones volcánicas de la historia geológica del planeta sucedida hace unos 250 millones de años. Miles de kilómetros cúbicos de material fue proyectado a la atmósfera, generando un larguísimo invierno volcánico que provocó la extinción masiva que marca la transición entre el periodo Pérmico y el Triásico. Según los registros geológicos, una erupción con capacidad apocalíptica se produce en un rango temporal mínimo de cada 30.000 años y máximo de 700.000 años, según el informe.
Las enormes magnitudes temporales explican en parte lo que los autores del estudio llaman invisibilidad del problema. Los humanos no se han enfrentado nunca al Apocalipsis y psicológicamente lo ignoran, entre otras cosas porque no habría nadie para contarlo. "La gente entrena su sentido común de cada día sobre la experiencia e interacción con el mundo. Como los grandes desastres son afortunadamente raros, no desarrollamos una experiencia sobre ellos. Por eso sus impresiones sobre estas amenazas se basan a menudo en lo que encuentran en la cultura popular, como las historias de Hollywood y las profecías religiosas", recuerda el investigador británico.
El lado oscuro de las tecnologías emergentes

Sin embargo, la ciencia no se puede quedar ahí. En los últimos años, además del IFH y la Fundación Retos Globales, se han puesto en marcha otras fundaciones e institutos dedicados a vigilar qué puede acabar con la civilización humana y cómo mitigar esos peligros. Es el caso del Fondo Skoll para las Amenazas Globales, el Centro para el Estudio de los Riesgos Existenciales de la Universidad de Cambridge o el Instituto Riesgos Catastróficos Globales (GCRI), de Estados Unidos. Ninguno de ellos tiene más de cuatro años.
En diciembre pasado, Stephen Hawking declaraba a la BBC que "el desarrollo de la inteligencia artificial plena podría significar el fin de la raza humana". Para el genial físico, "los seres humanos, limitados por la lenta evolución biológica, no podrían competir, y serían reemplazados". El momento en que la inteligencia artificial supere a la humana es lo que los robóticos llaman singularidad y algunos científicos, como el filorrobótico y asesor de Google, Ray Kurzweil, incluso le han puesto fecha: en algún momento de la década de los 30, las máquinas superarán a los humanos.
Hace unas semanas, una carta firmada por centenares de científicos y tecnólogos apostaba por un desarrollo responsable de la inteligencia artificial, donde, entre otras cosas, el avance en la ética de las máquinas vaya parejo con el tecnológico para que nunca sean una amenaza para sus creadores. Pero, aún no hay iniciativas similares para otros dos campos emergentes, como son la biología sintética y su promesa de crear organismos artificiales o la nanotecnología sobre los que el informe advierte. Y en los tres casos, no habrá que esperar miles de años para ver su lado oscuro.
El informe del Instituto para el Futuro de la Humanidad y la Fundación Retos Globales no lo explicita pero hay un decimotercer peligro que sobrevuela sobre los otros doce y es el de la ignorancia. Ya sea por la incapacidad para valorar económicamente un evento tan catastrófico, por su baja probabilidad a corto plazo o la psicología humana, tanto los políticos como buena parte de la comunidad científica no se toman muy en serio los riesgos. Y esa desidia es lo que, para los autores, explica buena parte de la imagen popular y acientífica del Apocalipsis.*





*Los 12 jinetes del Apocalipsis
El informe de la Fundación Retos Globales se centra en 12 grandes amenazas que podrían acabar con la civilización humana.
Riesgos actuales
1. Cambio climático extremo
2. Guerra nuclear
3. Catástrofes ecológicas
4. Pandemias mundiales
5. Colapso del sistema mundial.Riesgos exógenos
6. Impactos de grandes asteroides
7. Supervolcanes.Riesgos emergentes
8. Biología sintética
9.Nanotecnología
10. Inteligencia artificial
11. Riesgos inciertos. Riesgo de las políticas mundiales
12. Mala gobernanza mundial en el futuro







lunes, 16 de marzo de 2015

POEMA







Este miedo de ti, de mí... de todo...

Julia Prilutzky Farny 








Imagen: Andre Kohn 







Este miedo de ti, de mí... de todo, 
miedo de lo sabido y lo entrevisto, 
temor a lo esperado y lo imprevisto, 
congoja ante la nube y ante el lodo.
Déjame estar. Así. ¿No te incomodo?... 

Abajo ya es la noche, y hoy has visto 
cómo acerca el temor: aún me resisto 
pero me lleva a ti de extraño modo.
Déjate estar. No luches: está escrito.
Desde lejos nos llega, como un grito
o como un lerdo vértigo rugiente.


Me darás lo más dulce y más amargo: 
una breve alegría, un llanto largo... 
sé que voy al dolor. Inútilmente.














jueves, 12 de marzo de 2015

HIELO E HISTORIA



2.000 años de historia de Sudamérica escritos en el hielo

MIGUEL ÁNGEL CRIADO


El hielo se obtuvo del Nevado Illimani, un glaciar situado a 6438 metros de altura, que domina el altiplano boliviano. 


Buena parte de la historia de América del Sur está escrita en el hielo. El análisis de un glaciar milenario del altiplano boliviano muestra una correlación entre la presencia de plomo en el agua helada y el auge y caída de las civilizaciones preincaicas, del propio Imperio inca y la llegada de los españoles. Este material da pistas de la fiebre de la plata que afectó a todos esos pueblos.

Situado a casi 6.500 metros de altura, el Nevado Illimani, cercano a La Paz, domina todo el altiplano boliviano. A esa altura, recibe precipitaciones tanto de aguas procedentes del lejano Atlántico como del Pacífico. Aguas que, en su camino, capturan el polvo en suspensión de las zonas que atraviesan. En 1999, una expedición científica francosuiza extrajo dos tubos de casi 139 metros del hielo acumulado en el glaciar durante milenios. Cortado en segmentos de unos 70 centímetros, cada bloque es como una porción congelada del tiempo.
Un tubo de hielo de 138 metros extraído del glaciar Illimani (Bolivia) ha permitido estudiar el plomo liberado en la obtención de plata
 durante siglos.
Ahora, un equipo también helvético ha analizado la presencia de distintas partículas en uno de los tubos. Usando la técnica llamada de espectrometría de masas, pudieron medir con gran exactitud la presencia relativa de elementos químicos, detectando incluso las distintas variaciones (isótopos) de un mismo elemento. Su objetivo principal era el plomo. Este material altamente tóxico es un metal pesado que se encuentra en bajas cantidades en el aire en suspensión. Y si aparece en mayor proporción es que está la mano del hombre detrás.
"Las muestras de hielo son grandes archivos para estudiar la historia del clima, las emisiones de gases de efecto invernadero, incendios forestales, erupciones volcánicas y la emisión de un sinfín de contaminantes del aire", dice la investigadora del Instituto Paul Scherrer y coautora del estudio Anja Eichler. Con la técnica usada podían además diferenciar entre el plomo de origen natural presente en el polvo atmosférico y el antropogénico y, dentro de este, el provocado por la metalurgia de la plata o el procedente de la combustión de los motores a gasolina.
Partiendo de un nivel reducido y más o menos estable de plomo en el hielo de hace 2.000 años, los climatólogos se metieron a historiadores. Vieron que a lo largo de la historia, se han producido tres grandes picos de acumulación de este metal. Así, comprobaron como, alrededor del año 450, aparecían los primeros registros de origen antropogénico de plomo y la proporción se mantenía elevada durante unos 500 años, hasta el 950.
Durante ese lapso se produjo la aparición y auge de dos civilizaciones preincaicas. Por un lado, en el altiplano boliviano se desarrolló la civilización liderada por la ciudad de Tiahuanaco, a unos 100 kilómetros del glaciar Illimani. Más al este, en la parte occidental de lo que hoy es Perú, apareció la ciudad de Huari, a unos 700 kilómetros del Nevado. A pesar de la distancia, el paso de ambas civilizaciones por la historia quedó en el hielo.
Como los imperios posteriores, estos pueblos deseaban la plata. Extraída de las minas en forma de mineral combinado con otros metales, como el plomo o el cobre, los tiahuanaco lo fundían y dejaban oxidar en un proceso llamado copelación. La mayor parte del plomo se evaporaba, dejando la plata aislada. Es ese plomo el que aparece atrapado en el hielo.
Sin embargo, tal y como publican en la revista Science Advance, los niveles de este metal vuelven a reducirse a mediados del siglo X, fecha en el que tanto la cultura tiahuanaco como la huari empiezan a languidecer. Los historiadores han postulado varias teorías sobre la caída de estas civilizaciones preincaicas. Que si un enfrentamiento entre ellas, que si revueltas en el interior, una larga sequía... o una combinación de ambas.
"Hemos encontrado una polución por plomo antropogénico provocado por la metalurgia de la plata durante el periodo tiahuanaco. La caída de los niveles de plomo después de esa fecha tiene conexión con la fuerte subida de las concentraciones de polvo, de cerio por ejemplo. Estas concentraciones de polvo entre 1000 y 1400 son las mayores del registro de los últimos 2.000 años, lo que indica que fue una época muy seca", explica Eichler. Así que el hielo confirmaría la idea de que una sequía de siglos pudo influir en el destino de Tiahuanaco y Huari.
Incas, españoles y el Cerro Rico de Potosí
Hubo que esperar al Imperio Inca para que los niveles de plomo en el hielo de Illimani volvieran a subir. Los incas usaban un sistema de hornos (huayra) para fundir el mineral aprovechando el viento del altiplano para facilitar la fundición. Con la llegada de los españoles, las cosas no cambiaron en un principio. Ni siquiera cuando los conquistadores descubrieron el Cerro Rico de Potosí, la que sería la mayor mina de plata del mundo. Los europeos, además de usar a los americanos para explotar la mina, copiaron el sistema de huayras.
Sin embargo, a partir de 1570, los niveles de plomo en el hielo volvieron a descender hasta niveles casi naturales. ¿Qué pasó? Pues que los españoles empezaron a usar mercurio para separar la plata del resto de metales y este es un proceso en frío, por lo que la emisión de plomo a la atmósfera se redujo al mínimo. En el Potosí se llegaron a usar 45.000 toneladas de mercurio. Solo el aumento del precio de este material o la apertura de otras minas en la zona explicarían algunos picos puntuales de acumulación de plomo en los siguientes siglos.
Es a finales del siglo XIX cuando el hielo vuelve a llenarse de plomo. Los registros coinciden con el proceso industrializador que vive toda la zona andina. Pero, en Bolivia en particular, se inicia el auge de la extración de estaño, metal del que la nación boliviana sería el principal exportador y, aún hoy, uno de sus tres mayores productores. Como sucede con la plata, el estaño, obtenido de minerales como la casiterita, se presenta con otros metales, entre ellos el plomo.
Pero el mayor aumento de concentración de plomo en el Nevado Illimani, unas tres veces más que en épocas pasadas, se produce a partir de los años 60 del siglo pasado. Es la era de la explotación del cobre pero, sobre todo, la del automóvil y su gasolina con plomo. Es interesante comprobar como estos altos niveles fluctúan en función de la prohibición paulatina de este combustible en favor de gasolinas sin plomo en los distintos países.

Brasil fue el primer país de la zona en apostar por gasolinas limpias, con una transición que culminó en 1991. Y esto se nota en un progresivo descenso del plomo y otros materiales de combustión en el registro del hielo. Pero, como fue en 1999 cuando le arrancaron el trozo al glaciar, no hay datos de la última década, cuando Perú, Chile o Bolivia también dejaron de usar la gasolina sin plomo.





martes, 10 de marzo de 2015

IMAGEN: VERDADES Y MENTIRAS






Las verdades del Photoshop
José Luis Pardo







Montaje realizado por el fotógrafo Brian Walski, de 'Los Angeles Times'. Combinó con Photoshop
 las dos primeras imágenes, originales, en las que un soldado británico habla con civiles durante 
la guerra de Irak, para crear la tercera. Fue despedido.

En los inicios del pop art, los primeros artistas y críticos británicos que intentaban explicar el movimiento en el que se habían visto envueltos utilizaban un argumento que hoy nos resulta familiar: nosotros —venían a decir— somos nativos de una cultura nueva con respecto a la de nuestros antecesores, nos hemos alimentado visualmente de unas imágenes que, por primera vez en la historia, no son ni pretenden ser imágenes tomadas del natural, sino que han sido producidas industrialmente y con fines comerciales, las imágenes de la cultura de consumo de masas, del cine, la televisión y la publicidad, que se convirtieron en la década de 1960 en la atmósfera iconográfica dominante en las sociedades del capitalismo avanzado. 
Como escribió alguna vez Gilles Deleuze, la imagen fotográfica así producida a escala masiva no tenía la pretensión de competir con la pintura en la representación de la realidad, aspiraba a algo más: quería reinar sobre la vista, colonizarla enteramente. Y, sin duda alguna, lo ha conseguido, aunque este imperio se haya vuelto un poco ambiguo hoy, cuando se cumplen 25 años del nacimiento de Photoshop, el programa informático que puso el retoque fotográfico al alcance de cualquiera.
La fotografía conquistó históricamente su prestigio documental a fuerza de humildad: mientras que la pintura requería la mano magistral del sujeto y la interpretación del espíritu artístico, ella se conformaba con ser una simple reproducción mecánica de lo visible, y por ello se presentaba como una garantía de objetividad que permitía captar lo que pasaba inadvertido al ojo, y por eso tuvo enseguida aplicaciones técnicas y científicas. Pero también las tuvo propagandísticas y comerciales, y gracias a ellas hemos aprendido que ese supuesto prestigio debe ser matizado. Igual que nuestros antepasados creyeron en algún momento que la escritura era una prueba de fidelidad, hasta que comprendieron que todo lo escrito puede falsificarse, y que, según la definición de signo acuñada por Umberto Eco, la escritura puede ser utilizada para decir la verdad con igual facilidad que para mentir, nosotros hemos perdido la ingenuidad de confundir simplemente la fotografía con la realidad, y hemos comprobado la eficacia política y periodística que pueden tener, no ya los fotomontajes, sino incluso la simple decisión de un enfoque o la elección de un plano a la hora de interpretar una determinada realidad en el sentido elegido por el observador.
Cuando las imágenes se han vuelto digitales se ha subido un peldaño en su artificiosidad y, por tanto, en su manipulabilidad, especialmente cuando no se necesita ni siquiera imprimirlas para que surtan efecto, y la pantalla de cristal líquido les proporciona una homogeneidad que hace casi imperceptibles los retoques. Ya tenemos algunas generaciones que son nativas de la cultura digital, y que por tanto han crecido en una atmósfera tan fotorrealista como la de los jóvenes de 1960, pero con esta diferencia: la imagen fotográfica sigue imperando sobre la mirada, no representa una realidad natural, sino un mundo ya previamente convertido en imagen, en fotografía. Ahora las imágenes nacen ya manipuladas, no se entregan al público sin haberse sometido a un tratamiento previo que antes estaba sólo al alcance de los grandes laboratorios, de los jefes de Estado o de los estudios cinematográficos, y que hoy está a disposición casi de cualquiera.
Las imágenes ya no son solamente sospechosas de una posible manipulación. En la actualidad estamos seguros de que han sido manipuladas antes de distribuirse, puesto que su confección forma parte del proceso de su construcción tan legítimamente como el clic de la toma fotográfica, que ya no es más que una concesión mimética a los nostálgicos de lo analógico. Los defensores a ultranza de las nuevas tecnologías sugieren que con ello ha desaparecido la necesidad de fotógrafos profesionales (porque ahora todo el mundo es fotógrafo “profesional”, es decir, todo el mundo puede no solamente hacer fotos, sino retocarlas o montarlas a su gusto), que la fotografía ha perdido ya enteramente su condición documental y ha pasado a engrosar la categoría, en nuestro siglo tan abultada, del simulacro, es decir, de aquella imagen que no remite a ningún original externo, que es originariamente copia y manipulación en un sentido no peyorativo. De esta manera, además de ser fotógrafos profesionales, todos seríamos fotógrafos artísticos, mezcladores y productores de imágenes todas ellas originales, por lo que el propio concepto de lo original se habría venido abajo.
Pero también en esto hemos de depurar las ilusiones que despiertan en nosotros los avances tecnológicos. La ingenuidad de pensar que toda fotografía es un documento fiel del original que retrata no es mayor que la de pensar que toda fotografía es ella misma una obra de arte original del retratista, y la democracia estética no consiste exactamente en poner al alcance de todos los mortales el taller de Photoshop. La tecnología digital aumenta nuestra capacidad de engañarnos a nosotros mismos al aumentar nuestras posibilidades de manipular imágenes. Si esta misma idea tiene sentido ha de ser porque hay algo que manipular y, por tanto, algo que no es manipulación en sí mismo. Aunque seamos nativos de un mundo previamente convertido en fotografía por los medios de comunicación, si alguien tiene interés en manipular las noticias o en retocar las imágenes es porque esos medios tienen aún —por muy abollados que estén— un carácter persuasivo, y sólo pueden tenerlo si pensamos que comunican algo que no es simplemente una imagen prefabricada, que la imagen es imagen de algo y no más bien de nada. Ayer nos preocupaba que las imágenes pudieran engañarnos. Lo que hoy nos inquieta es que, pese a todo, también conservan la capacidad de decir, a veces, la verdad.



José Luis Pardo,filósofo, ganó el Premio Nacional de Ensayo con La regla del juego(Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores, 2004). Es autor de Nunca fue tan hermosa la basura y Esto no es música: introducción al malestar en la cultura de masas.