También recordé al pobre de Bouchard que no tuvo más remedio
que conchabar unos criollos para completar la tripulación pues no conseguía
marineros en cantidad suficiente cuando partió desde la
Boca del
Riachuelo en su viaje de corso y quedaron todos descompuestos al iniciar el
viaje. Es justicia decir, que una vez pasados los primeros chubascos, algunos
de ellos se destacaron como avezados hombres de mar. No era época de bombachas
la época de Brown y Bouchard, así que me pregunté si aquellos lobos de mar,
salidos de la pampa húmeda que tomaron por algunos días los territorios
españoles de California, no habrán andado vestidos con chiripaes y puntillas y
botas de potro. Siempre me quedó la duda de cómo se habrán comportado esos
gauchos de los llanos cuando mas allá del Indico los sorprendió la calma
chicha. Me respondí que mirando el horizonte de esa pampa de agua hasta que los
sorprendió la gran ola que les pasó por encima y los despertó de la prolongada
siesta. Les quedó ganas sin embargo de desembarcar y tomar el fuerte de
Monterrey por unos días....
De Viaje ( Cuento) Fragmento
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