Diálogo
Silvina Ocampo
Te
hablaba del jarrón azul de loza,
de un
libro que me habían regalado,
de
las Islas Niponas, de un ahorcado,
te
hablaba, qué sé yo, de cualquier cosa.
Me
hablabas de los pampas grass con plumas,
de un
pueblo donde no quedaba gente,
de
las vías cruzadas por un puente,
de la
crueldad de los que matan pumas.
Te
hablaba de una larga cabalgata,
de
los baños de mar, de las alturas,
de
alguna flor, de algunas escrituras,
de un
ojo en un exvoto de hojalata.
Me
hablabas de una fábrica de espejos,
de
las calles más íntimas de Almagro,
de
muertes, de la muerte de Meleagro.
No sé
por qué nos íbamos tan lejos.
Temíamos
caer violentamente
en el
silencio como en un abismo
y nos
mirábamos con laconismo
como
armados guerreros frente a frente.
Y
mientras proseguían los catálogos
de largas, toscas enumeraciones,
hablábamos con muchas perfecciones
no sé en qué aviesos, simultáneos diálogos.
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