lunes, 20 de marzo de 2017

POEMA





Espiga sin granar 

Carmen Martín Gaite













Nunca me acerco tanto a ser mujer
como cuando abandono mis palabras,
repliego el abanico
tras el que ensayo risas de Gioconda,
desciendo del tinglado de mis gestos
por peldaños estrechos y gastados
y me quito en silencio, a oscuras,
los adornos.

Alguien está conmigo a quien no veo,
que me recoge el alma como un traje arrugado
y me la va subiendo de los pies a los hombros:
la mujer que seré.

No alcanzo todavía a mirar cara a cara
a esa mujer secreta, que apenas si aletea
cuando deja de oírme trajinar (…)

Nunca veré sus ojos de sibila.
Ahora porque no llego a ellos, de tan altos,
de tan imprevisibles,
y un día (…) sustituirán el brillo mendaz de los espejos
y abarcarán muy serios,
bajo un toldo de sombra
-¿por qué pienso tan seria a esa mujer?-
la figura lejana e irisada
de aquella adolescente
que soñaba una vez con conocerla.














No hay comentarios:

Publicar un comentario