Pequeños hábitos que lastran nuestra felicidad
En
las Encuestas de Condiciones de Vida un 63,6% de la población valora su
satisfacción global con la vida entre los siete y los diez puntos. Buena cifra,
pero significa que hay un tercio que no cree que su vida en general merezca más
de un seis en felicidad. Lo cual no deja de ser curioso porque al tratarse la
felicidad de un estado mental, ¿no debería uno poder influir en él?
“Tenemos
unos 4.000 pensamientos al día y el problema es que no los controlamos”, dice
la psicóloga María Jesús Álava, autora del libro Las tres claves de la felicidad.
“Muchos están distorsionados, son catastrofistas y no son objetivos, del tipo
'Nada tiene solución, toda falla, siempre me ocurre lo mismo...' que nos llevan
al límite y nos influyen de forma clara en nuestras emociones”. Es decir, el
problema no es tanto lo que pasa sino cómo decidimos abordarlo.
Este
tipo de pensamientos, en su opinión, causan una serie de hábitos que califica
de tremendos. “Nos machacamos sin piedad, principalmente cuando hemos tenido un
acontecimiento poco satisfactorio. Y deberíamos hacer justo lo contrario debido
a que estamos especialmente débiles y vulnerables. Otro sería recriminarnos y
traer a la memoria hechos pasados en los que actuamos de manera poco hábil, ya
que el cerebro no distingue el tiempo verbal y los vivimos como si estuvieran
pasando ahora, llevándonos a la inseguridad y la insatisfacción”. Para
completar la lista: dejar que los demás nos culpen de sus problemas y sufrir
por lo que no tiene solución.
Con
esta filosofía, la doctora recomienda fijarse más en los hábitos que conviene
potenciar. Aceptar la condición humana, llena de errores; asumir el
desconocimiento y la falta de control sobre la vida, sobre todas sus variables;
animarnos en los momentos duros; cambiar de actitud; usar el sentido del humor
en las situaciones más límite; comprender que las cosas pueden tardar más en
llegar de lo que desearíamos... “Tenemos que desarrollar al máximo el
pensamiento lógico, que hay mucha gente que lo tiene atrofiado. La felicidad
está en nuestras manos".
Álava reflexiona que el problema puede venir de que una
educación centrada en lo negativo –“desde pequeños nos hacen prestar atención
cada vez que hay un problema en vez de cuando pasa algo positivo”. Desde su
consulta observa que adolescentes y jóvenes son los que cada día acuden más a
solicitar sus servicios. “Cada vez tienen menos recursos anta la vida, pero a
unos niveles tremendos, rindiéndose a las dificultades, con poca resistencia a
la frustración ya que no los hemos preparado para luchar en condiciones de
adversidad”. El motivo en su opinión es la sobreprotección.
Con
esto en mente, un equipo de psicólogos de su centro, ha desarrollado Gomins, una aplicación para Android e
iOs con el conocimiento de los 15.000 casos que asegura haber revisado. “Los
juegos están diseñados para reforzar las competencias que necesitan los niños
en el presente actual”. Algo que si ocurre desde luego los podrá ayudar en su
futura existencia.
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