“Si Groenlandia se derrite, estaríamos asados por milenios”: Marten Scheffer
Daniel Mediavilla
Un ataque de migraña, una crisis
bancaria o el punto de no retorno para el cambio climático. Todos estos
fenómenos aparentemente diferentes tienen al menos una cosa importante en
común. Suponen el paso de un estado estable a otro. El clima o el sistema bancario
pueden parecer estables y capaces de resistir pequeñas o grandes crisis. Sin
embargo, se pueden deteriorar progresivamente hasta alcanzar un punto de
inflexión, como una silla que se mantiene de pie sobre dos patas pero hasta
que, con un empujón ligerísimo, cae de uno de los lados. En ese punto, en un
ecosistema al borde del colapso, algo tan insignificante como "la cagada
de un pájaro puede producir un cambio de estado de grandes consecuencias".
El padre de este marco teórico
para comprender cómo cambian esos sistemas complejos tan diversos es Marten
Scheffer, catedrático de la Universidad de Wageningen, en los Países
Bajos. Scheffer habla de la teoría matemática
que le inspiró. “Fue desarrollada en los años sesenta por René Thom, un
matemático francés que inspiró a Salvador Dalí”, apuntaba. “Cuando estaba en la
universidad, yo tenía la reproducción de la última fotografía de Dalí posando
delante de su última pintura (La cola de la golondrina), que es un dibujo
matemático”, continuaba. La teoría, sin embargo, perdió popularidad porque
nadie fue capaz de relacionarla con fenómenos reales.
Años después, Scheffer estaba
comenzando su trabajo en un instituto del gobierno holandés para la gestión del
agua. Tenían un problema con los lagos, que debido a la acumulación de
fertilizantes agrícolas estaban turbios. “Intentábamos hacer algo con ese
problema, reduciendo la polución de los lagos, pero permanecían verdes y no
entendíamos qué sucedía”, cuenta. Entonces escucharon hablar sobre un curioso
fenómeno. Cuando se sacaban todos los peces de un estanque, algo pasaba en ese
pequeño ecosistema para que el agua quedase muy clara. Ellos probaron a hacer
lo mismo en lagos y vieron que por primera vez consiguieron que el agua dejase
de estar verde. Además, una vez que el lago pasaba del estado turbio al
diáfano, aunque volviesen a reintroducir los peces, la claridad permanecía.
“Demostramos que con aquella terapia de choque podíamos hacer pasar un sistema
de un estado estable, en aquel casi turbio, a otro estado estable distinto”.
A partir
de ahí, Scheffer comenzó a aplicar su teoría a muchos otros sistemas complejos.
Por ese trabajo recibió el jueves 16 de junio el premio Fronteras del
Conocimiento de la Fundación BBVA en la categoría de Ecología y Biología de la
Conservación.
Pregunta.
¿En qué campos ha aplicado esta teoría de los puntos de inflexión?
¿En qué campos ha aplicado esta teoría de los puntos de inflexión?
Respuesta.
He trabajado en bosques tropicales y arrecifes de coral, pero también en el estudio de la caída en depresión como un punto de inflexión. Sistemas muy distintos. Nuestro interés original está en entender cómo estos sistemas se pueden restaurar a un punto anterior y entender la resiliencia, pero solo en la última década hemos encontrado formas de medir la resistencia sin destruir el sistema.
He trabajado en bosques tropicales y arrecifes de coral, pero también en el estudio de la caída en depresión como un punto de inflexión. Sistemas muy distintos. Nuestro interés original está en entender cómo estos sistemas se pueden restaurar a un punto anterior y entender la resiliencia, pero solo en la última década hemos encontrado formas de medir la resistencia sin destruir el sistema.
Hemos mostrado que hay
indicadores universales genéricos. La razón por la que un indicador existe es
una razón matemática fundamental. Por eso es válido para la depresión en
humanos, para lagos o para el clima.
P. Es sorprendente que se
pueda aplicar esta teoría a sistemas aparentemente tan distintos.
R. Todos
estos sistemas son muy distintos en los detalles, pero son similares en una
cosa y eso es el punto de inflexión, en qué sucede cuando lo superas. El
sistema cae en otro estado y eso sucede porque el cambio se empieza a
amplificar a sí mismo. Piensa en un pánico en los mercados. Tú estás pensando
si debes vender tus acciones y alguien a tu lado vende las suyas. Entonces
piensas que sabe algo que tú no sabes, y también vendes, y el de al lado piensa
lo mismo, porque cada vez hay más gente vendiendo y se desata el pánico. Es un
ejemplo de esta realimentación positiva, hacia el hundimiento del mercado, que
acaba imponiéndose a la negativa, que ejerce una resistencia ante este
hundimiento.
Cuando te estás acercando al
punto de inflexión lo notas porque cada vez que hay una realimentación
positiva, la recuperación de la estabilidad del sistema es más lenta. Eso es
una mala señal. En la depresión, hemos analizado series temporales de los
estados de ánimo. Cuando miras esas series, cuando te sucede algo malo, una
llamada de teléfono desagradable o lo que sea, te quedas mal, pero una hora
después lo olvidas y estás bien de nuevo. En una persona que se está acercando
a la depresión esa recuperación es más lenta y llega un momento en que la
recuperación ni siquiera sucede y pasas a otro estado de equilibrio, el de la
depresión. El tiempo de recuperación es clave para saber si te estás acercando
al punto de inflexión.
Todos los sistemas están
fluctuando y la teoría matemática de los puntos de inflexión nos dice que,
cuando nos acercamos, las fluctuaciones son mayores y más lentas.
En el pasado hemos visto que
antes de fenómenos extremos del clima, como las glaciaciones, si miras al
gráfico desde lejos, parece que algo brusco sucedió de repente, pero si miras
con detalle, ves las fluctuaciones, ves que algo está cambiando y se está ralentizando,
que cuando hay pequeñas perturbaciones el retorno al equilibrio es más lento.
P. ¿Estos cambios son
lineales, se puede ir hacia adelante, pasar el punto de inflexión y luego
retroceder o hay veces que un estado anterior puede ser irrecuperable?
R. Hay situaciones en las
que no puedes recuperarte nunca. Algunos tipos de muerte, como un ataque al
corazón, se pueden entender como puntos de inflexión. Pero también hay muchos
sistemas recuperables, incluso aunque no regreses exactamente al mismo estado.
Pero puede tomar mucho tiempo.
Si derrites el hielo de
Groenlandia, recuperarlo requerirá miles de años. Tenemos varios proyectos
intentando entender los puntos de inflexión climáticos. No es que el clima
tenga un solo punto de inflexión. Tiene varios elementos de inflexión. El
sistema de circulación del monzón, distintas capas de hielo... Hay veces que
cuando un sistema pasa de un estado a otro hay otro que se vuelve más fuerte.
Es complejo.
La otra complejidad sobre el
clima es que hay escalas temporales distintas involucradas. La atmósfera opera
en tiempos muy rápidos, pero el océano es mucho más lento, porque es un cuerpo
mucho mayor y cambia más despacio, igual que el hielo. Además de operar en
distintas escalas temporales, hay asimetrías. Un casquete polar puede
derretirse o deslizarse hasta el mar relativamente rápido, quizá en un siglo o
poco más, pero si quieres que se acumule una capa de hielo es necesario
muchísimo más tiempo, porque necesitas que la nieve se vaya acumulando año a
año, y esto requiere muchos milenios.
Por otro
lado, para recuperar una capa de hielo puedes necesitar reducir los gases de
efecto invernadero a niveles mucho más bajos que para derretir la capa. Es más
fácil mantener el hielo que recuperarlo. No solo porque es lento sino por el
efecto albedo del hielo. Si la Tierra es blanca se enfría más porque refleja la
radiación del Sol. Si tienes capas de hielo, es más difícil perderlas, pero si
las pierdes y la Tierra se oscurece sucede lo contrario y eso también ralentiza
la recuperación de las capas de hielo.
El cuidado del clima es difícil
porque las decisiones que tomamos hoy pueden tener efectos muchos años después.
Es más fácil gestionar un sistema en el que realizas un cambio y ves el efecto
pronto. Eso también sucede con el nivel del mar, que sube muy lento. Si
proyectas unos pocos años en el futuro no es muy espectacular, pero si avanzas
unos siglos, lo es. Como los ciclos electorales son muy cortos, eso dificulta
la gestión de un sistema donde los efectos se ven a tan largo plazo. Pero igual
nuestros nietos nos echarán en cara las estupideces que estamos haciendo ahora.
P. ¿Sabemos si estamos
llegando a un punto de inflexión con el clima de la Tierra?
R. No a un punto de
inflexión general en el clima, pero seguro que estamos alcanzando puntos
críticos locales. Cuando hablamos sobre estos temas, las grandes cuestiones
tienen que ver con la estabilidad de las capas de hielo de Groenlandia y Antártida
occidental. Si esas dos regiones pierden estabilidad, estamos asados para
milenios. Será difícil recuperar eso.
No tenemos certeza sobre lo cerca
que estamos. Hablamos de dos grados, pero no estamos seguros de que no sea
demasiado ya. Ese es un gran reto y tiene que ver con la solidaridad
intergeneracional. La gente podrá vivir en el mundo si el clima cambia, pero
tendrán que esforzarse mucho más para sobrevivir. La vida en la Tierra ha
superado retos mucho más graves que este, y siempre se recupera, aunque
necesite un millón de años, pero ese tiempo es demasiado para nosotros y para
las generaciones venideras.
*Dalí i Domènech, Salvador
Cola de
golondrina y violonchelo (Serie de las catástrofes)
1983
73,2 x 92,2 cm
Es el último óleo
que pinta Dalí. Lo realiza en el castillo de Púbol y en él aplica conocimientos
expresados por el matemático René Thom en su libro Teoría de las catástrofes. Dalí utiliza la forma del violoncelo, a
la cual atribuye funciones de símbolo de sentimiento más que de presencia
musical. En esta última época daliniana, el violoncelo es protagonista siempre
de alguna misión dolorosa; en otras telas aparece agredido por mesitas de
noche. Tiene algo de ego herido y, en este caso, es el que participa en la
representación de la cola de golondrina, el elemento más determinante, por su
contenido poético, de todas las descripciones y grafismos que había ideado en
la teoría de las catástrofes. Reúne, pues, estos dos puntos de coincidencia:
dolor y belleza.
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