Vermeer nunca se verá igual después de la exposición de Amsterdam
Jonathan Jones
Conexiones, reflejos, vibraciones entre sus pinturas brillarán en el Rijksmuseum como nunca antes
Ver una pintura de Vermeer es como sumergirse en una laguna azul clara con peces amarillo limón y perlas brillantes, pero esto es ridículo: el 82% de sus obras están en la exposición del Rijksmuseum. Como una inmersión en un gran artista, supera las experiencias de arte virtual, ya que en lugar de proyecciones, lo rodeará con los originales en todo su esplendor como un espejo.
Vermeer es una cámara, un ojo humano que mira el mundo con la claridad de los lentes que aprendió de los pioneros científicos. Tiene un lugar especial en la imaginación moderna, confundida con las cámaras, ya que fabricó las mejores fotografías del mundo con el ojo y el pincel. Pero también es como la mujer de La encajera, que no aparta los ojos de su trabajo detallado mientras fusiona hilos de colores brillantes, hilos de rojo llameante y blanco perla.
Su forma de ver a las mujeres libera la imaginación: son tan autónomas, estas trabajadoras y músicas, tan conscientes de sus pensamientos privados. No podemos resistirnos a completar en nuestra cabeza los relatos que capta a medio camino: ¿qué le dice el Oficial a la Niña que Ríe, qué noticias le trae la Doncella a su Ama?
Fue porque Vermeer trabajó como La encajera para crear sus ricos interiores que produjo tan pocas pinturas: solo sobreviven 34, de las cuales 28 están en esta exposición. Tal vez incluso anticipó que un día todas sus glorias podrían verse juntas. Pues destiló su existencia en pinturas que se vinculan para formar un mundo: sus mujeres están en las mismas pocas habitaciones, con un conjunto de tareas y dilemas relacionados, en la misma pequeña ciudad.
Conexiones, reflejos, vibraciones entre sus pinturas brillarán en esta exposición como nunca antes. Es la consumación del asunto del mundo moderno con Vermeer, y nunca volverá a verse igual.
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