La
mente de grandes personalidades
Malestar, vértigo, mareos,
espasmos y temblores musculares; vómitos, calambres y cólicos; distensión
abdominal y gases intestinales; dolores de cabeza, alteraciones de la visión;
ampollas por todo el cuero cabelludo y eczema; sensación de muerte inminente y
pérdida de la conciencia, desmayos, taquicardia, insomnio y tinnitus. Esos son algunos de los síntomas que registró
el biólogo Charles Darwin en sus más de 400 cartas en las que se refiere a su
salud, así como sus escritos autobiográficos. Hasta tenía un diario en el que
registraba minuciosamente cómo se sentía. Su salud no sólo fue un asunto
que dominó su vida, sino también tema de numerosos estudios contemporáneos.
Diagnosticar a una persona muerta no es una ciencia exacta, pero Darwin dejó tanta información sobre lo que sentía físicamente que varios especialistas se han aventurado a hacerlo, llegando a conclusiones que van desde la intolerancia a la lactosa hasta disautonomía (condiciones en las que el sistema nervioso autónomo no funciona correctamente). Sin embargo, ¿no nos dice algo el simple hecho de que estuviera tan pendiente de su salud? "Era un científico muy meticuloso así que para él era normal documentar su salud de la misma forma en la que documentaba sus observaciones científicas", dice Claudia Kalb, autora del libro "Andy Warhol was a hoarder" (Andy Warhol era un acaparador compulsivo).
Diagnosticar a una persona muerta no es una ciencia exacta, pero Darwin dejó tanta información sobre lo que sentía físicamente que varios especialistas se han aventurado a hacerlo, llegando a conclusiones que van desde la intolerancia a la lactosa hasta disautonomía (condiciones en las que el sistema nervioso autónomo no funciona correctamente). Sin embargo, ¿no nos dice algo el simple hecho de que estuviera tan pendiente de su salud? "Era un científico muy meticuloso así que para él era normal documentar su salud de la misma forma en la que documentaba sus observaciones científicas", dice Claudia Kalb, autora del libro "Andy Warhol was a hoarder" (Andy Warhol era un acaparador compulsivo).
Kalb escudriño biografías, autobiografías, cartas, diarios e informes médicos en busca de información sobre 12 individuos extraordinarios que sobresalieron en negocios, política, ciencia y arte, y encontró que todos tenían comportamientos asociados con enfermedades mentales identificadas en la actualidad. "Más allá de los síntomas físicos que Darwin experimentó, estaba muy estresado por el trabajo que estaba haciendo para 'El origen de las especies': iba a proponer una teoría que impactaría a muchos. En momentos, era una carga, y, de hecho, se empezó a sentir algo mejor después de publicar su teoría". En ese sentido, de estar vivo hoy, el diagnóstico para el eminente naturalista probablemente habría sido trastorno de ansiedad subyacente. Pero, ¿está bien juzgar a personalidades históricamente remotas con las normas psiquiatricas de hoy en día?
"Una regla entre los
psiquiatras es no diagnosticar o discutir pacientes que no han estado en su
consultorio", dijo Kalb en una entrevista con National Geographic, que
publicó su libro. "Pero en algunos casos", agregó,
"especialmente con figuras muy conocidas cuyas condiciones han sido
discutidas ya sea por ellas mismas o por otros, nos ayuda a entender su
comportamiento". Además, la tarea
tiene un fin favorable: "Crear conciencia sobre esas enfermedades y mermar
el estigma presentando la información a través de una persona famosa en vez de
un árido informe científico"."Hay gente que ha leído el libro que me
han dicho que efectivamente está aprendiendo y le permite entender incluso su
propio comportamiento. Las enfermedades mentales no deben ser de los otros,
deben ser de todos nosotros", le comenta Kalb a BBC Mundo.
Qué habría sido de la música
Las palabras de Richard Kogan,
psiquiatra de Weill Cornell Medical College y pianista graduado de la
prestigiosa academia Juilliard, llevaron a Kalb en dirección a otro de los
grandes: el compositor estadounidense George Gershwin. Cuando era niño, Gershin peleaba, robaba
comida, no iba a clases... era tan inquieto que Kogan piensa que si hubiera
nacido ahora, la conclusión habría sido que sufría de trastorno por déficit de
atención con hiperactividad (TDAH).
"Tenía una energía imparable
así que es muy fácil imaginarse que en la actualidad probablemente lo mandarían
a consulta y le prescribirían medicinas como retalina para tratarlo. Y de ahí
surge pregunta: ¿qué habría pasado con su música?", le explica Kalb a BBC
Mundo. El mismo Gershwin vinculó su
necedad con su arte cuando dijo:
Estudiar piano hizo un buen chico
de uno malo. Fue el piano el que me bajó el tono"
"En algunos de los casos, de
haber sido diagnosticados, las vidas de estos personajes podrían haber sido muy
distintas", señala Kalb. "Albert
Einstein empezó a hablar tarde, se aislaba socialmente, se enfocaba con mucha
atención en una sola cosa y pensaba visualmente... Si fuera niño hoy,
probablemente lo habrían examinado para ver si era autista". "Es cierto que necesitaba ayuda para
cosas cotidianas -su esposa se aseguraba de que pudiera llegar bien a casa, por
ejemplo-, pero gracias a que podia meterse tan profundamente en sus
pensamientos, pudo darnos sus brillantes teorías".
El presidente triste
Dejaba un rastro de melancolía
con cada paso que daba" El
decimosexto presidente de Estados Unidos, que gobernó durante la Guerra Civil y
preservó la Unión, que tomó medidas para abolir la esclavitud, que pronunció el
conocido Discurso de Gettysburg y murió asesinado en un teatro, ha sido también
el centro de prolongados debates sobre qué era exactamente lo que le afligía. Sobre Lincoln, "el debate gira en torno
a la depresión clínica. Tuvo episodios de depresión cuando estaba joven, tan
severos que quienes eran cercanos a él temían que se fuera a suicidar". "La gente que lo conocía en la época
habla de su profunda tristeza y sin embargo, de alguna manera, fue capaz de
liderar, soportar la muerte de dos hijos...", subraya Kalb. "Él decía que el trabajo lo mantenía
ocupado y que el humor le servía de válvula de presión". "Logró tanto a pesar de todo que es un
ejemplo de que la depresión no te define completamente: puedes alcanzar muchas
cosas maravillosas si encuentras la manera de manejarla, de distraerte de la
oscuridad".
Y eso, dijo Claudia Kalb, fue una de las sensaciones que la invadieron al terminar de escribir su
libro: una gran admiración por los personajes que exploró, por lo lejos que
llegaron a pesar de la carga emocional que llevaban sobre sus hombros.
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