DIY
Hubo un tiempo
en el que llegamos a pensar que las manualidades morirían con el auge del
plástico, la fibra y las tiendas de todo a cien. Nos equivocamos: un fuerte
movimiento handmade («hecho a mano»), con millones de seguidores, recorre
el mundo, y el DIY (Do It Yourself, «hazlo tú mismo») se ha reinventado
para pasar a ser tendencia. Su éxito no estriba en los materiales o técnicas
utilizadas –no tan diferentes de las de nuestras abuelas–, sino en su diseño y
contemporaneidad. Pero, sobre todo, el boom ha sido posible gracias a
su íntima conexión con el universo Internet, especialmente con losblogs.
«Es una curiosa paradoja», nos explica Kelly Rand (www.kellyrand.com), cofundadora de Hello
Craft –una asociación sin ánimo de lucro dedicada a fomentar esta corriente– y
autora del superventas Handmade to sell, una guía que explica cómo
rentabilizar los trabajos artesanos: «La comunidad handmade puede, en
cierto sentido, estar en contra de la tecnología, pero ha sido esta la que ha
ayudado a crear la propia comunidad. Algo tan impersonal como un ordenador se
ha convertido en una herramienta eficaz para comunicarse, darse a conocer y
hacer negocio. Se ha desarrollado en Internet una red denetworking en la
que unos aprenden de otros, hay tutoriales, vídeos, blogs…».
A Beautiful Mess (www.abeautifulmess.com),
el blog de Elsie+Emma, es un buen ejemplo de hasta dónde se puede
llegar: creado en 2007 –«solo como diversión, sin otro objetivo que el de hacer
entradas con fotos de mis manualidades», explica Elsie Larson, su fundadora–,
recibe cada mes más de un millón de visitantes únicos, con cinco millones y medio
de impactos. «Nuestros lectores son fundamentalmente mujeres norteamericanas de
entre 18 y 32 años, pero ABM llega a féminas de todas las edades en todo el
mundo. Cada día compartimos nuestra inspiración, proyectos y recetas. Creemos
que las mejores cosas de la vida son las hechas en casa».
Otra bloguera de éxito es Jessica Jones, diseñadora gráfica y textil afincada
en Chicago. How About Orange (www.howaboutorange.com),
especializado en hacer tutoriales, recibe 570.000 visitas al mes y tiene 50.000
suscriptores. Su plan inicial era convertirse en millonaria vendiendo sus
creaciones en Etsy.com –la más
importante tienda virtual de artículos handmade–, y este blog iba
a ser una herramienta de autopromoción. «Pero me pareció muy aburrido tener que
hacer cosas para vender, y, en cambio, descubrí que me gustaba bloguear». No se
ha hecho rica comercializando sus productos, pero, gracias a patrocinadores y
anunciantes, se gana la vida con su plataforma.
Precisamente Etsy fue uno de los pioneros a la hora de vincular artesanía e
Internet. A principios de 2005, el pintor y carpintero Rob Kalin, harto de no
encontrar un espacio online donde exhibir y vender sus creaciones, creó
este portal que permitía a cualquier artesano montar su propia tienda virtual.
En estos momentos, cuenta con 800.000 tiendas activas –en las que se anuncian
15 millones de productos–, recibe mensualmente 42 millones de visitantes
únicos, realiza transacciones entre 150 países, tiene un volumen de páginas
vistas de 1,4 billones y cuenta con 1,7 millones de seguidores en Twitter. ¿Sus
ventas? 437 millones de dólares en la primera mitad de 2012… Otro inmenso
escaparate es Big Cartel (www.bigcartel.com).
Creado en el mismo año, acaba de organizar una gran fiesta para celebrar que ya
son 250.000 los artistas independientes de todo el mundo que se publicitan en
sus páginas.
En ambos portales se anuncian los productos de Haciendo el indio (www.haciendoelindio.com),
marca creada en 2009 por Cristina Serrano, quien, tras años de formación
empresarial y artística, un buen día cambió la gran ciudad por un rincón frente
al Mediterráneo y emprendió una nueva aventura: «Hacía manualidades y dibujos
para mis hijos, y me planteé que tal vez esas mismas cosas podrían interesar a
otras personas. Decidí trabajar por mi cuenta y crear mi propia marca». A su
juicio, la actual crisis económica ha tenido también su influencia: «Se está
empezando a ver que hay otro tipo de comercio en el que lo manual tiene un
valor añadido. Hemos pasado de una época de comprar cosas hechas en serie a
encontrar el gusto por objetos cuidados, bonitos, originales y personalizados».
También los blogs sobre manualidades han sido el germen de revistas
impresas. Es el caso de Mollie Makes, www.molliemakes.com, que antes de salir en
papel fue consolidando durante meses una comunidad de seguidores online que
se enganchó a sus contenidos –costura, ganchillo, punto, patchwork y
bordados con un aire vintage–. Pocos meses después de salir a la venta
–con una estética muy alejada de las tradicionales publicaciones sobre labores–
ya contaba con 10.000 seguidores, y el éxito animó a sus creadores a sacar una
versión semanal solamente para tabletas, Gathered, y una revista mensual, The
simply things, en la que, además de manualidades, se da el salto a la cocina y
la decoración.
En España, la revista Kireei (www.kireei.com)
tuvo unos orígenes similares. «Había blogs muy afianzados, pero eran
extranjeros y pensamos que podría haber hueco para algo similar en nuestro
mercado», explica Cristina Macarena, su creadora. «Tuvo éxito porque los
productos eran muy apetecibles; actuábamos como filtro de la Red, seleccionando
lo mejor de lo mejor». Y, a partir de ahí, y ya con 10.000 visitantes diarios,
se animaron a hacer una revista online; gustó tanto, que el siguiente paso
fue lanzarse a la piscina y hacerla impresa. «Queremos ser un escaparate para
toda esa gente que trabaja, sola o en equipo, con muchos puntos en común: la
realización personal, la satisfacción de llevar a cabo un proyecto vital, el
equilibrio entre tradición y modernidad y el amor por el trabajo manual».
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