Vallas contra inmigrantes que
atrapan a los animales
Miguel Angel Criado
En lo que va de siglo, se han
levantado o reforzado unos 30.000 kilómetros de vallas en las fronteras de
Europa y Asia central. El motivo más reciente es frenar a los refugiados, otros
tradicionales han sido razones militares o de seguridad interior. Sea cual sea
la razón, tanta alambrada está amenazando también el libre movimiento de los
animales, comprometiendo el futuro de la vida salvaje en Eurasia.
Una veintena de investigadores
europeos y asiáticos han recopilado toda la información disponible para dibujar
el mapa de las vallas en el gran continente. Desde la lejana frontera entre
China y Mongolia hasta la que está levantando ahora Eslovenia, en el corazón de
Europa, hay entre 25.000 y 30.000 Km de alambradas. La mayoría se han levantado
en las últimas dos décadas. Además de los humanos, la
vida salvaje europea, que se estaba recuperando de siglos de avance de
la agricultura y urbanización humanas, está empezando a sentir los efectos de
esta división artificial del territorio.
"El efecto más inmediato es
que los animales quedan enganchados en la alambrada y mueren", dice el
científico del Instituto
Noruego para la Investigación de la Naturaleza (NINA), John Linnell.
Pero, por dramáticas que sean las fotografías de este artículo, las muertes en
la valla son ocasionales, lo peor viene después: "A medio plazo, las
vallas pueden bloquear los movimientos de los animales, lo que implica tanto
expulsarlos de importante zonas estacionales como limitar su capacidad para
responder a cambios en las condiciones ambientales", añade. A largo plazo,
las vallas pueden comprometer el futuro de toda una especie. "Impedirán el
intercambio de animales entre poblaciones, reduciendo su viabilidad genética.
También supondrá que los animales tendrán más difícil reaccionar al cambio
climático", añade Linnell.
El caso
más reciente y uno de los que mayores impactos puede tener sobre la fauna
europea es el de Eslovenia. El estallido de la crisis de los
refugiados el verano pasado acabó con el cierre paulatino de la
frontera por parte de muchos países del centro y este europeos. El Gobierno
esloveno empezó a levantar una valla de alambre de espino de centenares de
kilómetros en su frontera sur, con Croacia.
De los 670 Km de frontera entre
ambos países, 349 Km discurren por una de las zonas de mayor biodiversidad de
Europa. La región, en el norte de los Alpes Dináricos, cuenta con las mayores
poblaciones de lobo gris, lince europeo y oso pardo de Europa. El regreso de
los osos a los Pirineos y la Cordillera Cantábrica, por ejemplo, no
habría sido posible sin la aportación de ejemplares de los bosques eslovenos,
que han renovado el acervo genético.
Los resultados de esta
investigación, publicados en PLoS Biology, muestran que estos grandes carnívoros tienen
una distribución geográfica que no entiende de fronteras humanas. Ejemplares
marcados y rastreados se mueven entre Eslovenia, Croacia y el norte de Bosnia.
Una valla que cortara el territorio podría cuestionar la viabilidad es tas
poblaciones. Las autoridades eslovenas han asegurado que la valla es
provisional, pero los expertos en legislación ambiental cuestionan su
legalidad.
Mapa de las vallas. En rojo, fronteras totalmente valladas o casi. En naranja, las parcialmente valladas y, en azul, las planeadas
"Estos
osos, lobos y linces viven en zonas que han sido designadas específicamente
para ellos como zonas de especial conservación, formando parte de la red Natura 2000",
recuerda el profesor de derecho ambiental de la Universidad de Tilburg (Países
Bajos), Arie Trouwborst. "La construcción por parte de las
autoridades eslovenas de estas vallas sin una previa evaluación de los posibles
impactos sobre estos animales no es compatible con la Directiva Hábitats",
añade.
La Directiva Hábitats, aprobada en 1992 por la Unión Europea,
busca proteger la vida salvaje europea más amenazada. Para muchos expertos ha
sido el armazón jurídico de la colaboración conservacionista en Europa y ha
ayudado a la recuperación de los grandes carnívoros europeos en las últimas décadas.
La norma, en su artículo 6, recuerda que en las zonas de especial protección,
como es casi toda la frontera sur de Eslovenia, han de evitarse acciones que
afecten al ecosistema. Si existieran argumentos de interés general, exige
estudio de impacto y, en todo caso, obliga a idear medidas que mitiguen el
daño. La valla eslovena se está levantando sin estudio y sin mecanismos para
permeabilizarla.
"Seleccionamos
el caso de Eslovenia como caso de estudio y la conclusión jurídica está
bastante clara", sostiene Trouwborst. "Partiendo de este caso,
sospechamos que hay otros similares de violación del derecho europeo",
añade este experto. En un trabajo que están terminando, han identificado hasta
17 tratados internacionales que podrían estar vulnerando este tipo de vallas.
El problema no es exclusivamente
esloveno. Cuanto más al este, más vallas y, cuanto más al norte, también. Rusia
tiene casi toda su frontera vallada. Y la que queda libre, como la que tiene
con los países bálticos y Ucrania, ya hay planes para levantarla. Hungría
planea lo mismo con Rumanía (otros dos estados miembros de la Unión Europea).
En Asia, la mayoría de las antiguas repúblicas soviéticas del Cáucaso han
erigido alambradas entre sí. Especies como el saiga, la gacela de Mongolia o el
asno asiático salvaje han visto cortadas sus rutas tradicionales de migración.
"Por ahora, la cuestión de las vallas no es un problema acuciante para la Europa central y occidental pero, cuando ya se hayan levantado entre países de la UE, como Hungría con Croacia y Eslovenia con Croacia, ¿quién sabe dónde acabará la epidemia?, advierte Linnell, el investigador del NINA y principal autor de este estudio. Y añade: "También simbolizan la pérdida generalizada de disposición a trabajar juntos entre los países europeos. Es una ironía de nuestro tiempo: ahora que todo un conjunto de cuestiones globales requiere de una amplia y coordinada acción continental sobre problemas ambientales (y también sociales), asistamos a una tendencia política hacia el nacionalismo".
"Por ahora, la cuestión de las vallas no es un problema acuciante para la Europa central y occidental pero, cuando ya se hayan levantado entre países de la UE, como Hungría con Croacia y Eslovenia con Croacia, ¿quién sabe dónde acabará la epidemia?, advierte Linnell, el investigador del NINA y principal autor de este estudio. Y añade: "También simbolizan la pérdida generalizada de disposición a trabajar juntos entre los países europeos. Es una ironía de nuestro tiempo: ahora que todo un conjunto de cuestiones globales requiere de una amplia y coordinada acción continental sobre problemas ambientales (y también sociales), asistamos a una tendencia política hacia el nacionalismo".
Fuente: El País. España
Sobre este tema, algo más, recomiendo leer MUROS, MURALLAS Y ZANJAS.
http://lamusaencantada.blogspot.com.ar/2014/07/muros-murallas-y-zanjas.html
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