jueves, 31 de julio de 2025

NACIÓ EL BEBÉ MÁS VIEJO DEL MUNDO

 

El bebé más viejo del mundo nació de un embrión congelado en 1994


Tobi Thomas






La FIV es un tratamiento de fertilidad en el que se extraen óvulos de los ovarios de la mujer y se fecundan con 
espermatozoides en un laboratorio. Fotografía: nevodka/Shutterstock







Los padres de un niño nacido en Ohio, EE. UU., utilizaron un embrión de FIV "adoptado" que había estado almacenado durante más de 30 años.

El “bebé más viejo del mundo” nació en Estados Unidos a partir de un embrión que fue congelado en 1994, según se ha informado.
Thaddeus Daniel Pierce nació el 26 de julio en Ohio, hijo de Lindsey y Tim Pierce, utilizando un embrión “adoptado” de Linda Archerd, de 62 años, hace más de 30 años.

A principios de la década de 1990, Archerd y su entonces esposo decidieron probar la fecundación in vitro (FIV) tras tener dificultades para concebir. En 1994, se obtuvieron cuatro embriones: uno se transfirió a Archerd y dio lugar al nacimiento de una niña, que ahora tiene 30 años y es madre de un niño de 10. Los demás embriones se criopreservaron y almacenaron.

"No pensamos batir ningún récord", declaró Lindsey a MIT Technology Review , la primera publicación de la noticia. "Solo queríamos tener un bebé".
La FIV es un tipo de tratamiento de fertilidad en el que se extraen óvulos de los ovarios de la mujer y se fecundan con espermatozoides en un laboratorio. Los embriones resultantes se transfieren de nuevo al útero. También pueden congelarse y almacenarse para su uso futuro.

Archerd obtuvo la custodia de los embriones tras divorciarse de su esposo. Luego descubrió la "adopción" de embriones, un tipo de donación en la que tanto el donante como el receptor tienen voz y voto sobre quién recibe los embriones.

Archerd prefería que su embrión fuera “adoptado” por una pareja cristiana blanca y casada, lo que llevó a los Pierce a adoptar el embrión.  “Tuvimos un parto difícil, pero ahora ambos estamos bien”, dijo Lindsey. “Está muy tranquilo. Estamos maravillados de tener a este precioso bebé”.
Archerd dijo: "Lo primero que noté cuando Lindsey me envió sus fotos fue lo mucho que se parecía a mi hija de bebé. Saqué mi álbum de fotos de bebés y los comparé, y no hay duda de que son hermanos".

La clínica de fertilidad que transfirió el embrión está dirigida por John Gordon, un endocrinólogo reproductivo y presbiteriano reformado que está trabajando para reducir el número de embriones almacenados.

Hablando sobre la transferencia de embriones, Gordon dijo: "Tenemos ciertos principios rectores que provienen de nuestra fe. Todo embrión merece una oportunidad de vida, y el único embrión que no puede dar lugar a un bebé sano es aquel que no ha tenido la oportunidad de ser transferido a un paciente".

En el Reino Unido, la proporción de nacimientos por FIV ha aumentado del 1,3% en 2000 al 3,1% en 2023, el equivalente a uno de cada 32 nacimientos en el Reino Unido, aproximadamente un niño por aula.

En el caso de las mujeres de 40 a 44 años, el 11 % de los nacimientos en el Reino Unido se produjeron mediante FIV, frente al 4 % en el año 2000, lo que representa el 0,5 % del total de nacimientos, según la Autoridad de Fertilización Humana y Embriones (HFEA). En Estados Unidos, aproximadamente el 2 % de los nacimientos se producen mediante FIV.













































miércoles, 30 de julio de 2025

UN DALÍ ENTRE LOS SALDOS

 


Un cuadro de Salvador Dalí que se compró por 150 libras en una venta de liquidación valorada entre 20.000 y 30.000 libras.

Donna Ferguson





El Vecchio Sultano de Salvador Dalí es una de las 100 ilustraciones finalizadas de lo que se suponía sería un proyecto de 500 piezas. Fotografía: Cheffins/Cambridge








Una ilustración inusual, que será vendida por Cheffins, fue parte del proyecto abandonado Las mil y una noches del artista surrealista.


No es un cuadro que grite "es una obra maestra de Salvador Dalí" para el ojo inexperto.  Así que cuando el inusual cuadro salió a subasta en una venta de liquidación de casas en Cambridge hace dos años, atrajo sólo a dos postores y se vendió por 150 libras.

Ahora, ha sido valorada entre 20.000 y 30.000 libras esterlinas después de que se confirmara que era una ilustración de un “viejo sultán” que Dalí pintó en 1966.
Vecchio Sultano, una obra de técnica mixta realizada con acuarela y rotulador, es una ilustración de una escena de Las mil y una noches, una de las 500 ilustraciones que el gran artista surrealista pretendía crear de los cuentos populares de Oriente Medio.


Se dice que el cuadro estuvo guardado en el garaje de una casa londinense. 
Fotografía: Cheffins/Cambridge

"Dalí estaba bastante obsesionado con la cultura morisca y creía que provenía de una línea morisca", dijo Gabrielle Downie, especialista en bellas artes de Cheffins en Cambridge , que venderá la obra de Dalí el 23 de octubre.
Los mecenas de Dalí, Giuseppe y Mara Albaretto, encargaron las ilustraciones y Rizzoli, una editorial italiana, planeaba publicarlas. Sin embargo, Dalí abandonó el proyecto tras completar solo 100 de las 500 ilustraciones, dejándolas todas inéditas.
De estas 100 ilustraciones, la mitad permanecieron en la editorial Rizzoli y se dañaron o se perdieron, mientras que las otras 50 se quedaron con los Albarettos y luego fueron heredadas por su hija, Christina, que también era ahijada de Dalí”, dijo Downie.

Las 50 ilustraciones conservadas por la familia Albaretto fueron finalmente publicadas en 2014, reavivando el interés por el proyecto abandonado y despertando intriga sobre el paradero de las piezas inéditas.


Exposición de Salvador Dalí en Niza este verano.El Vecchio Sultano tiene un estilo muy diferente al de la mayoría de las obras del artista. Fotografía: Sébastien Nogier/EPA 

Sin embargo, el anticuario John Russell (nombre ficticio), de 60 años y residente en Cambridge, no sabía esto hace dos años cuando compró Vecchio Sultano en una venta de liquidación de casas después de ver la firma de Dalí en la esquina inferior derecha.

“La subasta no es en línea, así que vas, ves, y lo que ves es tu oportunidad de descubrir un tesoro”, dijo. “La mayoría de las veces, compro cosas que me gustan. En esta ocasión, me arriesgué un poco, porque no estaba seguro de si lo tendría en la pared, para ser honesto… Me gusta el arte inusual, pero te tiene que encantar, ¿no?”

Le dijeron que el cuadro había sido encontrado en el garaje de una casa de Londres y apenas pudo contener su emoción cuando vio pegatinas en la parte posterior, indicando que había sido incluido en una subasta de Sotheby's en la década de 1990. "."Investigué un poco y no podía creer lo que estaba viendo"


Nicolas Descharnes, experto en Dalí, certifica la autenticidad de la pintura.
 Fotografía: Cheffins/Cambridge

Russell decidió pujar por él "de repente", apostando a su habilidad para detectar una falsificación tras años viendo con avidez el programa de la BBC "Fake or Fortune". "Es uno de mis programas favoritos".

La pintura, que representa a un sultán enjoyado, no despertó una gran admiración: a pesar de ser descrita como una pintura original de Dalí, los vendedores "ni siquiera la habían puesto a la venta con un precio de reserva", afirmó, y «no hubo interés en la sala» por parte de otros marchantes que Russell conocía. Una persona pujó contra él durante la subasta, y se retiró cuando Russell ofreció 150 libras.
Unos meses más tarde, a través de eBay en los EE. UU., localizó el catálogo de venta correspondiente de Sotheby's, que enumeraba la pintura de 38 cm x 29 cm y demostraba que había sido identificada previamente como obra de Dalí y pidió a Cheffins que la tasara.
Cheffins consultó al reconocido experto en Dalí, Nicolas Descharnes, quien certificó la autenticidad de la pintura. Descharnes declaró a The Guardian que el estilo, el tema y los colores de la ilustración coincidían con los de otras piezas de la serie, así como la calidad y el tamaño del papel.

“La gente espera ver obras muy surrealistas de Dalí. Esta no es surrealista, pero es un Dalí”, dijo Descharnes.

















































lunes, 28 de julio de 2025

CIRCUNNAVEGANDO




La paradoja del circunnavegante

Montero Glez
























El viaje de Magallanes no sólo sirvió para demostrar empíricamente que la Tierra es redonda sino que también sirvió para poner en evidencia lo que se denomina la paradoja del circunnavegante y que inspiraría a Julio Verne en 'La vuelta al mundo en 80 días'


Hay una leyenda urbana que sitúa a Cristóbal Colón intentando convencer a astrólogos y matemáticos acerca de la redondez de la Tierra. Debido a la cualidad esférica de la Tierra, a Colón le resultaría posible alcanzar el oriente navegando hacia occidente. Algo así es lo que nos han contado.

Sin embargo, por aquel entonces, la esfericidad de la Tierra había dejado de ser asunto discutible. Se daba por hecho probado desde antes de los tiempos de Platón para el cual, la Tierra era esférica. Fue el poeta Hesiodo, según Zenón, el primero en señalar la redondez de la Tierra aunque para Diógenes el primero en descubrirlo fuese Pitágoras. Eratóstenes el primero que la midió. 

Incluso, tiempo después, en épocas más oscuras, Dante elaboraría su Divina Comedia a partir del principio esférico de la Tierra. En definitiva, desde los tiempos de los primeros filósofos, se acepta la redondez de la Tierra y, por lo tanto, lo que discutía Colón con los geógrafos de la corte no era otra cosa que la distancia entre Europa y las Indias. Con todo, la leyenda urbana ha conseguido trampear la realidad de tanto repetirse. Será con la expedición de Magallanes cuando se demostrará empíricamente que la Tierra es redonda. Vamos a contarlo.

Fernando de Magallanes fue un curtido navegante portugués que, dispuesto a circundar el mundo, partió desde el Guadalquivir al mando de una expedición de cinco naves donde iban repartidos 237 hombres, en su mayoría aventureros y prófugos con ganas de poner rumbo a la otra cara del mundo en un viaje que borrase para siempre sus delitos. Era el mes de agosto de 1519. Regresarían tres años después, cuando el tiempo ya había borrado sus huellas y nadie los creía vivos. Fue el 8 de septiembre de 1522, la fecha en la que la nao Victoria apareció haciendo agua. A bordo iban 18 sobrevivientes. Fernando de Magallanes había muerto por una flecha envenenada que le lanzaron los indígenas de las islas Filipinas. En su lugar, un andrajoso Juan Sebastián Elcano era el nuevo jefe.
Se trataba de un marino guipuzcoano, hasta entonces prófugo de la justicia, al que el rey Carlos V le concedería un escudo de armas donde aparece un globo terráqueo con una leyenda en latín: Primus circumdedisti me (Fuiste el primero en circundarme). Antes de su regreso, en una de las Islas de Cabo Verde, la denominada San Jacobo, donde largaron el falucho a tierra para avituallar, se hizo inventario de las pérdidas. Uno de los supervivientes, el cronista de la expedición, Francisco Antonio Pigafetta, había completado su día a día escribiendo un relato de los hechos ocurridos en la aventura y que se publicarán bajo el título de Relación del primer viaje alrededor del mundo, también conocido como Relación de Pigafetta.

En el citado trabajo, Pigafetta nos cuenta que vio muchas clases de pájaros, incluso peces voladores y llegó a tierras donde sus habitantes le cambiaron, por un anzuelo, cinco o seis gallinas y por un naipe, el rey de oros, otras tantas gallinas “con el temor, aún, de haberme engañado”. Para ellos, los recién llegados habían descendido del cielo. Según nos sigue contando Pigafetta, también llegaron a tierras de gigantes donde un dolor de cabeza lo curaban metiéndose una flecha por la boca y removiendo el estómago hasta vomitar una pasta verde cubierta con sangre, tras la ingesta de una especie de cardo.
Pigafetta anotaba todo, no dejando escapar asunto alguno en su cuaderno. Por ello, cuando llegaron a San Jacobo, una vez en tierra, preguntaron en qué día estaban y los portugueses dijeron que estaban a jueves 10, entonces Pigafetta se dio cuenta de que para él y para los tripulantes era aún miércoles 9 de julio. “Yo mismo había escrito cada día sin interrupción, por no haberme fallado la salud” escribe Pigafetta para resaltar, a continuación “Pero, como después nos fue advertido, no hubo error, sino que, habiendo efectuado el viaje todo rumbo a occidente, y regresando al lugar de partida (como hace el Sol, con exactitud), nos llevaba el Sol veinticuatro horas de adelanto, como claramente se ve”.

Es decir, que aquel viaje no sólo sirvió para demostrar empíricamente que la Tierra es redonda sino que también sirvió para poner en evidencia lo que se denomina la paradoja del circunnavegante y que inspiraría a Julio Verne a la hora de escribir su novela titulada La vuelta al mundo en 80 días. Recordemos el momento en el que su personaje principal -Phileas Fogg- volvió a Londres creyendo que por cinco minutos había perdido su apuesta. Pero su sorpresa llegó cuando se dio cuenta de que había alcanzado Londres un día antes de lo previsto y, con ello, no había perdido la apuesta, sino que la había ganado.

Phileas Fogg se había adelantado un día, pues, siempre viajaba hacia el Este y, por cada grado, ganaba cuatro minutos. De esta manera, los 360º de la circunferencia planetaria multiplicados por 4 son igual a 1.440 minutos que, si los dividimos entre 60 minutos que tiene una hora, nos dan un resultado de 24 horas.






De: El hacha de Piedra. Diario El País. España

El hacha de piedra es una sección donde Montero Glez, con voluntad de prosa, ejerce su asedio particular a la realidad científica para manifestar que ciencia y arte son formas complementarias de conocimiento.



































sábado, 26 de julio de 2025

UNA VISITA A ESTONIA


Por qué Kihnu es la isla de la verdadera igualdad en Estonia

Sian Lewis




Las mujeres enseñan a sus hijas danzas tradicionales para preservar la cultura de Kihnu. Fotografía: Matjaz Corel/Alamy






Llevan trajes tradicionales, tocan melodías antiguas en violines y acordeones, pero las mujeres de este puesto de avanzada en la isla aseguran que es más que un museo viviente.

"Bienvenidos a Kihnu. No somos un matriarcado", dice Mare Mätas al recibirme en el ferry. He llegado a la agreste y ventosa isla de Kihnu,  en el Golfo de Riga, frente a la costa occidental de Estonia, como un náufrago de otro tiempo. Con tan solo 7 km de largo y 3 km de ancho, este enclave báltico es un mundo aparte, protegido durante mucho tiempo del impacto de la modernidad, un lugar donde las motos comparten la carretera con los carros tirados por caballos, y las mujeres con faldas de rayas brillantes aún cantan antiguas canciones marineras. Pero Kihnu no es un museo: es una cultura viva y palpitante, propia, cuidada con orgullo por sus aproximadamente 700 habitantes.




Mare, una especialista en cultura tradicional y guía local, me conduce rápidamente a la parte trasera abierta de su camioneta y me lleva en un recorrido rápido por la isla, dándome un cuestionario de historia mientras paramos en el museo, el faro, el cementerio y la escuela.

Los hombres de Kihnu solían pasar muchos meses en el mar, navegando o cazando focas. Por necesidad, las mujeres de la isla se convirtieron en cabezas de familia y guardianas del patrimonio cultural de la isla. Esto llevó a que Kihnu fuera apodada "la isla de las mujeres", y la BBC incluso la proclamó "el último matriarcado superviviente de Europa". Pero Mare es muy clara: "Si tuviera que usar una palabra, podría decirse que nuestra cultura es matrifocal. Pero yo prefiero decir que en Kihnu somos simplemente iguales. Las mujeres tienen estatus en la comunidad, y las mujeres mayores tienen un estatus superior; se las considera ancianas sabias. Las mujeres son las guardianas de nuestra cultura y cuidamos el ciclo vital de la isla: criamos a los hijos, cuidamos la tierra, cuidamos a los muertos".

Las mujeres de Kihnu han sido guardianas de faros, conductoras de tractores e incluso sacerdotisas sustitutas. Hoy en día, interpretan melodías antiguas con violín y acordeón, enseñan a sus hijas danzas tradicionales y cantan las inquietantemente hermosas canciones rúnicas de Kihnu, que se cree son de origen precristiano. Lo más llamativo es que visten trajes tradicionales: faldas de lana de color rojo brillante, blusas bordadas y pañuelos estampados. No se trata solo de prendas que se usan para bodas o festivales; este es el único lugar de Estonia donde aún se usan trajes típicos a diario.

Cuando los hombres estaban en el mar, las mujeres se convertían en las guardianas del faro. Fotografía: Matjaz Corel/Alamy

Mare lleva una falda kört de rayas rojas y una chaqueta de lana. Sus hijas, adolescentes y veinteañeras, combinan sus faldas tradicionales con camisetas con esloganes. Las faldas se tejen cada invierno y cada una cuenta la historia de quien las lleva. Las mujeres jóvenes suelen vestir de rojo; supuestamente están en la época de los "cuentos de hadas" de sus vidas. Si una mujer está de luto, se pone una falda negra. Con el paso de los meses, sus faldas incluyen más rayas rojas y moradas hasta que vuelve a vestirse de un alegre rojo. Una mujer casada lleva un delantal sobre la falda, y las nuevas modas y estampados siguen influyendo en los diseños actuales. "Cuando el paisley llegó a la isla desde la India, empezamos a usarlo para nuestros pañuelos", explica Mare. "Y en los años 60, cuando las minifaldas estaban de moda, ¡llevábamos mini körts!"


Guía local Mare Mätas con traje tradicional. Fotografía: Sian Lewis

Veo mujeres de todas las edades vestidas con brillantes destellos de rojo mientras recorro los caminos de tierra de la isla en una bicicleta de pedales. Kihnu es un mosaico de prados de flores silvestres y pinares, bordeado por una costa rocosa y salpicado de casas de madera pintadas en amarillos y rojos primarios. A la salida de una de las casas conocí a Jaak Visnap. Artista de Tallin, ha dirigido campamentos de arte naif aquí cada verano durante 20 años. Históricamente, muchos de los marineros de la isla también eran pintores naif (artistas que normalmente no tienen formación académica y exhiben una simplicidad en su trabajo), y cuando conocí a Jaak, él y un grupo de estudiantes de pintura de Kihnu y del continente estaban ocupados trabajando en pinturas de vivos colores para una exposición en el museo de la isla
Los estonios suelen etiquetarse como fríos y distantes, pero los pintores me reciben con cariño y me ofrecen vino. Sale el sol y transforma la isla —cielos grises y melancólicos barridos por una luz dorada—, así que me uno a ellos para nadar en el mar cálido y poco profundo. Mientras nos balanceamos boca arriba en el resplandor del atardecer, Viola, de Tallin, me cuenta un chiste: "Está lloviendo, y un extranjero le pregunta a un estonio: '¿No hay verano en este país?'. 'Claro', responde. 'Pero, por desgracia, ese día estaba trabajando'".

Antes de dejar a los pintores, le pregunto a Jaak cómo ha cambiado la isla desde su primer verano aquí. "Antes era la isla de los pescadores", dice. "Ahora es la isla turística". Pero los visitantes no parecen haber transformado Kihnu todavía. Puede que los lugareños conduzcan coches y camiones modernos, pero también me cruzo con motos soviéticas con sidecar. Hay algunas tiendas y cafeterías, pero venden pescado seco ahumado y carne de foca, además de café y pasteles.

Afuera de su tienda de artesanía, me encuentro con Elly Karjam, quien teje los tradicionales suéteres troi que usan los hombres de Kihnu, con hermosos estampados en lana azul y blanca, tejidos en símbolos protectores. "Puedo tejer cientos de suéteres cada invierno, y cada uno me lleva 200 horas", dice, mientras sus dedos chasquean como un borrón mientras trabaja en una nueva obra maestra para el sacerdote local.

Suéter de punto de lana tradicional, patrón tradicional Kihnu troi


Mare me cuenta que la isla solo busca atraer turistas interesados en la cultura y la artesanía, y que los isleños se preguntan si deberían prohibirse las autocaravanas. Pero el turismo también permite que la próxima generación permanezca en la isla, en lugar de irse al continente en busca de trabajo. Y, por ahora, la mayoría de los visitantes parecen optar por el turismo tranquilo, alojándose con lugareños en pensiones y hostales, y visitando la isla para participar en los bailes de solsticio de verano y festivales de violín, para aprender a pintar o tejer, o simplemente para encontrar la paz interior.
La "isla de las mujeres" es un nombre inapropiado. En cambio, Kihnu se siente como un lugar antiguo pero equilibrado, que se mueve al ritmo de su propio tambor (o quizás, al zumbido de su propio acordeón). En invierno, cubierto de nieve, debe ser un lugar difícil para vivir. Pero en verano, explorar esta isla de ritmo lento es un placer. Al irme, regresa la lluvia que la hace tan exuberante y verde. Apenas el ferry sale del puerto, Kihnu se sumerge en el mar gris, un lugar de leyenda una vez más.


Se llega a Kihnu en un ferry de una hora (4 € por ida para peatones, 16 € por ida para coches) desde el puerto de Munalaid , que está a una hora en autobús de la ciudad costera de Pärnu .



















































miércoles, 23 de julio de 2025

LABIALES: NADA DE FRIVOLIDAD.

 

La compleja historia del lapiz labial: imagen, religión y muchas leyes

Carmen Macías





René Gruau*






El lápiz labial ha sido el pegamento de la tragedia femenina durante siglos, y un codificador fácil para la lucha de clases, para subrayar la religión y con ella atacar a las mujeres, pero también todo lo opuesto


Les levres rouges, o El rojo en los labios en su traducción al español, es una película belga de 1971. Mientras guía la trama de la película, su título nos lleva directos al transfondo de un gesto tan cotidiano para muchas personas, sobre todo mujeres: pintarse los labios. Dirigida por Harry Kümel, en ella Delphine Seyrig interpreta a la famosa condesa Erzsébet Bathory, una aristócrata perteneciente a una de las familias más poderosas de la Hungría del siglo XVI. Bathory es también conocida como la Condesa Sangrienta, o la mayor asesina de la historia de la humanidad.



Pintarse los labios no es hoy ningún crimen, pero alguna vez hacerlo estuvo cerca. Como diría la escritora Irene Solà, "te di ojos y miraste las tinieblas". De tinieblas, de ojos e imágenes, de interpretaciones y de resignificación va esta historia, la historia del pintalabios. De Bathory se sabe el relato de quienes la condenaron: la brujería había llegado a la corte, aun sin saber que resignificaría el devenir de la humanidad. A través de ella, el estándar social de las mujeres continúa perfilándose, como el rojo en unos labios. A aquella mujer casada desde los once años la condenaron tras acusarla de practicar la magia negra dentro de su palacio. Allí, no menos encerrada que tras el castigo público que le vendría, habría asesinado a muchachas para utilizar su sangre como medicina contra el tiempo. Su eternidad, sin embargo, fue otra. Después de haber pasado cuatro largos años encerrada en su condena, sin ni siquiera ver la luz del sol, Bathory apareció muerta. En ese mismo momento, revivía como un mito... Nada en esta historia es casualidad.





La película Seyrig revierte el mito de la mujer malvada reapropiándose del pintalabios como un símbolo que le ayuda a recoger el estigma a través de un personaje que quiere evidenciar que el mundo, y no solo el cine, es producto de la fantasía masculina, y lo hace mientras se pinta los labios para besar a otras mujeres y transmitirles con cada beso lo que ella ya sabe. Sus besos estampados por el pintalabios rojo (rojo como la sangre que necesita) se convierten entonces en una señal, como hicieran con las brujas, con las mujeres, pero esta vez para salvarlas de aquella. La historia de la barra de labios se revierte una y otra vez, como en la película, el estigma del rojo se convertirá en un mecanismo de defensa.


Una de las obras más emblemáticas de Gruau, esta imagen fue el anuncio central de la exposición René Gruau 
Moda y Publicidad que se celebró en 1989 en el Palacio Galliera, París



Un invento con miles de años

El lápiz labial ha sido el pegamento de la tragedia femenina durante siglos, y lo ha sido como un codificador de la lógica de clases, para subrayar las ideas de la religión, y con ella atacar a las mujeres, pero ha sido también todo lo opuesto. Se trata, sin ir más lejos, de un producto sorprendentemente político. Mientras en los cines aparecía la película de Kümel, el uso del pintalabios se fue extendiendo más allá de las mujeres dentro de los movimientos culturales del punk-rock. Pintarse los labios era como rematar la insurgencia con la inconformidad general de la época, pero no era ni la primera vez que los hombres lo hacían ni la primera vez que tenía este propósito.




El primer maquillaje labial apareció en algún momento en torno al año 3500 aC. Por supuesto mucho ha cambiado desde entonces hasta nuestros días, empezando por sus ingredientes. Aquellos primeros pintalabios usados por la mismísima reina sumeria Puabi consistían en una mezcla de albayalde (o carbonato de plomo) y piedras rojas trituradas.

Tres mil años después, Cleopatra haría lo propio, pero con una nueva fórmula basada en carmín, un compuesto químico todavía usado hoy. Este ingrediente no es otra cosa que el polvo que queda tras triturar una especie de escarabajo que conocemos como cochinilla. Es por ello que se han encontrado botes de pinturas labiales y cosméticos en numerosas tumbas funerarias: los egipcios creían que el escarabajo era un símbolo de inmortalidad, así que impregnarse los labios con ellos pudo ser una forma de tratar de revelarse ante la muerte, como narra la leyenda de Bathory.

De una civilización a otra

En Egipto, todos los géneros usaban maquillaje como parte de una rutina diaria, explica Sarah E. Schaffer en un artículo académico titulado Leyendo nuestros labios: la historia de la regulación del lápiz labial en los puestos de poder occidentales. Además del carmín la mezcla que Cleopatra popularizó para los labios incluía cera de abejas y diferentes aceites, lo que la convertía en un bálsamo protector de, entre otras cosas, las altas temperaturas del desierto.

Sin embargo, como explica Ashawnta Jackson en Jstor, una reacción violenta contra la "confianza desenfrenada en la belleza artificial que ofrecía, de forma añadida, el lápiz labial" cambió su estatus social a lo largo de la Antigua Grecia: para entonces, el uso de la pintura labial quedó relegado a las trabajadoras sexuales, determinándolo como una marca para las mismas
Por entonces llegaron también las primeras regulaciones para el cosmético, pero no por razones de seguridad con los ingredientes, sino "debido al potencial engaño a los hombres y el socavamiento de las divisiones de clases" que suponía. Así, las prostitutas "podrían ser castigadas por hacerse pasar por damas indebidamente" si aparecían en público sin pintura de labios ni otro tipo de maquillaje.




La marca de la brujería

Más tarde, el ascenso del Imperio Romano lo acercó a los hombres y, si en Grecia se había declarado como una especie de enemigo del sistema de estatus, en Roma se puso al servicio de este: los hombres lo extrajeron del cliché, y entre ellos lo usaron con el fin de indicar, precisamente, su posición social.

Poco a poco, idearon diferentes tonos para que cada uno delineara el trasfondo de clase de la persona: mientras un rosa fuerte significaba riqueza, el rojo se mantuvo para clase trabajadora (¿contra ningún pronóstico?). A lo largo de las siguientes civilizaciones, estos colores y su simbolismo fueron cambiando, pero el principio de la respetabilidad a través del maquillaje no ha dejado nunca de estar presente.
Durante la Edad Media, el auge de la religión católica trató por todo los medios de prohibir el uso de todo lo que "alterarando un rostro desafiara a Dios y su obra". De esta forma, se extendió la creencia por toda Europa de que, al maquillarse, las mujeres estaban haciendo un pacto con el diablo. Como un signo de brujería, aún en el siglo XVIII, algunos países establecieron leyes para restringirlo.


De la religión a la "cortesía"

La propia reina Victoria llegó a declarar que la barra de labios era "descortés" en el siglo XIX, pero la insistencia de un mecanismo como este, después de tanto tiempo, acabó derivando en su contrarespuesta. El pintalabios se había convertido en un pequeño secreto, en un deseo a lograr, la emancipación y la descarga de lógicas sobre la apariencia femenina. Todo, por supuesto, por medios clandestinos: algunas mujeres recurrieron incluso a morderse los labios, frotárselos con cintas rojas e, incluso, se desarrolló una forma de vínculo entre muchas a través del intercambio de recetas caseras de este mejunje.
Suponía un respaldo entre unas y otras, pero tampoco era seguro. Las mezclas, a menudo, no quedaban a prueba de caducidad de sus ingrediente, sobre todo si trataban de imitar una fórmula duradera (a base de bermellón cargado de mercurio). Las mujeres adineradas, mientras tanto, hallaron al otro lado del mar una salvación: de los viajes a París volvían a Inglaterra cargadas del que se convirtió en el primer pintalabios fabricado industrialmente, el de la marca Guerlain. La casa francesa hasta entonces fabricante de perfumes comenzó a venderlo en masa. Estaban hechos de pomelo, mantequilla y cera. Contra todo pronóstico, la restricción acabó salvando a muchas mujeres de morir envenenadas.


El fin del período victoriano coincidió con un giro de lógica en torno a la estética femenina, así como la conformación del movimiento sufragista. Con todo ello, fue en 1915 cuando se produjo el primer labial en tubo. Primero fue un simple cilindro metálico que se deslizaba sobre el cosmético en sí. Poco a poco, fue mejorándose el mecanismo hasta hacerlo giratorio.



Labial de 1915. Creado por Maurice Levy

Todo giraba entonces, también conciencia social, así que no faltó en las primeras luchas organizadas de las mujeres por liberarse de las ataduras del estatus creado por los hombres.

¿Un gesto para "reforzar el espíritu"?

Pero el sufragismo de entonces apenas dio presencia a las mujeres racializadas. Por ello, la historiadora especializada en moda Shelby Ivey Christie reflexiona sobre su propia relación con el pintalabios rojo como mujer negra: "Para mí, el lápiz labial rojo se trata de cambiar la narrativa en torno a lo que tradicionalmente significaba el labial rojo para las mujeres negras. Hay una larga historia de hipersexualización que se ve amplificada por las caricaturas de mujeres negras con labios rojos exagerados", en palabras para Teen Vogue.




La fundadora de UOMA Beauty, Sharon Chuter, está de acuerdo en que la narrativa de las mujeres negras, a diferencia de las mujeres blancas y su uso del pintalabios rojo, es diferente. "Para las mujeres blancas, (el lápiz labial rojo) es realmente una declaración muy audaz, y por eso se clasificó como poder. Mientras que, para las mujeres negras, no parece tan rotundo porque nuestra piel está melanizada".



En la década de 1930, las revistas y el cine declaraban a lo grande que pintarse los labios era uno de los gestos característicos del siglo XX. Cuando surgen desafíos, deslizarse un pequeño labial "refuerza el espíritu", decían en Harper's Bazaar mientras Audrey Hepburn se pintaba los labios con el pulso tembloroso en un taxi en Desayuno con diamantes. Su personaje, Holly Golihtly, se acercaba a la condición de prostituta.

El color de la moral en la guerra

Y entonces, en el enredo de la feminidad cinematográfica de Hollywood, entre la niña perdida y la femme fatale, el estado convirtió la belleza en una táctica bélica. En Estados Unidos, la Junta de Producción de Guerra restringió la producción de ciertos cosméticos en un esfuerzo por ahorrar metales y productos químicos para la guerra. Esperaban reducir la producción en un 20%, pero tanta gente protestó que la decisión fue revocada en menos de cuatro meses. No sólo dieron marcha atrás, sino que dieron marcha atrás y afirmaron que los cosméticos eran "necesarios y vitales para el esfuerzo bélico debido a su potencial para elevar la moral". Vamos, que "la belleza era un deber".

Tanto fue así que Helena Rubinstein diseñó explícitamente el pintalabios de su firma con la forma de una bala mientras se animaba a las mujeres a enviar cartas cubiertas de besos con lápiz labial para levantar la moral de los soldados. También Elizabeth Arden, empresaria de la cosmética y militante de las protestas sufragistas, recibió el encargo de crear un kit de maquillaje para la Reserva de Mujeres del Cuerpo de Marines de Estados Unidos.



Ya es 1990, y al final de La Femme Nikita, el personaje de Jeanne Moreau dice: "Deja que el placer sea tu guíe". Moreau es Amande, una mujer fatal arquetípica, y está enseñando a una adolescente asesina (Anne Parillaud) el arte de tomar poder pintándose los labios. "No olvides", le dice, "que hay dos cosas que no tienen límites: la feminidad y los medios para aprovecharla". Como recuerda la diseñadora de maquillaje Poppy King, el pintalabios cambia la forma en que te ves y te sientes y, por extensión, cómo experimentas el mundo. "Es una sustancia que altera la mente".


*Todas las ilustraciones excepto las dos de publicidad, pertenecen a Rene Gruau en este homenaje a sus espléndidas creaciones.

Nacido como Renato Zavagli Ricciardelli delle Caminate en Rímini, Italia , el 4 de febrero de 1909, Gruau era hijo de un conde italiano.El talento artístico de Gruau en la ilustración de moda le valió su publicación a los 14 años y paracuando cumplió 18, ya había publicado internacionalmente, en Estados Unidos, Italia y Francia. Durante su vida, Gruau trabajó para numerosas revistas, entre ellas Marie-Claire, Femina , Elle , Vogue , Harper's Bazaar, Flair, L'Officiel, Madame Figaro y L'Officiel de la Coture . Gruau fue contratado por importantes diseñadores como Pierre Balmain , Christian Dior, Jacques Fath , Balenciaga , Elsa Schiaparelli , Rochas , Lanvin , Elizabeth Arden y Hubert de Givenchy . Gruau dio vida a su ropa de alta costura y expandió su popularidad con sus cautivadoras ilustraciones.












































































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