Rumbo a la Antártida
VIRGINIA COLLERA
Shackleton
'El viaje de Shackleton' de William Grill, que publica Impedimenta, recuerda la famosa expedición del explorador y su valiente tripulación a bordo del 'Endurance'. Ernest Shackleton formó parte de la famosa expedición del capitán Scott al mando del 'Discovery' y ya entonces se declaró "extrañamente atraído por el misterioso sur". Después de que Amundsen venciera a Scott en su empeño por llegar al Polo Sur, Shackleton comprendió que solo le quedaba un desafío al que enfrentarse. Escribió: "La primera travesía por el continente antártico, de mar a mar, atravesando el polo, además de tener una gran importancia histórica, constituiría un viaje de enorme valor científico".
La tripulación
El 8 de agosto de 1914, Ernest Shackleton y su valiente tripulación zarparon con la intención de cruzar la Antártida. Le acompañaron en la expedición Frank Worsley, capitán del barco, Frank Wild, segundo al mano, Leonard Hussey, meteorólogo, George Marston, artista, o Charles Green, concinero, entre otros.
El Endurance
El Endurance había sido construido como buque para cruceros turísticos y para la caza polar. Su primer nombre fue Polaris, y puede que estemos ante el navío de madera más resistente del mundo, con la única excepción del Fram. Recibió el nombre Endurance (Resistencia) por el lema de la familia Shackleton: "Gracias a la resistencia, vencemos".
Levando anclas
El Endurance zarpó rumbo a Buenos Aires el sábado 8 de agosto de 1914, tras haber recibido un telegrama del Almirantazgo en el que había una única palabra: "Prosiga".
De Inglaterra a Georgia del Sur
El viaje de Plymouth a Buenos Aires fue bastante tranquilo. No obstante, varios miembros de la expedición tuvieron que quedarse en tierra a causa de sus borracheras. La tripulación pasó un mes realizando los últimos preparativos en la estación ballenera de Grytviken, el punto más meridional del Imperio británico. Cuando por fin estuvo preparado, el 5 de diciembre de 1914, el barco zarpó de Georgia del Sur rumbo a las islas Sandwich del Sur.
En el mar de Weddell
Poco después de internarse en el mar de Weddell, el Endurance comenzó a atravesar placas de hielo que constituían algo muy parecido a un enorme puzle. Una plataforma que se extendía durante más de cien mil kilómetros.
Atrapados
El avance era complicado y lento. El barco fue abriéndose paso entre el hielo a velocidad moderada, pero después de haber luchado contra las espesas placas de hielo durante más de 1.100 kilómetros, el Endurance tuvo que aceptar su derrota. Estaban atrapados.
Cambio de planes
Shackleton le dio a la tripulación nuevas instrucciones: el Endurance sería, a partir de entonces, su base de invierno. Esperaba que la primavera les trajera mejor fortuna. Pero no fue así: llegó julio y los témpanos de hielo seguían presionando el barco. A pesar de tan tristes circunstancias, Shackleton se mantuvo optimista ante su tripulación: "Nos vamos a casa", les dijo. Su misión era ahora la de sobrevivir.
Salir del hielo
El Endurance se hundió definitivamente el 21 de noviembre de 1915. Poco después, Shackleton y sus hombres emprendieron la marcha en busca de un hielo más firme. Levantaron el campamento Paciencia pero, después de seis meses, el hielo empezaba a resquebrajarse. Vista la situación en que la que se hallaban, Shackleton decidió salir cuanto antes hacia isla Elefante, situada a unos 160 kilómetros de distancia.
En Isla Elefante
Por isla Elefante no pasaba ningún barco, así que Shackleton decidió poner rumbo a Georgia del Sur en busca de ayuda. Solo cinco de sus mejores hombres lo acompañaron en la peligrosa travesía, el resto se quedó en la isla. Para enfrentarse a la violencia del temporal, a Marston (el artista) se le ocurrió la ingeniosa idea de poner los botes al revés y convertirlos en refugios bajo los que protegerse del viento.
El rescate
Finalmente, el 30 de agosto de 1916, los hombres que seguían en isla Elefante vieron cómo llegaba hasta ellos la partida de rescate, después de cuatro intentos fallidos por culpa de los densos hielos. Shackleton había llegado justo a tiempo: los hombres se hallaban en un estado de debilidad extrema.
La partida
Shackleton estaba preocupado por la posibilidad de que volvieran, una vez más, a quedar atrapados en el hielo, de modo que hizo que los hombres se dieran prisa y subieran a bordo. Activó las máquinas del pequeño vapor y se dirigió hacia el Norte, rumbo a Sudamérica. Todos los expedicionarios acordaron que a partir de ese momento celebrarían el 30 de agosto y lo recordarían hasta el fin de sus días. Contra todo pronóstico, Shackleton había puesto fin a su expedición sin haber perdido un solo hombre de los que integraban la tripulación del Endurance.
El viaje de Shackleton
William Grill
Hermosamente ilustrado por William Grill, El viaje de Shackleton narra la verdadera historia de cómo Shackleton y sus hombres lograron sobrevivir a esta épica aventura, en un canto a su gran valor y resistencia.
En los últimos días de la Edad Heroica de las exploraciones, Ernest Shackleton soñó con atravesar a pie el helado corazón de la Antártida, un lugar de mares feroces, montañas inexploradas y un frío helador. Pero cuando su barco, el Endurance, quedó atrapado por el abrazo mortal del hielo, Shackleton vio cómo sus sueños empezaban a resquebrajarse. Detenidos en un mundo blanco y gélido, a miles de kilómetros de su hogar, los miembros de la expedición emprendieron una larga travesía desesperada a través del hielo, a la espera de un posible rescate.
«Me sentía extrañamente atraído por el misterioso Sur. Me prometí a mí mismo que un día iría a la región del hielo y la nieve, y que avanzaría sin descanso hasta llegar a uno de los polos de la Tierra, el final del eje sobre el que gira esta gran bola redonda.» Ernest Shackleton
Se ha dicho que el enemigo de Shackleton en la Antártida no fue el hielo, sino la moral de sus hombres; tenía que impedir que se hundieran. Esta circunstancia lo convirtió hasta nuestros días en ejemplo de líder y de liderazgo.
ResponderEliminarSegún Frank Wild, uno de los miembros de la tripulación: : “Shackleton pronunció un discurso para alentar al grupo, un discurso que sólo él podía pronunciar. Nos dijo, con sencillez y frases breves, que no nos alarmásemos por la pérdida del barco y nos aseguró que con esfuerzo, trabajo duro y cooperación leal podríamos abrirnos camino hasta tierra firme. Este discurso tuvo un efecto inmediato, pues se elevaron nuestros espíritus y contemplamos la situación con más ánimo”.
Y el propio Shackleton escribió: “Agradecí a todos la firmeza y buena moral que demostraban en estas circunstancias desafiantes, y les dije que no dudaran de que, si trabajaban bien y confiaban en mí, llegaríamos todos salvos a nuestro destino”. Así fue. Enrique Nowen.