¿Dónde están los nuevos genios de las letras argentinas?
Martín De Ambrosio
En 2014
se cumplieron los centenarios de Adolfo Bioy Casares y Julio Cortázar, con
reediciones e innumerables homenajes. En dos años llegarán los treinta de la
muerte de Jorge Luis Borges y seguramente ocurrirá algo similar. ¿Por qué tanta
repercusión, tanta gloria y loor a las figuras centrales de la literatura
argentina del siglo XX? ¿Será acaso que no hay más grandes escritores
argentinos que los reemplacen? ¿Dónde están los nuevos genios? ¿O no hay?
Sin
escarbar demasiado, es posible encontrar buenos y muy buenos escritores,
reconocidos, premiados e incluso hasta leídos. Pero grandes, grandes, de la
talla de los ganadores del Cervantes (el más importante premio de la lengua,
obtenido por Borges y Bioy, además de Ernesto Sabato y Juan Gelman), parecen no
vislumbrarse. El cierre de otra exitosa edición del festival literario
internacional Filba, que logró instalarse como referencia en sólo seis años, es
un buen momento para hacer estas preguntas.
"Y sí, nos hemos quedado sin genios literarios. Hay algunos vivos,
como Griselda Gambaro o Abelardo Castillo, pero ninguno tuvo la trascendencia
internacional de Borges, Cortázar o Bioy. Y es cierto que no se ven nombres que
los puedan reemplazar. Hay una especie de crisis de lo que un autor consagrado
significa", remarca Sergio Olguín, autor de las novelas policiales La
fragilidad de los cuerpos y Las extranjeras.
Quizás esta ausencia tenga que ver con los vaivenes de la literatura, que va por su propio camino, no del todo dependiente de las vicisitudes sociales, ni tampoco en el fondo ajena a ellas (es decir, con una interdependencia difícil de discernir).Lo curioso, lo interesante, lo terrible, es que al menos todas las figuras y personas del ámbito literario consultadas para esta nota se decantaron de manera tácita por la relativa autonomía de la literatura, aun sin nombrarla como tal.
En cierto sentido, para orgullo de esta actividad del espíritu (pero también del cuerpo), que no accede a pequeñeces de la mal llamada coyuntura.
Era posible disputar los términos de las preguntas, que alguno se quejara de Borges o que dijera que la entronización es una jugarreta del mercado editorial, un canon universitario artificial o algo semejante. Pero no. Todos estuvieron de acuerdo, lo que ya suena raro: el autor de Ficciones es una cima inalcanzable, no sólo para la literatura argentina, sino para el mundo.
"Es como Shakespeare para los ingleses, que tuvieron que esperar tres siglos para que aparecieran Oscar Wilde o Stephenson. Hay autores que son como Atila cuando pasan. Nunca más vamos a tener un Borges", se lamenta Daniel Molina, crítico cultural y conductor de Buena vida (ciclo del Canal de la Ciudad). Molina agrega que la Argentina tuvo enormes escritores, como Domingo F. Sarmiento, José Hernández y Lucio V. Mansilla, cuando el país era un páramo, y que después aparecieron grandes como Osvaldo Lamborghini, Manuel Puig, César Aira y María Moreno (que está, según Molina, al nivel de Bioy y Cortázar), "pero Borges no es humano, Borges es mejor que todos".
Quizás esta ausencia tenga que ver con los vaivenes de la literatura, que va por su propio camino, no del todo dependiente de las vicisitudes sociales, ni tampoco en el fondo ajena a ellas (es decir, con una interdependencia difícil de discernir).Lo curioso, lo interesante, lo terrible, es que al menos todas las figuras y personas del ámbito literario consultadas para esta nota se decantaron de manera tácita por la relativa autonomía de la literatura, aun sin nombrarla como tal.
En cierto sentido, para orgullo de esta actividad del espíritu (pero también del cuerpo), que no accede a pequeñeces de la mal llamada coyuntura.
Era posible disputar los términos de las preguntas, que alguno se quejara de Borges o que dijera que la entronización es una jugarreta del mercado editorial, un canon universitario artificial o algo semejante. Pero no. Todos estuvieron de acuerdo, lo que ya suena raro: el autor de Ficciones es una cima inalcanzable, no sólo para la literatura argentina, sino para el mundo.
"Es como Shakespeare para los ingleses, que tuvieron que esperar tres siglos para que aparecieran Oscar Wilde o Stephenson. Hay autores que son como Atila cuando pasan. Nunca más vamos a tener un Borges", se lamenta Daniel Molina, crítico cultural y conductor de Buena vida (ciclo del Canal de la Ciudad). Molina agrega que la Argentina tuvo enormes escritores, como Domingo F. Sarmiento, José Hernández y Lucio V. Mansilla, cuando el país era un páramo, y que después aparecieron grandes como Osvaldo Lamborghini, Manuel Puig, César Aira y María Moreno (que está, según Molina, al nivel de Bioy y Cortázar), "pero Borges no es humano, Borges es mejor que todos".
Sin
embargo, para Ignacio Iraola, director editorial del Grupo Planeta, la
repercusión de estos aniversarios le pareció algo desmesurada, aunque coincide
en que nunca habrá un recambio a la altura de esos nombres. "Es como
buscar referencias en la música después de Los Beatles y los Rolling, no las
vas a encontrar."
El escritor y periodista cultural Guillermo Piro aporta otra mirada: "Los movimientos en la literatura se dan así, no como carrera con postas. Hay momentos en que se hunde todo, donde hay mesetas, y se llega a picos. Efectivamente, Bioy, Cortázar y Borges, junto con Manuel Mujica Lainez, para mí el más grande novelista argentino de todos los tiempos, están muy arriba. Por eso al leer a los autores actuales parece que estuviéramos en el abismo, pero no vamos a quedarnos siempre ahí. Alguna cabeza aparecerá, pero por ahora no".
La situación, no obstante, no es razón para rasgarse las vestiduras, según Piro. "Es natural, funciona así. ¿En qué otro momento Italia tuvo tres contemporáneos como Petrarca, Bocaccio y Dante? No se dio nunca más, fue una excepción absoluta. No se puede pretender tener siempre gente así, de esa magnitud."
¿Hipótesis? ¿Apuntes para una "decadencia"? Dice Sergio Olguín: "La generación que ahora está en su apogeo eran jóvenes en los años 70 y 80 y quizá la dictadura cortó lazos generacionales, de talento. Siempre se pensó que tras la dictadura iban a aparecer libros geniales y no hubo gente que rompiera con todo. Hubo, pero carecían de público. Hoy cuentan con presencia en librerías y estudios críticos, pero no levantaron internacionalmente. Alguien de la edad y la exposición de Roberto Bolaño, por ejemplo".
Tampoco hubo unanimidad sobre los candidatos a ocupar ese lugar, ubicados hoy en esa inefable categoría de "escritor joven". Para Iraola, hay una interesante camada en la que coloca a Samanta Schweblin, Mariana Enríquez y Natalia Moret. Y rescata el lugar de los ya consolidados Guillermo Saccomanno, Alan Pauls y César Aira.
Durante la conferencia inaugural de, Laura Cukierman (productora de tv) aportó su mirada: "Hay una generación, con nombres como Julián López, Selva Almada o Leonardo Oyola, que significan un recambio y tienen una manera novedosa de contar", dijo. Por último, Molina citó a Romina Paula ("me puse a llorar con uno de sus libros", dijo) y a Iosi Havilio.
El escritor y periodista cultural Guillermo Piro aporta otra mirada: "Los movimientos en la literatura se dan así, no como carrera con postas. Hay momentos en que se hunde todo, donde hay mesetas, y se llega a picos. Efectivamente, Bioy, Cortázar y Borges, junto con Manuel Mujica Lainez, para mí el más grande novelista argentino de todos los tiempos, están muy arriba. Por eso al leer a los autores actuales parece que estuviéramos en el abismo, pero no vamos a quedarnos siempre ahí. Alguna cabeza aparecerá, pero por ahora no".
La situación, no obstante, no es razón para rasgarse las vestiduras, según Piro. "Es natural, funciona así. ¿En qué otro momento Italia tuvo tres contemporáneos como Petrarca, Bocaccio y Dante? No se dio nunca más, fue una excepción absoluta. No se puede pretender tener siempre gente así, de esa magnitud."
¿Hipótesis? ¿Apuntes para una "decadencia"? Dice Sergio Olguín: "La generación que ahora está en su apogeo eran jóvenes en los años 70 y 80 y quizá la dictadura cortó lazos generacionales, de talento. Siempre se pensó que tras la dictadura iban a aparecer libros geniales y no hubo gente que rompiera con todo. Hubo, pero carecían de público. Hoy cuentan con presencia en librerías y estudios críticos, pero no levantaron internacionalmente. Alguien de la edad y la exposición de Roberto Bolaño, por ejemplo".
Tampoco hubo unanimidad sobre los candidatos a ocupar ese lugar, ubicados hoy en esa inefable categoría de "escritor joven". Para Iraola, hay una interesante camada en la que coloca a Samanta Schweblin, Mariana Enríquez y Natalia Moret. Y rescata el lugar de los ya consolidados Guillermo Saccomanno, Alan Pauls y César Aira.
Durante la conferencia inaugural de, Laura Cukierman (productora de tv) aportó su mirada: "Hay una generación, con nombres como Julián López, Selva Almada o Leonardo Oyola, que significan un recambio y tienen una manera novedosa de contar", dijo. Por último, Molina citó a Romina Paula ("me puse a llorar con uno de sus libros", dijo) y a Iosi Havilio.
Lo bueno
es que a todos ellos se los puede disfrutar sin reclamarles una genialidad por
línea.
Promesas de buenos frutos.
Nacieron
en los 70 y ya despiertan interés en el mundo
Iosi
Havilio (Buenos
Aires, 1974): su primera novela, Opendoor, fue muy bien recibida y traducida al
inglés y al italiano.
Samanta Schweblin. (Buenos Aires, 1978): eligió la vía cuentística con éxito; acaba de publicar su primera novela, Distancia de rescate. Granta la eligió en 2010 como una de las mejores escritoras sub 35 en español.
Romina Paula.(Buenos Aires, 1979): novelista, dramaturga y actriz. Su primera novela fue ¿Vos me querés a mí
Hernán Ronsino. (Chivilcoy, 1975): escribió tres novelas, que fueron traducidas al alemán, al francés y al italiano. Su obra más elogiada es Glaxo.
Samanta Schweblin. (Buenos Aires, 1978): eligió la vía cuentística con éxito; acaba de publicar su primera novela, Distancia de rescate. Granta la eligió en 2010 como una de las mejores escritoras sub 35 en español.
Romina Paula.(Buenos Aires, 1979): novelista, dramaturga y actriz. Su primera novela fue ¿Vos me querés a mí
Hernán Ronsino. (Chivilcoy, 1975): escribió tres novelas, que fueron traducidas al alemán, al francés y al italiano. Su obra más elogiada es Glaxo.
Diario La Nación. Buenos Aires.
El arte argentino está pasando por un periodo oscuro, desde la música popular hasta la literatura, apenas se salva el teatro. Mercedes Sosa, Piazzola, Troilo, etc...son en la música los equivalentes a los literatos idos. Lo mismo pasa en plástica. Vivimos una época bastante mediocre.R.
ResponderEliminarMás allá de la decadencia cultural y social en la que estamos viviendo, para apreciar a los grandes en literatura, hace falta el paso del tiempo. Tal vez en 200 años consideren genio a alguien de la actualidad. No se encuentra mucho en el panorama actual, pero las editoriales tienen parte de la responsabilidad. Pocas son las que editan literartura, buscan lo inmediato y de fácil venta.
ResponderEliminar