Poema de frontera
Virginia Cantó
Adán se despertó cuando Eva todavía dormía. La contempló. Estaba recostada a medio hombro, la cabeza desmayada sobre el codo y las piernas flexionadas, algo abiertas, dejando entrever el vello adormecido de sus ingles. Estaba hermosamente vulgar así dormida, con la boca agria, zozobrando, como huele el sueño.
Adán la contempló y no quiso despertarla. Se incorporó sigiloso y decidido, como la mano del hambre. Tomó una fruta del manzano que les daba sombra. Hoy no esperaría a Eva para desayunar.
De: Pasaporte renombrado/ 2013
Editorial: Huerga y Fierro
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