“Fog Computing” o computación en la niebla
Nacho Palou
La computación en la niebla se refiere al uso de uno más dispositivos como el móvil para distribuir la información
en lugar de enviar los datos a un único servidor en Internet.
en lugar de enviar los datos a un único servidor en Internet.
La expresión "computación en
la nube" o cloud computing se refiere al uso de servidores
remotos para almacenar información y para ejecutar todos o algunos de los
procesos que hacen funcionar servicios y aplicaciones a los que el usuario
normalmente accede desde el ordenador o el móvil. Para que la computación en la
nube sea posible es necesario transferir grandes cantidades de datos a través
de Internet, de modo que la computación en la nube requiere una conexión a Internet de gran capacidad y alta disponibilidad. Por ejemplo, por wifi y 4G en
dispositivos móviles y ADSL o fibra óptica en viviendas y oficinas.
Entre otras cosas, gracias a la
computación en la nube un teléfono móvil puede ver ampliada su capacidad para almacenar
fotografías hasta casi lo infinito: transfiriendo las fotografías
hechas con la cámara del móvil a los servidores remotos de Dropbox o de Google Drive,
por ejemplo, esas imágenes no ocuparán espacio en la memoria del teléfono. Otro
ejemplo: no todos los ordenadores personales son capaces de editar vídeos en
resolución HD o 4K, pero enviando el vídeo a los servidores de YouTube si será
posible editar el vídeo desde ese mismo ordenador, porque serán los servidores
de YouTube los que harán el trabajo duro de manejar y de procesar el
ingente volumen de datos que requiere la edición de ese vídeo. Sin la
computación en la nube tampoco podrían existir los asistentes de voz como Siri
o Google Voice. “El problema es que aunque es muy útil disponer de la
potencia y capacidad de un servidor remoto", dicen en TechRadar,
"también existe el riesgo de que ese servidor se vea comprometido y todos
los datos que contiene queden expuestos”.
Para
reducir ese riesgo Rosario Culmone y Maria Concetta De Vivo, de la facultad de
tecnología de la universidad de Camerino, en Italia, han propuesto
el desarrollo de protocolos que hacen uso de tecnologías ya utilizadas
en Internet para desmenuzar los datos a procesar. De ese modo, la
información no se enviaría a un servidor remoto concreto, sino que estaría
repartida, troceada, entre muchos servidores menores. Se trataría de
“información inmaterial en el sentido de que en ningún momento la información
existe en su forma completa en ningún lado”, explican.
La información inmaterial permanece
distribuida en redes redes públicas y privadas, sin quedar almacenada en un
lugar concreto. De este modo no hay un servidor que pueda ser objetivo de
ataques maliciosos y solo el dueño legítimo de la información pueden acceder a
ella cuando la necesite: “Es como si enviaras una carta por correo sin
destinatario pero con un dispositivo de seguimiento: la carta pasaría de una
oficina de correos a otra y nunca se entregaría en ningún sitio, pero en
cualquier momento se puede recurrir al dispositivo de seguimiento para saber
dónde está y recuperarla”, dicen las investigadoras.
Esta descentralización de la
computación en la nube se conoce como computación en la niebla o fog
computing. El término fue acuñado
por Cisco hace algún tiempo y se refiere al uso de uno o de más
dispositivos cercanos al usuario, incluyendo su móvil, para distribuir la
información en lugar de enviar los datos a un único servidor en Internet.
“Mientras que la nube está ahí arriba en algún lugar del cielo,
distante y remota y deliberadamente abstraída, la niebla está cerca
del suelo, donde las cosas se concretan”, explica
el columnista de The Wall Street Journal Christopher Mims.
La distribución de la información
entre uno o más dispositivos y centros de datos menores geográficamente más
próximos al usuario supone también una mejora en la velocidad de acceso, en el
tiempo de latencia, y en la disponibilidad de los datos. Parte de esos datos
pueden quedar distribuidos en redes locales entre los dispositivos del usuario,
por que la computación en la niebla ofrece teóricamente una mayor seguridad con
respecto a la computación en la nube. Además de que los datos se reparten entre
diversas máquinas y dispositivos una parte de esa información puede quedar a este
lado del router, en una red local, por ejemplo, reduciendo en gran medida el
riesgo que implica transferirlos por Internet.
La
computación en la niebla tiene una estrecha relación con el Internet de las
cosas o el Internet de todo (IoT, IoE, respectivamente), la idea de que los objetos
cotidianos incorporen ordenadores más o menos capaces y estén conectados entre
sí. Por tanto entre los dispositivos candidatos a formar parte de una red de
computación en la niebla se pueden incluir también todos aquellos aparatos
conectados con los que convivimos habitualmente: tabletas, teléfonos móviles y
ordenadores, puntos de acceso, routers y switches de red,
videoconsolas o impresoras, sin descartar tampoco un televisor o una nevera
como cualquier aparato que pueda participar en el Internet de las cosas.
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