Mañana en el museo
Virginia Cantó
Los museos son horas de solemnes silencios,
inacabables pasillos que nos vuelven pequeños y distantes
en los pasos escuetos y cansados
de quien quiere reconciliarse con la historia.
Uno se vuelve más crédulo y flexible,
moldeable apenas en sus horas de vejez.
Lo mismo pirámides que ánforas,
esculturas que máscaras,
pinturas que ajadas reliquias de madera;
estás en el centro del mundo
y eres todos los tiempos.
Sientes una leve sensación de omnipotencia.
Estás en lugares que fueron a ti
y puedes comprenderlos,
es como estar en otras pieles
y mudarte con ellas.
La mañana en el museo es un peso que te muerde en los tobillos
—y no es el cansancio—,
es que has sido muchos mundos
y aún no has podido asentarte.
Between all the mornings the best one is with you, bad girl ...
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