lunes, 14 de octubre de 2013

SALVANDO LAS DISTANCIAS




El Lacámera

Alejandro Schleh






      Oleo. Fortunato Lacámera






Durante la presentación de los cuadros en mi primera exposición, que estuvo bastante concurrida, se acercó una amiga de mi madre, una pequeña coleccionista de pintura y entendida, y en un aparte, emitió el siguiente juicio con respecto de una pintura que representaba el interior de mi rancho de Monte: “salvando las distancias ese cuadro es un Lacámera”. Algunos días después averigüé quien era ese Lacámera y cuanto cotizaba. Resultó ser un pintor de nombre que pintaba paisajes de la Boca, como también interiores, que debo admitir, algunos, parecen los míos.


Terminada la muestra, una mañana, al pasar por una galería de la calle Viamonte, me topé con un pequeño Lacámera que estaba a la venta en cinco mil dólares. Excitado regrese a casa. Una vez allí tomé aquel cuadro que “salvando las distancias era un Lacámera”, y decidí acortarlas con alguna pincelada. Borré mi firma y en su lugar dibujé y pinté la nueva rúbrica. Ansioso coloqué la advenediza obra de arte contra una lámpara encendida para apresurar el secado de la pintura. 

A última hora de la tarde regresé a la misma galería donde poco rato antes había estado; ellos compraban y vendían. Así que les expliqué que en la casa de una tía abuela estuvo colgado por años aquel cuadro cuyo autor me era absolutamente desconocido, agregué que ella había muerto, y les pregunté si estarían interesados en comprarlo. El hombre que me atendió pidió que lo esperara unos segundos y desapareció con la obra detrás de unos cortinados. Pasaron realmente, tal como dijo, unos pocos segundos que se me hicieron largos. Cuando por fin apareció, me comentó que para estudiarlo mejor le había pasado un trapo con trementina con el objeto de limpiarlo y extrañamente la firma del reconocido pintor había desaparecido.


Entonces, agradeciéndole, colorados mis chachetes y transpirando una gota por mi espalda, me despedí. Me fui de aquel lugar como fugando.












4 comentarios:

  1. ¿ Otro cuadro apócrifo ?... buen cuento... ¿ No habrá otros del mismo autor por ahí, en alguna galería ?
    C.López.

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    1. No sé...tal vez, tal vez más de los que pensamos. No importa, lo que importa es la FE que le tenemos...

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  2. Hoy ya no me da vergüenza esto; en todo caso me saca una sonrisa grande !! El Lacámera lo conservo, firmado con mi nombre y apellido ! A.Schleh

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    1. ¿ Vergüenza? No, apenas los cachetes colorados ante el recuerdo...¡ Cuanta inocencia...!
      Hermosa anécdota Alejandro...otra...La de Möller también es muy buena ...

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