Las páginas digitales vigilan todos nuestros movimientos
Yijun Yu*
Según los resultados
de un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de
Princeton, centenares de las principales páginas digitales del mundo hacen por
sistema un seguimiento de cada pulsación de tecla, cada movimiento de ratón y
cada dato introducido por el usuario, incluso antes de que lo envíe o si luego
sale del formulario.
Y hay un
desagradable efecto secundario: los usuarios podrían revelar datos personales
identificables, como información médica, contraseñas, detalles de tarjetas de
pago, cuando navegan por la red sin saber que las empresas están controlando su
comportamiento de navegación. Es una situación que debería alarmar a cualquiera
preocupado por su privacidad.
Los investigadores
de Princeton descubrieron que era difícil eliminar información personalmente
identificable de los registros de conducta de navegación, incluso, en algunos
casos, cuando los usuarios han activado características de privacidad
como Do Not Track (no
rastrear).
La investigación
concluyó que centenares de empresas emplean servicios de rastreo
proporcionados por terceras empresas para controlar cómo navegan los usuarios
por sus páginas de Internet. Dicho rastreo se va complicando, porque cada vez más
empresas aumentan la seguridad y cambian sus sitios a páginas
HTTPS codificadas.
Para sortear esa
complicación, se despliegan guiones de reproducción de sesión que monitorizan
la conducta de interfaz del usuario en las páginas en forma de secuencia de
eventos con marca temporal como los movimientos del teclado y del ratón. Cada
uno de estos eventos registra parámetros adicionales –que indican pulsaciones
(en el caso de los eventos de teclado) y coordenadas de pantalla (en el caso de
los movimientos del ratón)– en el momento de la interacción. Cuando se asocian
con el contenido de una página digital y una dirección digital, esta secuencia
de eventos registrada puede ser reproducida con exactitud por otro navegador
que desencadena las funciones definidas por la página digital.
Lo que esto
significa es que, por ejemplo, una persona puede ver si un usuario introduce
una contraseña en un formulario digital, lo cual es un claro incumplimiento de
las normas sobre privacidad. Las páginas digitales que emplean terceras empresas
analíticas para registrar y reproducir dicha conducta sostienen que lo hacen
para “mejorar la experiencia del usuario”. Cuanto más sepan qué buscan sus
usuarios, más fácil les será proporcionarles información específica.
El que las empresas
controlen nuestra conducta mientras navegamos por Internet no tiene nada de
nuevo, pero el hecho de que se estén desplegando discretamente guiones que
registran de este modo nuestras sesiones de navegación individuales ha
preocupado al coautor del estudio, Steven Englehardt, estudiante de doctorado
en Princeton.
“La recopilación de
contenido de la página digital por guiones de reproducción de empresas ajenas a
dicha página puede hacer que información sensible, como afecciones médicas,
detalles de tarjetas de pago y otra información personal mostrada en ella, se
filtre a la otra empresa como parte de la grabación”, escribía.
“Esto puede exponer a los usuarios a usurpación de identidad, estafas por
Internet u otra conducta no deseada. Lo mismo puede decirse de la recopilación
de datos aportados por el usuario durante los procesos de compra y registro de
usuario”.
Que las páginas electrónicas anotan las pulsaciones de teclas es una cuestión conocida desde hace tiempo por los expertos en ciberseguridad. Y el estudio empírico de Princeton hace temer que los usuarios tengan poco o ningún control sobre este tipo de grabación de su conducta de navegación.
Es importante, en
consecuencia, ayudar a los usuarios a controlar cómo comparten su información
en Internet. Pero cada vez hay más señales de que la facilidad de uso se salta
las medidas de seguridad diseñadas para mantener nuestros datos seguros en Internet.
Facilidad de uso
frente a seguridad
Millones de
personas utilizan gestores de contraseñas que les ayudan a mantener un registro
de diferentes contraseñas para diferentes sitios. El usuario de dicho servicio
solo tiene que memorizar una contraseña clave.
Recientemente,
un grupo de investigadores de
la Universidad de Derby y de Open University descubrieron que los clientes sin
conexión de servicios de gestión de contraseñas corrían el riesgo de mostrar su
contraseña clave principal cuando esta se almacena como texto normal en memoria
que podría ser detectada o volcada en casos de ciberataques.
La experiencia de
usuario no es una excusa para tolerar fallos de seguridad.
*Yijun Yu es
profesor asociado del Departamento de Informática y Comunicaciones, Open
University
Este artículo fue
publicado originalmente en inglés en la web The Conversation.
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