martes, 25 de noviembre de 2014

COMIDA Y FELICIDAD


La revolución gourmet del sentido común

Javier Navia 




Jamie Oliver ostenta un título de dudoso prestigio. Es uno de los cocineros más influyentes del mundo, sus programas de TV son vistos por millones de personas en todos los continentes y la reina Isabel II lo condecoró con la Orden del Imperio Británico.

 Pero no se trata de nada de eso. El título que más fama le ha dado se lo otorgó en 2012 el Physicians Commitee for Responsible Medicine de los Estados Unidos cuando declaró a su recetario "Las comidas en 30 minutos" de Jamie como uno de los cinco libros más nocivos para la salud: el pecado de Oliver fue incluir entre sus platos un sándwich de albóndigas y panceta que contiene más del doble de colesterol, sodio y grasas saturadas que un Big Mac.


En estos tiempos, el episodio podría derrumbar la carrera de cualquier chef, pero no la de Oliver. Su campaña por la comida saludable le había ganado, hasta entonces, adeptos entre los enemigos de la comida chatarra, para quienes el cocinero británico se convirtió en un héroe cuando ganó una demanda contra McDonald's tras denunciar en la BBC que la casa de comidas rápidas lavaba cortes vacunos no comestibles con un agente antimicrobiano para poder emplearlos como materia prima.  ¿Por qué entonces un cocinero promocionado como adalid de la alimentación sana boicoteaba su reputación con un sándwich de 1182 calorías? La respuesta está en un concepto que Jamie y muchos otros chef están abrazando últimamente: la comfort food, o la comida de la felicidad.
Como es de suponer, el concepto tiene mucho de psicología y menos de nutrición, y hay cuatro puntos que lo definen:
1) el confort físico, aquel que nos proporcionan los platos saludables que nos hacen sentir bien; 2) el confort nostálgico que nos dan ciertas comidas al remitirnos a la infancia; 3) el confort de la indulgencia, cuando, pese a la culpa, ingerimos platos que nos encantan; y 4) el confort por conveniencia, es decir, los alimentos que elegimos por su fácil acceso o preparación. Todas estas comidas nos hacen felices, y su consumo equilibrado es lo que recomiendan los adeptos de la comfort food, que consideran que nadie morirá por comer un calórico sándwich de albóndigas, en tanto lo haga muy de vez en cuando.
En una era en que una de las mayores batallas culturales está dada por qué elegimos comer, y veganos y carnívoros se radicalizan en bandos irreconciliables, Oliver -cuyo nuevo libro Comfort Food llega ahora a la Argentina de la mano de Grijalbo- propone una tercera vía: volver a la cocina en que lo rico no era enemigo de lo sano, y en la que los sabores se equilibraban saludablemente y con una pizca de indulgencia que los cocineros y las madres entienden más que los médicos. Esa es su revolución: la del sentido común.










FUENTE: La Nación Revista.







1 comentario:

  1. Me parece que el autor,Javier Navia da en la tecla con sus cuatro categorías de comidas. Para los curiosos, les recomiendo "La Mafia se sienta a la mesa-Historias y recetas de la honorable sociedad" ( Jacques Kermoal y Martine Bartolomei). En un poco mas de doscientas páginas nos cuentan las recetas detalladas de las distintas comidas o comilonas en las que los mafiosos organizaban un futuro acto delictivo. Lo recomiendo. Para el que tenga interés, tal vez en la sección libros de M.Libre.lo encuentre. Saludos. Agustin

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