Siete lugares que viven pendientes de la próxima catástrofe
El terremoto en Nepal ha
causado al menos 8000 muertes. Desgraciadamente, no ha sido una
sorpresa: los expertos llevan tiempo avisando de la posibilidad de un terremoto
en el país. La última vez, sólo una semana antes de que ocurriera, afirmando
que podría tratarse de un desastre comparable al de 1934, que causó entre
7.000 y 12.000 muertos. De hecho, se trata del cuarto terremoto en Nepal de
magnitud superior a 6 en la escala de Richter desde 1980 y el mayor desde el de
1934, que alcanzó un 8,1 en esta escala. No es la única zona del mundo que
vive bajo la amenaza constante de un desastre natural. Repasamos algunas.
1. Nepal: la catástrofe
previsible
Una mujer llora durante el funeral de su madre, una de las más de 8000 víctimas del potente terremoto que
azotó y devastó el centro de Nepal.
La Cruz Roja
Británica explicaba en octubre de 2014 que Nepal es la décimoprimera
zona del mundo en riesgo de terremotos, en especial el valle de Katmandú. No
podemos olvidar que la cordillera del Himalaya es consecuencia del movimiento
entre placas tectónicas bajo Asia Central, que convergen unos 4 o 5
centímetros cada año. Las escaladas al Everest y a otros picos de la región
suelen ir acompañadas de temblores, y la región registra grandes terremotos
cada 70 años, aproximadamente.
En este caso, la alarma venía no
tanto del hecho de que estos terremotos son (en parte) esperables, sino porque
sus consecuencias se pronosticaban especialmente graves teniendo en cuenta que
Katmandú crece un 6,5% cada año y que muchos nepalíes viven en edificios que no
están preparados para estos eventos, como explicaba The Atlantic en
un artículo titulado, precisamente, “El terremoto que Nepal vio venir”. Por
comparar, el mismo terremoto en California sería 100 veces menos letal.
2. El Pacífico: The Big One
Las zonas de más riesgo de
terremotos se sitúan en las fronteras de las placas tectónicas: en la
costa americana del Océano Pacífico, de Chile a Canadá, y en Japón. También son
zonas de riesgo Asia Central (del Himalaya a Irán) y el Mediterráneo:
Marruecos, Argelia y Turquía.
En la costa del Pacífico de
Estados Unidos y de Canadá se habla de The Big One, que es el próximo
terremoto de gran magnitud que tendrá lugar en la zona, está la falla de
San Andrés. Según la BBC, “tanto en el sur de California como en la región
de la bahía de San Francisco existe una probabilidad superior al 90% de que en
las próximas tres décadas se produzca un sismo de más de 7 grados de
intensidad”.
De hecho, la Oficina de los
Servicios de Emergencia de California recuerda que a pesar de los planes de
emergencia previstos, “los ciudadanos han de poder valerse por sí mismos
durante al menos 72 horas”, un consejo que se repite en otras zonas de riesgo
como Canadá y México, país afectado por cinco placas tectónicas.
Según explica Luis Pablo
Beauregard, “los sismos en México cambian la vida”. Por ejemplo, se prefiere
residir en la última planta o en la primera, para evitar el riesgo de morir
aplastado. También hay servicios que envían al móvil alarmas que avisan con un
minuto de antelación de un terremoto, tiempo que puede ser suficiente para
ponerse a cubierto.
El término "the big
one" también se usa en Japón, país que el 11 de marzo de 2011
sufrió el mayor terremoto jamás registrado en el país, que causó casi
16.000 muertos. El terremoto, al que siguió un tsunami, provocó además daños en
la central nuclear de Fukushima y desplazó el país 2,4 metros.
El geólogo Donald R. Prothero
explica en su libro Catastrophes que los terremotos parecen ser los
desastres naturales “que inspiran más miedo y temor”. Las razones son
complejas, escribe, pero la mayoría de los psicólogos están de acuerdo en que
uno de los principales elementos aterradores de los terremotos es que “no son
predecibles”. Y añade: “La mayoría de los desastres naturales, incluyendo
huracanes y tornados, tormentas e incluso volcanes, suelen dar algún tipo de
aviso”. En cambio, “nadie puede predecir con éxito los terremotos a corto
plazo”.
3. El Vesubio: vivir en la ladera
de un volcán
Más de 600.000 personas viven en
la ladera y en las inmediaciones del Vesubio, el volcán que sepultó Pompeya y
Herculano en el año 79. Desde entonces ha entrado en erupción otra treintena de
ocasiones, siendo la última en 1944, cuando destruyó 88 bombarderos
estadounidenses. La población tuvo tiempo de ponerse a salvo. Incluso
de asar castañas y encender cigarrillos en la lava. De todas formas, en la
erupción de 1906 murió un centenar de personas.
Según avisaba un experto japonés
en 2013, el volcán podría volver a entrar en erupción. De hecho, las
autoridades italianas tienen previsto un plan de acción que evacuaría
a más de medio millón de personas en 72 horas. Los más precavidos (o
pesimistas) creen que sería necesario prepararse para una erupción más violenta
y repentina de lo que contemplan los planes, pero lo cierto es que la población
está más preocupada por el tráfico y la delincuencia.
4. Java: 30 volcanes y 120
millones de personas
El Vesubio no es, ni mucho menos,
el único volcán activo que supone un riesgo. De hecho, más de 500 millones de
personas viven cerca de volcanes: el 8% de la población mundial. Aunque es
arriesgado vivir cerca de uno de estos montes, no podemos olvidar que la
mayoría están inactivos durante mucho tiempo y proporcionan
minerales, energía térmica y suelos fértiles. Sólo en Java
(Indonesia) viven 140 millones cerca de una treintena de volcanes, como
recuerda el National Geographic. El Merapi mató a 60
personas en 1994 por culpa de una nube de gas y a otras 353 en 2010. En 2006,
algunos habitantes locales se negaban a ser evacuados, ya que consideraban
que el monte era sagrado. El año pasado, entró en erupción el Sinabug, de
Sumatra (otra isla de Indonesia con actividad volcánica). Murieron 15
personas. Java y Sumatra también corren riesgo de inundaciones, desprendimientos,
tsunamis y sequías.
Hay más: semanas atrás leímos
cómo en Chile han evacuado a 70.000 personas que viven cerca del volcán
Calbuco, que ha entrado en erupción tras 43 años de inactividad. En México, el
volcán Popocatépetl está a unos 50 kilómetros de Puebla y estos días esta
mostrando actividad de baja intensidad. El monte Fuji de Japón
lleva inactivo más de 300 años, pero en el año 2000 y 2001, terremotos débiles
hicieron temer que estuviera despertando. El volcán podría amenazar la vida de unos
ocho millones de personas en la región de Tokio.
Cuando el volcán es un
supervolcán que sólo entra en erupción cada cientos de miles de años, se
mezclan la fascinación y el temor. El supervolcán de Yellowstone es “miles de
veces más poderoso que un volcán normal”, explica Vox. Si
entrara en erupción, la nube de cenizas cubriría zonas de varios estados:
Wyoming, Montana, Idaho y Colorado, pudiendo llegar incluso a ciudades como Los
Ángeles, San Francisco, Portland y Seattle. Eso sí, el riesgo es escaso, ya que
este volcán sólo ha tenido una gran erupción tres veces en la historia: hace
2,1 millones de años, hace 1,3 millones de años y hace 664.000 años.
Rakkedhoo, uno de los atolones de las islas Maldivas, que podrían desaparecer si sigue subiendo el nivel del mar.
Las Maldivas son un paraíso de
arenas blancas y aguas turquesa, pero el 80%
de sus 1.200 islas (200 de ellas habitadas) se elevan poco más de un metro
sobre el nivel del mar, que a su vez se está elevando 0,9 centímetros al año:
“En 100 años las Maldivas podrían volverse inhabitables" y los 400.000
ciudadanos del país tendrían que ser evacuados.
La capital, Malé, está rodeada
por un muro de tres metros de altura, lo que no es de extrañar si tenemos en
cuenta las frecuentes inundaciones provocadas por las mareas (por no hablar
del tsunami de 2004). El gobierno de las Maldivas está intentando
aliviar los efectos del cambio climático, reforestando las islas y
vigilando la erosión de las playas, aunque también se están construyendo más
resorts de lujo para el turismo. Business Insider recordaba que las
Maldivas no son las únicas islas que corren este riesgo: la lista incluye
Kiribati, las Seychelles, las islas Torres, Tegua y las islas
Salomón, entre otras
El Tornado
Alley (callejón de los tornados) es una amplia zona de Estados Unidos que
llega de Texas a Dakota del Norte y donde son frecuentes los tornados entre
abril y septiembre, cuando el aire frío de Canadá se encuentra con el aire
tropical del Golfo de México. Sólo en la región metropolitana de Oklahoma,
donde viven 1,3 millones de personas, ha habido más de 120 tornados desde
1890. La zona no ha pasado más de cinco años sin un tornado (entre 1992 y
1998), aunque la racha acabó con cuatro el 13 de junio. A pesar de que los
sistemas de detección han mejorado considerablemente, sigue habiendo
víctimas mortales. 11 murieron en mayo de 2013, también en Oklahoma, cuando se
vivió el tornado más ancho de la historia de Estados Unidos. Tres de ellos
eran “cazadores de tormentas”.
Un tornado pasa cerca de Halstead, Kansas (EE UU). Los estados de Kansas, Oklahoma y Nebraska permanecen en alerta por el paso de varios tornados y fuertes tormentas que están dejando importantes daños materiales en la zona.
7. Haití: sin protección natural ante tormentas, huracanes y terremoto
Haití es la mitad
occidental de la isla La Española y fue colonia francesa entre 1697 y
1804. La otra mitad es la República Dominicana, antigua colonia
española. Tal y como explica Jared Diamond en 'Colapso', mientras
los españoles estaban demasiado ocupados con sus problemas en otras partes del
mundo, los franceses se dedicaron al cultivo intensivo de la caña de azúcar y
talaron árboles para exportar madera. Además, utilizaron la isla como puerto en
su tráfico de esclavos africanos. Haití siguió explotando la caña de azúcar
tras su independencia y sufrió dictaduras sangrientas como las de “Papa
Doc” Duvaliery su hijo.
Una mujer tiende la ropa entre los escombros del terremoto de Haití en 2010.
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