La Musa
Rodolfo Edwards
a la musa no se la puede rechazar nunca
aunque uno haya hecho infinidad de tratamientos anti-musa
a la musa se entra a la altura de los ojos
y muy pronto se compone una especie de fanfarria facial
y estalla su voz como timbales del Colón
aunque uno haya hecho infinidad de tratamientos anti-musa
a la musa se entra a la altura de los ojos
y muy pronto se compone una especie de fanfarria facial
y estalla su voz como timbales del Colón
gestación de la musa:
puerta que el poeta atraviesa sin ser visto
y de pronto uno se encuentra
dentro de un gran salón lleno de escaleras multidireccionales
puerta que el poeta atraviesa sin ser visto
y de pronto uno se encuentra
dentro de un gran salón lleno de escaleras multidireccionales
que conducen a destinos
inciertos
entrar a la musa es como meterse
en mar inefable
con sus oleajes y sus mareas
impronosticables
con sus leyes propias y únicas
lo que en otra musa eran playas
apacibles
en esta pueden transformarse en
un torbellino de arena
con consecuencias impredecibles
para la salud del poeta
el poeta arriesga su nave y su
tripulación en estos lances
pero la recompensa se almacena
en las oscuras bodegas de los
navíos:
palabras pilas de palabras
dispuestas en hileras
formando montones
iluminando la noche del mar
eclipsando el sol de los
trópicos
Del libro ' Teoría de la Musa '
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