Algunas lecciones sobre liderazgo extraídas del mundo animal
Javier Sampedro
Las hienas son uno de los grupos de mamíferos estudiados en esta investigación
La construcción de un líder
parece fácil. Los partidos políticos tradicionales han resuelto el problema con
solo un 1% de los músculos del cuerpo: los que se requieren para mover el dedo
índice...
Cuando no se entiende nada del comportamiento del Homo sapiens, lo mejor
suele ser mirar a otras especies que llevaban millones de años enfrentándose a
los mismos problemas, y que aparentemente los han resuelto bastante bien. ¿Es
usted de los que creen que los humanos somos esencialmente diferentes de las
hienas, los elefantes y las suricatas? ¡Ja! Siga leyendo y aprenda algo de los
maestros.
La familia Bush, como antes el
clan de los Kennedy, parecen indicar que hay factores genéticos en el
liderazgo, y eso por no hablar de las monarquías antiguas y modernas. Y lo
cierto es que esto es exactamente así en las sociedades de hienas y en la tribu
de los Nootka, unos indios de la costa noroccidental de Canadá. Pero las hienas
y los indios canadienses son tan excepcionales como las monarquías: en el resto
de los mamíferos, el liderazgo hay que ganárselo con talento y experiencia. Los
genes no ayudan mucho.
Los humanos, por cierto, somos
verdaderamente quisquillosos con nuestros líderes, al menos en comparación con el
resto del mundo animal. Los líderes de las demás especies sociales de mamíferos
se pueden describir sin complejos como dictatoriales, y ejercen un poder
despótico sobre su grupo. Los líderes humanos son efímeros y prescindibles,
como se puede comprobar no ya en las democracias –donde la eternidad se mide
en múltiplos de cuatro años—, sino también en las dictaduras del mundo árabe o
del África subsahariana.
“Mientras que las investigaciones anteriores
solían partir de la premisa de que el liderazgo es intrínsecamente diferente, o
más complejo, en los humanos que en los demás mamíferos”, dice la evolucionista
Jennifer Smith, del Mills College en Oakland, California, “nosotros hemos
empezado sin ninguna preconcepción acerca de ello”. Y el resultado, ya se
imaginan, es que hay muchas más similitudes de lo que se pensaba entre los
líderes humanos y los que caminan a cuatro patas. Desde Copérnico, la historia
de la ciencia es la historia de nuestra expulsión del Paraíso. Triste condición
humana.
La investigación arranca de ua
reunión de evolucionistas, antropólogos, psicólogos experimentales y
matemáticos reunidos en abril en el Instituto
Nacional de Síntesis entre Biología y Matemáticas, en la Universidad de
Tenessee, Estados Unidos, y publicado ahora en Trends in
Ecology and Evolution, una publicación científica de referencia en el
campo. El trabajo se titula “El liderazgo en las sociedades de mamíferos”, y
sí, nosotros pertenecemos a esa categoría, mal que nos pese.
Las similitudes entre el líder
humano y el elefantino no son tan sorprendentes, después de todo. Gran parte de
los mecanismos cognitivos –es decir, gran parte de la estructura innata del
cerebro— son comunes a todos los mamíferos: la dominancia y la subordinación,
la capacidad para formar alianzas y el proceso de formación de decisiones están
más condicionados por la biología de lo que nos gustaría creer. A menudo los
resultados ocupan las primeras páginas de los periódicos.
A quienes quieran organizar una
sociedad de manera inteligente y justa, los genes no les van a ayudar mucho.
Será mejor que viajen, estudien politolología en una universidad cosmopolita y
lean a los grandes pensadores. Caer en la biología de la estepa, el racismo y
la exclusión no parece una gran idea, por más que se empeñen las hienas.
Fuente:Adaptado de Materia. El País.
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