Solo sé que no sé nada
Pilar Jericó
Solo sé que no
sé nada es la archiconocida frase de Sócrates y el comienzo de cualquier
aprendizaje. Y esto que parece tan fácil, no lo es en absoluto. Aprender
significa humildad, reconocer que no somos tan buenos en algo y que tenemos
espacio de mejora. Aprender es también una actitud y una forma de ver la vida.
Muchas veces nos empeñamos en forzar las cosas conforme a nuestras
expectativas, a lo que creemos que deberían ser. Sin embargo, la realidad se
“empeña” en demostrarnos que sencillamente somos humanos e imperfectos. Y es
ahí donde surge la posibilidad del aprendizaje. Cuando estamos muy seguros de
todo, no contemplamos lo que nos sucede con los ojos del aprendiz. Optamos por
una actitud de “superioridad”, de pensar “ya lo decía yo” e insistimos en encajar
la realidad a nuestras expectativas. Un ejemplo clásico es cuando catalogamos a
alguien de un determinado modo. Podrá dar igual lo que haga porque seguiremos
viéndolo del mismo modo. O si no, ¿cuántas veces quedamos con alguien y
reforzamos un día tras otro que teníamos razón? Aprender significa descansar un
poco de nuestra cabeza, ser curiosos, humildes y, sobre todo, dejarnos sorprender.
De algún modo es sustituir una actitud de ir por la vida como un tren con
carriles bien marcados, a un barco que navega por surcos sin dibujar. Y el
primer paso consiste en reconocer que “solo sé que no sé nada”.
- Inconscientemente incompetente (No sé que
no sé): El ser humano es especialmente
habilidoso para autoengañarse, ¡puede que sea una de nuestras mayores
capacidades!... y cualquier argumento es válido en una cabeza que no está
dispuesta a reconocer una carencia. Esta fase es la zona ciega de nuestro carácter
o de lo que hacemos. Tenemos una venda que nos impide ver más allá. E incluso
por mucho que nos digan algo los demás, llegamos a ser especialmente tercos en
no querer verlo. Sin duda, esta fase es la más difícil porque es un tema de
actitud. Un ejemplo de dicha etapa es cuando aprendemos a conducir. Hemos
podido ver a nuestros padres conducir y no pensamos que sea tan difícil. Con
esta actitud nos sentamos la primera vez en un coche.
- Conscientemente incompetente (Sé que no
sé): Para entrar en esta fase, necesitamos
habernos dado cuenta de nuestros límites y tener la intención de explorar.
¿Cómo se logra ser consciente? En el mundo de la empresa se utilizan a veces
las herramientas de diagnóstico. Se hacen evaluaciones de lo que uno piensa de
sí mismo y de lo que el resto piensa de él y se comparan. Ahí es donde surgen
las sorpresas. Los errores y los fracasos son grandes maestros para adentrarnos
en esta fase. Son momentos de vértigo, de caerse incluso las seguridades en uno
mismo, pero son las puertas para explorar. Siguiendo con el coche, es cuando
conducimos la primera vez. Los otros coches parecen que están demasiado cerca y
las calles resultan lugares complicados.
- Conscientemente competente (Voy
aprendiendo): Esta es la fase del
entrenamiento o de la práctica. Es el momento de las clases, de los maestros,
de los libros… o de lo que hagamos para ir mejorando. Equivaldría a nuestro
ejemplo cuando vamos conduciendo y vamos memorizando “piso embrague, cambio de
marcha”; “pongo intermitente, giro volante”… sabemos hacerlo pero vamos
despacio. No fluimos todavía con ello. También se ve con los idiomas, cuando
tenemos que construir la frase mentalmente. En este punto, la habilidad más
importante es la paciencia y la constancia para crear nuevos hábitos; y el principal riesgo es el posible
aburrimiento.
- Inconscientemente competente (Sé). Somos capaces de conducir y pensar en cuatro cosas a la vez, sin
darnos cuenta del embrague o del intermitente; o hablamos el otro idioma sin
tener que hacer paradas en busca de la palabra precisa. Esta es la fase en la
que hemos interiorizado el aprendizaje. Hemos llegado a este punto después de
mucha práctica y el riesgo se esconde en un posible exceso de confianza o dejar
de contemplar lo que sabemos con ojos de aprendiz. Y aquí es cuando los errores
se convierten en maestros que nos llevan a comenzar el ciclo desde el
principio.
Recetas:
Toma aquello que
haces bien y cuestiónalo. Pregunta a amigos, compañeros, familiares sobre algún
aspecto en el que te sientas muy seguro e interroga sobre qué podrías mejorar.
Deja espacio a la duda interna.
Cuando quedes
con alguien que conoces bien, indaga sobre algún aspecto que no veías antes de
él o de ella. Intenta salirte de tu creencia y explora.
Y si te
enfrentas a un error o a un fracaso, pregúntate sobre qué podrías aprender de
ello.
Fórmula:
Aprender significa
tener una actitud socrática: solo sé que no sé.
Laboratorio de la Felicidad. Blog. El País. España
Laboratorio de la Felicidad. Blog. El País. España
En el laboratorio de la felicidadanalizamos experiencias, recogemos investigaciones y aportamos claves para vivir de un modo más saludable y optimista. Ponemos un microscopio para entendernos un poco mejor a nosotros mismos en nuestra relaciones personales y profesionales y ofrecemos fórmulas prácticas para incrementar nuestras dosis de felicidad en el día a día.
Solo sé que lo leí y me gustó, además de saber que solo sé que no se nada. R.
ResponderEliminarAprendiendo...No es tan fácil! este es un mundo de sabios...T.E.D
ResponderEliminar