viernes, 29 de mayo de 2015

BIG ONE



San Andrés: el peligro real de una de las fallas más temidas del mundo 








                       La falla de San Andrés recorre California de norte a sur a lo largo de 1.300 kilómetros.                     



La tierra ruge y los rascacielos del distrito financiero de Los Ángeles se desmoronan, atrapando a miles de personas bajo sus escombros.
Un tsunami de proporciones bíblicas se adentra en la bahía de San Francisco, engullendo a su paso el icónico puente Golden Gate, antes de arrasar la ciudad californiana.
Estos son dos de los terroríficos escenarios que presenta "San Andrés", película protagonizada por Dwayne "la roca" Johnson que llega a los cines de Estados Unidos este viernes.
Su argumento gira en torno a las devastadoras consecuencias de un potente terremoto en la famosa falla que da nombre al filme y que lleva el caos y la destrucción de la costa oeste estadounidense. Tanto es así que tras el sismo ocurrido a fines de abril en Nepal, que causó la muerte de más de 8.000 personas, el estudio Warner Brothers decidió modificar la campaña de promoción de la película, incluyendo información sobre cómo proporcionar ayuda humanitaria a la nación asiática y sobre cómo prepararse para cuando la tierra tiembla.

La sección sur

La falla de San Andrés, que recorre California de norte a sur a lo largo de 1.300 kilómetros y que delimita la placa norteamericana de la placa del Pacífico, es una de las más estudiadas del planeta, ya que en su práctica totalidad se encuentra sobre la superficie terrestre.
Fue la causante del devastador terremoto de 7,8 grados que destruyó gran parte de San Francisco en 1906, provocando la muerte de más de 3.000 personas.
Aunque la extrema premisa de "San Andrés" tiene más de ciencia ficción que de escenario real, lo cierto es que el estreno de esta superproducción de Hollywood es un recordatorio de que, tarde o pronto, la falla volverá a quebrarse y los más de 38 millones de personas que viven en sus inmediaciones tienen que estar preparadas.



Un terremoto en la sección sur de la falla de San Andrés tendría un impacto directo en Los Ángeles, la segunda ciudad más poblada de EE.UU.                     

La que más preocupa a los científicos es la sección sur de la falla, en la que no se ha producido un sismo en cerca de 300 años, pese a que los registros geológicos indican que es la causante de un gran terremoto con una periodicidad de unos 150 años.
Los cálculos más conservadores apuntan a que, de producirse un temblor de magnitud 7,8 en la escala de Richter en esa sección -que tendría un impacto directo en Los Ángeles, la segunda ciudad más poblada de EE.UU.- cerca de 2.000 personas morirían y habría más de 50.000 heridos. Los daños materiales superarían los US$200.000 millones.
"La información con la que trabajamos los científicos indica que el extremo sur de la falla de San Andrés es en la que es más probable que se produzca un gran terremoto en los próximo 30 años", señala en conversación con BBC Mundo Jennifer Andrews, sismóloga del Instituto de Tecnología de California (Caltech).
Según explica Andrews, "la parte media de la falla se rompió hace unos 160 años y la parte norte en 1906, provocando el terremotos de San Francisco".
"La parte sur de la falla no se ha quebrado en cerca de tres siglos y sabemos que durante este tiempo la tensión se ha ido acumulando".

Un gran impacto

La experta del Caltech señala que "en el pasado los terremotos en California tuvieron un impacto limitado porque la densidad de población de ese territorio era muy baja".
"Hoy en día las cosas serían muy diferentes ya que en zonas como el sur de California viven millones de personas".



Un gran terremoto en el sur de California destruiría servicios básicos como el agua, la electricidad o el transporte.                     

"El impacto de un gran terremotos sería importante. Destruiría muchos edificios y provocaría la pérdida de servicios básicos como el agua, la electricidad o el transporte".
"En las últimas décadas se ha trabajado para hacer que una ciudad como Los Ángeles sea más segura para enfrentar un gran terremoto, pero hay muchas construcciones que se levantaron antes de los años 70, cuando se introdujeron nuevas regulaciones sísmicas".





Andrews señala además que en el sur de California hay más de 300 fallas y existe el temor de que un gran terremoto en la falla San Andrés haga que estas también se quiebren, provocando un daño todavía mayor.
La experta de Caltech cree que películas como "San Andrés" sirven para recordarle a los habitantes de la costa oeste de EE.UU. que se trata de un área de alta actividad sísmica, "por lo que deben prepararse para la inevitabilidad de un terremoto".
Los últimos grandes sismos que sacudieron California fueron el de Northridge (6,7 grados), en 1994, que dejó 57 muertos en el área de Los Ángeles, y el de Loma Prieta (6,9 grados), que se cobró la vida de 67 personas en San Francisco en 1989.  Este último hizo que en el norte de California se introdujeran nuevas regulaciones, obligando a que se reforzaran estructuras construidas con concreto, muchas de las cuales albergan escuelas y hospitales.
No fue hasta fines del año pasado que la alcaldía de Los Ángeles propuso una normativa similar, que conllevará la inversión de centenares de millones de dólares.

Sistema de alerta

Para los expertos ahora es fundamental que las autoridades se tomen en serio la puesta en marcha de un sistema de alerta temprana de terremotos.



                  Cada año los californianos participan en un simulacro de terremoto.                     

El sistema -que hace años ya se instaló con éxito en países como Japón y México y que en California se enfrenta a la falta de inversión pública- consiste en una red de sensores que permitirá detectar el inicio de un temblor hasta con 40 segundos de antelación, lo que ayudará a alertar a las autoridades y a la población. "Desafortunadamente en este país muchas veces la voluntad de mejorar las cosas sólo llega después de que ocurra un desastre", le dijo a BBC Mundo Peggy Hellweg, responsable de operaciones del Laboratorio Sismológico de Berkeley, en el norte de California. "Un sistema de alerta temprana sería muy útil. Se podrían detener los trenes para que no descarrilen y el tráfico de automóviles en los puentes. Se podría alertar a los hospitales. También ayudaría a que la gente se pudiera proteger, metiéndose debajo de un escritorio o, si hubiera tiempo suficiente, abandonando los edificios", señala la experta.
Según Hellweg, los sismólogos en California llevan a cabo sus investigaciones con pocos recursos y para que pudieran hacer bien su trabajo "se tendría que invertir mucho más dinero"."Nuestros sistemas de alerta de terremotos deberían ser mejores. No tenemos sensores en todos los sitios en los que son necesarios. No tenemos una infraestructura robusta".




El devastador terremoto de 7,8 grados que destruyó gran parte de San Francisco en 1906, causó la muerte de más de 3.000 personas.                     

Hellweg cree que en California hay partes del sistema de prevención de sismos que están funcionando moderadamente bien y otras que no tanto.
"Los servicios de emergencia -la gente que responde a los desastres naturales como los bomberos o la policía- están relativamente bien preparados".
"Los que no están preparados son los ciudadanos y los negocios privados", señala la experta, quien atribuye este hecho a que hace tiempo que no ocurre un terremoto de importancia en California, "lo que ha vuelto a la gente complaciente".
Con toda seguridad, el estreno de "San Andrés" sera un recordatorio para los californianos de que a veces la realidad supera la ficción y el próximo "Big One" podría estar a la vuelta de la esquina.














jueves, 28 de mayo de 2015

¿ LEEMOS ?


¿Recuerdas cuando leíamos de corrido?

Ana Carbajosa





Un martes cualquiera, a las ocho y media de la mañana, el andén del metro es una colección de hombres y mujeres con la nuca doblada. Miran las pantallas de sus móviles y leen al ritmo que marcan las yemas de sus dedos que suben y bajan. Esta imagen se repite por las calles, en las salas de espera del médico, en las colas de los supermercados. Leemos mucho, a todas horas y a trompicones. El cambio en la forma de leer y procesar la información se ha convertido en una creciente fuente de observación y preocupación entre neurocientíficos y psicólogos, que temen que nuestra capacidad de concentración y de leer en profundidad esté mermando.
Los científicos trabajan con la hipótesis de que la forma de leer en Internet, rápida, superficial y saltando de una información a otra junto a la expansión de las redes sociales y de los teléfonos inteligentes, han cambiado no solo nuestra forma de leer, si no también nuestro cerebro. Dicen incluso que el actual es un momento histórico, comparable a la invención de la imprenta o incluso de la escritura, y que ha llegado el momento de retomar el control de nuestros hábitos de lectura. Investigaciones científicas de todo el mundo apuntan en esa dirección. En Europa, más de un centenar de investigadores suman fuerzas en una plataforma con la que pretenden desentrañar los efectos de la digitalización en los distintos tipos de lecturas. “Es muy plausible que la lectura profunda sea menos compatible con la lectura en las pantallas y que sea más difícil concentrarse porque las redes sociales, los correos, los anuncios web compiten por la atención del lector. Ese es el patrón que emerge de numerosos experimentos”, indica Anne Mangen, del Centro para la Investigación y la Educación Lectora de la Universidad de Stavanger, en Noruega, y presidenta de la plataforma europea E-Read. El proyecto que preside Mangen ilustra la preocupación y el interés por el asunto. “Casi cada día tenemos investigadores que quieren sumarse al proyecto. Hemos tocado nervio”. Hasta aquí, la sinopsis de este artículo compuesta por tres párrafos introductorios de fácil lectura en Internet, con enlaces que le permitirán saltar a otras páginas.
A partir de ahora viene el resto del artículo, mucho más largo y en el que se desarrollarán las afirmaciones arriba expuestas. Es muy probable, sin embargo, que usted no llegue hasta el final, que se distraiga y corra a comprobar los mensajes de su móvil o salte a otra web. No se preocupe, no será el único.
Maryanne Wolf, neurocientífica cognitiva de la Universidad estadounidense de Tufts, es un referente en la materia. “Temo que la lectura digital esté cortocircuitando nuestro cerebro hasta el punto de dificultar la lectura profunda, crítica y analítica”, explica por teléfono Wolf, quien accede a abandonar por unos minutos su encierro californiano, donde trabaja en su próximo libro sobre la lectura. “Nuestra mente es plástica y maleable y es un reflejo de nuestros actos. Las investigaciones nos dicen que ha disminuido mucho nuestra capacidad de concentración. Los jóvenes cambian su atención unas 20 veces a la hora, de un aparato a otro. Cuando se sientan a leer, tienden a reproducir esa lectura interrumpida y en zigzag. Tenemos que ser conscientes de que estamos en medio de un cambio muy profundo”. Wolf cree que el momento histórico que más se asemeja a la revolución actual fue la transición de los griegos de la cultura oral a una centrada en la escritura. Sócrates, gran defensor de la cultura oral, protestó contra la cultura escrita, porque pensaba que era el único proceso intelectual capaz de probar, analizar e interiorizar conocimientos y de conducir a los jóvenes a la sabiduría y la virtud, explica Wolf. Las ideas escritas, creía, cortocircuitarían este proceso.
En 2010, David Nicholas presentó con la University College de Londres un estudio que dio la vuelta al mundo y que puso el foco en lo que llamaron la generación Google y que concluyó que los nativos digitales, nacidos a partir de 1993 eran más incapaces de analizar información compleja y más propensos a leer a toda prisa y de forma más superficial. Desde entonces, los teléfonos inteligentes y las redes sociales han ocupado parcelas y minutos de nuestras mentes antes liberados. El último informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) resalta la rápida penetración de los smartphones. “Neurólogos y psicólogos confirman ahora que aquel diagnóstico no ha hecho más que empeorar. Nuestro cerebro ha perdido capacidad de concentración. La gente ya no quiere leer largo y profundo. El cambio es rapidísimo y los teléfonos inteligentes han acelerado este proceso porque hacen además que la gente lea en movimiento, lo que supone una distracción adicional. Las implicaciones para nuestra cultura y nuestra sociedad son inmensas”.
Andrew Dillon, catedrático de Psicología de la Información de la Universidad de Austin, en Texas, es otro de los grandes estudiosos del fenómeno y no alberga dudas de que “asistimos a un cambio en nuestra forma de leer. Durante siglos apenas ha habido cambios. Aprendíamos a leer y a lo largo de nuestra vida íbamos perfeccionando esa habilidad. Ahora todo eso ha cambiado. Vamos saltando de un vínculo a otro. Leemos mucho, pero de una forma muy superficial. Como sociedad, estamos perdiendo la capacidad de formular ideas profundas y complejas. Corremos el riesgo de estar atontándonos, de pensar de manera más simplista y fragmentada. Tenemos que dar a la mente la oportunidad de manejar ideas complicadas”.
Mangen, la investigadora noruega, ha realizado tres estudios empíricos en los últimos años para analizar el impacto de las pantallas en la lectura. En uno de ellos, chicos de 15 años leyeron textos de cuatro folios en papel y otros lo hicieron en formato digital. Cuando les examinaron de comprensión lectora, vieron que los que habían leído en papel habían comprendido mucho mejor el texto. En otro de sus experimentos participaron adultos canadienses a los que se les dio un relato muy triste. Los que leyeron en papel mostraron mayor empatía que los que usaron una tableta. Mangen, como otros expertos, advierte de que aún no se pueden extraer conclusiones generales, en parte porque habrá lecturas que se beneficien del uso de las pantallas, pero la profunda probablemente se resentirá.
La misma cautela transmite Ladislao Salmerón, uno de los dos representantes españoles en el proyecto de investigación europeo. Asegura sin embargo, que algunos estudios sugieren que la información digital nos proporciona la sensación de una falsa facilidad para analizar los datos y que el miedo es que esa sensación se traslade al ámbito de la lectura profunda, “uno de los actos más complejos del ser humano”. Salmerón, experto en hipervínculos de la estructura de investigación interdisciplinar de la lectura de la Universidad de Valencia, asegura que es muy difícil establecer una causalidad unívoca entre los hábitos de lectura digital y la concentración o la impaciencia. Ha estudiado el movimiento ocular durante la lectura de estudiantes de 13 y 14 años y ha concluido que los alumnos buenos en papel leen mejor también en digital, siempre que utilicen las estrategias de lectura profunda y no abusen del escaneo.
Uno de los estudios a los que Salmerón hace referencia es el de R. Ackerman y M. Goldsmith, de la Universidad de Haifa (Israel), que concluye que los alumnos que utilizan la pantalla estudian menos tiempo que los que leen los mismos textos en papel, porque la lectura en pantalla genera la sensación de falso aprendizaje y dejan la tarea antes de tiempo. Otro, de la Universidad de Northwestern (EE UU), estudió a padres que leen a sus hijos con una tableta y otros que les leen un libro en papel. Estos últimos dedican más tiempo a comentar cuestiones relacionadas con la historia y su vocabulario, mientras los primeros comentan más elementos técnicos (cómo encender el aparato, para qué sirven los botones…) durante la lectura. Otro más, de la Universidad de Connecticut, examinó los efectos de la multitarea en los estudiantes y concluyó que los estudiantes que mensajeaban mientras leían un texto demostraban una comprensión lectora mucho peor.
Naomi Baron, lingüista de la American University y autora de Words Onscreen: The Fate of Reading in a Digital World, explica ha realizado experimentos con universitarios de Estados Unidos, Alemania, Japón y Eslovaquia que indican que se concentran más y mejor cuando leen en papel. Cita estudios que hablan de una cierta resurrección de la lectura en papel. “Hace tres o cuatro años, en Estados Unidos y en Reino Unido mucha gente pensó que la lectura digital iba a acabar con la lectura en papel. Los últimos dos años demuestran que la gente sigue comprando libros”. Para Baron, la cuestión no es tanto el soporte, papel o digital, sino más bien las distracciones inherentes a la conexión a Internet y a las redes sociales. “Tengo alumnos para los que la lectura es el tiempo que transcurre hasta el siguiente bip que les anuncia que tiene un mensaje en el móvil, que un amigo ha actualizado su Facebook, o que tiene un wasap. El problema es la sensación que producen las redes sociales de que siempre tienes que estar disponible para contestar. Es muy difícil concentrarse, porque la hiperconexión hace que temas estar perdiéndote algo. Somos socialmente más inseguros y estamos más estresados”.
Insiste además, en que la multitarea, a diferencia de otras actividades no mejora con la práctica. “Si tocas el violín y practicas mucho, acabarás tocando mejor. El problema es que cuando haces varias cosas distintas a la vez –estoy escribiendo y salto a comprar un billete por Internet-, los estudios psicológicos concluyen que no lo haces tan bien como si haces una sola cosa, por mucho que ejercites la multitarea”.
Los expertos como Wolf, recomiendan un tiempo diario de desconexión. No solo basta con coger un libro. Hay que alejar el móvil y la tableta para no sucumbir a la tentación. “Es importante reservar un tiempo cada día para leer desconectados de Internet. Hay que hacer un esfuerzo consciente, porque cada vez nos bombardean con más información”, aconseja Dillon.
En España, el fenómeno está menos estudiado, en parte, porque la expansión de la vida digital ha sido más tardía que en el mundo anglosajón, explica Antonio Basanta, director de la fundación Germán Sánchez Ruipérez: “En España no hay estudios fiables”. Datos de la Federación de gremio de editores sí indican que se venden menos libros: 153.830.000 ejemplares en 2013 frente a los 228.230.000 de 2010. El último barómetro del CIS indica además, que la mitad de españoles no compró ningún libro en 2014 y que el 35% no lee nunca o casi nunca.Al contrario que sus colegas anglosajones, Basanta mira al futuro de la lectura con gran optimismo. “La tele y la radio también iban a ser una catástrofe. Nunca se ha leído tanto en el mundo ni ha habido tanta información disponible. Si se maneja bien, puede ser algo extraordinariamente positivo. No se trata de poner puertas al campo, sin no de adiestrar a las personas para que extraigan el máximo rendimiento de los distintos tipos de lecturas, de la unívoca y de la plural. Picotear o leer con profundidad no son acciones antagónicas, son complementarias. Sí, hay una oferta que nos invade, pero lo que tenemos que hacer es tomar de nuevo el timón”. Basanta cree la escuela es el lugar en el que la convivencia de las lecturas debe convertirse en un objetivo prioritario. “El sistema educativo no les enseña esas capacidades”.
Un domingo de mayo, a última hora de la tarde, una quincena de personas se reúne para diseccionar Noticias de un secuestro de Gabriel García Márquez. Forman parte del club de lectura El Ciervo Blanco y la mayoría hace décadas que dejó atrás la escuela. En general, reciben Internet, los ebooks, las tabletas con los brazos abiertos, dicen que les permiten profundizar y acceder a información de una forma inimaginable hasta ahora. No tienen miedo a que su forma de leer se vea afectada por las nuevas tecnologías. “Tengo muchas décadas de libro. No creo que vaya a cambiar mi forma de leer de un día para otro”, piensa Susana Gutiérrez, una abogada de 52 años que hoy participa en la tertulia.
En la otra punta del corrillo literario se sienta Virginia Jiménez, maestra de primaria de 33 años. Su visión difiere bastante de la de sus colegas más veteranos. “Yo lo noto mucho. Ahora me cuesta mucho más concentrarme. A veces leo y tengo que volver a leer lo mismo porque no me entero”. Cuenta que sus alumnos sufren todavía más el cambio. “No se centran y tienen poca capacidad para esperar. Van muy rápido, a lo superficial y no entienden lo que leen, tampoco los que son buenos alumnos. Les preguntas dónde sucede la historia y te responden que la semana pasada”. Este artículo termina aquí. Ya puede pasar a la siguiente tarea.








PIAF




El himno eterno de Édith Piaf

Alex Vicente








En el centenario de su nacimiento y más de medio siglo después de su desaparición, Édith Piaf reaparece entre los vivos. Lo hace en la gran exposición que le dedica la Biblioteca Nacional de Francia hasta el 23 de agosto, en su faraónica sede del este de París. La voz firme y temblorosa de la cantante, nacida en la capital francesa en 1915, se propaga estos días por sus salas, donde cientos de fotografías reproducen su rostro de pájaro triste, recorriendo una trayectoria que la llevará de cabarets de mala muerte al mismo Carnegie Hall de Nueva York. A medio recorrido, se distingue su silueta menuda y de hombros encogidos, metida en su vestido favorito, confección de seda negra diseñada en los cincuenta por Jacques Heim, con el que paseó su particular luto existencial por medio planeta.

La exposición analiza desde casi todas las perspectivas posibles el recorrido de la cantante, a quien erige en icono de la Francia popular. "Piaf fue una mujer fuera de lo común, pero con el aspecto de una cualquiera", sostiene el comisario Joël Huthwohl, director del departamento de Artes del Espectáculo de la Biblioteca Nacional. Pese a que sobreactuara ocasionalmente su filiación con el proletariado, los orígenes de Piaf fueron extremadamente humildes. Era hija de saltimbanquis de un circo ambulante y su juventud transcurrió en los barrios obreros del norte de París, como Belleville, Ménilmontant o Pigalle. "Incluso cuando ganó mucho dinero, nunca se aburguesó", afirma Huthwohl. "Se compró un palacete privado, pero cuentan que se instaló en la portería".
La muestra no evita adentrarse en su ambigua actuación durante los años de la ocupación nazi, cuando mostró cierta connivencia con el poder de Vichy. "Piaf participó en un viaje a los campos de internamiento en Alemania, apoyando así la propaganda del régimen. Pero nunca fue una mujer con conciencia política, lo que también se le puede reprochar, pero es inadecuado cualificarla de colaboracionista. Durante la guerra, también escondió a amigos judíos", apunta Huthwohl. Después del conflicto, sería absuelta por el comité de purga política que examinaba los casos de colaboración. Pocos años más tarde, el director y dramaturgo Sacha Guitry la escogió para encarnar al París sublevado de la Revolución en la película Si Versailles m'était conté... (1954). Piaf aparecía en ella como jefa de filas de los sans-culottes, entonando un canto revolucionario subida a la verja de la residencia real. El icono popular queda redimido.
De hecho, Piaf no siempre fue la misma. "Antes de la guerra, era una mujer sometida a hombres viriles, soldados, marinos y canallas. Progresivamente, se convirtió en una mujer mucho más liberada, que no tuvo ninguna vergüenza en exponer una vida sentimental muy intensa, con múltiples amantes a los que nunca escondió, pese a que en el fondo siguiera buscando a un hombre ideal que no terminó de encontrar", agrega el comisario. La muestra la sitúa al borde del advenimiento del feminismo. Cuando falleció en 1963, se había convertido casi en un modelo prefeminista: una mujer de sexualidad activa y propietaria de su destino profesional. "No fue una mujer del Mayo del 68, pero sí forma parte del eslabón perdido que precedió a ese movimiento", señala Huthwohl. La muestra repasa sus romances con Louis Dupont, Yves Montand, Marcel Cerdan o Théo Sarapo, con quien contrajo matrimonio un año antes de morir, además de detenerse en el mayor de sus amores –ese Dios al que rezaba antes de salir a escena– y sus conocidas supersticiones.

La muestra también analiza el contenido de sus letras y la universalidad de sus canciones, que ha fascinado a artistas de todo tipo, de Louis Armstrong a Serge Gainsbourg, de Étienne Daho a Patricia Kaas y de Ute Lemper a Anna Calvi. Todos ellos han versionado temas de todos sus periodos, de la llamada canción realista de sus inicios, fundamentada en el costumbrismo parisiense, a los himnos universales sobre la experiencia humana de su etapa final. El insigne semiólogo Roland Barthes pronunció en 1948 una conferencia sobre la chanson popular y el lugar singular que Edith Piaf ocupaba en ella. Barthes hizo una lista de sus características: utilizaba una "poesía directa" y un lenguaje coloquial "pero sin excesos", interpretaba a una mujer con "carácter y coraje" que "nunca retrocedía ante el amor" y se erigía en portavoz de "los débiles, los oprimidos y los infelices". "Es una mujer pequeña, no muy joven ni tampoco muy bella, que expresa la tristeza trágica del pueblo, el alma de un mundo sin corazón y el espíritu de un mundo sin esperanza", afirmó Barthes. La muestra reproduce sus opiniones, junto a las de decenas de expertos y aficionados, desde la musicóloga Catherine Rudent, quien analiza "el mecanismo de su laringe" y la vibración de sus cuerdas vocales, hasta el joven novelista Adrien Bosc, ganador del premio de la Academia Francesa con Constellation, sobre la figura de Marcel Cerdan. La exposición concluye con el Oscar y César que Marion Cotillard recibió por su interpretación en La vie en rose, una forma de recordar su plena vigencia en el imaginario actual.
¿Cómo se explica que Piaf siga fascinando, un siglo después de su nacimiento, mientras otros han caído en el más profundo de los olvidos? Para el comisario, la cantante encarna "la Francia eterna", esa construcción imaginaria que sigue siendo plenamente vigente. "La identificamos con esa imagen romántica de París, como las postales de Robert Doisneau. Es la ciudad del turismo y los grandes monumentos. El París de Piaf está congelado en el tiempo", asegura Huthwohl. "Se trata de un cliché, más que de una realidad". En el barrio de Belleville, algunas placas conmemorativas señalan los lugares donde residió. Pero poco tiene que ver ya con la ciudad en la que vivió Piaf décadas atrás: en la esquina de su primer domicilio ya no hay acordeonistas de barriada, sino supermercados asiáticos. Escuchar a Piaf es, para muchos, una forma de aferrarse a un pasado lejano, si es que existió alguna vez.





https://youtu.be/kFzViYkZAz4?list=RDkFzViYkZAz4

https://youtu.be/AKTkThxuEA0





martes, 26 de mayo de 2015

COCA COLA : UNA BOTELLA DE CIEN AÑOS






Cómo la botella de Coca-Cola ha seducido al mundo por 100 años




La frase "Un ejército marcha con su estómago" ha sido atribuida indistintamente a Federico El Grande, Napoleón Bonaparte y al médico romano del Siglo II Galeno de Pérgamo. Los ejércitos siempre necesitaron comida, ¿pero qué debían beber?
Durante la Segunda Guerra Mundial las fuerzas estadounidenses supuestamente se bebieron 5.000 millones de botellas de Coca Cola. La compañía prometió enviarlas a cualquier escenario de la guerra, a un precio fijo de cinco centavos por unidad.Los afiches de guerra mostraban a sonrientes soldados marchando a la guerra con las botellas en la mano y compartiéndolas con niños recién liberados en Italia.Mientras tanto, los fotógrafos de prensa enviaban de vuelta imágenes de aguerridos soldados de infantería estadounidense sorbiendo Coca-Cola mientras avanzaban hacia el Rin. La Segunda Guerra Mundial había presentado al mundo la Coca-Cola. Hoy en día la bebida inventada en Atlanta en 1886 por John Pemberton, farmacéutico, excoronel del ejército confederado y adicto a la morfina, está disponible en todo el planeta, excepto, oficialmente, en Cuba y Corea del Norte.Y en 1985 se volvió galáctica al viajar a bordo del Transbordador Espacial Challenger.
Pero aunque ahora se vende en distintos envases y tamaños, la imagen que definiría a la más famosa gaseosa del mundo es la curvilínea botella que hace juego con el rimbombante logotipo de la compañía grabado en el siglo XIX. Millones de personas dicen que la bebida sabe mejor al tomarse de una botella. Independientemente de que esto se demuestre o no científicamente, todas estas personas saben lo que les gusta: su aspecto y la forma como se ajusta tan perfectamente en la mano.




Curva de ventas

Según el renombrado diseñador industrial estadounidense nacido en Francia, Raymond Loewy, "la botella de Coca Cola es una obra maestra de planificación funcional y científica".
"En términos simples, describiría la botella como bien pensada, lógica, ahorrativa en material y agradable de mirar. El más perfecto 'envase de fluido' de su día y uno de los clásicos en la historia de los envasados", señaló Loewy, cuyo trabajo incluyó locomotoras, automóviles e interiores para estaciones espaciales de la NASA. A Loewy le gustaba decir que el "objetivo del diseño es vender" y "la más encantadora curva que conozco es la curva de ventas": la botella de Coca-Cola presume de tener curvas encantadoras y es un diseño globalmente reconocido que vende como…la Coca-Cola.


La bebida se vendía mucho antes de que se creara su icónico diseño. Éste hizo toda la diferencia frente a la competencia.                     

Curiosamente, desde hacía un cuarto de siglo Coca-Cola ya había estado vendiendo su patentado jarabe dulce (con cafeína, pero desde 1903 sin cocaína) a comerciantes que la mezclaban con soda y la embotellaban antes de que la empresa sacara su propio envase. Eso ocurrió durante la Primera Guerra Mundial, pero antes de que los soldados estadounidenses zarparan para Europa en 1917. Para esa época abundaban las bebidas que la imitaban, como la Cheracola, Dixie Cola y Cocanola. La "auténtica" tenía que establecer su identidad y supremacía. Fue así que en 1915 Harold Hirsch, abogado de la compañía, organizó una competencia de diseño para encontrar una botella única.  A ocho envasadoras se les invitó a participar y la ganadora fue Root Glass Company de Terre Haute, Indiana. El autor del diseño fue Earl R. Dean, quien se inspiró en una ilustración de una semilla de cacao que encontró ojeando una enciclopedia. Su diseño ganador resultó un poco demasiado curvilíneo. Se caía en la línea de producción. En 1916 apareció en una versión más delgada que, cuatro años más tarde, se convirtió en la botella de Coca-Cola estándar y con ese diseño en 1941 se fue a la guerra.



Ya para los años 20 la botella tenía un aspecto más delgado que el diseño original.                     

El único cambio significativo en su historia de 100 años ocurrió en 1957 cuando Raymond Loewy y John Ebstein cambiaron el logotipo de Coca-Cola, actualizándolo con letras blancas brillantes pero conservando el mismo característico diseño creado por Frank Mason Robinson en 1886. Robinson era el contador del coronel Pemberton y lo modeló en caligrafía Spencer, escritura estándar utilizada en la correspondencia comercial estadounidense ideada por Platt Roger Spencer en 1840, un cuarto de siglo antes de la máquina de escribir.
A Robinson también se la había ocurrido el nombre de Coca Cola, haciendo un juego con las palabras cocaína y cola, la nuez de la que Pemberton extrajo la cafeína para su jarabe "medicinal" patentado.


La idea de la compañía es que, cualquiera que viera o tocara la botella, supiera identificarla de inmediato. De aquí surgió esta idea dela fábrica Root Glass Company.

¿Arte Pop burbujeante?


La botella de Coca-Cola fue uno de los primeros ejemplos de un diseño masivo y populista que, además, era el mejor de su tipo.En 1950 fue el primer producto comercial que apareció en la portada de la revista Time.  Como escribió en 1975 Andy Warhol, un artista que desde comienzos de los sesenta jugó una y otra vez con la imagen de la botella de Coca-Cola, "lo que es maravilloso sobre EE.UU. Es que comenzó la tradición en la que los consumidores más ricos compran esencialmente las mismas cosas que los más pobres". "Uno puede estar viendo TV y ver Coca-Cola y uno sabe que el Presidente la bebe, Liz Taylor la bebe y tú también puedes beber Coca-Cola".




Una coca cola dibujada por Andy Warhol, subastada por 22,6 millones de euros




Otros artistas, desde Salvador Dalí hasta Robert Rauschenberg, fueron seducidos por la botella. Se convirtió en un verdadero icono del arte Pop y en los sesenta tuvo también un marcado efecto sobre el diseño de automóviles.
Lo más probable es que "El estilo de la botella de Coca-Cola" lo iniciara Raymond Loewy con su Studebaker Avanti de 1962. Se dijo que era como una botella de la bebida colocada de costado e inspiró los diseños del Buick Riviera de 1963, Pontiacs GTO, Camaros Chevrolet y los Dodge Chargers que le siguieron. Igualmente, el MK III Cortina de Ford lanzado en 1970. De hecho, el logotipo de la Ford utiliza una caligrafía Spencer casi idéntica a la de Coca Cola: dos compañías populistas relacionadas por sus logos y, al menos durante un período corto, por el diseño de un producto.
Hasta el 4 de octubre se exhibe en el High Museum of Art de Atlanta una exposición dedicada a los 100 años de la botella de Coca-Cola.
La mayor donación al museo, que fue inaugurado en 1983, la hizo precisamente Robert W. Woodruff, el expresidente de Coca-Cola. Y fue él quien dio instrucciones "para ver que todo hombre en uniforme recibiera una botella de Coca-Cola por 5 centavos donde se encuentre y al costo que sea para la compañía".Esa botella luce ahora como una centenaria eternamente juvenil y, aunque ha ido recibiendo retoques menores, incluso Raymond Loewy, el padre de la obsolescencia programada (determinación del fin de la vida útil de un producto), supo al verla que se trataba de un auténtico original.









Lea la historia original en inglés en BBC Culture









lunes, 25 de mayo de 2015

EGO



El origen de los problemas

Raimón Samsó 






Desde la niñez vamos construyendo una identidad inventada, que a la larga será la causa de algunos conflictos personales. Ese falso yo recibe el nombre de ego. Una especie de segunda identidad que nos hace difícil saber quién somos en realidad y de dónde proceden nuestros problemas.
Todas las relaciones personales: familia, amigos, pareja y trabajo… se ven sacudidas por conflictos, más grandes o más pequeños, de forma recurrente. A veces, cuando una relación parece ir bien, otra empeora. Las relaciones entre las personas se convierten en una montaña rusa de altibajos, avances y retrocesos. Nunca parece que vayan a arreglarse definitivamente del todo. Siempre el mismo tipo de conflictos, la vida se hace difícil.
Y en ese punto, las personas suelen decir algo así como que “las relaciones son difíciles”, cuando en verdad es quien hace esa afirmación quien es difícil. Tal vez las personas no necesiten ninguna reparación, pero sí deban examinar y cuestionar sus comportamientos y creencias go­­bernadas por el ego. Estas no son, sin embargo, la causa del sufrimiento, sino que son la espoleta que activa un dolor antiguo, un conflicto no resuelto que ya estaba ahí.
Debería llamarnos la cantidad de dolorosos conflictos judiciales en los que desembocan muchas relaciones de pareja, metidas en una espiral de amor-odio, pasando del todo a la nada en función de si la otra persona cubre ciertas expectativas o no. Si lo hace, la amará; si no lo hace, la odiará. Son relaciones que no tienen nada que ver con el amor real, sino con una necesidad, una carencia, un apego o incluso una adicción.
La adicción en las relaciones personales consiste en el uso de personas para cubrir un vacío o un dolor. Cuando dos personas se encuentran en ese inseguro terreno, todo lo que siga está condenado a crear una mala experiencia: una crisis de pareja. Sin embargo, esta podría darse por buena si conduce a una mejora: es la oportunidad perfecta para corregir las manifestaciones del ego desde la práctica en el día a día.
Para definirnos recurrimos al uso de referencias externas convencionales o etiquetas. A la mente le gusta poner nombre a todo para tratar de comprenderlo. El ego es una autoimagen que se basa en identificaciones tales como: un nombre, una edad, un estado civil, un rol familiar, unas posesiones, una nacionalidad, un pasado, una profesión, unas creencias, un cuerpo, una educación, una religión, un sexo, unos logros y fracasos… Todos los egos en realidad son iguales, ya que consisten en una identificación, y por tanto solo se diferencian en la superficie, pero no en el fondo. Las personas nos acabamos contando una historia, y quien se apegue más a la suya será quien sufrirá más, porque será incapaz de vivir de otra manera.

El autoengaño tiene muchos nombres. Al ego se le conoce también por autoimagen, yo construido, falso yo o yo fabricado, pero en realidad no importa el nombre, sino darse cuenta de que se trata de una creación mental. Una falsa identidad no real. Es importante que detectemos cuando esta está en activo. Esto pasa cuando nos suceden cosas como querer tener razón a toda costa, quejarse y sentirse víctima, ser incapaz de perdonar, juzgar y etiquetar a las personas, atacar o defenderse de comportamientos, reaccionar impulsivamente, establecer diferencias… Por otro lado, cuando desactivamos el ego perdemos interés por discutir, competir, agredir, criticar, estar a la defensiva, juzgar… Esto no significa que seamos pasivos, sino que habremos elegido antes que nada la paz mental en toda situación, algo que solo se consigue siendo muy activo (tomando elecciones sabias) y no lo contrario (reaccionando como un autómata).
El peligroso juego del ego consiste en crear una identidad por identificación. Una vez creada, se buscan las diferencias con otros egos. Cuanto mayores son estas, más grandes son los problemas potenciales que surgen del conflicto, en una estúpida cruzada por defender las supuestas diferencias. Una lucha inútil, pues del conflicto de egos la única consecuencia posible es el sufrimiento psicológico. Además, al ego le gusta crear un molde para sí mismo y otro para aquel con el que se cruce. Si los demás se ajustan a él, los amará; en caso contrario, los odiará.
Pero el juego preferido del ego es tratar de cambiar a los demás, sin esforzarse por cambiar uno mismo. Un proverbio chino dice: “Es más fácil variar el curso de un río que el carácter de una persona”. Así es, y sin embargo, una y otra vez se vive en la ilusión de hacer pasar a los demás por los guiones que hemos inventado para ellos, como si alguien pudiera saber qué es lo mejor.
Renunciar a la posesión imaginaria del constructo mental que es el ego no es sencillo. ¿Cómo desprenderse de una identidad forjada a lo largo de toda una vida? Parece como una pequeña muerte, y en realidad lo es, pero servirá para renacer a una nueva vida libre de apegos y aversiones, y por ello más feliz.
Hay muchas técnicas y teorías sobre cómo acabar con el ego, pero tal vez la menos conocida sea matarlo de aburrimiento, no haciéndole caso. ¿Y cómo se hace eso? Dejando de reaccionar desde el ego a los otros egos, no saltando a la mínima provocación o reaccionando mecánicamente. Se trata de dar una respuesta elaborada y elegida, sin darle el micro o el protagonismo a esa vocecita parlanchina y engreída que hay dentro de cada uno y que siempre busca líos.

El final de los problemas es no reaccionar al ego de las otras personas. Pero, ¿cómo no hacerlo ante un comportamiento desagradable? Es sencillo de decir, aunque no fácil de hacer. La clave está en comprender que su comportamiento disfuncional está dictado por su ego. Que no procede de la persona en sí, sino de sus condicionamientos adquiridos en el pasado. Y entender que todos llevamos un ego a cuestas, y que todos sucumbimos a sus desvaríos de vez en cuando… Tener en cuenta todo esto ayuda a comprender (aunque no justificar) comportamientos disfuncionales y, por tanto, a no reaccionar ante ellos.
El contexto donde los egos suelen entrar en conflicto son las relaciones de todo tipo: familiares, sociales, profesionales y de pareja… Uno podría pensar que cambiando las relaciones se soluciona el problema. Pero no es así. Eludir las relaciones no es la solución, ya que el dolor sigue latente en el inconsciente. Sin duda, el problema reaparecerá, esta vez en otro lugar, en otro momento y con otra persona. Solo resolveremos estas cuestiones si dejamos de juzgar y criticar, si aceptamos a los otros tal y como son, sin ningún deseo de cambiarlos, ni siquiera por su bien.







La realidad no es otra cosa que la capacidad de engañarse que tienen nuestros sentidos

Albert Einstein

Nadie ha aprendido el sentido de la vida hasta que ha sometido a su ego para servir a sus hermanos


Ralph Waldo Emerson






jueves, 21 de mayo de 2015

GUERRA




La guerra destroza 5.000 años de historia en Siria








Palmira fue punto de encuentro de las caravanas en la Ruta de la Seda, que atravesaban el árido centro de Siria. Situada a 240 kilómetros al noreste de Damasco, es también un enclave que abre la vía hacia el valle del río Éufrates, donde el Califato asienta aguas arriba su principal centro de poder, en la ciudad de Raqqa.


Antes del inicio de la contienda en el país, en marzo de 2011, sus ruinas eran una de las principales atracciones turísticas del país árabe y de toda la región. En la imagen, Templo de Bel.


Palmira en todo su esplendor


El ejército sirio y el grupo terrorista Estado Islámico (EI) siguen librando renovados e intensos combates en la ciudad de Palmira, en el centro de Siria, y cuyas ruinas están incluidas en la lista del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. El Observatorio Sirio de Derechos Humanos ha informado de que los choques son violentos en la mítica ciudad y sus alrededores. Los yihadistas ya han entrado a Palmira y controlan la zona norte.
Al menos 295 personas han muerto en Palmira y sus alrededores desde que comenzó hace cuatro días la ofensiva del EI. Entre los fallecidos figuran 57 civiles, 49 de los cuales fueron ejecutados por EI, 123 efectivos de las tropas del régimen y 115 yihadistas. El OSDH señala que 20 extremistas murieron en un bombardeo con un barril de explosivos, las dañinas bombas caseras que emplea el régimen
Les interesan más los pozos de petróleo que el arte, pero tras los vídeos propagandísticos que emiten por rutina, es fácil temer por el futuro del emplazamiento. Ubicada en un oasis, Palmira fue en el pasado uno de los centros culturales más importantes del mundo antiguo y punto de encuentro en el siglo I antes de Cristo de las caravanas en la Ruta de la Seda, que atravesaban el árido desierto del centro de Siria. Antes del inicio del conflicto en Siria en marzo de 2011, sus ruinas, con sus teatros y templos, eran uno de los principales centros turísticos del país árabe.


Casi 300 muertos en cuatro días de ataques del EI a la ciudad siria de Palmira


Ahora son los islamistas, pero durante los cuatro años largos de conflicto en Siria también han sido los rebeldes armados o las propias tropas del dictador Bachar el Asad los que también han dañado un patrimonio único. La vida necesitó 5.000 años para ir dejando en Siria, poco a poco, su herencia hecha piedra. A la muerte sólo le han hecho falta cuatro para destruir ese legado. El conflicto entre partidarios y detractores del régimen de Bachar el Asad no sólo acumula más de 200.00 muertos y nueve millones de desplazados sino que, además, arrastra el daño –a veces, la desaparición- de los principales símbolos del patrimonio nacional, víctimas del fuego cruzado.
La UNESCO denuncia que la inestabilidad del país es “letal” también en esta área, que está recibiendo un “duro golpe”, y reclama a leales y rebeldes que cumplan con la Convención de La Haya, que exige la preservación de los bienes culturales en tiempo de guerra. De momento, nadie atiende a razones.


El responsable sirio de patrimonio histórico aseguró que antes de la irrupción del EI las autoridades consiguieron trasladar a lugares seguros estatuas y objetos artísticos. En la imagen, detalle de una escultura expuesta en el museo de la ciudad, en marzo de 2014.

La ciudadela de Alepo, antes de la guerra.

Nada Hassan, responsable de la UNESCO para países árabes, explica que los principales problemas que afrontan son la destrucción de sitios históricos, el saqueo o el pillaje y los robos en museos. Los seis espacios catalogados como Patrimonio de la Humanidad –las ciudades viejas de Alepo, Bosra y Damasco, más los “pueblos del norte”, las fortalezas del Crac de los Caballeros y Qusr Al Hayr y las ruinas de Palmira- están ahora en la lista de bienes en peligro y los 12 aspirantes a lograr esta distinción han resultado todos dañados en este tiempo.
Los fondos de los 34 museos nacionales han sido trasladados a refugios seguros, según les ha confirmado el Gobierno sirio, pero algunos ya habían sido atacados y aún se desconoce qué se ha perdido en este intervalo. Nadie de la UNESCO ha podido entrar en Siria y verificar esta protección, lo que añade aún más incertidumbre sobre la realidad en el terreno. Las imágenes de satélite y los testimonios de fuentes y refugiados son los que permiten aproximar el diagnóstico.
El Fondo de Patrimonio Mundial (Global Heritage Fund) emitió en 2012 un informe, elaborado por la investigadora de la universidad de Durham Emma Cunliffe, que desde su título hablaba del “daño al alma” de Siria que se estaba generando con su pérdida de riqueza cultural. Como recuerda la autora, el país ha sido hogar deseado desde la edad del bronce por pueblos que encadenan una larga enumeración: babilonios, asirios, hititas, griegos, sasánidas, persas, romanos, árabes, cruzados, otomanos… Todos sus vestigios, que conforman “un foco rico como ninguno otro en el mundo”, están en peligro.
Muchos de estos espacios, indica, se encuentran en primera línea de batalla, por lo que los castillos, mezquitas o villas reciben impactos directos o son usados como refugio, zona de acampada y hasta almacén de municiones. Se convierten, pues, en objetivos del contrario. A ello se suman, indica Cunliffe, “las dificultades económicas crecientes” entre la población siria y la menor seguridad de los recintos, lo que facilita el acceso de los ladrones.
En marzo de 2011, cuando comenzaron los primeros levantamientos populares contra Damasco, trabajaban en el país 78 equipos de arqueólogos, con amplia presencia europea, indica la UNESCO. Ninguno queda ya sobre el terreno, el infierno en la tierra. Su labor profesional y cuidada ha sido sustituida por al menos 350 excavaciones ilegales corroboradas por el Observatorio Sirio por los Derechos Humanos, un grupo opositor instalado en Londres que cuenta con informadores en el país. Naciones Unidas confirma la información de la agencia estatal de noticias libanesa que indica que, en el último año, se han interceptado 86 mosaicos robados en Siria, ya devueltos a la Administración Asad. Su valor es “incalculable”.
Las tropas afines a Asad también se hicieron hace un año con el control del Crac de los Caballeros, castillo cruzado del siglo XIII de Al Hosn, cerca de la frontera con Líbano. Los rebeldes se habían ocultado en él desde noviembre de 2013. Aunque las primeras imágenes de televisión mostraban la estructura casi completa, se han localizado impactos de mortero en la base del edificio y también en una de sus torres, “seriamente dañada”, indican los disidentes Comités Locales de Coordinación (LCC). 

El Crac de los Caballeros.

Sostienen que en los alrededores hay “cuantiosos escombros”, retirados del interior. En los 40 pueblos protegidos en el noroeste, con ejemplos de vida rural desde el siglo I, han desaparecido piezas de templos y baños, mientras que en Bosra, famosa por su teatro ordenado construir por Trajano, está en medio de fuertes combates y, desde verano, se usa para ocultar fosas comunes. Palmira, el reino de Zenobia, centro de caravanas, la novia del desierto con sus columnatas y sus gradas, ha sido saqueada “intensamente” por soldados del régimen; mientras, la ciudad vieja de Damasco ha sufrido disparos aislados por la proximidad del frente.
Los tesoros de Alepo ya no existen. Su ciudadela medieval, que guardaba restos del primer milenio antes de Cristo, sus madrasas y mezquitas, Al Medina y su zoco, el mayor cubierto del mundo… todo ha sido arrasado, dañado o destruido por bombardeos, o quemado por los fuegos de las explosiones. En la zona, desde septiembre de 2012, combaten con fiereza miembros del Ejército regular y del Ejército Libre de Siria. Varios grupos islamistas se han vanagloriado a principios de este año de la eliminación del Palacio de Justicia y el Ayuntamiento, edificios centenarios de esta “encrucijada de culturas”.
El Fondo de Patrimonio Mundial añade más nombres al desastre: la ciudad de Apamea y sus murallas medievales, los monasterios de Seydnaya y Santiago El Mutilado, de la época de Justiniano, contra los que hasta se han tirado barriles bomba, añaden los Comités; los cascos históricos de Hama y Homs... Ha habido saqueos en los museos de estas dos ciudades y en Deir Ezzor e Idlib (capiteles, ánforas), en Apamea (ha habido mosaicos arrancados con excavadoras) y Raqqa (donde faltan esculturas de hace 3.000 años y donde islamistas del ISIS, Estado Islámico de Irak y Levante, al mando en la zona, han destruido material “ofensivo”).  

Apamea y sus murallas



La directora general de la Unesco, Irina Bokova, ha pedido “un alto el fuego inmediato”. “Estoy muy preocupada por la situación de Palmira, declarada Patrimonio de la Humanidad. Los combates amenazan uno de los lugares más significativos de Oriente Próximo”. En la imagen, turistas en el antiguo teatro de Palmira.




La conquista de la ciudad por parte del EI amenaza los restos arqueológicos que son Patrimonio de la Humanidad.







FUENTE: THE HUFFINGTON POST 


Ver también:http://internacional.elpais.com/internacional/2015/05/20/actualidad/1432151063
_781779.html 

http://internacional.elpais.com/internacional/2015/05/21/actualidad/1432214149_447011.html


http://www.bbc.com/news/world-middle-east-31660944