miércoles, 14 de agosto de 2013

OBSESIÓN



Marco*

Alejandro Schleh










Se ve que luego de las batallas de la emancipación sudamericana ganadas por Bolívar y por San Martín, algunos realistas quedaron solapados en los relieves del nuevo continente o escondidos en sus selvas y se dedicaron a la magia: con todavía sus yelmos y petos puestos deliraron con la coca y las yerbas. Juego de europeos en las tierras de Colón en un principio, que se expandió luego a todas las zonas cálidas y hasta un poco más allá del río Grande. No mucho más, porque no se da demasiado en los climas fríos esa categoría de fenómenos sobrenaturales; ni muy al sur ni muy al norte del continente. Están llamados por los sensuales floripondios de la selva tal vez; del Orinoco, o vaya a saberse por que corrientes de qué río, o por cuales vientos cálidos sus pólenes fueron transportados. Es bien americano este fenómeno, eso sí. Y justo un francés viene a hacerse el realista, con la cháchara mágica para colmo, hablando del destino, estado, presente y rumbos del hombre y las sociedades, cuando a él, justamente, le hubiera tocado ser el racional iluminado por las luces hablando con las estrofas retorcidas remedantes de las circunvoluciones propias de su cerebro. No debió andar diagnosticando irresponsablemente con su realismo mágico de mentira, escribiendo en sus estrofas grandilocuencias, viviendo de las luces de los flashes de las cámaras fotográficas el tal Baudrillard. Vivió en Europa, y allí, no pudieron copiarnos ni la papa ni el maíz ni el cacao; no tuvieron más remedio que llevarlos.

Marco recordó su carta impertinente:


   “La indiferencia y el silencio, la pereza, la ignorancia, la frivolidad, la distracción de quienes sólo se dedican a vivir, entre otras cosas, son quienes alientan la existencia de aquellos que, gracias a una militancia de años y a una férrea voluntad de trabajo, van ganando en la sociedad, de a poco, el título ansiado de intelectuales o pensadores. Enigmáticos, imprecisos galardones que aceptan  pasivamente sin el pudor más mínimo y ostentan entonces orgullosos. 
Vos has sabido ocupar los espacios nunca ocupados por los indiferentes, los frívolos, los silenciosos, los desinformados –no es tu culpa, que otra cosa podrías hacer para comer- que no saben de tu trabajo subalterno y rastrero. Que viva la indiferencia y que viva el silencio! ¡Cuánta afluencia de palabras como río tormentoso se encamina hacia aquellos lugares vacíos dejados por quienes nada parece importarles! Qué son las tuyas y las de tus colegas, Baudrillard ....................................."

“La indiferencia y el silencio, la pereza, la ignorancia, la frivolidad, la distracción de quienes sólo se dedican a vivir, entre otras cosas, son quienes alientan la existencia de aquellos que, gracias a una militancia de años y a una férrea voluntad de trabajo, van ganando en la sociedad, de a poco, el título ansiado de intelectuales o pensadores. Enigmáticos, imprecisos galardones que aceptan  pasivamente sin el pudor más mínimo y ostentan entonces orgullosos.

Firmado: Marco (a secas, sin apellido escrito).

Así recordaba hechos y sentimientos apoltronado en su sillón de un cuerpo rodeado de bibliotecas llenas de libros con tapas de colores en sus estantes, de copitas plásticas símil metal, de algún que otro plato bañado en plata con pequeño texto alusivo escrito con un torno como aquellos eléctricos de los dentistas, de algún pequeño diploma, de una moneda de bronce con una pluma en bajorrelieve pegada a una placa de mármol de quince por quince centímetros,  de pequeños portarretratos que enmarcaban fotografías personales recibiendo una estatuilla pequeña. También, en uno de ellos, su copa primera, aquella del premio del diario. Y así recorría los pedazos de su biografía este Marco que algún día soñó en grande con ser un hombre gris de Buenos Aires, un Macedonio cualquiera; hubiera sido respetado por esa genialidad que va paralela al estoicismo y al casi anonimato, nunca lo había imaginado: se había convertido en un advenedizo y exhultante hombre semipúblico y lejos estaba de ser uno de aquellos hombres ejemplares y taciturnos. 


* De Marco ( Cuento ) Fragmento

1 comentario:

  1. Esto de Marco...otro personaje fantástico Miss Musa; no me alcanzaba con "El Ruso"...otro de mis cuentos. Mucho de fantasía...algo de poner en boca de otros cosas que uno pensaria, diría, o directamente haría. Personajes armados como rompecabezas usando trozos de la vida de otros y de uno mismo. Gracias por seguirme.
    A Schleh

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