jueves, 13 de marzo de 2014

TOMI UNGERER



Ese Genio










Un lápiz en la mano, eso es todo lo que necesita para Tomi Ungerer hacer maravillas. Ilustraciones para libros infantiles o atrevidos dibujos eróticos, Tomi ha tocado todas las generaciones, por la magia y la belleza de sus dibujos.
Tomi Ungerer, controvertido personaje, díficil de definir y encasillar pues su obra abarca facetas tan diversas como la de cartelistacaricaturista, activista político, erotómano... y como no, escritor e ilustrador tanto de libros para adultos como de literatura infantil. Esta última faceta, por la que recibió el Hans Christian Andersen en 1998.

Jean-Thomas Ungerer nació en Estrasburgo, en la región de Alsacia, Francia, el 28 de noviembre de 1931. La familia paterna formaba parte de una antigua dinastía de relojeros, mientras que la materna, los Esslers, era una familia de industriales del Alto Rin.
Cuando Tomi tenía cuatro años, un hecho desgraciado marcó su vida: su padre murió víctima de una septicemia. Este acontecimiento derivó en una mudanza familiar a la casa de los abuelos maternos de Tomi, en Logelbach, un suburbio industrial de Colmar, al noreste de Francia. Allí vivió hasta 1953, en un cálido ambiente familiar. La biblioteca heredada de su padre fomentó en Tomi Ungerer el amor por la literatura. "Me crié con respeto y amor por los libros", afirma recordando esa época. Su infancia también fue marcada por la guerra y vivió esos acontecimientos con curiosidad y asombro, sin tener un verdadero sentido del peligro. Esas vivencias y recuerdos fueron plasmadas en dos libros: A la guerre comme à la guerre  y Die Gedanken sind frei. En esos primeros dibujos, llenos de frescura, mostró un temprano sentido de la observación, especialmente en las caricaturas del ejército alemán. Los recuerdos de ese período le generaron un profundo rechazo y repulsión a la guerra y al fascismo. La posguerra generó dudas y provocó reacomodamientos en su personalidad.  Adquirió gusto por la aventura y los viajes y decidió hacer el servicio militar con las tropas francesas en Argelia. Su producción atraviesa, por esa época, un período de características macabras y oscuras. En 1956 decide probar suerte en América; se instala en New York y queda fascinado con la cultura que descubre. Lee a Faulkner, a Steinbeck y a Fitzgerald, escucha jazz, blues y se apasiona con la caricatura y el humor político de las revistas y diarios norteamericanos.
Su primer libro para niños, "Los Melops se lanzan a volar", se edita a partir de 1957 y, a partir de 1958, sus dibujos y cartoons aparecen en The New Yorker, Esquire, Life Show, Fortune y otras importantes publicaciones. Entre 1958 y 1962, Tomi Ungerer publica tres libros más de la serie de los Melops, además de Criptor (1958) Adelaide ( 1959) Emil (1960), Rufus ( 1961) y Los tres bandidos ( 1961) Para esta época comienza a colaborar con la editorial Diogenes Verlag, de Zurich, en donde publica la mayoría de sus libros.









"El hombre Luna" es otra deliciosa historia bajo la que se esconde esa crítica social tan presente en la obra de Tomi. El inocente y puro Hombre Luna, que solamente deseaba probar lo que era la libertad y la diversión no consigue ser aceptado por una sociedad autoritaria, militarizada y hostil a todo aquello que no entra en sus esquemas. Al Hombre Luna únicamente le comprenderá y ayudará otro inadaptado: el viejo doctor Bunsen van der Dunkel. Otro ser marginal que Tomi Ungerer convierte en héroe. Triunfo de la bondad y la ciencia. Como en tantos libros de Ungerer el bueno vence al malo y el indefenso alcanza la felicidad.

«Cada noche, desde su esfera flotante, Hombre Luna veía a la gente bailar en la Tierra. ‘‘¡Si al menos pudiera unirme
 a su diversión solo una vez!’’, pensaba con envidia. ‘‘La vida aquí arriba es tan aburrida...’’» Hombre Luna











En la cumbre de su éxito, el artista reaccionará contra lo que percibía como la hipocresía y la superficialidad de la sociedad en la cual estaba inmerso y, en 1970, decide mudarse, con su esposa Yvonne Wright, a una granja en Nueva Escocia, en Canadá. Tres libros, que él considera como el testamento de un periodo pasado, son feroces testimonios de su crítica a la sociedad norteamericana: The Party (1996), Fornicon (1970) y América (1974).Para esa época también restablece sus vínculos con su Alsacia natal. En 1975, el Museo de Arte Moderno de Estrasburgo monta una exposición retrospectiva de sus dibujos.
Hacia fines de los 70, la familia Ungerer, contando ya con tres hijos, se muda a Irlanda para instalarse allí hasta la actualidad. Ungerer continúa estrechando lazos con Alsacia y dona su colección de juguetes mecánicos y buena parte sus trabajos a la ciudad de Estrasburgo, donde se crea un museo dedicado a su obra. Ya no se dedica a la producción de libros infantiles y centra su esfuerzo y energías en causas humanitarias: colabora con grupos de ex drogadictos y recauda dinero para niños enfermos.

La producción de Tomi Ungerer está calculada entre 30.000 y 40.000 dibujos y más de 120 libros, ilustrados por él, traducidos a 30 idiomas, que cubren 40 años de creación artística, y recorren una amplia variedad de técnicas, estilos y productos: libros para niños y para adultos, cartoons, posters, publicidades, etc. Ungerer nunca quiso ser clasificado en una técnica específica o dentro de un género, tratando siempre de preservar la diferencia y la originalidad de sus ideas.Tiene infinidad de premios por su labor como creador; entre ellos The Society of Illustrator's Gold Medal y, en 1998, nominado por la sección francesa del IBBY como ilustrador, obtuvo el Premio Hans Christian Andersen.
Su estilo fue definido por el jurado el premio H. C. Andersen como audaz, colorista, innovador, irreverente y único, un nuevo mundo "ungeriano" de satírica fantasía y puro placer. Un mundo que comenzó a gestarse hace casi sesenta años, concretamente en 1957 cuando la editorial Harper le publicó su primer libro infantil: Los Melops se lanzan a volar. 







Postales de Tomi Ungerer


"¡Ein Liter!"
Tiene nueve años en 1940, cuando los maestros alsacianos son reemplazados por profesores alemanes que ya han prestado servicios en la Wehrmacht; el alemán pasa a ser el idioma obligatorio y la utilización del idioma francés es prohibida bajo pena de multa; todo lo que está impreso en francés es quemado solemnemente en el patio de recreo; los niños deben volver a aprender a escribir en Sütterlinschrft, la escritura gótica; los nombres y apellidos franceses son germanizados, y Tomi-Jean-Thomas convertido en Hans debe aprender de memoria: Nuestro Führer se llama Adolf Hitler. (...) Nuestro Führer es un gran soldado y un trabajador incansable. Pero muy pronto, en lugar de gritar el obligatorio "¡Heil Hitler!", él y sus compañeros prefieren chillar:"¡Ein Liter!" (¡Un litro!).
(Extraído de "Tomi Ungerer, un artista satírico y revulsivo", por Nicole Zand. En el periódico Clarín, suplemento Cultura y Nación; Buenos Aires, 27 de febrero de 1992.)

"Ningún beso para mamá"
El único libro de los publicados en España que llegó precedido por el escándalo fue Ningún beso para mamá, uno de los últimos que escribió para niños y que le valió, en Estados Unidos, no sólo las airadas protestas de las feministas y los educadores, sino también el premio al Peor Libro publicado para niños de ese año. Junto al premio vino también la prohibición de publicación de su obra, que estuvo vigente desde 1970 hasta bien entrada nuestra década. Sobre el contenido del libro, el propio Ungerer escribió: "Era un escándalo mostrar a un niño sentado en la taza del WC. Así que puedo decir que fui el primero en EE.UU. que hizo saltar los tabúes mostrando gente que bebe alcohol, que fuma cigarrillos o que apesta a todo el mundo con sus puros."
Cuando Ungerer publicó este libro, llevaba ya trece años viviendo en el país que le dio fama y dinero, pero que le provocó un gran desencanto con respecto al sistema.
(Extraído de "Tomi Ungerer, ese desconocido", por Ana Garralón. En revista Clij, año 6, n° 54; Barcelona, octubre de 1993.)

"Hago lo que puedo"
"Tengo dentro de mí un montón de identidades diferentes que bailan todas juntas sobre la misma cuerda que sirve para todos los usos: colgar la ropa, hacer alpinismo, saltar o colgarse de ella. Y si la tironeo, lo mismo oirás el Angelus que una jota.
Mi enfermedad esencial es la angustia, que se ve perfectamente en mis dibujos. Creo que el artista debe tener conciencia de su papel social. Cuanto más éxito tienes, más influencia tienes y, por tanto, más responsbilidad ante la sociedad. Es casi como una deuda. Un tercio de mis energías está canalizado en ese sentido: ayudo a Amnesty International u organizo una manifestación de apoyo a los niños afectados por el cáncer. Hago lo que puedo."
(Extraído de "Sobre algunos de los (para mí) mejores ilustradores mundiales", por Asun Balzola. En revista Alacena, n° 15; Madrid, 1992.)

"Soy un agente provocador"
"Soy un agente provocador", le gusta decir. "Siempre quise hacer libros infantiles que no les gustaran a los adultos. Sobre todo, les doy a los niños, al desarrollar su imaginación, los medios para provocar a los adultos."
(Extraído de "Tomi Ungerer, un artista satírico y revulsivo", por Nicole Zand. En el periódico Clarín, suplemento Cultura y Nación; Buenos Aires, 27 de febrero de 1992.)




Algunos de sus dibujos para adultos:























Mas datos sobre este gran creador en : http://www.tomiungerer.com/ También en You Tube:











2 comentarios:

  1. Me hiciste conocer una persona extrordinaria Miss Musa ! Gracias !! T.E.D

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  2. Muy buenas muchas de sus palabras. Particularmente me gustan estas: " Un tercio de mis energías está canalizado en ese sentido: ayudo a Amnesty International u organizo una manifestación de apoyo a los niños afectados por el cáncer. Hago lo que puedo."....Hago lo que Puedo !!! que bueno esto viniendo de quien viene !! A. Schleh

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