martes, 21 de febrero de 2017

NEUROEDUCACIÓN





"El cerebro necesita emocionarse para aprender"

Ana Torres Menárguez






Francisco Mora, doctor en Medicina y Neurociencia




La neuroeducación, la disciplina que estudia cómo aprende el cerebro, está dinamitando las metodologías tradicionales de enseñanza. Su principal aportación es que el cerebro necesita emocionarse para aprender y desde hace unos años no hay idea innovadora que se dé por válida que no contenga ese principio. Sin embargo, uno de los máximos referentes en España dentro de este campo, el doctor en Medicina Francisco Mora, pide cautela y advierte de que en la neuroeducación todavía hay más preguntas que respuestas.
Mora, autor del libro "Neuroeducación. Solo se puede aprender aquello que se ama ", que ya cuenta con once ediciones desde 2013, es también doctor en Neurociencia por la Universidad de Oxford y se empezó a interesar por el tema en 2010, cuando acudió al primer Congreso Mundial de Neuroeducación celebrado en Perú.
Defiende que la educación puede transformarse para hacer el aprendizaje más efectivo, por ejemplo, reduciendo el tiempo de las clases a menos de 50 minutos para que los alumnos sean capaces de mantener la atención. El profesor de Fisiología Humana de la Universidad Complutense alerta de que en la educación se siguen dando por válidas concepciones erróneas sobre el cerebro, lo que él llama neuromitos. Además, Mora es adscrito al departamento de Fisiología Molecular y Biofísica de la Universidad de Iowa, en Estados Unidos.

Pregunta: ¿Por qué es importante tener en cuenta los hallazgos de la neuroeducación para transformar la forma de aprender?

Respuesta: A nivel internacional hay mucho hambre por anclar en sólido lo que hasta ahora solo han sido opiniones, y ese interés se da especialmente en los profesores. Lo que hace la neuroeducación es trasladar la información de cómo funciona el cerebro a la mejora de los procesos de aprendizaje. Por ejemplo, conocer qué estímulos despiertan la atención, que después da paso a la emoción, ya que sin estos dos factores no se produce el aprendizaje. El cerebro humano no ha cambiado en los últimos 15.000 años; podríamos tener a un niño del paleolítico inferior en un colegio y el maestro no darse cuenta. La educación tampoco ha cambiado en los últimos 200 años y ya disponemos de algunas evidencias que hacen urgente esa transformación. Hay que re-diseñar la forma de enseñar.

P: ¿Cuáles son las certezas que ya se pueden aplicar?

R: Una de ellas es la edad a la que se debe aprender a leer. Hoy sabemos que los circuitos neuronales que codifican para transformar de grafema a fonema, lo que lees a lo que dices, no terminan de conformar las conexiones sinápticas hasta los seis años. Si los circuitos que te van a permitir aprender a leer no están conformados, se podrá enseñar con látigo, con sacrificio, con sufrimiento, pero no de forma natural. Si se empieza a los seis, en poquísimo tiempo se aprenderá, mientras que si se hace a los cuatro, igual se consigue pero con un enorme sufrimiento. Todo lo que es doloroso tiendes a escupirlo, no lo quieres, mientras que lo que es placentero tratas de repetirlo.

P: ¿Cuál es el principal cambio que debe afrontar el sistema educativo actual?

R: Hoy comenzamos a saber que nadie puede aprender nada si no le motiva. Es necesario despertar la curiosidad, que es el mecanismo cerebral capaz de detectar lo diferente en la monotonía diaria. Se presta atención a aquello que sobresale. Estudios recientes muestran que la adquisición de conocimientos comparte sustratos neuronales con la búsqueda de agua, alimentos o sexo. Lo placentero. Por eso hay que encender una emoción en el alumno, que es la base más importante sobre la que se sustentan los procesos de aprendizaje y memoria. Las emociones sirven para almacenar y recordar de una forma más efectiva.

P: ¿Qué estrategias puede utilizar el docente para despertar esa curiosidad?

R: Tiene que comenzar la clase con algún elemento provocador, una frase o una imagen que resulten chocantes. Romper el esquema y salir de la monotonía. Sabemos que para que un alumno preste atención en clase, no basta con exigirle que lo haga. La atención hay que evocarla con mecanismos que la psicología y la neurociencia empiezan a desentrañar. Métodos asociados a la recompensa, y no al castigo. Desde que somos mamíferos, hace más de 200 millones de años, la emoción es lo que nos mueve. Los elementos desconocidos, que nos extrañan, son los que abren la ventana de la atención, imprescindible para aprender.

P: Usted ha advertido en varias ocasiones de la necesidad de ser cautos ante las evidencias de la neuroeducación. ¿En qué punto se encuentra?

R: La neuroeducación no es como el método Montessori, no existe un decálogo que se pueda aplicar. No es todavía una disciplina académica con un cuerpo reglado de conocimientos. Necesitamos tiempo para seguir investigando porque lo que conocemos hoy en profundidad sobre el cerebro no es aplicable enteramente al día a día en el aula. Muchos científicos dicen que es muy pronto para llevar la neurociencia a las escuelas, primero porque los profesores no entienden de lo que les estás hablando y segundo porque no existe la suficiente literatura científica como para afirmar a qué edades es mejor aprender qué contenidos y cómo. Hay flashes de luz.

P: ¿Podría contar alguno de los más recientes?

R: Nos estamos dando cuenta, por ejemplo, de que la atención no puede mantenerse durante 50 minutos, por eso hay que romper con el formato actual de las clases. Más vale asistir a 50 clases de 10 minutos que a 10 clases de 50 minutos. En la práctica, puesto que esos formatos no se van a modificar de forma inminente, los profesores deben romper cada 15 minutos con un elemento disruptor: una anécdota sobre un investigador, una pregunta, un vídeo que plantee un tema distinto… Hace unas semanas la Universidad de Harvard me encargó diseñar un MOOC (curso online masivo y abierto) sobre Neurociencia. Tengo que concentrarlo todo en 10 minutos para que los alumnos absorban el 100% del contenido. Por ahí van a ir los tiros en el futuro.

P: En su libro Neuroeducación. Solo se puede aprender aquello que se ama alerta sobre el peligro de los llamados neuromitos. ¿Cuáles son los más extendidos?

R: Existe mucha confusión y errores de interpretación de los hechos científicos, lo que llamamos neuromitos. Uno de los más extendidos es el de que solo se utiliza el 10% de las capacidades del cerebro. Todavía se venden programas informáticos basados en él y la gente confía en poder aumentar sus capacidades y su inteligencia por encima de sus propias limitaciones. Nada puede sustituir al lento y duro proceso del trabajo y la disciplina cuando se trata de aumentar las capacidades intelectuales. Además, el cerebro utiliza todos sus recursos cada vez que se enfrenta a la resolución de problemas, a procesos de aprendizaje o de memoria.
Otro de los neuromitos es el que habla del cerebro derecho e izquierdo y de que habría que clasificar a los niños en función de cuál tienen más desarrollado. Al analizar las funciones de ambos hemisferios en el laboratorio, se ha visto que el hemisferio derecho es el creador y el izquierdo el analítico -el del lenguaje o las matemáticas-. Se ha extrapolado la idea de que hay niños con predominancia de cerebros derechos o izquierdos y se ha creado la idea equivocada, el mito, de que hay dos cerebros que trabajan de forma independiente, y que si no se hace esa separación a la hora de enseñar a los niños, se les perjudica. No existe dicha dicotomía, la transferencia de información entre ambos hemisferios es constante. Si se presentan talentos más cercanos a las matemáticas o al dibujo, no se refiere a los hemisferios, sino a la producción conjunta de ambos.

P: ¿Está influyendo la neuroeducación en otros aspectos de la enseñanza?


R: Hay un movimiento muy interesante que es el de la neuroarquitectura, que pretende crear colegios con formas innovadoras que generen bienestar mientras se aprende. La Academia de Neurociencias para el Estudio de la Arquitectura en Estados Unidos, ha reunido a arquitectos y neurocientíficos para concebir nuevos modos de construir. Nuevos edificios en los que, aún siendo importante su diseño arquitectónico, se contemple la luz, la temperatura o el ruido, que tanto influyen en el rendimiento mental.








lunes, 20 de febrero de 2017

POEMA




Escuela

Kate Tempest*














Entramos en la escuela como niños felices:
inocentes y alegres y apasionados por todo.
No conocemos todavía los horrores del edificio.
El odio que nos enseñará. El aburrimiento que traerá.

Pronto aprenderemos a desaparecer en público.
Aprenderemos a conformarnos con salir adelante.
Aprenderemos lo que se siente al contemplar la injusticia,
y a cerrar el pico para que no vengan tras nosotros.

Aprenderemos a no pensar, a copiar ciegamente.
A aliarnos con los mezquinos y a mantenerlos cerca.
Aprenderemos a no ser talentosos ni ingeniosos,
así como las lecciones más importantes
para triunfar profesionalmente:

Cómo seguir órdenes cuando estás al borde
de la náusea y te sientes hastiado y
inseguro y encogido por el miedo.



(Traducción de: ANINGÚNSITIOPEROQUESEALEJOS)












SCHOOL

We wander into school, happy children;
kind and bright and interested in things.
We don't yet know the horrors of the building.
The hatred it will teach. The boredom will bring.

Soon we'll learn to disappear in public.
We'll learn that getting by is good enough.
We'll learn the way it feels to see injustice,
and shut our mouth in case it comes for us.

We'll learn to never think but copy blindly.
To ally with the mean and keep them near.
We'll learn no to be talented or clever,
and the most important lessons
for success in a career:

How to follow orders when you're bordering
on nausea and you're bored and
insecure and dwarfed by fear.



de Hold Your Own, Picador, 2014




*Kate Tempest -Kate Esther Calvert-
(Londres, Reino Unido, 1985)
POETA/ESCRITORA/RAPERA

















viernes, 17 de febrero de 2017

HOCKNEY





Londres se zambulle en la piscina de Hockney*

Pablo Guimon








Poco antes de inaugurarse la exposición, la más grande dedicada nunca a David Hockney, uno de los comisarios viajó a Los Ángeles a visitar al artista y le preguntó qué le gustaría que la gente extrajera de este estudio de seis décadas de su obra. “Un poco de alegría”, respondió Hockney, “que disfruten del mundo como yo disfruto mirándolo”.



Objetivo logrado. La gran retrospectiva de la Tate Britain es un chorro de alegría para estos tiempos revueltos. La luz lo baña todo: ilumina los campos de Yorkshire, broncea los cuerpos de los amantes, rebota en las piscinas y en las paredes acristaladas geométricas de las casas de Los Ángeles.
La exposición de David Hockney, que abarca hasta 13 salas y que ya ha batido el récord de venta anticipada de la Tate, es un disfrute de principio a fin. Pero el reto del museo fue ir más allá y destacar, a través de una colocación casi cronológica del centenar de piezas, las líneas maestras de un obra rica en temática y técnicas. Y el hilo conductor, en palabras de uno de los comisarios, Chris Stevens, es la reflexión del artista sobre “cómo vemos el mundo y cómo el artista es capaz de capturarlo en dos dimensiones”.

La intención queda clara desde la primera sala, una de las dos únicas que rompen el orden cronológico, que cuelga obras que tienen en común, explica Stevens, un cuestionamiento de los protocolos de hacer cuadros. En Modelo con autorretrato inacabado (1977), el artista se dibuja a sí mismo en el fondo del cuadro, detrás del retrato de su pareja que duerme en primer plano. Pero no se trata del propio artista, como delata el título, sino de un autorretrato inacabado apoyado en la pared.





A continuación el espectador se adentra en los años de estudiante de Hockney, entre 1959 y 1962, en los que una reveladora visita a la exposición de Picasso en la propia Tate le permitió comprender que un artista no tenía por qué limitarse a un solo estilo o una sola idea. El shock que el expresionismo abstracto provocó en los artistas europeos de la época se ve en cuadros como We two boys together clinging, de 1961, que constituye uno de sus primeros, en sus propias palabras, “actos de propaganda” del amor homosexual en un momento en que este estaba prohibido.





Las siguientes salas están consagradas a su alejamiento de la abstracción en los años sesenta y sus juegos de equilibrios entre la imaginación y la observación. Esos años deparan a Hockney un descubrimiento que habría de marcar su carrera: la ciudad de Los Ángeles, a la que viaja en 1964 y que le cautiva con sus espacios abiertos, la luz blanca del sol y el culto al cuerpo. En Peter getting out of Nick’s pool (1966), el cuerpo desnudo de su novio de entonces sale del agua mientras el sol dibuja patrones geométricos en el ventanal de la casa y en la superficie de la piscina. En otra piscina, alguien que se acaba de tirar al agua ha provocado una salpicadura, una especie de eyaculación que rompe la geometría fría de la casa, el trampolín, los bordillos y el marco como de Polaroid que rodea A bigger splash (1967), un cuadro que el tiempo ha convertido en icono.





Su obra, particularmente la de los años sesenta, ha quedado como una iconografía de las revoluciones sexuales, económicas y estéticas de una época. Tanto, que hay cosas de la realidad que se identifican con Hockney: las altísimas palmeras de Los Ángeles, las piscinas suburbiales, los aspersores de riego sobre el césped, todo eso lleva ya la firma del pintor.
Pocos artistas vivos han alcanzado un éxito tan masivo como Hockney. Y esta gran exposición, organizada en colaboración con el Pompidou y el Metropolitan, pretende ser también un reconocimiento al personaje, que este verano cumple 80 años y sigue muy activo, como demuestran la videoinstalación y los cuadros dibujados con tabletas iPad que ocupan las últimas salas de la exposición.








*La Tate Britain acoge la mayor retrospectiva sobre el creador hasta la fecha: David Hockney is at Tate Britain, London, 9 February-29 May. Box office: 020-7887 8888.



Un  ‘Hockney’ para cada lector





No hace falta ser un experto en arte para reconocer su nombre, su obra y hasta su figura risueña, con su pelo despeinado, su cárdigan y sus gafas de pasta. Incluso en Reino Unido, un país acostumbrado a que los artistas invadan la cultura popular y las páginas de los tabloides, David Hockney ha vuelto a rizar el rizo. El pasado 3 de febrero el diario sensacionalista The Sun, el de mayor circulación del país, salía a la calle con su icónica cabecera reinterpretada por el artista. Un hockney para cada lector, decía el diario, que se refería al artista como “una chaval de clase obrera de Yorkshire al que le ha ido bien”.


Autorretrato de Hockney con tirantes rojos ( 2003)






Turning up the temperature ... Garden, 2015
















jueves, 16 de febrero de 2017

ESTONIA



Estonia,  la meca tecnológica de Europa











Cuando, en 1991, Estonia se convirtió en un país independiente, sus líderes políticos visualizaron el futuro en algo tan abstracto como la codificación y los algoritmos. En ese momento, la estabilidad que buscaban -con una economía avanzada, un alto nivel de vida y una tecnología puntera en el mundo- se asemejaba más a un sueño que a un proyecto real. La diminuta república báltica se había liberado de la Unión Soviética en 1918, pero apenas tres décadas más tarde, en 1941, había sido invadida por la Wehrmacht, las fuerzas armadas de la Alemania nazi. Y tres años más tarde llegaría la reocupación soviética.
Pero con su independencia -y, especialmente, con su ingreso en la Unión Europea en 2004- y con la adopción de una serie de políticas tecnológicas revolucionarias cambiaría el panorama hasta tal punto que hoy día es conocido como el "Silicon Valley europeo".  De hecho, el país tiene más empresas emergentes por persona que el Silicon Valley californiano y su revolución digital ha sido tal que ya cuenta con unos 600 servicios online.
Estonia es uno de los pioneros tecnológicos de Europa y una de las sociedades digitales más avanzadas del mundo. Tanto es así que se ha convertido en un modelo de gobierno único que se hace llamar "e-Estonia" ("Estonia electrónica"). Pero, ¿cómo funciona?

e-Estonia: una sociedad digital

El país báltico fue el primero en permitir votaciones por Internet en unas elecciones generales, y también en ofrecer todas las clases escolares y gestionar los historiales médicos de sus ciudadanos a través de la web.  Los estonios pagan el estacionamiento por Internet, tienen wifi pública en todo el territorio nacional y cuentan con el ancho de banda más veloz del planeta.  Su Internet, a diferencia de su pasado histórico, es libre y abierta. Su acceso es amplio y sin restricciones ni limitaciones al contenido.
El cambio fomentado por el gobierno transformó la manera en que los ciudadanos interactúan entre sí y creó un entorno de apoyo a los emprendedores en un país que tiene poco más que un millón de habitantes y que fue el lugar en el que nació Skype, entre otras muchas empresas tecnológicas exitosas.  En su sitio web oficial, la nación báltica define a sí misma como "una sociedad digital" gracias a sus "sofisticadas soluciones electrónicas".
Esa gestión electrónica se aplica a todos los sectores, desde la seguridad vial, hasta la educación, la sanidad y los servicios financieros, privados y gubernamentales.  Registrar un negocio en Estonia -por supuesto, se hace a través de internet- cuesta sólo 18 minutos y hacer la declaración de impuesto apenas cinco. Todo ello, sin moverse del sofá, explica el gobierno.


Skype nació en Estonia.



Estos son algunos de los servicios electrónicos con los que cuenta e-Estonia:

Gestión de colas fronterizas: reduce los tiempos de espera.
Firma digital: permite la firma de documentos de forma segura.
Residencia electrónica: permite a todo el mundo hacer negocios digitales más fácilmente.
DreamApply: sirve para la admisión de estudiantes internacionales y optimización de procesos en instituciones educativas.
Registro electrónico de empresas: permite a los emprendedores registrar su negocio en minutos.
Gabinete gubernamental (e-Cabinet): para coordinar el proceso de toma de decisiones.
Tribunales y sistema legal (e-court y e-law): para presentación de demandas o publicación de proyectos de ley.
Sistema policial(e-Police): para mejorar la comunicación, coordinación y efectividad de la policía.
Sistema educativo (e-School): permite a estudiantes, profesores y padres colaborar en el proceso de aprendizaje.




"En lugar de desarrollar un sistema central único, Estonia creó un sistema abierto y descentralizado que conecta varios servicios y bases de datos entre sí", se lee en la web.  "La flexibilidad de este sistema abierto permitió que se desarrollen y se añadan nuevos componentes de la sociedad digital a lo largo de los años. Por eso Estonia se ha convertido en una de las historias de éxito empresarial de la última década en Europa". Otros, sin embargo, ven esa hegemonía de Internet como una amenaza a la privacidad personal. Pero el gobierno estonio dice que su sistema es seguro y exento de intrusismos.

Confianza digital

Los estonios tienen el control de sus datos personales y pueden ver en línea qué agentes consultaron su información. Además, va contra de la ley que alguien vea los datos de otra persona sin su consentimiento, y los actores privados y gubernamentales deben solicitar un acceso especial. Tal vez por eso las estadísticas indican que los estonios tienen un alto nivel de confianza digital.
"El uso de tecnologías de la información en el sector público nos ha impulsado al frente de la modernización [...] y ha convertido a Estonia en un país con uno de los gobiernos más limpios y transparentes del mundo", dijo Toomas Hendrik Ilves, presidente del país entre 2006 y 2016, en un video gubernamental.

Y todas estas ventajas no son sólo para los estonios.

Desde 2014, los ciudadanos extranjeros también pueden convertirse en "residentes electrónicos" de este pequeño país, que ha conseguido liderar toda una revolución digital y protagonizar un cambio sin precedentes en el mundo.
La "e-residencia" no permite votar, ni elimina la necesidad de visa para quienes vivan fuera de la Unión Europea, pero los residentes electrónicos reciben una identificación digital que hace más fácil abrir cuentas de banco, registrar empresas o firmar digitalmente todo tipo de documentos. El proceso, por supuesto se hace a través de Internet.




La canciller alemana Angela Merkel y el primer ministro de Estonia Taavi Rõivas en una visita oficial en 2016.





La sociedad de "e-Estonia", sin embargo, no es perfecta.  Su actual primer ministro, Taavi Rõivas, tiene solamente 37 años y pertenece a esa nueva generación digital que no concibe el mundo actual sin la red. Sin embargo, solamente la mitad de los mayores de 65 años utilizan Internet en el país, lo cual indica que existe cierta exclusión digital.  Además, la tecnología puede ser costosa, limitando el acceso de quienes tienen menos ingresos.
Pero, en términos generales, el balance es más que positivo. Estonia es un ejemplo de una república del futuro que ya existe en el presente.









miércoles, 15 de febrero de 2017

ARTE ARGENTINO EN MADRID



El arte argentino contemporáneo en las calles de Madrid


Jorge Morla





                          ALIMENTANDO A LAS GALLINAS”. Técnica mixta sobre tela e intervención sobre la pared.






Partiendo de un cuadro verdoso y rectangular, la artista argentina Mariana Ferrari interviene el muro de Casa América sobre el que el lienzo descansa, prolongando su pintura más allá de los límites del óleo y transformando toda la pared en un mural. Es una buena metáfora de lo que el arte argentino pretende hacer en Madrid: "Desparramarse", en palabras de Mariano Mayer, uno de los comisarios de la exposición En el ejercicio de las cosas, que da el pistoletazo de salida a las actividades paralelas a Arco*, la feria del arte que arranca el 22 de febrero y de la que Argentina es el país invitado esta edición.

La de Casa América es una de las ocho sedes que acogerán la exposición colectiva, que engloba el trabajo de 50 artistas de distintas generaciones. Uno de los platos fuertes allí es la actuación lumínica que sobre el Ayuntamiento y la Plaza de Cibeles desplegará Karina Peisajovich al anochecer. Pero hasta que caiga la noche pueden verse cómo las fotografías de rinocerontes de Umberto Rivas (fotógrafo del Instituto Di Tela en los 60) dialogan con las instantáneas que capturan letreros entre plantas y esquinas de patios de Bruno Dubner, “que ejerce de fotógrafo del Buenos Aires de hoy”, explica Mayer. “El hilo conductor de la muestra en Casa América es el contacto de los jóvenes artistas con la tradición”, resume Sonia Becce, la otra comisaria de la exposición.



Karina Peisajovich


Cada una de las ocho sedes en las que se reparte En el ejercicio de las cosas gira en torno a una idea artística. Así, las obras expuestas en Tabacalera versan sobre el cuerpo, las del Retiro juegan con la idea del artista como arqueólogo de sus esencias, las del Museo Cerralbo reflexionan sobre lo decorativo. 
De Casa América a la vecina Biblioteca Nacional, donde “la literatura, y las fuentes literarias del arte, la relación con el papel y el objeto libro”,  son los ejes de la exposición. Allí pueden verse las fotografías de gran tamaño de Nicolás Mastracchio (trampantojos coloridos que más bien parecen óleos) enfrentadas al ladrillo devenido ficha de dominó de Claudia del Río, o las fotografías de esculturas y manos de Cecilia Szalkowicz.


Nicolás Mastracchio


“Una de las razones que me impulsaron a esta manifestación es la convicción de que la vida es una obra de arte, por lo que en vez de 'pintar' una comida, di una comida”. Cuando, en 1968, el sin par Federico Peralta Ramos ganó la beca Guggenheim, dilapidó el dinero en un banquete para sus amigos en el Hotel Alvear. Cuando las autoridades quisieron retirársela, el artista escribió una carta justificando sus actos. Fragmentos de esa carta, además de grabaciones del artista, pueden verse y escucharse en el tercer punto del recorrido, la casa museo de Lope de Vega. En la casa de Lope, una submuestra llamada Flotando, la obra de cuatro artistas se enfrenta a la del escritor del Siglo de Oro.
“La forma que tenía Lope de vivir la literatura, esa convulsión que le hacía ser tan prolífico y a la vez estar todo el día defendiendo sus obras es similar a la que tienen varios artistas argentinos”, explicaba Mayer. Tras él, un cuadro de rombos multicolor insertado en un marco de caña trenzada, obra de la artista (y también poeta) Fernanda Laguna. Y delante, ejemplares del libro 44 novelas que comienzan, del artista Gastón Pérsico.



Fernanda Laguna


La carta de Peralta, por cierto, consiguió convencer a las autoridades de la Fundación Guggenheim de que le conservaran la beca. Es más, desde entonces los estatutos fueron modificados y los artistas a los que se les concede no tienen que justificar de ningún modo en qué gastan el dinero. Para cambiar instituciones y remover conciencias está el arte, y el argentino, más allá de que termine Arco, conquista las calles de Madrid hasta el 16 de abril.





“El arte argentino está al nivel de la música o la literatura”


Pablo Avelluto, ministro de Cultura argentino, presenta en Madrid la programación de su país en ARCO, donde ejerce de país invitado






"¿Es Argentina un país contemporáneo?". La pregunta asalta a Pablo Avelluto (Buenos Aires, 1966) por el doble flanco de la política y el arte. El ministro de Cultura argentino ejerció ayer de embajador del arte de su país en Casa América, donde presentó el programa para ARCO, la feria de arte de la que Argentina será el país invitado esta edición. Avelluto, que reniega de la idea de desembarco (“nosotros aquí nos sentimos como en casa”), aboga por olvidar las nostalgias de su país: “Fuimos vistos por lo que fuimos, y por lo que pudimos ser y no fuimos. Hoy, tenemos que mirar a nuestro presente”. Sin embargo, como no podía ser de otro modo, Borges se le cuela en su discurso con frecuencia.

Pregunta. ¿Qué significa para Argentina ser el país invitado de Arco?

Respuesta. Es una oportunidad que nos tomamos muy en serio. Desde que Carlos Urroz (Director de la feria) nos lo propuso, lo vimos literalmente como una plataforma, un sitio al que subirse para ganar visibilidad, para que toda Europa vea nuestro arte.

P. ¿Cómo ve la situación del arte contemporáneo argentino?

R. Es una escena intensa, diversa, y mucho mayor de lo que a veces se percibe desde fuera. Uno ve, sobre todo desde aquí desde Europa, a veces un emergente al que de pronto lo toma una galería, o llega a alguna sala o museo, pero poco más. Cuando uno va acercando el zoom y ve más en detalle, empieza a ver que hay mucha más diversidad, muchos más nombres que aparecen. Una historia a veces de olvidos que merecen ser rescatados, una historia que es revisitada en algunos casos por primera vez. Dar cuenta de eso fue el desafío al encarar ARCO. La Argentina es una escena intensa, con sus propias particularidades.
Por otro lado, hay una idea que nosotros quisimos provocar, y que tiene que ver con, de algún modo, desvelar un secreto. Un secreto guardado al otro lado del mar. Algunos aquí en España están iniciados en ese secreto, pero queremos transmitir a todos esa idea de espiar por la mirilla, fomentar la curiosidad, una forma de decir “ven a ver más, ven a ver todo lo que queda allí”.

P. Al contrario que otras manifestaciones artísticas como pueden ser la literatura o la música argentinas, reconocidas a nivel mundial, no pasa lo mismo con el arte. ¿Lo ve injusto? ¿Qué pueden hacer para que el arte argentino esté al nivel, o por lo menos tenga la visibilidad de, por ejemplo, el mexicano o el brasileño?

R. Ese era uno de los desafíos de la invitación. No puedo determinar si es justo o no precisamente porque ha tenido mucha menos visibilidad. En años pasados, en muestras que se vienen realizando aquí en España, ese llamado de atención estuvo. Tal vez no con la visibilidad que merece, pero lo cierto es que nuestro arte está a la altura de otras manifestaciones de nuestro presente estético o cultural como la música, la literatura, el cine… Lo pendiente, como ha sucedido en México o Colombia, era mostrarlo. Otros se encargarán de valorarlo, pero mi pensamiento es que sin duda está a esa altura. Además, con unas características y especificidades que lo hacen único.

P. ¿Cuáles son esas cualidades específicas que tiene el arte argentino?

R. La presencia de lo irreverente, del desafío, de cierta vocación de llamar la atención. Rigor por un lado, pero visión irreverente siempre. Otro punto sería una diversidad suprema. También, la constancia en relación con la presencia de los cuerpos, a veces relacionada con la sexualidad, otras con la política. Otro rasgo es la intensidad, el arte de mi país siempre busca sacudir, conmover. Y se me ocurre que el concepto difuso de frontera está también muy presente. Digo difuso porque, como dijo Borges, ser argentino es ser universal.

P. A nivel institucional, ¿esta presencia mejora las relaciones entre Argentina y España? El presidente Macri vendrá a acompañar al Rey en la inauguración el próximo día 22.

R. En el arte, esas relaciones siempre se han mantenido. Pero es cierto que en el ámbito político, de las relaciones institucionales, habíamos estado un poco más aislados. Por eso vimos en esta invitación una oportunidad para recomponer los vínculos. Tanto con el programa de ARCO, como sus actividades paralelas, o los programas de residencia de artistas argentinos en Madrid que impulsamos, buscan fortalecer ese lazo. En el mundo del arte hemos sentido una sensación de bienvenida increíble, un “os estábamos esperando”. Era una pena que los Estados no estuvieran encontrando más puentes para cooperar, cuando el beneficio es para los artistas argentinos, para los madrileños, y los espectadores a ambos lados del atlántico

P. Hablando de relaciones internacionales, ¿Cree que las políticas antiinmigratorias de Donald Trump pueden hacer menos atractiva la ciudad de Nueva York como escaparate para artistas latinoamericanos, y potenciar así otros núcleos artísticos en el continente?

R. Bueno, está claro que Nueva York es una metrópoli, que es, como decía John Lennon, la Roma de nuestro tiempo, y que sigue siendo, y seguirá siendo, una de las mecas de consagración para muchos artistas. Dicho esto, por otro lado creo que claramente América Latina tiene una oportunidad de generar sus propios centros de atracción. La última vez que América Latina estuvo de moda tuvo que ver con los procesos políticos de la década de los 60. Ha llovido desde entonces. Aquello tenía que ver con las utopías de transformación política, las revoluciones… hoy las condiciones son completamente distintas, pero sumamente propicias para desviar la mirada de la producción norteamericana, huir de ese cierto academicismo. Eso es un gran reclamo como manifestación contemporánea. O sea, podemos seguir con la nostalgia de los 60 otros 50 años, y podemos seguir esperando que resuciten García Márquez y Cortázar, pero no va a suceder. Por eso importa enamorarnos de la producción contemporánea, de lo que está sucediendo aquí y ahora.

P. Hay que olvidar los efervescentes 60.


R. Yo es algo que por momentos, de verdad, he vivido como opresivo. No es que no fuera un gran momento, lo fue en todo el mundo y en Argentina también: el (Instituto) Di Tela, las vanguardias… pero podemos caer atrapados en esa nostalgia. Hoy Argentina es un país donde los lugares comunes se están empezando a ponerse en cuestión. Y creo que tenemos el derecho, mejor, la obligación, de promover el presente. De estar enamorados de él.




*ARCO: FERIA INTERNACIONAL DE ARTE CONTEMPORÁNEO








Texto Cultura: El País. España.