Helmut Ditsch, artista
Mauricio Luna
Qué moviliza a una persona a
escalar una montaña? ¿Curiosidad? ¿Deporte extremo? Helmut Ditsch era
joven, entusiasta y encontraba en su casa todo el cuidado necesario para no
irse nunca. Su padre y sus hermanos -perdió a su madre cuando tenía 6 años-
eran las personas que estaban en el lugar al que él regresaba cuando lo
desbordaba la inseguridad.
Nació en Villa Ballester en 1962 y, 26 años más tarde, dejó Argentina para radicarse en Viena, Austria. "Mis abuelos habían nacido allí y yo hablaba un correcto alemán. Me fue fácil comenzar a estudiar Bellas Artes porque entendía el idioma".
Nació en Villa Ballester en 1962 y, 26 años más tarde, dejó Argentina para radicarse en Viena, Austria. "Mis abuelos habían nacido allí y yo hablaba un correcto alemán. Me fue fácil comenzar a estudiar Bellas Artes porque entendía el idioma".
A Helmut la adolescencia le marcó
el futuro. En unas vacaciones, su padre lo arrastró junto a sus hermanos al
turismo aventura. Y él se enamoró. La experiencia hizo que se desarrollara como
montañista extremo, intentando encontrar en las altas cumbres -y en los contextos
naturales límites- respuestas a los conflictos sufridos en sus primeros años de
vida. "Viví la altura, el frío, dormir sobre piedras. Y volver a las
ciudades, que son agresivas, con energías cruzadas y con tanto tránsito, son
una sumatoria de cosas que en mi frecuencia de artista molestan
muchísimo".
En la suite presidencial del
Hotel Hilton, el artista plástico ofrece algo para tomar y otras cosas para
comer. Es elegante, respetuoso y habla pausado, tranquilo. "En
Argentina encuentro cosas que no están en otro sitio. La improvisación de
las personas es algo magnífico, aquí todo se puede hacer, eso en Europa no
existe. Después, siempre destaco la calidez humana: en ningún lugar del
mundo hay tanto amor como en este país".
– ¿Por qué te fuiste a vivir a Viena
a los 26 años?
– Yo venía de escalar las
montañas, estaba alejado de las ciudades. Transitaba una etapa mística de
montañista y después todo me resultó cómodo. En Viena pude crear más que acá
porque es una ciudad tranquila. Luego viví en Irlanda, en el campo, porque
necesitaba un lugar más silencioso y allí encontré la paz necesaria
para adoptar disciplina en el trabajo y no sentir agresiones externas.
La improvisación que Helmut
destaca en los argentinos también la considera un rasgo negativo. "Aquí se
soporta todo, eso no está tan bueno", explicó el hombre que batió su
propio récord, tras convertirse en el artista plástico que vendió las
obras argentinas más caras de la historia en el exterior. Primero fue en 2010,
cuando una desarrolladora inmobiliaria de Andalucía, España, le compró el
"Das Meer II" por USD 865.000. Años más tarde,rompió su propia
marca al vender "Cosmigonón" -nombre que encontró su génesis en
una canción de Charly García- por USD 1.500.000 a una consultora europea.
Das Meer IIóleo sobre lienzo / 150 x 600 cm / 2005
Cuando Helmut le contó a su papá
la decisión de ser pintor, éste resultó claro en su forma de ver el panorama:
"Nunca vas a tener plata, pero vas a ser feliz". Aquella frase lo
marcó para siempre. "Él me sacó la mochila más importante, que fue la
presión. Me quiso decir que no tenía que demostrarle nada, que tenía que
ir a buscar la felicidad en el lugar que yo quiera"
.
– Repetís constantemente que el
arte es amor…
– Mi frase de cabecera es
"art is love". Para mí, el arte es amor. Eso explica también, y pone
en tela de juicio, todas las expresiones en donde no se puede reconocer el
amor. Es la expresión más alta que tiene la humanidad. Supera lo humano. El
arte es una necesidad de evolución. La evolución de los pensamientos, la
filosofía con las expresiones artísticas y la competencia de bellezas. No se
puede crear una obra si no hay amor.
El lienzo récord, de 7,30 por 2,73 metros, es un óleo que retrata al glaciar Perito Moreno. A Helmut le llegó el éxito sin caer en la desesperación propia de quien sueña con alcanzarlo a cualquier precio. "Todos mis coleccionistas compran mis obras desde mis comienzos, cuando les vendía un cuadrito a 30 dólares. Es fundamental conocer a las personas que tenés al lado para poder triunfar", explicó quien logró despegarse de sus trabajos y entender que "parte de mí ahora está en la casa de otra persona. Eso es magnífico".
El lienzo récord, de 7,30 por 2,73 metros, es un óleo que retrata al glaciar Perito Moreno. A Helmut le llegó el éxito sin caer en la desesperación propia de quien sueña con alcanzarlo a cualquier precio. "Todos mis coleccionistas compran mis obras desde mis comienzos, cuando les vendía un cuadrito a 30 dólares. Es fundamental conocer a las personas que tenés al lado para poder triunfar", explicó quien logró despegarse de sus trabajos y entender que "parte de mí ahora está en la casa de otra persona. Eso es magnífico".
– ¿Cuánto hay de tu madre y tu
mujer en las obras que vas creando?
– Intento no poner cosas
autobiográficas en mis obras, sí buscar un denominador común legible que todos
sentimos cuando tenemos una pérdida. No quiero que la gente imagine o piense
'acá quiso decir esto'. A lo largo de los años descubrí que el arte no me
bastaba y necesité hacer música para volver a crear esa estructura sólida.
Sin embargo, sí están. En muchas cuestiones que tienen que ver con la
creación, están.
Amante del mundo exterior,
considera que "la estética se da por una razón muy sencilla: la
naturaleza utiliza este método para asegurarse la evolución y la supervivencia
de las especies. Lo mismo pasa entre nosotros. La montaña no está para
decorar mi vida, sino para que la suba y me descubra por primera vez y logre
hacer algo más de mí, más que un simple observador e interlocutor de ese
fenómeno".
-¿Qué te decepciona en el mundo
del arte?
-El artista es una víctima de sistema, él no me decepciona. Me decepciona que se hayan formado sistemas de arte de especulación donde no existe ningún valor humano y donde el valor de la obra es un valor que se hace por especulación y no por tener un valor nominal real. Ese mercado está en implosión, se cae vertiginosamente y esa es una gran chance para todos los artistas independientes de hacer su propia carrera. Pero tienen que ser originales.
En Liechtenstein, donde vive actualmente, divisa las cumbres
nevadas en el Principado de los pequeños alpes que lo inspiran a seguir
creando. Sin televisores, su casa es el ambiente que más lo potencia.
-¿Cómo te llevás con la
inspiración?
-A mi me pasa que nací inspirado.
Pero hay cosas que te motivan más que otras. Hay momentos de decantación
donde hay que alejarse de todo y luego volver a la acción, pero todo depende de
un estado biológico y espiritual. Con la música es lo mismo, pasa con los
escritores, todas las disciplinas están relacionadas. Partimos del mismo motor
y de distintas herramientas para mostrar lo mismo.
Helmut encontró en el piano otro
camino para canalizar sus expresiones y sentimientos. "Al igual que en el
arte, soy autodidacta. Toco por colores, no se leer música", explicó.
Al artista plástico lo une una
relación muy cercana al ex futbolista Claudio Caniggia. "Somos como
hermanos. Tenemos mucha empatía, que tiene que ver con la energía de cada uno,
que son compatibles. A Axel, el hijo artista de él, lo conocí a sus 16
años y reconocí que tenía un gran talento para pintar y se lo dije. También le
brindé algunas opiniones que me pidió".
¿Qué ves en tu horizonte?
Me faltan componer música. Y aún
necesito pintar. Mucho.
Sobre el tema vert: http://lamusaencantada.blogspot.com.ar/2016/05/arte_23.html
COSTANTINI: "ARGENTINA ESTÁ REZAGADA"
Eduardo F. Costantini compagina sus negocios inmobiliarios con su pasión por el arte latinoamericano. La noticia de la adquisición de Baile en Tehuantepec se ha conocido en plena celebración de la 25 edición de arteBA, que se ha convertido en la tercera feria de arte contemporáneo más visitada del mundo, pero tiene al mercado como uno de sus puntos débiles. Frente a los 15,7 millones pagados por el cuadro de Rivera, la pieza récord del arte argentino es obra de Helmut Ditsch, Cosmigón, vendida en 1,5 millones de dólares el pasado marzo.
Para Costantini, Argentina necesita “fortalecer aún más el coleccionismo local”. “Tenemos muy buenos artistas y en términos de mercado no están apreciados en su justa medida”, señala el coleccionista, quien opina que “Argentina está rezagada respecto a Brasil y México”. “Tendríamos que tener instituciones con programas de adquisición, programas internacionales, nos está faltando que tengan mayor envergadura”, analiza.
Los artistas mejor valorados del país deben su reconocimiento al éxito internacional. El último ejemplo es Víctor Grippo, uno de los artistas que representarán a Argentina en la próxima Bienal de San Pablo. Grippo, conocido por sus instalaciones químicas, atrajo la atención de comisarios extranjeros en los últimos años y su obra La papa dora a la papa/ La conciencia ilumina la conciencia fue una de las primeras obras vendidas en arteBA y fue a parar a manos de un coleccionista brasileño. También el provocativo artista plástico León Ferrari vio como se disparaba el valor de sus obras una vez triunfó en el exterior, en especial cuando fue distinguido con el León de Oro al mejor artista en la Bienal
No hay comentarios:
Publicar un comentario