Silenciar el móvil
José Mendiola Zuriarrain
Imagen: Francesco Bongiorni*
Fue un cúmulo de casualidades. Un
simple documental, Minimalism,
que no estaba en mis planes del fin de semana, logró que me replanteara muchos
aspectos de mi vida, y entre ellos, el relativo a la tecnología. El principio
que propone este documental, que a su vez da cuenta de un movimiento que está
registrando cada vez más apoyos, se refiere a la esclavitud a la que de alguna
manera nos somete la sociedad consumista. ¿Realmente necesitamos todo lo que
deseamos adquirir debido a la incesante publicidad? Llevado al terreno de la
tecnología... ¿Necesitamos estar permanentemente conectados?
Un rápido análisis en los hábitos
personales me hizo ver lo pendiente (y dependiente) que estaba del móvil: las
constantes notificaciones hacen que irremediablemente estemos pendientes , y lo que es peor, nos distraigamos de lo que estemos haciendo en ese
momento. Y la distracción es muy costosa. Un estudio llevado a cabo por
Ernst & Young en Australia reveló que la cuarta parte de los trabajadores
perdía unas
siete horas a la semana a causa de las distracciones. Y es que resulta
muy difícil esquivar la tentación de mirar la pantalla ante un pitido o
vibración del móvil.
¿Y si no tuviéramos móviles?
Desprenderse del móvil sería algo extremo pero inviable hoy en día, sin
embargo, podemos hacer algo intermedio: silenciar el dispositivo y desactivar
por completo las notificaciones. Una, por cierto, medida al alcance de todos ya
que tanto
Android como el
iPhone cuentan con la posibilidad de activar una de las funciones más
poderosas del terminal: el modo no molestar. Este modo desactiva por
completo las notificaciones del dispositivo que entran en el mismo de forma
silenciosa sin llegar a interrumpirnos.
La segunda reacción es sin duda
la que más puede hacer que flaqueemos en nuestra aventura: ¿habrá algún asunto
urgente en el trabajo? ¿Algún familiar habrá sufrido un accidente? La mente es
muy buena inventando escenarios en los que si no estamos disponibles al
teléfono, el mundo es capaz de detenerse, pero la realidad es que nada de eso
sucede. Resistí el impulso de consultar la pantalla durante dos horas de
delicioso silencio, pero al final la angustia me obligó a echar un ojo: un par
de llamadas perdidas, algún WhatsApp y varios correos y menciones en redes
sociales.
Fue en este momento cuando
entendí claramente la grandeza de la maniobra: ya no era dependiente de las
notificaciones, sino que estas estaban a mi servicio. Por un lado, las llamadas
habían terminado dulcemente en el buzón de voz; una de ellas con un
recordatorio de una cita y una segunda con una consulta, pero ninguna de ellas
realmente urgente. Comprobé que la cita estaba correctamente registrada y
contesté mediante un correo electrónico a la consulta. En ese punto descubrí el
gran ahorro de tiempo alcanzando por no atender esas dos llamadas, y que mi
decisión no había tenido ningún impacto en el remitente. Al contrario. El resto
de las notificaciones fueron atendidas siguiendo la máxima de la prioridad:
atender primero las urgentes y actuar sobre ellas si era necesario, programar
el resto y eliminar las que no aportaban nada.
De alguna
manera, al domar el móvil logramos sin quererlo una asignación
correcta de las prioridades y los recursos: el móvil nos dicta que lo llega en
ese momento es lo más urgente, y no distingue entre un me gusta en
Facebook o un correo con un aumento de sueldo. Todo pasa por el mismo patrón y
todo nos requiere el mismo tiempo de atención y acción. El modo No
molestar es como pescar con red: al recogerla comprobamos lo que se ha
capturado y nos quedamos con lo importante desechando el resto. En este caso,
la gran diferencia reside en que somos nosotros quienes determinamos cuándo
recoger la red y no cada pez con sus saltos.
Han pasado ya varias semanas
desde el comienzo del experimento y, aunque no he logrado una desconexión
completa —por imperativos del trabajo—, sí que he conseguido aprovecharme de la
tecnología para amaestrar de alguna manera las notificaciones y gestionar eficientemente
los recursos:
- Reactivar el buzón de voz:
volver a grabar una locución en la que invito a enviar un correo electrónico o
WhatsApp con el contenido o bien dejar un mensaje (aunque lo ideal será lo
primero).
- Utilizar un gestor de tareas
para poder reenviar el contenido que no es urgente pero sí requiere atención en
un futuro. Herramientas como Todoist permiten
trasladar prácticamente cualquier tipo de notificación a su repositorio
convirtiéndola en tarea con su fecha de vencimiento y su carpeta.
La aventura sigue su curso pero
por el momento ya he logrado eludir el constante bombardeo de las
notificaciones y convertir el modo no molestar en algo habitual y no
una excepción en el móvil. La realidad es que en definitiva, he logrado más
tiempo para el desarrollo de tareas y sobre todo, no perderlo en distracciones
que a la postre no me reportan nada. Nunca el silencio había sido tan escaso...
y productivo.
*“A dying culture invariably exhibits personal rudeness. Bad manners. Lack of consideration for others in minor matters. A loss of politeness, of gentle manners, is more significant than is a riot.”
Robert A. Heinlein
*Francesco Bongiorni
Always looking for new challenges, Francesco Bongiorni creates impactful and conceptual illustrations, interpreting and synthesizing complex ideas in an original way.
He is able to do that thanks to his particular ability to clearly identify and communicate the essence of the idea.
Accustomed to dealing with tight deadlines and easy to work with, Francesco produces strong and sophisticated illustrations, conveying a clear and direct message to the viewer.
He speaks and works in three languages (Italian, English and Spanish) and splits his time between Milan, Madrid and London.
The American magazine PRINT recently included Francesco in the list of the best visual arts talents under 30 worldwide and his work has appeared in top illustration publications such as The Society of Illustrators Annual, the Communication Arts Annual, AIAP Annual and 3x3Magazine.
In 2013 Francesco has been selected as one of top 100 artists by Creative Quarterly Journal.
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