Desaparece el 10% de la Gran Muralla China por erosión y vandalismo
La erosión, el vandalismo y la falta de mantenimiento han provocado la desaparición de un 10% de un tramo de la Gran Muralla china no transitada por turistas en la provincia de Hebei (noreste), según los medios locales.
De los 21.000 kilómetros que constituyen la Gran Muralla, casi 2.000 han desaparecido, según fuentes de la Administración Estatal de Herencia Cultural del país asiático. Tan solo un 8,2% del tramo de la muralla construido durante el imperio Ming (1368-1644) se mantiene en buen estado, según un estudio difundido por China Great Wall Society (CGWS), una organización dedicada a su conservación y protección. Las paredes de la muralla podrían colapsar durante las lluvias torrenciales debido a la erosión, algo que ya ocurrió en 2012 y que provocó la caída de más de 30 metros de pared, según explicó el director adjunto de la organización, Dong Yaohui, al diario Beijing Times.
Los árboles también suponen una gran amenaza para la superveniencia de esta emblemática fortificación, ya que sus raíces se extienden a través de las paredes, lo que ayuda a debilitar aún más los ladrillos, dañados por su exposición a las fuertes condiciones meteorológicas durante siglos. Algunos ciudadanos chinos que viven cerca de la parte "salvaje" de la muralla, aquella no transitada por los turistas, también han robado ladrillos, especialmente aquellos que poseen caracteres grabados en ellos y que tienen cierto valor en el mercado negro (entre 6,5 y 8 dólares por unidad).
La Ley de Protección de la Gran Muralla, que entró en vigor en 2006 y garantiza la conservación de esta fortificación, es un mero "papel en blanco", ya que la falta de detalles en la normativa y de personal administrativo impiden cumplir dicho propósito, según varios expertos chinos. No obstante, las autoridades chinas ya anunciaron la semana pasada un proyecto para restaurar la parte más antigua de la Gran Muralla, construida entre los siglos VIII y V a.C. y situada en la provincia oriental de Shandong.
Los árboles también suponen una gran amenaza para la superveniencia de esta emblemática fortificación, ya que sus raíces se extienden a través de las paredes, lo que ayuda a debilitar aún más los ladrillos, dañados por su exposición a las fuertes condiciones meteorológicas durante siglos. Algunos ciudadanos chinos que viven cerca de la parte "salvaje" de la muralla, aquella no transitada por los turistas, también han robado ladrillos, especialmente aquellos que poseen caracteres grabados en ellos y que tienen cierto valor en el mercado negro (entre 6,5 y 8 dólares por unidad).
La Ley de Protección de la Gran Muralla, que entró en vigor en 2006 y garantiza la conservación de esta fortificación, es un mero "papel en blanco", ya que la falta de detalles en la normativa y de personal administrativo impiden cumplir dicho propósito, según varios expertos chinos. No obstante, las autoridades chinas ya anunciaron la semana pasada un proyecto para restaurar la parte más antigua de la Gran Muralla, construida entre los siglos VIII y V a.C. y situada en la provincia oriental de Shandong.
La Gran Muralla , uno de los mayores reclamos turísticos de China y que fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1987, presentaba graves problemas de conservación en esa zona debido a la erosión y a la cercanía de obras y minas.
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