lunes, 10 de febrero de 2020

POEMA



Una mujer pobre aprende a escribir

Margaret Atwood












Trazos en la arena: Joaquín Sorolla














Está en cuclillas, los pies desnudos,
abiertos, sin
gracia; la falda metida alrededor de los tobillos.

Tiene la cara marchita y agrietada.
Parece vieja,
más vieja que nadie.

Probablemente tiene treinta años.
Sus manos, también arrugadas y agrietadas,
garabatean con torpeza. Su pelo está escondido.

Escribe con un palo, laboriosamente,
en la tierra húmeda y gris,
mientras frunce, con ansiedad, el ceño.

Escribe letras grandes, anchas.
Ahí está, terminada,
su primera palabra hasta ahora.

Nunca pensó que podría hacerlo,
ella, no.
Eso era para otros.

Mira hacia arriba, sonríe
como disculpándose,
pero no lo hace; esta vez, no; ahora sí lo hizo bien.

¿Qué está escrito en el barro?
Su nombre. No podemos leerlo.
Pero lo podemos adivinar. Mira su cara:

¿Es una Flor gozosa? ¿Radiante? ¿Sol reflejado en el Agua?













A POOR WOMAN LEARNS TO WRITE

She squats, bare feet
splayed out, not
graceful; skirt tucked around ankles.

Her face is lined and cracked.
She looks old,
older than anything.

Shes probably thirty.
Her hands also are lined and cracked
and awkward. Her hair concealed.

She prints with a stick, laboriously,
in the wet grey dirt,
frowning with anxiety.

Great big letters.
There. Its finished.
Her first word so far.

She never thought she could do this.
Not her.
This was for others.

She looks up, smiles
as is apologizing,
but shes not. Not this time. She did it right.

What does the mud say?
Her name. We cant read it.
But we can guess. Look at her face.

Joyful Flower? A Radiant One? Sun on Water?







































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