Salvando las distancias
El Infierno visto por Sandro Botticelli (ca. 1480–1495).
Dante concibió el Infierno como un gigantesco embudo incrustado en el centro de la Tierra, y él mismo, guiado por Virgilio, habría descendido por su interior, según se relata en los versos de la Divina Comedia. Tras atravesar el río de los Muertos los viajeros se sumergieron en nueve círculos sucesivos y, a medida que descendían, comprobaron una progresiva intensificación de los tormentos de acuerdo con el aumento de la gravedad de los delitos allí representados.
Así como la descripción que Dante nos da del Paraíso es extraordinariamente musical, apelando al poder de los coros de luz y a una suerte de geometría incorpórea, y así como su Purgatorio parece apoyarse en el claroscuro de la escultura, un jardín de estatuas sumido en la niebla, el Infierno es inevitablemente pictórico.
Escuchamos el sonido del cielo y vislumbramos las borrosas siluetas de los que penan en la melancolía del mundo intermedio a la espera de la salvación, pero somos empujados a ver, incluso con excesiva nitidez, lo que ocurre en los círculos infernales. La poesía del Infierno es pintura.Los pintores lo comprendieron inmediatamente tras la muerte de Dante, y puede decirse que la decisiva incorporación de la Divina Comedia al horizonte de la imaginación occidental viene provocada por la recepción literaria, pero también por la ilustración pictórica. En los inicios mismos del Renacimiento, destacados artistas, como Bartolomeo di Fruosino y Domenico di Michelino, trataron de traducir en imágenes el poema de Dante. Tras el Renacimiento, el número de pintores fascinados por la Divina Comedia es imposible de determinar: de Poussin a Géricault y Delacroix; de Gustave Doré a Dalí.
Existen también los dibujos realizados por Sandro Botticelli para el poema de Dante. El conjunto de estos dibujos -aun con las graves lagunas originadas por las piezas perdidas- es el más ambicioso de los abordajes del poema dantiano jamás realizado. Quizá porque se trata de un auténtico comentario visual en el que la compenetración de imágenes y versos parece absoluta: si uno se deja absorber por los dibujos de Botticelli llega un momento en que puede aceptar tranquilamente que fue Dante el que, después, trasladó a la escritura lo que vio reflejado en esos dibujos maravillosos.
Escuchamos el sonido del cielo y vislumbramos las borrosas siluetas de los que penan en la melancolía del mundo intermedio a la espera de la salvación, pero somos empujados a ver, incluso con excesiva nitidez, lo que ocurre en los círculos infernales. La poesía del Infierno es pintura.Los pintores lo comprendieron inmediatamente tras la muerte de Dante, y puede decirse que la decisiva incorporación de la Divina Comedia al horizonte de la imaginación occidental viene provocada por la recepción literaria, pero también por la ilustración pictórica. En los inicios mismos del Renacimiento, destacados artistas, como Bartolomeo di Fruosino y Domenico di Michelino, trataron de traducir en imágenes el poema de Dante. Tras el Renacimiento, el número de pintores fascinados por la Divina Comedia es imposible de determinar: de Poussin a Géricault y Delacroix; de Gustave Doré a Dalí.
Existen también los dibujos realizados por Sandro Botticelli para el poema de Dante. El conjunto de estos dibujos -aun con las graves lagunas originadas por las piezas perdidas- es el más ambicioso de los abordajes del poema dantiano jamás realizado. Quizá porque se trata de un auténtico comentario visual en el que la compenetración de imágenes y versos parece absoluta: si uno se deja absorber por los dibujos de Botticelli llega un momento en que puede aceptar tranquilamente que fue Dante el que, después, trasladó a la escritura lo que vio reflejado en esos dibujos maravillosos.
Cada uno puede elaborar su mapa del infierno. Pero no hay que ir a los otros mundos como hizo Dante. Christopher Marlowe, ya en el siglo XVI, indicó la dirección: 'El infierno está donde estemos nosotros'.
Otra imagen del Infierno, Buenos Aires
La crisis energética detonada por la seguidilla de altísimas temperaturas que afecta a la ciudad y sus alrededores desde hace trece días obligó a muchas familias a pasar una Navidad entre indignación y oscuridad. Los más afectados siguen siendo Flores, Caballito, Floresta, Liniers, Palermo, La Paternal, Villa Crespo, Boedo, Recoleta, Villa Urquiza y Barracas, mientras que también se registraban inconvenientes en las localidades bonaerenses de Adrogué, Temperley, Avellaneda y Morón, entre otras.
En algunos barrios los cortes llevan más de una semana. Esta mañana, en Villa Crespo vecinos cortaban el tránsito a la altura de la avenida Corrientes y Serrano en reclamo por la falta de suministro eléctrico. "Nos vamos a quedar hasta que lo arreglen", aseguran.
La autopista Dellepiane a la altura de Lugano se encuentra cortada por vecinos de la zona. La gente denuncia que está hace más seis días sin luz ni agua y nadie les da una solución.Por otro lado, la autopista Richieri, a la altura del Mercado Central, también se encuentra cortada.
Diario La Nación. 26/ 12/ 2013
Nuestro mapa del infierno se modifica todos los días ( no hay quien pueda pintarlo). Como el de Dante es un embudo hacia las profundidades insondables. R.
ResponderEliminarEl infierno hoy es Buenos Aires y por extensión la Argentina, tierra de nadie. T.E.D.
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