viernes, 29 de septiembre de 2017

BUENOS AIRES: ARTE URBANO




El arte Urbano en Buenos Aires











La escena contemporánea de arte urbano de Buenos Aires es producto de los acontecimientos políticos más recientes, así como de una larga tradición de expresión pública. Para comprender su rol es necesario analizar con detenimiento las raíces de esta forma de expresión, desafiando los preconceptos existentes sobre graffiti y arte urbano. Usar el arte para comunicarse con las masas supo ser una idea excelente y revolucionaria. Hace ya casi un siglo en Mexico, nacía un movimiento artístico fuertemente motivado por temas sociales y políticos que no tardó en expandirse por Latinoamérica. Este movimiento utilizaba el espacio público para educar, inspirar y movilizar las conciencias inyectando arte en sus calles.



















El muralismo mexicano dejó una fuerte huella en Argentina pero, debido al clima político opresivo del momento en el que sus artistas llegaron al país, no lograron dejar en suelo porteño sus característicos murales de grandes dimensiones.Frente a la imposibilidad de dejar en suelo argentino sus conocidos murales en el espacio público, el artista David Alfaro Siqueiros se sirvió del stencil para plasmar sus opiniones sobre la política del momento. Con dicha intervención, potenció la expresión en el espacio público con un método eficiente, expresando sus ideas sobre la dictadura que asolaba el país en el momento.
Artistas locales, como Anotonio Berni, se sintieron fuertemente atraídos por el movimiento mexicano y respondieron desarrollando, tal es el caso de Berni, murales móviles que llevaba consigo en manifestaciones públicas.A lo largo de los años, los argentinos se han enfrentado a vaivenes democráticos, dictaduras militares y crisis financieras que han nutrido el deseo de expresión de su ciudadanía. Uno de los resultantes de las diversas represiones de derechos contribuyó a la apreciación del derecho de libertad. Aún en medio de regímenes militares se sucedieron protestas, demostraciones de militancia e intervenciones en el espacio público. De esta forma, Argentina comenzó a desarrollar un lenguaje visual propio de protesta y resistencia, y la calle se volvió el canal lógico para este tipo de demostraciones.
Las calles argentinas estuvieron cubiertas de posters, stencils, graffiti y escritos de todo tipo desde que los argentinos tienen memoria. Las pintadas políticas y el arte activista han sido clave en las calles argentinas, a lo largo del siglo pasado. Los únicos momentos en los cuales las paredes permanecieron blancas y vacías ocurrieron durante la supresión del derecho de expresión. Comprender esta larga tradición de expresión y uso del espacio público, es clave para observar el comportamiento de las paredes de Buenos Aires.
La técnica del stencil tiene casi 100 años de vida como herramienta de militancia y expresión. Su uso dio un salto hacia las calles tras la crisis económica del 2001 re-significando el poder que esta herramienta tiene para los argentinos.

Tras la crisis económica, las calles estaban cubiertas por propaganda y negatividad. Fue en ese momento que colectivos de arte como DOMA & FASE intentaron inyectar optimismo al espacio público, creando obras callejeras que rompieron la monotonía instaurada por los escritos políticos. Eligieron lugares sucios y abandonados de la ciudad para pintar sus personajes coloridos a gran escala y así sus simples y vibrantes imágenes creaban un contraste único con los alrededores de una ciudad post crisis. Fue sin dudas un concepto audaz que ayudó a redefinir la relación con el espacio público. Sin embargo, esta idea pudo haber sido pasada por alto por cualquiera que ignore el contexto en el cual estos artistas trabajaban y, de esta forma, no poder ver más allá de los personajes en las paredes.
Uno de los aspectos más impactantes de la escena de arte local es la escala y complejidad de sus piezas urbanas: edificios cubiertos por trazos abstractos que en colores vibrantes contrastan al lado de edificios residenciales. Algunas obras son pintadas con permiso y otras no. Los visitantes de Buenos Aires luchan por comprender cómo obras semejantes pueden ser pintadas sin demasiada planificación y sin meterse en problemas con las autoridades locales. Estas preguntas son válidas, pero para comprender la tolerancia generalizada respecto a estas obras, es necesario indagar en la historia particular de la ciudad.




De Graffitimundo











miércoles, 27 de septiembre de 2017

ADULTOS Y NIÑOS




Cómo educar con afecto y firmeza


Marisa Moya











La disciplina positiva. Abordar en pocas palabras qué es disciplina positiva es un gran desafío. Las historias de los niños, relatadas por los adultos, pasan de los tintes más tiernos a los más abrumadores. No hay educador que no vea empañadas sus relaciones con la infancia, de manera más o menos asidua. En ocasiones, incluso, nos vemos en el centro de un remolino sin saber cómo vamos a salir del enredo. Educar no es fácil.
La disciplina positiva tampoco es sencilla, sin embargo, es cautivadora. El inmenso valor que posee es que no asegura que los niños vayan a hacer siempre lo adecuado, pero sí que nosotros, los educadores, estaremos trabajando de tal manera que los chicos puedan tomar las mejores de sus decisiones.
Echar la vista atrás nos da raíces, la disciplina positiva se gesta a partir de la Psicología Individual (Adler y Dreikurs). Jane Nelsen y Lynn Lott releyeron la obra de estos hombres, transformaron y dieron vida a esta mirada distinta de la educación que ya hace muchos años acuñaba Dreikurs como democrática.
Se trata de un paradigma que descarta el miedo a la hora de manejar el poder en las relaciones, que descarta los métodos punitivos y que pone el acento en dos grandes fuerzas generativas, inmensas e inagotables en beneficios: la confianza y el afecto. Tenemos miedo cuando los niños desobedecen, cuando se llenan de furia, cuando no saben, cuando no pueden… y abordamos la inseguridad natural de los niños con herramientas muy eficaces a corto plazo (castigamos, humillamos, avergonzamos, chantajeamos), ilusoriamente pensamos que también son capacitadoras.

Niños listos para moverse en este mundo

A la furia de los chicos (lógica porque solo son niños y sus mentes inmaduras) se suma la del educador; y esta es la gran trampa en las relaciones humanas. Los niños empiezan a experimentar desde su primera infancia una gran cantidad de furia. Es nuestra reacción inmediata a los problemas de convivencia. Y acaban concluyendo que los entrenadores de vida, esos que se supone que tienen la ciencia para mostrar cómo funcionar en el mundo, son poco o nada confiables.
Se valoran las actuaciones infantiles en función de las consecuencias y se anula la voluntad del chiquillo, bien con castigos, bien con premios, para asegurar que no vuelva a suceder. Esto es lo que está estandarizado, tanto que hasta algunos especialistas también se apoyan en estos fundamentos de la mera corrección y el control a través de la amenaza, el miedo, la culpa y el soborno.
La disciplina positiva muestra una manera de organizar la vida y de mejorar el trato humano
Las alternativas con que cuentan los niños para seguir logrando la irrenunciable conexión con el adulto (que es sinónimo de supervivencia), se decantarán por lucha, evitación o inhibición de las conductas. Así van apareciendo los efectos devastadores de la etiqueta, de la revancha, de la rebeldía, del retraimiento, de la insuficiencia…
El problema que tiene el niño es el adulto, con lo que sus respuestas de estrés a las situaciones conflictivas de la vida cotidiana se dejan sin abordar eficazmente, de una manera humanizada.
El problema (mal comportamiento), que nosotros vemos, es la solución que busca el niño a otro problema (que no vemos). Los niños no están haciendo las cosas a propósito, están resolviendo un problema de conexión, un problema de estrés. ¿Cómo respondemos a la solicitud de ayuda que es el mal comportamiento?

Niños inseguros relacionándose a través del miedo.
Un nuevo enfoque:

La disciplina positiva muestra una manera de organizar la vida y de mejorar el trato humano. Nos ayuda a entender la naturaleza infantil, nos prepara para esa revisión íntima y profunda de qué educador estamos siendo. Con la conciencia, cada cual decidirá si necesita cambiar algo y cómo lo quiere modificar.
Entendemos que el respeto, la cooperación, la resolución de problemas a través de procesos afectivos y efectivos son capacidades imprescindibles como equipaje para transitar los caminos de la vida personal e interpersonal.
Y también podemos asegurar que es menos probable que todas estas habilidades se desarrollen sin experiencias vitales en las que los progenitores y maestros no sean modelo de aquello que se les exige a los niños.
¿Cómo podrán saber cómo se hace? ¿Cómo se aplica en la vida real la comprensión, la escucha, llegar a acuerdos, respetar pautas, responsabilizarse de las decisiones?
Lo que dice nuestra lengua no es lo mismo que lo que dicen nuestras actuaciones; lo que hacemos es casi determinante en la plantilla de vida que construye la infancia formándose a nuestro lado. Más allá del impulso de la mera corrección y el control nuestra propuesta es decidir cómo queremos usar el poder de educador.
El autoritarismo tiene como base el temor del adulto por controlar el mal comportamiento. A la larga no funciona, los chicos acaban con patrones de rebeldía o sumisión. Personas competitivas que imponen el poder de uno sobre el de los otros. Interacciones desequilibradas que resultan inestables y que invitan a la permanente lucha de poder.
La permisividad ha supuesto la reacción, el salto en el vacío en las relaciones educativas para huir del autoritarismo. Igualmente no resuelve y sin embargo deja una huella profunda en la autoestima infantil, en el desarrollo de su responsabilidad. Niños confusos, desorientados, que creen merecer todo sin hacer nada a cambio. A largo plazo, personas con sentimientos de incapacidad.

¿Cuál es tu estilo?

  • Los adultos tenemos mucho que ver en los problemas de conducta de los niños, no es cuestión de culpabilidad, se trata de responsabilidad.
  • Cualquier escenario imaginable de convivencia necesita de firmeza, sí, y de amabilidad también ¡Al mismo tiempo!
  • Eliminar el loco malabarismo, esta polaridad. Es posible cuando el educador toma conciencia de que la autoridad no se logra imponiendo la fuerza, dominando al otro y que la dignidad infantil debe quedar salvaguardada siempre.
  •  ¡Cuándo se portan mal, también!¡Crear entornos de respeto mutuo!

Así, sí se asegura la conexión con la infancia, así sí es más probable la receptividad, que quieran escuchar, que puedan participar e involucrarse en los procesos de manejo de los errores, en las inseguridades, en la creación de límites…
Tu calma educadora es la que evita estados hipervigilantes en los niños y a partir de ella podrán ir desarrollando sus propias habilidades de regulación del estrés. Sin autorregulación no se aprende bien y los problemas de comportamiento disruptivo no disminuyen.

Conexión y entornos libres de miedo o culpa. 
Este es el elixir en educación.

La dificultad está, no en los niños, sino en nosotros mismos que como educadores tenemos que mostrar y modelar lo que no aprendimos.
La disciplina positiva no es esencialmente un listado de tips para esta educación respetuosa. El inicio del proceso de acercamiento a esta filosofía es ese cambio del “foco”, es la revisión de la actitud con la que vemos, sentimos y hacemos educación. Es trabajar en nosotros mismos para llegar de una forma más compasiva a los niños. Y con esta base sólida de principios y valores crear estrategias y poner en funcionamiento herramientas, a veces tan sencillas como:
Si no quieres ordenar, pregunta. Si quieres obtener colaboración, pídela con respeto. Si quieres alentar, pon tus frases en positivo, en negativo el cerebro las entiende peor y predisponen al enfrentamiento. Si quieres ser escuchado, cierra tu boca, no tengas la necesidad de que tu voz sea siempre la última que se escuche…
Así sí, tú puedes, es el momento de…

A educar también se aprende, mejorar las habilidades es posible.
Alienta, confía, orienta. Somos la oportunidad de una sociedad que promueva relaciones respetuosas. 



*Marisa Moya. Maestra, Psicóloga y entrenadora en Disciplina Positiva.













martes, 26 de septiembre de 2017

INCERTIDUMBRE



“Nunca ha habido una época en la que el futuro sea tan incierto como ahora”

Jacinto Antón













Richard J. Evans, autor del monumental La lucha por el poder, Europa 1815-1914(Crítica) habla del siglo XIX pero no se puede tener delante a uno de los más prestigiosos historiadores del mundo (famoso profesor de la Universidad de Cambridge, incluso ha aparecido como personaje en el filme de Hollywood Negación, con Rachel Weisz) y no preguntarle por las inquietudes de nuestro tan convulso tiempo.

 “El famoso dicho chino ‘Ojalá vivas tiempos interesantes’ suena hoy casi a maldición”, señala Evans (Woodford, Reino Unido, 1947). “Desde luego para el historiador tiempos aburridos no son. Nunca ha habido una época en la que el futuro haya sido tan incierto como ahora. ¿Trump? Es como una estrella de reality que hace un espectáculo retórico. Aunque está empezando a descubrir que no puedes gobernar el mundo con un tuit. Afortunadamente, la Constitución estadounidense pone unos límites a su acción. Y en última instancia, la economía manda”.
El historiador no duda tampoco en dar una opinión sobre el proceso soberanista catalán, en un día tan señalado: “La globalización ha ido muy deprisa desde la caída del comunismo y ha llevado a los ciudadanos a una sensación de lejanía del proceso de toma de decisiones, y a un sentimiento de indefensión. Eso ha conducido a insatisfacción y revueltas generalizadas y a un auge del regionalismo en zonas como Escocia y Cataluña, pero también, en mayor escala en Reino Unido, con el Brexit”.
El volumen que trae bajo el brazo Evans, de un millar de páginas, es un apasionante recorrido por la historia mundial desde el final de las guerras napoleónicas hasta los albores de la Primera Guerra Mundial. En ese fascinante viaje aparecen junto a los grandes hechos y personajes y datos como que el 80% del transporte marino lo realizaban barcos ingleses o que Europa añadió entre 1878 y 1914 ¡23 millones de kilómetros cuadrados! al territorio que controlaba, Hansel y Gretel, los inicios del esquí, las batallas de Adua y Omdurmán, la caza del zorro, Sven Hedin, el primer europeo que vio a un gorila vivo (Paul du Chaillu, que inspiró a Edgar Rice Burroughs Tarzán de los monos), o el gran Belzoni, el ex gigante de circo depredador de las antigüedades faraónicas. Y es que Evans pone la lupa sobre esos cien años para tratar de abordar de una manera gozosamente enciclopédica el periodo entero desde lo grande a lo pequeño.
¿Cómo navegar un libro así? El historiador proporciona unas instrucciones de uso: “Hay unos capítulos, cuatro, de política, otros dos de economía y sociedad, y otros tantos de cultura y creencias. El enfoque común a todos es el cambio. Se produjeron cambios muy rápidos y dramáticos en todos los aspectos de la vida en ese tiempo. Intento unirlo todo también bajo una idea que es la lucha por el poder, algo que distingue el XIX del XVIII, en el que las clases dominantes buscaban la gloria. Este de 1815 a 1914 es un mundo menos dominado por las élites en el que todo el mundo lucha por el control de sus propias vidas, incluso los campesinos. Todos buscan el poder de controlar el propio destino”.
Otra idea que proporciona unidad a la mirada de Evans es que esos cien años son el siglo en que “Europa domina el mundo como nunca antes y nunca después”. El estudioso abre su historia por todo lo alto, piro- técnicamente, con la tremenda erupción del volcán indonesio Tambora en abril de 1815: las cosas empezaban mal. “La nube de polvo que creó provocó maravillosos crepúsculos que emocionaron a Lord Byron pero también la pérdida de las cosechas y hambrunas generalizadas que se sumaron a la depresión postnapoleónica, cuyas guerras habían costado cinco millones de muertos, equivalentes proporcionalmente (en comparación con el número de habitantes) a los de la Primera Guerra Mundial. Murió uno de cada cinco franceses y los ejércitos de Napoleón perdieron más de un millón y medio de hombres”.

Sin embargo, la época que comenzaba en 1815 iba a estar caracterizada por avances en la emancipación de la mujer, el inicio de la conciencia ecológica, y paz. “Así es, es una centuria de paz, más o menos. Hubo guerras pero cortas y específicas. No se convirtieron en conflictos globales, y acabaron en tratados. El sistema de regulación por congresos, empezando por el de Viena, y conferencias funcionó. Esa regulación es algo que debemos recordar del XIX. Cuando se desmoronó llegó el desastre, la Primera Guerra Mundial”.
¿Por qué fue a peor el siglo? Evans explica que un imperialismo más duro y las nuevas ideas de darwinismo social y el racismo sustituyeron a las ideas de que todos los hombres y sociedades, independientemente de su color y su desarrollo, podían prosperar por la conversión y el progreso. Eso se acabó, como dio prueba el exterminio de los herederos de la actual Namibia por las tropas alemanas, en el que participó gente que luego se incorporaría al III Reich y cuando se prefiguraron las Leyes de Núremberg con la idea de deshonra racial. “Una vez que empiezas a creer que los otros no son humanos se abre el camino al genocidio. Eso ocurre al final de mi siglo, y preludia las grandes masacres que llegarían después”.
Evans muestra también las guerras balcánicas como un avance de lo que vendría: matanzas de civiles, uso de la aviación, incluso uniformes caqui y alambradas. Vista la relativa bondad de su siglo, ¿deberíamos saltarnos el XX y pasar del XIX al XXI? “¡No, no!, el XX no ha sido un siglo oscuro, su segunda mitad fue mucho más pacífica que la primera y se mejoraron extraordinariamente los estándares de vida”.

Gran historiador del III Reich, Evans cree que nuestra perspectiva del fenómeno va cambiando con nuevos materiales como los diarios de Goebbels y Rosenberg o la documentación de Himmler. De Hitler sostiene que su antisemitismo fue fruto de una “fantasía paranoide” como reacción a la pérdida de la guerra. Lo que nos lleva a Negación, película que considera muy buena aunque opina que John Sessions debería haber perdido peso antes de encarnarle a él. “No es la primera vez que alguien hace de mí en la pantalla”, explica en un pequeño arrebato de vanidad que hace juego con su imposible corbata. “Una vez me interpretó un señor mayor con barba blanca que debía ser el concepto del director de un historiador de Cambridge. Y otra, mucho mejor, Michael Kitchen en un docudrama (Holocaust on Trial, 2000). Me lo encontré luego en una cafetería y le dije ‘hiciste de mí’, ‘espero que le gustara’, contestó. Le apunté que hacía de mí mejor que yo mismo, pero que, claro, yo no tenía la posibilidad de repetir escenas”.



*Richard J. Evans publica el monumental libro 'La lucha por el poder, Europa 1815-1914'





De El País. España












lunes, 25 de septiembre de 2017

POEMA





Somos de agua


Nuria Claver


















Somos el río que transcurre
solitario
mientras:
la arena se concentra en los desiertos
la hierba descansa en la planicie
el cielo se serena contemplando
la niebla se extiende, se disipa
los mares se aquietan tras las lluvias
el océano late
y en sus profundidades guarda los alientos
que acudieron a él
donde anegaron sus ecos
Somos la ruta sinuosa
corriente subterránea
la fuerza invisible, extraña
que surge de nosotros, desde el agua











viernes, 1 de septiembre de 2017

DINO



El Titán Patagónico, el animal más grande que ha pisado la Tierra

Mar Centenera







Reconstrucción del Titán Patagónico en Trelew.






Hace unos 100 millones de años, cuando en Sudamérica aún no existía la cordillera de Los Andes, el extremo sur del continente estaba poblado por dinosaurios gigantes. El más grande descubierto hasta ahora es el Patagotitan mayorum, un herbívoro de unos 40 metros de longitud, 20 metros de alto y 80 toneladas de peso. Perteneciente a la familia de los saurópodos, el Titán Patagónico tenía una cabeza pequeña, un cuello y cola larguísimos y se desplazaba con movimientos lentos. Cuatro años después de haber descubierto la nueva especie, los científicos confirman las grandes dimensiones del dinosaurio, lo bautizan y detallan sus características evolutivas en el último número de la revista Proceedings of the Royal Society of London.
La historia comenzó en 2013 en la estancia La Flecha, en la provincia patagónica de Chubut. Un peón rural avisó a los hermanos Mayo, dueños de las tierras, del hallazgo de un posible hueso de dinosaurio y se pusieron en contacto con el Museo Paleontológico Egidio Feruglio (MEF), en Trelew. A ese resto inicial, un equipo del MEF sumó otros 200 durante largas jornadas de excavación. En total desenterraron los esqueletos parciales de seis ejemplares de Titán Patagónico.





"Lo más impresionante, además del tamaño, es la gran cantidad y el excelente estado de preservación de los restos", dice por teléfono José Luis Carballido, investigador adjunto del Conicet en el MEF y director del equipo que recuperó los restos, junto a Diego Pol. Entre los huesos desenterrados figuran dos considerados clave para poder calcular la longitud y el peso de estos saurópodos: el fémur, el hueso más largo del cuerpo, situado en la parte superior de las patas traseras, y el húmero, en las delanteras. "La forma más simple es medir la circunferencia del húmero y del fémur. Pero usamos también otra metodología, una reconstrucción tridimensional del esqueleto, agregando el tejido blando mediante programas de computación. Con ese volumen y la densidad de animales actuales se estima su peso", explica Carballido.
Las dos arrojaron resultados similares. Con un fémur de casi 2,40 metros, los Patagotitan mayorum medían de la cabeza a la cola unos 40 metros, es decir, algo más que tres contenedores marítimos uno detrás de otro. Sus 80 toneladas equivalen a 14 veces el peso del mayor animal terrestre de la actualidad, el elefante africano. Hasta que un nuevo hallazgo lo destrone, este saurópodo es el animal de mayores dimensiones que jamás ha caminado sobre la Tierra. Le siguen de cerca otro titanosaurio que habitaron las mismas llanuras patagónicas, como el Puertasaurus y el Argentinosaurus. "Comparamos el volumen de vértebras similares en más o menos la misma posición y las del Patagotitan son un poco más grandes. Pero no podemos estimar el peso del Argentinosaurusporque no tenemos el fémur ni el húmero, solo hay restos fragmentarios", advierte el paleontólogo.

Una Patagonia más húmeda

¿Hay algún motivo que explique por qué los dinosaurios se volvieron gigantes en estas tierras? Los científicos aún no tienen una respuesta para este interrogante. "El porqué de su gran tamaño lo desconocemos, hubo eventos de gigantismo también en otros lugares. Sí se sabe que en el Cretácico medio hubo una serie de cambios climáticos que si bien no provocaron el gigantismo, al menos lo favorecieron para la superviviencia. Hubo un aumento de la temperatura a nivel global y la evolución de esta especie coincide con la diversificación de las plantas con flor (angiospermae), un recurso alimenticio nuevo y muy rico, que tal vez propició su crecimiento", responde Carballido.

En ese momento, la Patagonia era una región mucho más húmeda y verde que ahora. Según las evidencias encontradas en el lugar en el que desenterraron los esqueletos, los científicos infieren el paso cercano de un río y la existencia de árboles de gran altura. Ese paraíso en el que vivieron los reyes del planeta es hoy una zona árida e inhóspita, casi despoblada, en la que los animales mejor adaptados son las ovejas.