lunes, 9 de septiembre de 2013

OPTIMISMO...



Un mundo sin pobreza es posible
JIM YONG KIM











En las últimas décadas, el mundo ha logrado avances impresionantes en la lucha contra la pobreza, un hecho que demasiado a menudo se pierde entre los titulares de las crisis inmediatas. Gracias a la fortaleza de un sólido crecimiento del sector privado, respaldado por una mejor gestión pública económica, hoy en día la pobreza extrema está en retirada en todo el mundo en desarrollo. 
En 1990, el 43 por ciento de sus habitantes vivía con menos de 1,25 dólares por día. El Banco Mundial estima que para 2010 esta cifra se redujo al 21 por ciento. El primer objetivo de desarrollo del milenio —reducir a la mitad la pobreza extrema— se alcanzó cinco años antes de lo previsto. En el futuro, si bien no podemos dar por un hecho un alto crecimiento, se dan las condiciones necesarias para que estos buenos resultados continúen. De hecho, si se combinan los éxitos de décadas pasadas con perspectivas económicas globales cada vez más propicias para dar a los países en desarrollo una oportunidad —la primera que jamás hayan tenido— de poner fin a la pobreza extrema en el curso de una sola generación. Nuestro deber colectivo, ahora, es hacer que a esas circunstancias favorables se aúnen decisiones deliberadas que logren convertir en realidad esta extraordinaria oportunidad. 
El mundo puede terminar con la pobreza extrema antes del final de 2030. Este ambicioso objetivo, pero factible, debe aportar unidad, sentido de urgencia y energía a nuestros esfuerzos colectivos. Para cumplir con este plazo será necesario un crecimiento fuerte y estable en todo el mundo en desarrollo, especialmente en África al sur del Sahara y Asia meridional. Se requerirán políticas para aumentar la inclusión y evitar incrementos de la desigualdad y garantizar que el crecimiento se traduzca en una reducción de la pobreza, principalmente a través de la creación de empleo. Serán necesarias transformaciones en los Estados frágiles, en los que habita una mayor proporción de los pobres del mundo. Y será preciso evitar o mitigar posibles crisis, como desastres climáticos o nuevas crisis de alimentos, combustibles o financieras. No será fácil, y se necesitará un esfuerzo mundial coordinado entre los Gobiernos, los donantes, la sociedad civil y el sector privado. Pero ¿hay alguien en algún lugar que dude de que la recompensa, no vale el esfuerzo? El avance hacia la eliminación de la pobreza tendrá que ser sostenido en el tiempo y abarcar las generaciones futuras. 
Debemos promover la prosperidad compartida, ayudando a las personas vulnerables a que no vuelvan a caer en la pobreza.Y, sobre todo, si no se toman medidas audaces a nivel global, un catastrófico proceso de calentamiento del planeta pone en peligro los adelantos alcanzados. El cambio climático no es solo un desafío ambiental, sino que representa una amenaza fundamental para el desarrollo económico y la lucha contra la pobreza. 

El Grupo Banco Mundial no pretende ser el actor clave en la eliminación de la pobreza. El progreso hacia esta meta, como siempre, seguirá dependiendo principalmente de las acciones de los mismos países en desarrollo. Pero estaremos allí para ayudar. Colaboraremos con nuestros socios para intercambiar conocimientos acerca de las soluciones para terminar con la pobreza. Observaremos de manera estrecha los avances alcanzados con miras al logro de este objetivo, e informaremos anualmente sobre lo que se ha logrado y las brechas que persisten. Y nos valdremos de nuestra capacidad de convocatoria y promoción para recordar constantemente a los formuladores de políticas y a la comunidad internacional lo que está en juego.


Si actuamos hoy, tenemos la oportunidad de crear un mundo para nuestros hijos que se caracterice por oportunidades para todos y no por marcadas inequidades. Podemos y debemos alcanzar la meta de un mundo sin pobreza.












Jim Yong Kim es presidente del Grupo Banco Mundial. El presente artículo es una adaptación de un discurso que pronunció recientemente en la Universidad de Georgetown en la ciudad de Washington.









2 comentarios:

  1. En el mundo se habla mucho de distribución de la riqueza pero no de la distribución de los ingresos. El Banco Mundial debería comenzar a dar el ejemplo, comparemos el sueldo mas los beneficios de un funcionario de dicha institución con un empleado publico... ¿ Un 40% ? seguro que no. T.E.D

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  2. La mayor parte de la reducción del número de pobres extremos se debe al desarrollo gigantesco desplegado por China, entre 1981 y 2005. En 24 años, se sacaron de la pobreza extrema a 624 millones de personas pasando esa cifra de 730 a 106. Nunca ningún otro país había conseguido tamaña operación en la historia. También es China quien ahora está llevando a cabo un programa de inversión en África mucho más amplio que lo soñado nunca por el mundo de la cooperación en Occidente. Inversión en educación, en sanidad y en infraestructuras que está consiguiendo “recuperar” varios países africanos, aunque a cambio se queda con las materias primas de esas tierras para poder seguir su crecimiento hercúleo.R.

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