miércoles, 26 de noviembre de 2014

LA RED




La telaraña

Jordi  Soler








El que bautizó Internet como la telaraña (web, en inglés) entendía perfectamente el fenómeno. WWW son las iniciales de World Wide Web, tres palabras que quieren decir, literalmente, “telaraña mundial”. Su traducción al español, “la Red”, tiene menos malicia porque que la red atrapa, pero también soporta y protege, e incluso puede salvarnos de una caída. En cambio, la web, si no es uno araña, simplemente atrapa.
No es difícil imaginar el desastre que sobrevendría si un día la Red colapsa y nos deja a todos incomunicados, sin esos servicios a los que, durante los últimos años, nos hemos acostumbrado. ¿Qué haríamos si sobreviene ese temible apagón, si nos quedáramos sin el apoyo de los servicios que ofrece la Red? De la telaraña depende hoy casi todo y si se colapsara regresaríamos de golpe a 1980, a sacar dinero los viernes en la ventanilla del banco, a escribir cartas y a dictar telegramas, a echar mano del plano de papel para encontrar una calle, y a hacer cola en las dependencias del Gobierno para preguntar esas minucias que hoy consultamos cómoda y velozmente en Internet. Nada demasiado grave, en realidad; estamos atrapados en la telaraña y aunque todavía podemos sobrevivir sin ella, nuestra dependencia crece todos los días y en el futuro cercano, cuando los servicios y los suministros, el ocio, el sistema nacional de salud y absolutamente todo esté conectado a la Red, el colapso será un auténtico desastre.

Es verdad que la Red nos facilita la vida, como también es verdad que nos ha vuelto dependientes de ella; por su intricada retícula circulan los elementos que nos identifican, que nos hacen esa persona que somos y no otra, datos personales como los números de la seguridad social o los de la tarjeta de crédito, las contraseñas y las cartas de amor, las fotografías, las multas de tránsito y los resultados de un examen médico que nos practicaron recientemente. Hoy para hundir a un político, a un empresario o a un futbolista, basta husmear en la cauda informática que va dejando en la Red y, como se trata de una telaraña, es muy difícil borrar todos los rastros. Hay una multitud que tiembla ante la posibilidad de que aparezca una filtración que desvele un fraude, una confidencia comprometida o bochornosa, un cuerpo desnudo, como acaba de suceder con Jennifer Lawrence y otras actrices, que subieron cándidamente sus fotografías íntimas a la nube, porque les habían dicho, como a todos, que ahí la intimidad estaba completamente a salvo, hasta que un día, inopinadamente, dejó de estarlo. ¿La nube? Otro problema de nomenclatura: ¿a quién se le ocurre quejarse de las filtraciones de una nube?, ¿no son las nubes porosas por naturaleza?

En esta era de la transparencia, en la que buena parte de nuestra intimidad circula por fibra óptica, deberíamos preguntarnos si no hemos sido muy ingenuos al hipotecarnos de esa manera, al ceder toda esa información personal y dejar que corra por la telaraña, o que se almacene en la nube porosa. Y deberíamos preguntarnos esto porque precisamente ahora se diseña en California, en Silicon Valley, en esa nueva Jerusalén de donde vienen hoy todos los milagros, el siguiente capítulo que ya contempla, desde ahora, la invasión integral del usuario, una invasión que puede ser positiva, pero a la que hay que enfrentar desde la distancia y el escepticismo. Cuando hablo de nuestra ingenuidad y de la forma en que hemos cedido toda esa información personal a la oscura telaraña, tengo en cuenta que en realidad no hemos cedido nada, todo ha sucedido con una desconcertante normalidad, de buenas a primeras nos hemos encontrado integrados a la Red, irremediablemente atrapados por la telaraña mundial, como si se tratara de un fenómeno natural que va evolucionando, y no del resultado de una cadena de inventos que, basados en la ilusión de innovar pero, sobre todo, en el rédito que estos producen, desarrolla desde hace años un grupo de empresarios californianos.

En la Red circula ya nuestra intimidad, nuestros datos, la correspondencia personal, nuestras preferencias musicales y los periódicos que leemos, la edad de nuestros hijos y las vacunas que le ha puesto el veterinario a nuestro perro. A toda esta intimidad ya expuesta se sumará, muy pronto, la intimidad de nuestro interior, como explicaré a continuación. En los laboratorios experimentales de Google (Google X) se trabaja, según se ha publicado recientemente en la prensa inglesa, en unas píldoras rellenas de nano-partículas metálicas que, al penetrar en el torrente sanguíneo, irán “pintando” las células que presenten alguna anomalía y esta información, que provendrá de nuestra intimidad más recóndita, será recogida por una pulsera que indicará al paciente, y a su médico que, en el mejor de los casos, monitoreará desde su consultorio, si goza de buena salud o si se aproxima un cáncer o un infarto.

Se trata, sin duda, de un salto gigantesco en el diagnóstico de enfermedades que redundará en su curación; las píldoras y la pulsera mejorarán, desde luego, nuestra calidad de vida, pero también nos pondrán a las puertas de la exposición absoluta, en ese momento impúdico en que nuestros datos íntimos irán corriendo a la par que los datos de nuestro interior: el número de la Visa y el porcentaje de sedimentación que tiene el tarjetahabiente en el colon, irán viajando simultáneamente por el mismo filón de fibra óptica. Vamos rumbo a la transparencia total, a la exhibición permanente por fuera y por dentro y, como las nuevas tecnologías relacionadas con la salud tienden a la autogestión, ya se puede ir calculando lo que puede pasar.

Todo está listo para dar el siguiente paso, la sociedad occidental vive ya obsesionada por la salud, el deporte y la comida sana tienen hoy un prestigio religioso y los agentes dañinos como la cafeína, la nicotina o el alcohol, son vistos cada vez con más recelo, y en este ambiente salutífero que reina en el siglo XXI, la autoexploración interior tendrá un éxito incontestable. Imaginemos un hombre que vive muy pendiente de su salud, y que una mañana se toma las píldoras y lee el resultado en la pulsera que tiene en la muñeca; el hombre encuentra que está, de momento, sano, pero esto no quiere decir que en la noche, cuando regrese de la oficina, siga así, todo puede torcerse, como bien se sabe, en el próximo minuto y lo más conveniente para este hombre hipotético del futuro inmediato será ingerir otras píldoras de Google, para comprobar que sigue sano y así poder conciliar tranquilamente el sueño.
Pero la transparencia interior no solo generará, además de sus muy evidentes bondades, una vigilancia histérica de la propia salud, sino también una serie de aplicaciones prácticas que merecen una reflexión: en ese mundo nada lejano (de aquí a cinco años, calculan los de Google), en el que cada individuo se revisará periódicamente el interior, será difícil, por ejemplo, comprometerse sentimentalmente con alguien sin antes haber echado un vistazo a la salud de sus órganos, y la misma exploración interior exigirán los bancos para conceder un préstamo, o las compañías de seguros para extender una póliza, o las empresas para dar un empleo. La transparencia interior nos pondrá a las puertas de una nueva realidad, tendremos una vida más saludable pero también estaremos más expuestos, seremos más vulnerables, perderemos la parte de sombra y todo será de una cegadora claridad.

Las bondades y las ventajas de las píldoras de Google son muy evidentes, y es precisamente por eso, por el resplandor que produce esta evidencia, que deberíamos mirar este invento revolucionario con un saludable escepticismo. A sabiendas, desde luego, de que esto no vamos a decidirlo nosotros y que un día de estos, en el futuro próximo, nos encontraremos usted y yo tomándonos las píldoras de Google, como requisito para completar un trámite en el banco o en la oficina. ¿Cuánta transparencia resistirá nuestra intimidad antes de desvanecerse?














Fuente: Opinión. El País. España










martes, 25 de noviembre de 2014

COMIDA Y FELICIDAD


La revolución gourmet del sentido común

Javier Navia 




Jamie Oliver ostenta un título de dudoso prestigio. Es uno de los cocineros más influyentes del mundo, sus programas de TV son vistos por millones de personas en todos los continentes y la reina Isabel II lo condecoró con la Orden del Imperio Británico.

 Pero no se trata de nada de eso. El título que más fama le ha dado se lo otorgó en 2012 el Physicians Commitee for Responsible Medicine de los Estados Unidos cuando declaró a su recetario "Las comidas en 30 minutos" de Jamie como uno de los cinco libros más nocivos para la salud: el pecado de Oliver fue incluir entre sus platos un sándwich de albóndigas y panceta que contiene más del doble de colesterol, sodio y grasas saturadas que un Big Mac.


En estos tiempos, el episodio podría derrumbar la carrera de cualquier chef, pero no la de Oliver. Su campaña por la comida saludable le había ganado, hasta entonces, adeptos entre los enemigos de la comida chatarra, para quienes el cocinero británico se convirtió en un héroe cuando ganó una demanda contra McDonald's tras denunciar en la BBC que la casa de comidas rápidas lavaba cortes vacunos no comestibles con un agente antimicrobiano para poder emplearlos como materia prima.  ¿Por qué entonces un cocinero promocionado como adalid de la alimentación sana boicoteaba su reputación con un sándwich de 1182 calorías? La respuesta está en un concepto que Jamie y muchos otros chef están abrazando últimamente: la comfort food, o la comida de la felicidad.
Como es de suponer, el concepto tiene mucho de psicología y menos de nutrición, y hay cuatro puntos que lo definen:
1) el confort físico, aquel que nos proporcionan los platos saludables que nos hacen sentir bien; 2) el confort nostálgico que nos dan ciertas comidas al remitirnos a la infancia; 3) el confort de la indulgencia, cuando, pese a la culpa, ingerimos platos que nos encantan; y 4) el confort por conveniencia, es decir, los alimentos que elegimos por su fácil acceso o preparación. Todas estas comidas nos hacen felices, y su consumo equilibrado es lo que recomiendan los adeptos de la comfort food, que consideran que nadie morirá por comer un calórico sándwich de albóndigas, en tanto lo haga muy de vez en cuando.
En una era en que una de las mayores batallas culturales está dada por qué elegimos comer, y veganos y carnívoros se radicalizan en bandos irreconciliables, Oliver -cuyo nuevo libro Comfort Food llega ahora a la Argentina de la mano de Grijalbo- propone una tercera vía: volver a la cocina en que lo rico no era enemigo de lo sano, y en la que los sabores se equilibraban saludablemente y con una pizca de indulgencia que los cocineros y las madres entienden más que los médicos. Esa es su revolución: la del sentido común.










FUENTE: La Nación Revista.







lunes, 24 de noviembre de 2014

POEMA





Cómo decir, amor, en qué momento...

Julia Prilutzky Farny













 Cómo decir, amor, en qué momento
te rompes dulcemente entre las manos,
sin quejas, sin recuerdos, sin arcano
y tal vez sin temor ni sufrimiento.


Cómo volver a amar, qué sentimiento
de elementos divinos o profanos
puede reverdecer entre desganos,
en la etapa final del desaliento.

Pregunta al corazón por qué no cree,
pregúntale al mirar qué cosas lee,
pregunta al labio cruel por qué no besa,

y te dirán, sin duda, su fatiga
del amor fiel o la pasión mendiga,
su falta de esperanza o de sorpresa

























sábado, 22 de noviembre de 2014

DINOSAURIOS.....



Adiós dinosaurio...

 Sergio Sinay






¿Queda algún dinosaurio vivo? Los informados dirán que no. Quienes nacieron y se criaron en la era de las nuevas tecnologías de conexión, de celulares, de teléfonos inteligentes, de tablets, Internet, redes sociales, WhatsApp y demás dirán que sí, y que son cientos de miles. Pero no tienen ni la forma ni el tamaño clásicos, sino que lucen como simples seres humanos. Según propia confesión, estos dinosaurios en su adolescencia no tenían celulares y en el colegio y la Universidad no tenían computadora. Ni hablar de MP3, MP4, Play Station y otras cuestiones que hoy parecen esenciales para vivir. Los nacidos y criados tecnológicos no entienden cómo hacían estos especímenes para comunicarse entre ellos, para estudiar o para jugar. Y les sorprende que hayan sobrevivido a semejantes carencias.
Como estos dinosaurios no quieren ser vistos como tales, prefieren callar y mimetizarse antes que asumir su arcaica condición. Ante sus hijos (cuando son padres), ante sus alumnos (cuando son docentes) o ante los más jóvenes (cuando han alcanzado la mediana edad) prefieren callar. Y ven a los no dinosaurios como los seres más inteligentes habidos hasta hoy. Se rinden ante ellos y dicen cosas como éstas: "Estos pibes son mucho más inteligentes de lo que fuimos nosotros"; "Son rapidísimos"; "Son increíbles, te configuran un celular o una computadora a los 5 años". Y de ahí saltan a cederles el liderazgo de todas las relaciones (en la casa, en la escuela, en las conversaciones, declarándose vetustos).
Se olvidan de recordarles que habilidad e inteligencia no son sinónimos (como no lo son cultura e información). No les cuentan que los grandes y fundamentales adelantos de todo el siglo XX, que estructuran el mundo real de hoy (porque hay un mundo real además del virtual), son anteriores a las últimas dos décadas. Así es con el auto, el avión, los cohetes interespaciales, la televisión, el cine, los antibióticos, la penicilina, los radares, los edificios clásicos en altura y diseño, el ascensor, la quimioterapia, los quirófanos, el teléfono, el submarino y hasta la misma computadora (la lista es inagotable de manera que paro aquí). Todo eso nació y se quedó, enraizó en la historia humana. Las nuevas tecnologías aún no han producido clásicos como éstos, sólo mejoraron algo de lo habido, a menos que se considere clásico lo que es obsoleto y muere dos años después de nacer.
El pudor de los dinosaurios deja a las nuevas generaciones sin memoria, sin conciencia de que deben mucho a las anteriores. Es riesgoso que hijos y alumnos crean que el mundo empezó con ellos y con las tecnologías que manejan, porque si fuera así, no deberían nada a nadie. Si no recibieron legados no verán por qué hay que legar. Y si no hay que legar, ¿para qué cuidar? Se usa y se tira. Esto no sólo ocurre con los artefactos, sino con las personas y los vínculos. El mundo se hace líquido y virtual, las tecnologías no son medios (herramientas), sino fines.
Si fueran inmanejables para dinosaurios, no serían rentables. Diseñadas para mercados cada vez más amplios, su manejo es cada vez más simple (ya hay celulares para bebes que no leen). Los dinosaurios deberían salir de sus cuevas, acercarse a ellas, comprobar que no hay genialidad en su manejo, aprender a usarlas y poner las cosas en orden. Es decir, recobrar el liderazgo en los vínculos, orientarlos, poner las tecnologías en su lugar funcional, restaurar la secuencia de las generaciones, ayudar a conservar el mundo y mejorarlo para que haya herencia. Los papás dinosaurios harían bien en recordar que haber usado walkmans o contestadores telefónicos no los hizo más inteligentes que sus padres. Entonces dejarán de ser dinosaurios y volverán a funciones humanas.





Fuente: La Nación Revista.









miércoles, 19 de noviembre de 2014

AROMAS Y EMOCIONES





¿Por qué nos atrapa el olor a tierra mojada?

Eva  Carnero






¿Qué siente cuando huele las páginas de un libro nuevo? ¿Y cuándo percibe el aroma a pan recién horneado? ¿O el olor a tierra mojada? Seguro que ninguno de estos aromas le deja indiferente. En general, experimentamos una agradable sensación de bienestar ante ciertos efluvios como el de libro viejo o café recién hecho. Pero ¿por qué nos hacen sentir así de bien? ¿Son los genes, nuestra historia personal o es una cuestión cultural?
Un billón de olores

Hasta ahora solo se había podido determinar la capacidad del ser humano para distinguir entre 10.000 olores, pero un estudio reciente llevado a cabo en la Universidad de Rockefeller (Nueva York, Estados Unidos) ha disparado la cifra hasta un billón. Según la investigadora Leslie Vosshall, coautora del trabajo, el descubrimiento abre un amplio e interesante campo de análisis, como el que se refiere a los olores considerados agradables o desagradables o el tipo de relación existente entre los aromas y las emociones.
La respuesta neurológica

¿Quién no ha inspirado alguna vez con intensidad metiendo sus narices entre las páginas de un libro nuevo o se ha llenado los pulmones con el aroma a hierba recién cortada? Estos son dos de los numerosos olores que, en general, a la mayoría de las personas nos resultan atractivos.
Ahora bien, ¿por qué nuestra reacción ante estos olores es tan similar? Para el Dr. David A. Pérez, la respuesta es bastante compleja. "La explicación por la que un olor resulta agradable a una persona, mientras que a otra le produce rechazo, incluye razones genéticas, culturales y personales". Y es que, el ADN de cada uno "nos predispone, tanto a reaccionar manifestando animadversión ante olores como el de vómito, heces o podrido, como frente a los aromas que emanan de ciertos alimentos o platos de comida", asegura el doctor.
Precisamente, un estudio elaborado por la Universidad del Sur de Bretaña (Francia) y publicado en The Journal of Social Psychology concluía que el olor a pan recién hecho hace que las personas sean más amables con los desconocidos. Esta afirmación es especialmente interesante, ya que aporta pruebas de la existencia de la relación entre los olores y las emociones, yendo más allá de si nos resultan agradables o no.
El camino más corto a las emociones

Enrique Sanz Bascuñana, aromatólogo y fundador del Instituto ESB, observa una conexión casi instantánea entre aroma, cerebro y emoción. El experto cree que aromas como el de un libro viejo o a tierra mojada "nos encantan porque nos gusta leer o porque sentimos que nos conecta con la naturaleza", aunque matiza que "si una persona asocia el olor a tierra mojada con un desastre natural que implique muerte o sufrimiento, ya que de pequeño vivió una inundación, difícilmente le resultará agradable ese olor en su adultez". "Yo creo que los olores no son agradables ni desagradables. Somos nosotros los que con nuestras experiencias les damos esa calificación".
Desde la neurología, el doctor David A. Pérez también habla de la íntima relación entre lo emocional y el mundo olfativo, la cual respalda con pruebas experimentales. "El bulbo olfatorio tiene conexiones directas con el sistema límbico y con la amígdala, ambos vinculados con la modulación de las emociones", explica el neurólogo, que describe el olor como "la banda sonora" que envuelve los eventos de nuestra vida impregnándolos de emociones.
A pesar de que esta relación entre las experiencias vividas, las emociones y los olores no ha sido objeto de estudio en demasiadas ocasiones, el doctor nos recuerda un trabajo experimental en el que se demuestra con pruebas de neuroimagen cómo se activan determinadas áreas del cerebro cuando son expuestas a ciertos estímulos olfativos. Se trata de un estudio llevado a cabo entre veteranos de la Guerra del Golfo en el que se comparaba la reacción de los soldados que tras el conflicto sufrían estrés postraumático con la respuesta de los que no lo padecían. "Con la intención de comprobar cómo reaccionaban ante un olor asociado con el campo de batalla, durante la investigación se les expuso a aromas de todo tipo, entre ellos, el de gasolina. El resultado fue que los soldados que eran víctimas de estrés activaban dos áreas clave en la modulación de las emociones: la amígdala y el córtex frontal", explica el Dr. David A. Pérez.
Un mundo sin olores

Si los olores quedan integrados en nuestra trayectoria vital formando una especie de pack junto con las experiencias y las emociones, ¿qué ocurre en el cerebro de aquellas personas que carecen del sentido del olfato? Aunque este trastorno sensorial pueda parecer algo anecdótico, lo cierto es que la anosmia, o ausencia total de olfato, afecta al 2% de la población mundial. Cifra que no difiere demasiado del 2,2% de personas ciegas o el 2,3% que padece sordera.
Ante esta cuestión el doctor Pérez admite que no puede dar una respuesta documentada, ya que, la ciencia todavía no ha estudiado esta circunstancia. Solo se puede referir a un par de estudios hechos con cobayas y ratones en los que "se ha podido comprobar cómo después de haberles extirpado el bulbo olfatorio, los animales han manifestado reacciones hiperemocionales", apunta. Sin embargo, esta conclusión no puede trasladarse al ser humano, porque, tal y como afirma el experto: "No somos ratones gigantes".





Fuente: El País. España.








martes, 18 de noviembre de 2014

ARTE



El arte vivió en 2013 el mejor año de su historia




Número 19, 1948 de Jackson Pollock


Quedaban pocas dudas de que iba a ser así. El mercado del arte vivió en 2013 el mejor año de su historia. La venta de obra en sala de subastas alcanzó, según la consultora artprice.com, la estratosférica cifra de 12.005 millones de dólares (8.737 millones de euros). A este guarismo habría que sumarle las comisiones que cobran las casas de pujas por las transacciones y los impuestos. Fácilmente podría suponer entre un 15% y un 20% más. Esos más de 12.000 millones representan pulverizar los 10.600 millones de dólares (7.714 millones) registrados en 2012. Un 13% más. La actividad resulta tan intensa que el ejercicio pasado se fijó 15.000 nuevos precios máximos de artistas.
Todo sube y mejora. Todo cada vez es más caro. La pintura, la escultura, la obra gráfica incluso los dibujos, que se habían mantenido bastante al margen de las corrientes especulativas, sucumben. Los detalles así lo cuentan. En un decenio, los precios de la fotografía subieron un 25%. E igual viaje han emprendido la pintura (27%), la escultura (28%), los grabados (38%) y, sorprendentemente, los dibujos (185%). Este boom del papel se justifica por la pujanza del mercado chino, donde este soporte está muy valorado. De la misma forma que sucede en Occidente con el lienzo. En China, artistas del país como Qi Baishi, Huang Zhou, Li Xiongcai, Tang Yin o Zhang Daqian tiran de los precios.
De todas formas la pintura continúa siendo el soporte más codiciado. El martillo golpeó el atril en 878 ocasiones por encima del millón de dólares para obras sobre tela. En 2003, por establecer una comparación, fueron 205 veces. Desde luego, al frente de esta pujanza se encuentran los 142,4 millones de dólares (más de 104 millones de euros) pagados por Elaine Pascal Wynn, la ex esposa del magnate de los casinos Steve Wynn, por el tríptico Tres estudios de Lucian Freud firmado por Francis Bacon. El remate más caro de la historia. Pero no está solo. A esta bonanza también se suman los 105 millones de dólares (76,4 millones de euros) logrados por la venta de la tela de Andy Warhol Silver Car crash (Double disaster) y los 58,3 millones (42,4 millones) que consiguió Number 19 (1948) de Jackson Pollock.
Otra lectura interesante que deja el año es que la obra gráfica, que tradicionalmente había tenido unos niveles bajos de revalorización, coge fuerza. El volumen de piezas vendidas es similar al de años anteriores pero sus ingresos anuales son casi cuatro veces superiores. El mercado del grabado, apunta artprice.com, equivale a unos 260 millones de dólares (189,1 millones de euros), la cifra más alta de su historia. En esta categoría mandan los precios de Andy Warhol, Pablo Picasso,Edvard Munch y Odilon Redon, que tienen obra que se remata por encima del millón de dólares.
También las esculturas se apuntan a estos días de vida y rosa. Suman unas ventas de 913 millones de dólares (664,2 millones de euros). En una década esta cifra se ha cuadriplicado. Nunca antes se habían vendido tantas obras en este soporte: 22.500. Un espacio en el que el artista norteamericano Jeff Koons es capaz de rematar en Christie’s su escultura de cromo pulida Balloon dog (Orange) por 58,4 millones (42,5 millones de euros).
¿Y la fotografía? A este soporte le sucede algo curioso. Continúa siendo novedosa para el mercado, pese a su implantación generalizada entre coleccionista y museos. A pesar de todo obtiene 153,3 millones de dólares (111,5 millones de euros), lo que supone multiplicar por tres sus ingresos de 2003. Y artistas que trabajan con la fotografía, como el alemán Andreas Gursky, pueden vender una imagen de gran formato,Chicago board of trade III, por 2,85 millones de dólares (2.073.650 millones de euros). La cuantía más elevada en 2013. Le siguen, en ese ranking de precios, Richard Prince, Cindy Sherman y Man Ray.
En cuanto a los superventas, la clasificación de los diez artistas con mejores resultados en subastas en 2013 viene marcada por la recuperación de las posiciones de los creadores occidentales frente al recalentamiento del mercado chino. De hecho, esos diez grandes nombres han vendido obras por valor de 2.280 millones de dólares (1.659 millones de euros). ¿Los elegidos? Andy Warhol (367 millones de dólares), Pablo Picasso (361), Zhang Daqian (291,6), Jean-Michel Basquiat (250), Qi Baishi (230), Francis Bacon (195,7), Gerhard Richter(165,8), Roy Lichtenstein (140,5), Zao Wou-Ki (139,5) y Claude Monet(137,6).
De todos estos precios se han beneficiado las grandes casas de subasta. En concreto, Christie’s vendía en su sala de Nueva York el 12 de noviembre de 2013 en su puja de arte de postguerra y contemporáneo piezas por valor de 609 millones de dólares (443,1 millones de euros). La recaudación más elevada jamás alcanzada en una subasta de arte, y, por extensión, la mejor marca de la casa en 247 años de historia.









ALEX HERRERÍAS







Un ilustrador feliz






Alex Cuenta cuentos


Tras explorar diversos intereses (incluso coqueteando con la arquitectura en algún momento), Álex Herrerías decide que su camino es la ilustración y se licencia por esta especialidad en la Escuela Nacional de Artes Plásticas (ahora Facultad de Artes y Diseño) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).


La leyenda de Doña Francisca la embrujada

Ha colaborado con distintas editoriales entre las que se encuentran Penguin Random House, Edebé, Santillana, Richmond, Macmillan, Castillo, McGrawhill, Pearson, Oxford University Press, SM, University of Dayton Publishing, Sistema Uno, AMCO, Grupo Editorial Patria, Norma, Editorial Progreso, Trillas, Larousse, Esfinge, Artes de México y Edimend.

El Caballero del Océano Antártico


También ha trabajado para las revistas Glamour, GQ y Travel and Leisure; además de instituciones como la SEP, el INAH y la Fonoteca Nacional de México.

Por encargo de Fundación Televisa ilustró la publicación Vivir los valores, niños de valorEn el campo de la animación, desarrolló el proyecto de doce episodios Primeras grandes lecturas para Proyecto 40. 

Orgullo y  Prejuicio. Colección Grandes Lecturas. Proyecto 40. 


Vivir los Valores, Niños de valor


El libro de los Valores (2013)



El libro de los Valores (2013)

El libro de los Valores (2013)


Herrerías ha sido invitado a impartir conferencias para hablar de su trabajo y su vida en el medio de la ilustración en la Universidad Nacional Autónoma de México, la Universidad del Valle de México y la Universidad Insurgentes.


The Princess and the pea by Alex Herrerías, via Behance



Entre otros reconocimientos ha recibido el premio a! Diseño en la categoría Ilustración en 2014, la medalla behance en ilustración en el Behance Portafolios Reviews México D. F. en 2013, la mención honorífica del 23º Catálogo de Ilustradores de Publicaciones Infantiles y Juveniles 2013 (Conaculta), una mención de plata en los Premios a! Diseño en Ilustración en 2011 y fue seleccionado para concurso de cartel "Invitemos a leer" (ediciones XXII y XXV).Es miembro fundador de la Asociación Mexicana de Ilustradores.  

A la fecha puede decir con toda seguridad que es un ilustrador feliz.






Avisos: Infórmate, tu eliges (Fundación Televisa-septiembre de 2014)

 Infórmate, tu eliges (Fundación Televisa-septiembre de 2014)


Tu Eliges

Tu Eliges








lunes, 17 de noviembre de 2014

POEMA





Soneto IX

Julia Prilutzky Farny













Un día te querré... Un día: ¿cuándo?
No lo sé, ni me importa, todavía.
Tan segura de amarte estoy, un día,
que ni anhelo ni busco: voy andando.

Mi mano que la espera va ahuecando,
hoy reposa indolente, blanda y fría.
Un día te querrá... Hoy sólo ansía
encerrase en la tuya, descansando.

Mi amor sabe aguardar. No es impaciente:
su deseo es arroyo, y no torrente
que hacia ti, con certeza, sigue andando.

Y una tarde cualquiera y diferente
me he de dar a tu amor, serenamente.
Un día te amaré: ¿qué importa cuándo?






















viernes, 14 de noviembre de 2014

EN LOS ANDES


Casas calientes contra el frío andino

GALO MARTÍN APARICIO





“Acá el sol es bien fuerte. No calienta, quema”, comenta Nancy Zamalloa mientras conduce por una carretera circundante al lago Titicaca que se sabe de memoria. Esta bióloga hace todos los días el recorrido que la lleva desde Puno (al sureste de Perú) hasta los diferentes emplazamientos donde la organización Kusimayo tiene frentes abiertos en este departamento andino. Durante el tiempo que ella y Joaquín de la Piedra trabajaron juntos en una granja de truchas en la zona se dieron cuenta de las carencias que existían en este rincón del país. 
Poco después nacía Río Feliz, que es lo que significa Kusimayo en quechua. Se trata de una organización sin ánimo de lucro que desde el año 2008 desarrolla proyectos para mejorar las condiciones de vida de niños y adultos afectados por la pobreza y la desnutrición en Perú. Hasta la fecha mantienen un perfil bajo, no hacen ningún esfuerzo por aparecer en los medios de comunicación porque, dicen, lo suyo es ayudar de manera desinteresada. Entrando en la ciudad de Lampa, Nancy sentencia: “Esta es gente necesitada”.




La población rural alto andina pasa por ser la más pobre y excluida del país. Las bajas temperaturas provocan que haya una elevada tasa de casos de infecciones respiratorias agudas, la principal causa de muerte en niños en zonas rurales. Los hogares de muchas comunidades campesinas son incapaces de atenuar los estragos que derivan de las gélidas temperaturas. En la mayoría de casos las viviendas no cuentan con la infraestructura mínima para evitar el paso del frío al interior de la misma, como puede ser el sellado de las puertas, ventanas y techo, que suele ser muy deficitario. A esta problemática se suma el escaso acceso a la energía, lo que se denomina confort térmico. La gran mayoría de hogares cuenta con cocinas de leña o bosta (excrementos de ganado), y se hace un uso ineficiente y contaminante de los combustibles. Peor aun, las casas no tienen chimenea, lo que se traduce en la inhalación de humo. Kusimayo estima que respirar junto a una cocina de fuego abierto es comparable a fumar 20 cajetillas de cigarros al día.
Nancy, Joaquín y Laura Fantozzi se desmarcan de las acciones solidarias paliativas que realiza el Estado. El resultado de las labores en este sentido por parte del gobierno es, en ocasiones, inefectivo por la falta de recursos y la manera de hacer llegar la ropa y los alimentos. Nancy agarra con firmeza el volante durante el trayecto que discurre por la trocha de 14 kilómetros que une Lampa con Rivera Coylata. Por esa pista de tierra con baches se suceden perros que vigilan el ganado y marcan el territorio, una joven pareja con su hijo envuelto en una manta de vivos colores que contrasta con el tono pardo del altiplano y postes del tendido eléctrico que simulan cruces. 20 minutos después se alcanza la quebrada de Rivera Coylata (250 habitantes, 75 familias), con sus casas dispersas a ambos lados del río y a 3.730 metros sobre el nivel del mar.


La comunidad de Rivera Coylata se intuye vacía. Se escucha el sonido de las hojas al moverse, el cacareo de las gallinas y el silencio. Mucho silencio. Al forastero la respiración se le complica y el oxígeno parece escasear. Se adivina la llegada del frío (es invierno en el hemisferio sur), a pesar de que los rayos del sol queman, como ya avisó la anfitriona. Kusimayo ha antepuesto la entrega de ropa de abrigo por la de implementar soluciones, como la del paquete tecnológico Casa Caliente Limpia desarrollado por el Grupo de Apoyo al Sector Rural de la PUCP (Pontificia Universidad Católica del Perú), el cual pretende modificar las casas existentes mediante la instalación de paredes calientes, el sellado de los techos y cocinas mejoradas para evitar la presencia de humo en su interior. Hasta el momento hay 10 funcionando, las del proyecto piloto que priorizó los hogares que estaban en condiciones más precarias. El objetivo es implementar otras 30 en 2014.
Viviana (74 años), Gabina (49) y Simona (68) son algunas de las vecinas que aparecen y conversan en quechua con Nancy.La presencia de hombres es reducida, casi todos están fueran trabajando en las minas, en la recogida de algún cultivo o en la ciudad vendiendo. Las tres mujeres son beneficiarias junto a sus familias del programa Casas Calientes Limpias, por el que han conseguido incrementar la temperatura en el interior de la vivienda en 10 grados, además de eliminar entre el 70% y 90% de la contaminación.
La temperatura en invierno en esta región alcanza los 18 grados bajo cero. En el interior de los hogares, antes de la implantación de las Casas Calientes, la temperatura era de -5 aproximadamente. Ahora se mantiene en torno a los siete grados. La directiva de la comunidad y la población están comprometidas con la implementación del paquete tecnológico. La Comunidad Rivera Coylata aporta la mano de obra y los materiales: adobe, piedras. La madera y el policarbonato vienen de fuera. El interior del Muro Trombe (el apéndice que se añade a la vivienda) está relleno de piedras de río de color negro para conseguir un mejor almacenamiento de calor durante el día. 
Este sistema consiste en un recinto adyacente a la casa que tiene una pared expuesta al sol. Los agujeros puestos específicamente en la pared del muro Trombe permiten que el aire calentado por el sol circule en la casa, a su vez el aire frío vuelve a entrar al recinto expuesto al sol, proporcionando calefacción a la casa. Para el éxito de este implemento es importante aislar el techo con arpillera, un material local que tiene la función de retener el calor transferido por el Muro Trombe en el interior de la estancia. El círculo de estas mejoras que se aplica con el fin de calentar los hogares se cierra con la reforma de la cocina. La nueva estructura de forma triangular es amigable con el medioambiente, está adecuada para cocinar, hace un uso eficiente del combustible y se convierte en una fuente de calor. Este tipo de tecnología se tarda dos días en implementar y requiere el trabajo de un equipo mixto de cuatro personas, entre el personal técnico calificado y maestros de obra, más dos trabajadores de la comunidad. La supervisión y el control de calidad son llevados a cabo por ingenieros.








Gabina habla con Nancy acerca de un pequeño problema relacionado con el sellado de la pared de su casa. La representante de Kusimayo, a pesar de no dominar el quechua, se entiende con su interlocutora y quedan un día de la semana que viene para sellar esa fisura por la que se filtra el frío en un lugar donde hace mucho, aunque cada vez menos.




Fuente: Planeta Futuro. El País. España