Esta vez es distinto
Alfredo Leuco
Las urnas dieron una lección al kirchnerismo. Y todos los liderazgos emergentes tienen una matriz dialoguista.
Esta vez la responsabilidad de Cristina como mariscal de la
derrota es mas grave porque apareció un quiebre cultural y el tan negado fin
de ciclo. Ayer la inmensa mayoría del pueblo argentino confirmó el
fracaso de su estilo de conducción maltratador hacia adentro y hacia
afuera de su tropa y de un nivel inédito de concentración del poder.
La ausencia de la Presidenta dejó a sus ministros girando en
falso, sin saber hacia dónde ir, tomando medidas contradictorias, con
extraños niveles de autonomía y con una actitud menos agresiva.Parecían más
herederos de Fernando de la Rúa que de Cristina. Son los costos que hay
que pagar cuando no se deja que florezca ninguna flor y cuando se elige la
fidelidad y el verticalismo a la capacidad y la eficiencia. Suele decir Alberto
Fernández (la tercera pata de la mesa del poder matrimonial durante años) que
la Presidenta castiga a aquellos que tienen la osadía de expresar alguna
disidencia por mas suave que sea. Son condenados a la Siberia y a una catarata descalificadora y
permanente del oligopolio mediático que edificaron con nuestros dineros.
Su política de fabricar enemigos a toda hora como una manera de
construir poder también se vino a pique, pese a que encontró justificación
ideológica en los libros neopopulistas deErnesto Laclau. En realidad su
autoritarismo no viene de los libros. No es una actitud racional y militante.
Tiene tres vertientes menos heroicas. La generacional, que en los 70 le ponía
apellido a la democracia (burguesa, partidocrática, etc) pero que no creía en
sus valores profundos, la territorial que los transformó en señores feudales
y patrones de una estancia propia llamada Santa Cruz, y la personal
surgida del carácter tanto de Néstor como de Cristina, incapaces de cosechar
amigos o lealtades mas allá de la subordinación de la política.Siempre
eligieron ser temidos a ser queridos. Eso fracasa porque todos los
nuevos liderazgos que surgieron en las urnas son la contracara del estilo
de Cristina. Tanto Massa, Macri, Binner, Cobos, Scioli si califica y hasta
Capitanich tienen una matriz masdialoguista, sin afiliarse a la lógica
perversa que solo divide el mundo entre amigos y enemigos.
La composición social del voto es también un daño terrible al
relato presuntamente progre nacional y popular. Massa en la provincia ganó en
lugares del Conurbano donde solo es posible hacerlo con un gran respaldo
de, por lo menos, un sector popular entre los habitantes más necesitados.
Massa no es un fenómeno de derecha clase mediera y cacerolera. Es el capo de
una nueva generación de peronistas que aprovechan el poder que nace de esa
democracia de proximidad llamada intendencia. Y Néstor tampoco es Perón. A
tres años de su fallecimiento no se registra su foto en las casas de los mas
pobres como ocurrió con el general y con Evita.
Cristina fue votada por fragmentos de trabajadores y excluídos y
por eso llegó al 54% de los sufragios en el 2011, pero no se instaló
eternamente en el corazón de los humildes. Néstor y Cristina son una
referencia para militantes neofrepasistas y peronistas impresentables que
necesitaban una locomotora que los empujara. Es difícil que el kirchnerismo
supere el desafío y no se diluya en la
historia como le pasó al menemismo y el duhaldismo. No hubo posibilidades de organizar un acto por Néstor realmente masivo y la celebración del 17 de octubre fue módica en presencia y sin llegar al mínimo acuerdo de un orador que los representara.
historia como le pasó al menemismo y el duhaldismo. No hubo posibilidades de organizar un acto por Néstor realmente masivo y la celebración del 17 de octubre fue módica en presencia y sin llegar al mínimo acuerdo de un orador que los representara.
No solo hay fin de ciclo. También hay un nuevo proyecto de
liderazgo que en 120 días sacó más de 4 millones de votos en la
provincia y se convirtió en el candidato mas apoyado en las urnas. La
autoestimulación que generó el Frente para la Victoria con un Amado Boudou exaltado
de mentirita resultó patética. Una mueca propia de entierro de
carnaval. Es cierto que en el 2009 también se anunció erróneamente que terminaba
la etapa K del peronismo. Pero esta vez es distinto. Porque no hay
posibilidades de que Cristina sea candidata y no existe nadie medianamente
confiable para el núcleo duro que los represente en la competencia electoral.
Hoy el kirchnerismo pinta mas para un partido de cuadros que de masas. Para un
círculo cerrado que ahorrará años pero que difícilmente vuelva al poder
después de 2015. Han sembrado mucho odio y división.
Diario Perfil. 28 de octubre de 2013
Excelente, como siempre, Leuco. J.
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