lunes, 18 de agosto de 2025

IN MEMORIAM



Muere Joe Caroff, diseñador del logotipo de James Bond 007












Joe Caroff, diseñador del logotipo de James Bond 007 y de innumerables carteles icónicos de películas, muere a los 103 años. El artista, cuyo trabajo también se puede ver en carteles desde West Side Story hasta Cabaret, Manhattan y A Hard Day's Night, trabajó en más de 300 campañas, a menudo sin acreditar.






















































viernes, 15 de agosto de 2025

"AND JUST LIKE THAT" HACE JUSTICIA

 


'And Just Like That' consigue lo que 'Sex and the City' debió hacer y no se atrevió

Álvaro Onieva










Nos despedimos (¿para siempre de Carrie Bradshaw?) con un flojo episodio, pero un desenlace coherente (atencion contiene spoilers)

La mejor-peor serie (o peor-mejor, no lo sé) del año, y quizás de la década, ha llegado a su fin. La experiencia de ver 'And Just Like That' no ha sido precisamente gratificante para los fans de 'Sex and the City' pues ha dejado bastante que desear y no estado a la altura de los Manolos de Carrie Bradshaw. Y, aún así, ahí hemos seguido fieles, semana a semana, por el amor que profesamos a la escritora neoyorquina y a sus amigas.
Y sí, aunque esta continuación no haya tenido la calidad que esperábamos, no podíamos dejar de estar pendientes de su final, que muy probablemente suponga el punto y final absolutamente definitivo a la historia (¿acaso se atreverán a retomarla con otra serie o película después de este fiasco?). Por supuesto, lo hemos vivido intensamente y tenemos mucho que decir: bastantes cosas negativas, pero una jugosamente positiva.




Empecemos por lo malo porque es lo más obvio: qué desgana, qué poca gracia y qué remate de tramas tan anodino nos han dado. ¿Nos importa si está triste el marido de Lisa (no he llegado a aprenderme su nombre) por haber perdido las elecciones?, ¿por qué es tan importante en la recta final lo que le pase a Brady con la chica que ha dejado embarazada?, ¿cuántos chistes de penes debemos soportar de Harry?, ¿alguien siente un mínimo de simpatía por Anthony?, ¿de verdad pensaron que un water rebosante de mierda era la mejor situación para cerrar la serie? Desde luego, de esto último sacamos una metáfora.

Pero, por encima de esas preguntas, durante todo el último episodio de 'And Just Like That' nos ronda la cabeza otro interrogante: ¿solo queda media hora para terminar y están perdiendo el tiempo con todo esto? Parece paradójico: apenas quedan minutos pero no paran de perder el tiempo con relleno y cosas absurdas (¡Carrie siempre pide pasteles pero no sabe cuántos pasteles come la gente!, ¡una chica que se llama como un parque temático y un desconocido bailando voguing en el salón de Miranda!). La falta de ideas útiles es palpable, como ha sido la tónica general de la serie.


'Sex and the City' y el final que nunca fue

Ahora bien, aunque todo haya sido torpe y deslavazado, la conclusión final en torno a Carrie salda una importante deuda respecto al desenlace de 'Sexo en Nueva York'. Darren Star, creador de la serie original y quien delegó el liderazgo en otros guionistas como Michael Patrick King (actual showrunner), comentó en 2016 su descontento con ese cierre en que Carrie, finalmente, acababa con Mr. Big.

"Si estás empoderando a otras personas para escribir y producir tu serie, llega un punto en el que debes dejarles seguir su visión. Pero creo que la serie, al final, traicionó de lo que trataba: que las mujeres no encuentran la felicidad en el matrimonio. No es que no puedan. Pero en inicio la serie se desviaba del guion de las comedias románticas anteriores. Eso es lo que había enganchado tanto a las mujeres. Al final, se convirtió en una comedia romántica convencional. Pero a menos que estés ahí para escribir cada episodio, no vas a conseguir el final que quieres", dijo en una entrevista a Kindle Singles.

Previamente, en 2014, Liz Tuccillo, quien sí trabajó en la temporada final de 'Sex and the City, había dado una entrevista a Cosmopolitan en la que confirmaba que en la sala de guionistas hubo mucho debate sobre el final. "Esa fue la gran discusión al terminar la serie. Todos discutíamos al respecto. No solo sobre si ella termina con Big, porque creo que todos sabíamos, aunque no quisiéramos admitirlo, que terminaría con Big, sino sobre el hecho de que todas las mujeres terminasen con alguien. Esa fue una conversación crucial en la sala de guionistas"



"Sentíamos una gran responsabilidad de terminar la serie bien. Y al tener a cada personaje con alguien, significa que, en última instancia, la serie trata sobre encontrar el amor en la gran ciudad, y vamos a ser optimistas y decir que todas lo han encontrado. Todas están felices", reflexionaba Tuccillo. "Podríamos haber terminado diciendo: La serie no trata sobre mujeres que encuentran el amor. Trata sobre el viaje de la autoaceptación, sobre ser feliz con uno mismo y estar soltero. Además, no siempre consigues lo que quieres... al menos no todo lo que quieres. ¿Pero quién va a querer ver eso?".

Y ese fue el gran quid de la cuestión. De algún modo, los guionistas de la serie sentían que era más valiente y apropiado para con la historia no darle a Carrie, y al resto de sus amigas, un final de cuento de hadas o de comedia romántica clásica, pero por otro lado se sintieron "obligados" a dárselo al espectador. Quizás por ello, 'Sexo en Nueva York' encadena tres escenas en su final: después de resolverse la trama de Big, Carrie se reune con las chicas en una cafetería (y así, jerarquizándolas por encima de Big) y finalmente Carrie camina sola por la ciudad mientras dice que "la relación más emocionante, difícil y significativa de todas es la que tienes contigo misma", aunque si encuentras alguien que te acompañe, estupendo.




Por tanto, los guionistas de 'Sex and the City' no se atrevieron a dejar soltera a Carrie, pero sí quisieron remarcar con su último monólogo la importancia de quererse a uno mismo por encima de encontrar pareja, aunque Big empañase todo.


And Just Like That... esta vez sí termina sola





Solo tras refrescar todo este contexto, por si alguien no estaba al tanto, podemos valorar la importancia del final de 'And Just Like That' en el que Carrie no termina con ningún hombre y, además, acepta la soltería como un estado que no es una tragedia. "La mujer se dio cuenta de que no estaba sola, estaba por su cuenta", escribe Carrie sobre la protagonista de su libro y, a su vez, sobre sí misma. Después, camina y baila por el pasillo de su casa, que ya no es demasiado grande para una mujer sola.

De esta forma, el nuevo final de Carrie Bradshaw repara el "error" o se atreve a hacer lo que 'Sex and the City' no pudo. Y ahora se entienden mejor las decisiones que la serie ha tomado respecto a los hombres que han rodeado a la protagonista: Big fallece, Aidan vuelve para quedar como el completo idiota egoísta que siempre fue y luego aparece Duncan y, aunque hay una conexión interesante, no resulta ser una tabla de salvación que aparece en la historia para darle de nuevo un final edulcorado por la vía del matrimonio.



Aún así, el final de 'And Just Like That' está lejos de ser perfecto por todo lo que comentábamos antes. También, porque para generar contraste respecto a Carrie ha empujado al resto de personajes a estar en pareja (por ello, por ejemplo, han pisado el acelerador en la trama de Seema y el jardinero). No recordaremos la serie como perfecta, ni mucho menos, ni tampoco podremos decir que tuvo un capítulo final digno.

Eso sí, nos quedamos conformes, al menos yo, con el lugar en el que queda nuestra antiheroína neoyorquina: Carrie Bradshaw no es, nunca fue, perfecta, pero es una mujer independiente que se valora a sí misma.









































miércoles, 13 de agosto de 2025

EL ESPLENDOR SENSUAL DEL ART NOUVEAU

 

El esplendor sensual del Art Nouveau: listo para resurgir en la era de la IA




«Sinónimo tanto del Art Nouveau como del propio París». Un diseño de Hector Guimard en la estación Abbesses de Montmartre, París. Fotografía: Steve Tulley/Alamy





El merecido reconocimiento al diseñador de las famosas entradas del metro de París es una señal alentadora de los tiempos que corren.

Alter Benjamin, el gran teórico alemán de la modernidad de principios del siglo XX, era famoso por su poca impresión ante el art nouveau. Desdeñoso de la estética onírica del estilo y su gusto florido por los diseños inspirados en el mundo natural, lo describió como "la última incursión de un arte asediado en su torre por la tecnología".

Un movimiento artístico que encarnaba una reacción contra la producción en masa de la era industrial merecía una recepción más comprensiva. Sin embargo, el siglo XX pareció coincidir con el análisis de Benjamin. Al final de la Primera Guerra Mundial, los florituras decorativas y las formas fluidas del art nouveau habían pasado de moda, al tiempo que se imponía una estética modernista más inspirada en las máquinas. Pero eso era entonces. Más de un siglo después, mientras la inteligencia artificial ofrece un nuevo desafío tecnológico a la humanidad, parece estar surgiendo un oportuno momento de revisionismo. El mes pasado, en París, se supo que finalmente se dedicará un museo a uno de los exponentes más meritorios y olvidados del art nouveau.

A principios del siglo XX, el arquitecto Hector Guimard diseñó 167 entradas al nuevo metro de la ciudad, una de las cuales posteriormente sería donada al Museo de Arte Moderno de Nueva York. Las letras estilizadas y la sinuosa forja verde, que semejaban alas de insectos o tallos de orquídeas, se convirtieron rápidamente en sinónimo tanto del art nouveau como del propio París. Sin embargo, a pesar de su estatus tan apreciado y emblemático, casi la mitad fueron demolidas en una desafortunada ola de modernización. Gran parte del resto de la obra de Guimard en la ciudad ha sido tratada con igual desdén.
Con razón, los entusiastas del arte que han presionado por el nuevo museo durante años lo consideran la histórica "reparación de un agravio". Mientras tanto, a 320 kilómetros de distancia, en la cuna del art nouveau, se han llevado a cabo más obras de rehabilitación. Como parte de una nueva y espectacular exposición, el Museo de Arte e Historia de Bruselas inauguró este verano una versión restaurada del famoso Jardín de Invierno de Victor Horta, una maravilla inmersiva de vidrieras que contribuyó a la fama del artista cuando fue diseñado en 1900.



La extraordinaria restauración de la Casa Horta de Bruselas: Jardín de Invierno 


Este también fue víctima de la estética arquitectónica de posguerra, desmantelado bruscamente como parte de un programa de desarrollo urbano más amplio. Un proceso de reconstrucción de seis años ha rescatado gran parte del original y replicado el resto. 

Y completando lo que podría considerarse un año inspirador y renovador, la obra de Alphonse Mucha, conocido por sus retratos en carteles de la actriz parisina Sarah Bernhardt, se exhibe ahora en un nuevo museo Mucha en Praga. En Estados Unidos, una exposición reciente también ha destacado su influencia en el arte psicodélico de la contracultura de los años 60.





Sarah Bernhardt - Alphonse Mucha

Benjamin podría haber mostrado cierta escepticismo. Pero el énfasis del art nouveau en la importancia de la artesanía y la convicción de que la originalidad artística puede aportar belleza y utilidad a los objetos de la vida cotidiana son principios que tienen un fuerte eco en la obra de William Morris . Son doctrinas energizantes que conviene recordar en una nueva era de ansiedad existencial.

Año tras año, crece la preocupación sobre hasta qué punto la inteligencia artificial colonizará los procesos creativos que antaño definieron el significado de la humanidad. Las sorprendentemente innovadoras entradas del metro de Guimard siguen siendo una atracción turística por sí mismas y un homenaje al poder de la imaginación libre. Los museos Guimard y Mucha, y el reconstruido Jardín de Invierno de Horta, pueden servir como recordatorios de lo que debe protegerse, al entrar en nuestro propio equivalente a una nueva era industrial.











































lunes, 11 de agosto de 2025

HOY, AHORA, LA EXPO DE EDIMBURGO

 

El festival de arte de Edimburgo: lujuria regia,  y la pintura perfecta para nuestros tiempos

Jonathan Jones



Maravillosos planos de color… Sofá con mujer, 2025, de Aubrey Levinthal. Fotografía: John McKenzie/Aubrey Levinthal/Ingleby, Edimburgo/Estados vecinos







El vigoroso séquito del rey Jaime I, una marioneta de cristal que anima las Cruzadas y sublimes reclinables de Filadelfia... el emocionante festival de este año tiene esplendor, pasión y mucha extrañeza.
El rey queer de Escocia tiene su propio espectáculo en Edimburgo, tan alocado como cualquier otro evento alternativo. ¿Dónde más encontrarás explosiones, brujas y gorgueras de encaje en el mismo cartel? No te pierdas la Galería Nacional de Retratos de Escocia para ver El mundo de Jacobo VI y I. Jacobo ha ganado popularidad últimamente gracias a su apasionada amistad con varios de sus favoritos, incluyendo al duque de Buckingham, como se vio en televisión. Encontrarás retratos de sus hombres favoritos, el más exuberante, con diferencia, es el cuadro de Rubens de 1625 de Buckingham, con las mejillas sonrojadas, el bigote pulcramente levantado y los ojos brillantes. También hay un reloj astrológico en una caja de plata con forma de huevo que Jacobo regaló a otro de sus favoritos, el conde de Somerset.

Esta exposición, sin embargo, se niega a precisar la naturaleza exacta de la sexualidad de James, considerándola simplemente parte de su época. Cuando su viaje de regreso desde el castillo de Elsinore con su nueva esposa se vio afectado por tormentas, culpó a las brujas. Su libro Daemonologie incitó la caza de brujas en Escocia e inspiró a Shakespeare a escribir Macbeth. El mundo en el que vivía estaba lleno de fuerzas mágicas invisibles. Se exhiben reliquias de ese universo, incluyendo un bezoar, para protegerse del veneno, y la Piedra de los Encantos de los Estuardo de Ardsheal.


Retrato doble de María, reina de Escocia, y Jacobo VI, década de 1580, artista desconocido. 
Fotografía: Stephen Farthing/Castillo de Blair, Perthshire.


Si James era supersticioso y anhelaba el amor, su violenta infancia podría explicarlo. Una pintura maravillosamente extraña lo muestra de niño rezando junto al monumento de su padre, Lord Darnley, asesinado en 1567 mediante el inusual método de volar la casa donde se alojaba en Edimburgo. Un grabado retrata la decapitación de su madre en 1587.

Estos son sucesos extraños de una época histórica que nos es ajena, pero los retratos que aquí se presentan nos acercan a estas personas. El bufón de Jacobo, Tom Derry, cobra vida en un retrato angustiado y sensible de Marcus Gheeraerts el Joven. En cuanto al propio rey, experimenta muchos cambios. El gemelo virtual de María, reina de Escocia, en un retrato doble de 1583, aún más "femenino" en una pintura con abundantes gorgueras unos años después, cada vez más desaliñada y a la vez descuidada en retratos posteriores. Esta magnífica exposición revive la historia sin convertirla en un juguete del siglo XXI.


Deslumbrante… Cabaret Crusades III: The Secrets of Karbala de Wael Shawky, vista de la instalación, en la Galería Talbot Rice, 2025. Fotografía: Sally Jubb

Un pasado aún más remoto es representado de forma mágica y espasmódica por marionetas de cristal en Cabaret Crusades III: The Secrets of Karbala, de Wael Shawky. Esta deslumbrante obra cinematográfica, presentada en la Talbot Rice Gallery, ya es un clásico reconocido del arte del siglo XXI y llega a Edimburgo en un momento en que la guerra vuelve a azotar las tierras donde, en los siglos XI y XII d. C., cristianos y musulmanes lucharon por Jerusalén. No encontrará paralelismos contemporáneos superficiales en la epopeya cinematográfica del artista egipcio Shawky. Hace todo lo posible por distanciar las Cruzadas, representadas por marionetas como si se tratara de una lenta y contemplativa película de Thunderbirds.

Cabaret Crusades te transporta no solo a otra época, sino a otra forma de contarla, en sus propias palabras. Refuta el disparate histórico de que los yihadistas traten las Cruzadas como un agravio vivo, al tiempo que recupera una perspectiva árabe de una historia que a menudo se cuenta a través de fuentes occidentales. En resumen, se trata de un logro extraordinariamente serio y complejo, a la vez que hipnótico y hermoso.

 

Sucia, abandonada, claustrofóbica… la instalación de Mike Nelson en la Galería Fruitmarket de Edimburgo. Fotografía: Mike Nelson/303 Gallery/Galleria Franco Noero\ Matt's Gallery/neugerriemschneider

El pasado de Oriente Medio reaparece como ruinas enigmáticas y poéticas en las fotografías de Mike Nelson de una ciudad turca en ruinas, expuestas en la Galería Fruitmarket. Están colgadas al pie de las paredes de la galería, con bombillas desnudas y bancos bajos, para fomentar la intimidad con la forma en que el artista imagina este mundo perdido. Roland Barthes escribió sobre su fijación con una fotografía de la Alhambra del siglo XIX: «Quiero vivir allí».

Nelson confiesa algo similar, y luego lo desmiente con una instalación en otra parte de la galería que representa una urbanización ahora demolida: una reconstrucción que se convierte en un laberinto imposible y atrapante. A medida que uno recorre una habitación y un pasillo lúgubres, abandonados y claustrofóbicos, la ansiedad aumenta. ¿Adónde conduce esto? El Edinburgh Dungeon de al lado no tiene nada que ver con esto. Nunca se puede volver al pasado, dice Nelson. Si lo hiciera, sería una pesadilla.

Inquietante... El diván de Aubrey Levinthal (Tres chicos), 2025. Fotografía: Aubrey Levinthal/Ingleby, Edimburgo/Estados vecinos

En general, el arte ambivalente y poético tiene más que decir que el arte simplista y didáctico. Desafortunadamente, también hay algo de esto último en Edimburgo. La exposición de Siân Davey, The Garden, en la Galería Stills, adopta el enfoque opuesto al reflexivo de Shawky. Davey y su hijo crearon un jardín de flores silvestres e invitaron a sus amigos y vecinos a compartir este espacio sanador. ¡Bien por ellos! Pero las grandes fotos de Davey, intensamente coloreadas, de su comunidad ajardinada, con ella y otras personas desnudándose en la naturaleza, son pura trivialidad. Para hacerme creer que este paraíso florido es un refugio y una esperanza para los marginados y oprimidos, necesitaría algo más que una exageración sentimental. Esto es un disparate del poder de las flores, medio siglo demasiado tarde.

Tras recuperarme, me detengo en las sutiles y elusivas pinturas de Aubrey Levinthal en el Ingleby. Merece la pena visitar la galería, escondida en una calle lateral del clásico New Town, y ha descubierto en Levinthal a una importante pintora contemporánea. Retrata su tranquila vida familiar de clase media en Filadelfia, pero es la forma en que la pinta lo que resulta maravilloso.
Planos de color casi abstracto resultan ser sofás o portátiles. Un jarrón con flores al estilo de Hockney parece emerger de un niño que descansa en un sofá; el hombre de su vida, en una agradable inversión de las antiguas jerarquías del arte, es retratado como una belleza clásica con barba, despatarrado en una silla, su musa idealizada y descerebrada.

En la pintura más inquietante, estudia a su hijo, en una triple imagen, mientras contempla la pantalla brillante de un iPad. Es una pintura para nuestros tiempos.















sábado, 9 de agosto de 2025

CUANDO PAUL McCARTNEY FOTOGRAFIÓ A LOS BEATLES

 


Las primeras fotografías de los Beatles tomadas por Paul McCartney 

Lanre Bakare




George, Ringo y John entre bastidores en el Beatles Christmas Show, Finsbury Park Astoria, Londres, diciembre de 1963. Fotografía: Paul McCartney






Los retratos tomados a principios de los años 60 revelan momentos íntimos antes de que la fama de la banda se volviera omnipresente.

Una colección de fotografías tomadas por Paul McCartney cuando los Beatles estaban al borde del estrellato mundial se mostrarán en una exposición que arroja luz sobre los momentos íntimos cuando el grupo experimentó su primera fama.

Rearview Mirror: Liverpool-London-Paris, que se inaugura en el Gagosian de Londres el 28 de agosto, presenta 18 fotografías tomadas por el cantautor a finales de 1963, tras el lanzamiento del primer álbum de los Beatles, y a principios de 1964, cuando viajaban a Estados Unidos.


Autorretrato en mi habitación en la casa de la familia Asher, Wimpole Street, Londres, diciembre de 1963. Fotografía: Paul McCartney

Joshua Chuang, director de fotografía de Gagosian, afirmó que las imágenes capturaron a los Beatles antes de la fama que los desbordaría unos meses después . "El momento en que Paul es más prolífico usando su cámara se asemeja al momento en que realmente tenían tiempo. Cuando no estaban tan abrumados por la sobreexposición y la demanda", dijo Chuang.

“Fueron unos meses realmente valiosos en los que se dieron cuenta de quiénes eran, quiénes eran para los demás y quisieron participar en esa formación de imagen”.


Paul McCartney – Autorretrato en mi habitación en la casa de la familia Asher, Wimpole Street, Londres, diciembre de 1963. Fotografía: Paul McCartney y Gagosian


Los Beatles lanzaron sus dos primeros álbumes en 1963: Please Please Me y With the Beatles, que los catapultaron a la fama, impulsados por lo que se llamó "un sonido propio, diferente y con un fuerte sabor norteño".

En 1964, la banda continuó con sencillos como A Hard Day's Night y dos álbumes más que los ayudaron a triunfar en Estados Unidos y convertirse en un fenómeno global.


En el aeropuerto de Londres (con Brian Epstein, Mal Evans y Neil Aspinall) para el vuelo 101 de Pan Am a la ciudad de Nueva York, el 7 de febrero de 1964. Fotografía: Paul McCartney


En otoño de 1963, McCartney decidió comprar una cámara, mucho antes de que él y el grupo se convirtieran en algunas de las personas más fotografiadas del planeta. Compró una Pentax sencilla y usó principalmente película en blanco y negro Kodak e Ilford, y tomó una pequeña selección de imágenes en color a principios de 1964.


Perseguidos por fans en West 58th Street, Nueva York, 12 de febrero de 1964
 Fotografía: Paul McCartney y Gagosian


Creo que sabían que la historia estaba sucediendo”, dijo Chuang. “Querían capturarla y hacerlo ellos mismos. Eligieron una cámara por la misma razón que cualquiera: para tener su propia perspectiva”.
También hay autorretratos más reflexivos, tomados antes de conciertos y entrevistas. Uno de ellos está tomado en el ático de la entonces novia de McCartney, la actriz Jane Asher , donde compuso la melodía de Yesterday.

Chuang dijo: "Cuando la vida transcurre tan rápido y cambia tan rápido, no sueles tener la oportunidad de detenerte a mirarte al espejo. Y realmente creo que eso es exactamente lo que hace: mirarse a sí mismo en el presente y querer cristalizar ese momento, sin saber qué sucederá después " .


John en los Campos Elíseos, París, 15 de enero de 1964. Fotografía: Paul McCartney

Las imágenes abarcan la época en que la banda era muy conocida en el Reino Unido, pero aún podía ser ignorada al aventurarse en el extranjero. Las fotos de McCartney desde París insinúan una respuesta poco entusiasta en la capital francesa. Captura la modesta multitud congregada en las afueras del Olympia, donde estuvieron tres semanas en cartelera, y un paseo por los Campos Elíseos, donde John Lennon aún podía caminar con libertad.

Algunas de las imágenes se mostraron en 2023 en Paul McCartney Photographs 1963-64: Eyes of the Storm, una exposición de las fotografías que redescubrió durante la pandemia.






Gagosian
Davies Street, London
17–19 Davies Street
London W1K 3DE
+44 20 7493 3020

london@gagosian.com
















































jueves, 7 de agosto de 2025

EXTINCIÓN


 La Sexta Gran  Extinción

David López Canales








"Vivimos la época de la sexta gran extinción. Ya hubo cinco, pura lógica matemática, antes. Como la de los dinosaurios y el meteorito. Pero esta sexta es la gran ola".

En El curioso caso de Benjamin Button, David Fincher nos contaba la historia de un hombre que nacía envejecido, siendo un bebé anciano, más con pinta de dátil que de niño, del que su padre renegaba, al que abandonaba, y que iba haciéndose joven según crecía y después envejecía, el ciclo de la vida, pero él seguía rejuveneciendo físicamente hasta morir viejo pero siendo niño, con aire y grima de torero precoz. En vez de hacerse más alto, grande y arrugado fue haciéndose más pequeño y terso hasta extinguirse. Algo así, como el caso de Button, sucede hoy en el mundo animal, donde los científicos están detectando que cada vez son más pequeñas todas las especies.


Vivimos la época de la sexta gran extinción. Ya hubo cinco, pura lógica matemática, antes. Como la de los dinosaurios y el meteorito. Pero esta sexta es la gran ola. El ritmo de desaparición de especies es 100 veces mayor desde el siglo XX. Por el cambio climático, por la pesca salvaje, por la deforestación, por la caza furtiva… En fin, por nosotros, que nos hemos convertido en meteorito de la Tierra desde dentro. La mayor amenaza siempre está dentro, no viene de fuera. Como los espíritus de las mansiones en las películas de terror. Como confirma cualquier psicoanalista después de diez sesiones pagadas.

Los científicos no saben aún, aunque lo intuyen, si esa disminución del tamaño de los animales está también provocada por nosotros. La conocida como regla de Bergman establece que cuanto más bajas son las temperaturas, más grandes son los animales endotermos, de sangre caliente. Nosotros estamos entre ellos. La regla de Bergman la confirmaban las películas del destape: las suecas parecían diosas vikingas al lado de sus parejas. A esa regla de Bergman atribuyen algunos la jibarización de la fauna. También a que la naturaleza se esté buscando las vueltas para sobrevivir. Cuanto más grande es un animal, mayor riesgo de desaparecer. Mermando quizá sobrevivan. Aunque, si seguimos complicándoselo, les pasará como a Benjamin Button. Y nosotros, en cambio, cada vez más gordos.