Diez restaurantes baratos en Buenos Aires
Con los últimos años de
inflación sostenida, comer rico y barato en Buenos Aires, se ha convertido en
una hazaña difícil pero no imposible. Y para visitantes con cambio de moneda
favorable, Buenos Aires sigue siendo uno de los mejores destinos gastronómicos
del mundo por su oferta cosmopolita, regional, vanguardista y, sobre todo,
deliciosa hasta el cansancio. Veamos en este recorrido algunas de esas
estrellas que brillan por sus precios, amplitud de opciones y sabores.
Tradicional pizzería de
Buenos Aires, ahora se muestra dispersa por toda la ciudad como una cadena con
gran cantidad de locales. Los pizarrones escritos con tiza en las pizzerías
Kentucky ofrecen varias combinaciones de tres porciones
de la masa más rica del mundo junto a un chop de cerveza o gaseosa.
Se puede degustar en sus mostradores “de parado y al paso” o en mesas.
Imprescindibles la napolitana, la fugazzeta, la faina y la de verdura con salsa
blanca.
Bodegones
Los bodegones son el
espacio seguro y cálido para comer todavía rico, barato y entre amigos en
Buenos Aires. Estos locales con gran tradición en la capital argentina eran
antiguos almacenes que primero empezaron a vender bebidas y luego acabaron
convirtiéndose en restaurantes. Habituales refugios de la noche o del domingo
al medio día, pintorescos por definición, cada barrio alberga el suyo y algunos
conservan delicias como la milanesa a caballo (con huevo frito), las
costillitas de cerdo, el matambre a la pizza, las rabas o los raviolis a la
bolognesa a precios cercanos a los 10 dólares por plato. Dos clásicos que se
destacan: la cadena Bellagamba en Balvanera y El Obrero (Caffarena, 64),
el refugio de los jugadores de fútbol, en La Boca.
El Puestito del Tío
Los carritos de la
costanera del Río de la Plata de Buenos Aires ofrecen otro paseo esencial,
fuera de la moda y repleto de delicias. El Puestito del Tío (Avenida Dorrego
4050) es uno de los destacados, dentro de la hilera de la Avenida Dorrego. Las
joyas de este clásico al aire libre, son la bondiola, el churrasquito, el
chorizo y la hamburguesa completa. Por menos de 10 dólares puedes llenarte el
estómago de felicidad, con un poco de aire de río para despejar la mente.
Pippo y Salgado
Alimentos
La herencia de los
inmigrantes italianos sigue vive en las venas de todos los porteños y sale a la
luz con las pastas de cada domingo. La ciudad está llena de opciones para comer
ñoquis, raviolis, tallarines, espaguetis, vermicellis y todas las
formas y nombres que impliquen a una pasta. Una de las casas más tradicionales
de la ciudad y con precios por menos de 10 dólares, que incluyen gaseosa, es el
restaurante Pippo, en Montevideo 341. Emporio del centro porteño, se
destaca por la velocidad de su servicio y el sabor de sus pastas “al dente”. En
el barrio de Villa Crespo aparece otra alternativa de gran calidad y que
todavía, si no se incluye vino en el menú, ofrece deliciosos y abundantes
platos de pasta: Salgado Alimentos (Juan Ramírez de Velasco, 401). En
una esquina de barrio, brillan los raviolis de jamón crudo, de cheddar o de
bondiola, los sorrentinos de salmón y camarones, los ñoquis de mostaza ahumada
o los canelones de pollo. Importante: reservar con mucho tiempo o ir bien
temprano; se llena.
Los Sabios
Como en muchas partes
del mundo, el boom de la comida vegetariana, macrobiótica y vegana
también llegó a las orillas del Río de la Plata. En poco tiempo todos los
barrios empezaron a esconder su rincón natural o a incluir comidas orgánicas en
sus menús. Una de las mejores opciones de la ciudad es el restaurante Los
Sabios (Avenida Corrientes, 3733), en el barrio de Almagro. Al mejor
estilo tenedor libre, puedes llenarte el estómago de comida hasta
explotar. Entradas, platos principales y postres se ofrecen en largos pasillos
para servirse hasta reventar. La estrella del lugar en forma de postre: el flan
de coco.
Status
Si uno visita la ciudad
con ganas de deleitarse con sabores del altiplano, una buena opción es este
pequeño restaurante del centro de la ciudad: Status, en Virrey Ceballos 178.
Allí se puede degustar el típico ceviche peruano, el ajiaco de conejo, el
chicharrón de pescado, el ají de gallina y mucho más. Con una estética antigua,
tipo bodegón, es un paso obligado para perderse en este sabor norteño y por
poco dinero.
El Boliche de Darío y
Lo de Charly
Estos lugares no
brillan por sus salones ni por su servicio, pero sí por conservar el sabor de
las parillas tradicionales y abundantes, a buen precio. En El Boliche de
Darío, en el barrio de Caballito, se puede comer toda la carne y achuras que
quieras por poco más de 10 dólares (sin bebida). Empanaditas salteñas para
empezar, bandejas con chinchulines, riñones, mollejas y ricos cortes de carne:
asado, vacío, lechón, matambre a la criolla, etcétera. La recomendación: ¡Las
papas fritas! Y si el hambre ataca 24 horas, Buenos Aires tiene la solución: la
parrilla Lo de Charly (Alvarez Thomas 2101), en el barrio de Villa
Urquiza. Con un salón poco lujoso, ofrece un servicio de primera desde hace más
de 15 años. Con promociones o la opción de tenedor libre, Charly alberga
noctámbulos con cortes deliciosos como colita de cuadril, entraña, costillitas
de cerdo o bondiolas.
Sarkis
Si el paladar pide
sabores árabes o armenios, Sarkis (Thames 1101) es un paso obligado
por el barrio de Palermo. Siempre repleto de comensales (hay que ir bien
temprano, antes de las 20:00), ofrece sabores deliciosos como hummus, tabulé,
falafel, fatays, kafta al fierrito y más y más. Una fiesta de la comida en
pequeños platos para compartir y disfrutar. Los camareros, en su mayoría,
tienen una simpatía única y el salón es cálido, limpio y ordenado. La
curiosidad del lugar: si ven una señora tejiendo o leyendo cerca del baño,
anímense a que les lea el futuro con la borra del café
1810
Si el plan es comer
algunas de las comidas regionales de Argentina, una buena opción para conocer
los sabores del norte del país es el restaurante 1810. Empanadas tucumanas,
humitas, locro, carbonada, mondongo a la criolla, lentejas, pastel de lomo a la
criolla, etcétera. Importante: acompañar la comida con un delicioso Malbec
argentino (aunque esto hará subir el precio) y tratar de no probar estos platos
en días de mucho calor. El postre para la noche perfe
Jauja y Rapa Nui
Cerrar una noche en Buenos Aires sin un helado, sobre todo en verano, es un pecado. Herencia europea, la ciudad del calor húmedo ofrece en cada barrio opciones de gran calidad y con multiplicidad de cremas y frutas. Una opción de vanguardia y económica son los Helados Jauja (Cerviño 3901), en el barrio de Palermo. Llegados hace pocos años a la ciudad desde el sur de Argentina, ofrecen una variedad de gustos únicos y fuera de lo común: ristretto, tiramisú, merengueche, lemon pie, anarangibre... También es un pecado no probar su variedad de chocolates. Y si de chocolates se trata, una competencia en sabores y cremas es la casa, también del sur, Rapa Nui. Su pastelería, heladería y chocolates están entre las delicias dulces más fuertes de la ciudad. Sus sabores de helados también se salen fuera de lo normal y uno puede apagar el calor con cheesecake de frambuesa, chocolate rapanuino, tramontana y fra-nui.
Cerrar una noche en Buenos Aires sin un helado, sobre todo en verano, es un pecado. Herencia europea, la ciudad del calor húmedo ofrece en cada barrio opciones de gran calidad y con multiplicidad de cremas y frutas. Una opción de vanguardia y económica son los Helados Jauja (Cerviño 3901), en el barrio de Palermo. Llegados hace pocos años a la ciudad desde el sur de Argentina, ofrecen una variedad de gustos únicos y fuera de lo común: ristretto, tiramisú, merengueche, lemon pie, anarangibre... También es un pecado no probar su variedad de chocolates. Y si de chocolates se trata, una competencia en sabores y cremas es la casa, también del sur, Rapa Nui. Su pastelería, heladería y chocolates están entre las delicias dulces más fuertes de la ciudad. Sus sabores de helados también se salen fuera de lo normal y uno puede apagar el calor con cheesecake de frambuesa, chocolate rapanuino, tramontana y fra-nui.