lunes, 15 de junio de 2015

POEMA






De la propensión a los accidentes

Consuelo Tomás Fitzgerald 













Me he estrellado contra el cielo esta mañana.

La palabra que no dije
se hizo cráter en el centro de mi boca.

Lo que quedó de mí podría recogerse con cuchara
una que los duendes usan para tragarse auroras y presagios

Les ha sido muy difícil identificarme.

El marfil que sustentaba mi vértice en el mundo

es ahora una espiral de sueños en soltura.

Ilusiones borrosas astillan mis pulmones
el cerebro está lleno de gorriones lastimados, pero vivos
y candiles encendidos para los ritos nobles.

Se me ha derramado la arena de los días

en castillos para nadie defendibles
y una mancha de señales emergentes

De tres neuronas salvadas del colapso
han salido carcajadas y un ruido de tambores.

Solo así han sabido
de quién es ese cadáver tan bonito.












Imagen: 
Sharon Sprung









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