El camino de Santiago. Curiosidades
Peregrinos de Santiago en la Catedral de Burgos
El Camino de
Santiago o peregrinación de Santiago de Compostela es una peregrinación
católica de origen medieval cuyo propósito es llegar a la tumba atribuida al
apóstol Santiago el Mayor, situada en la cripta de la catedral de Santiago de
Compostela en Galicia (España). Ha sido, y sigue siendo, la ruta más antigua,
más concurrida y más celebrada del viejo continente. Se trata de
un "camino sembrado de numerosas manifestaciones de fervor, de
arrepentimiento, de hospitalidad, de arte y de cultura, que nos habla de manera
elocuente de las raíces espirituales del Viejo Continente".
Desde 2013, atrae a
más de 200 000 peregrinos cada año, con una tasa de crecimiento
de más del 10 % anual. Los peregrinos llegan principalmente a pie, y a
menudo de las ciudades cercanas (necesitando unos pocos días para llegar a
Santiago). El Camino francés recoge 2/3 de los caminantes, pero otros
caminos menores están experimentando un crecimiento incluso mayor que
el camino tradicional. Los meses de verano son los más frecuentados por los
peregrinos, especialmente por los peregrinos españoles, siendo en su mayoría
peregrinos procedentes del extranjero los que dominan el resto del año.
El viaje rumbo al oeste, siguiendo las flechas amarillas que llevan a Santiago de Compostela —y a la tumba del apóstol Santiago—, descubre el norte de la Península a través de parajes cargados de historia y belleza. Ya sea por el Camino de la Costa, el Francés, el Vasco-Riojano, el Lebaniego o cualquier otra ruta jacobea, a pie, en bicicleta o a caballo, el Camino de Santiago es una experiencia única y enriquecedora. Aquí una docena de curiosidades.
Corría el año 829,
según la leyenda. Un pastor encuentra un extraño sepulcro en un remoto lugar de
Galicia. Lo comunica al obispo Teodomiro, y este, al rey Alfonso II el Casto,
que por entonces gobernaba un pequeño reino cristiano aislado entre montañas.
El rey astur decide ir personalmente a comprobar el hallazgo, que puede suponer
un cambio drástico en la situación de aislamiento de su reino. Reúne a su
séquito y toma el que en aquellos tiempos era el único camino de Oviedo a Galicia,
que circulaba por Grado, Cornellana, Salas y el puerto del Palo hasta entrar en
Galicia por A Fonsagrada. Es lo que ahora llamamos Camino Primitivo,
considerado, por tanto, el más antiguo de los caminos de peregrinación a
Compostela.
Porque desde el
descubrimiento del supuesto sepulcro del discípulo de Jesús en Galicia, cada
viajero hizo su propio camino, desde la puerta de su casa hasta Compostela.
Algunas de las rutas y vías se fueron haciendo más populares y transitadas por
diversos motivos (seguridad, facilidad de avituallamiento), pero nunca tuvieron
la exclusiva del apelativo Camino de Santiago. En 1993, la Unesco incluyó el
Camino de Santiago en la lista de patrimonio mundial y para poner orden en el
caos se decidió que el galardón recayera sobre el Camino Francés, el más transitado en la Antigüedad. Hoy
sigue siendo el más frecuentado. En 2015 se amplió el título de patrimonio
mundial al Camino del Norte, con sus diferentes variantes. Pero en realidad el
Camino de Santiago empieza en la puerta de tu casa.
3. La eclosión de
los albergues privados
Si algo ha cambiado
la faz de los Caminos, sobre todo el Francés, en los últimos años ha sido la
proliferación de albergues privados. Nadie ha querido dejar pasar la
oportunidad. Cualquier caserón al pie de la ruta es susceptible de convertirse
en un albergue, más parecidos ya a los hostales mochileros de una ciudad
europea que a los tradicionales albergues que había en el Camino hace 10 años.
Un dato: en el municipio de Sarria (Lugo), en el tramo gallego del Camino
Francés, hay nada menos que 30 albergues (27 privados y 3 públicos). Siete de
ellos, seguidos uno tras otro en la rúa Maior.
Las memorables
cenas comunitarias, que muy pocos albergues todavía mantienen, se han visto
afectadas por un nuevo elemento: el teléfono móvil y el wifi. “Antes se
compartía más, ahora hay gente que está menos presente en la cena y más
pendiente del móvil”, reconocía con tristeza un hospitalero. Las nuevas
tecnologías han provocado además un cambio de hábitos: ahora se reserva
alojamiento por Booking, se mandan mails para pedir camas, se conecta
por Facebook para solicitar plaza en los albergues… La sensación general es que
está todo más pactado, más estudiado, más organizado. De hecho, hay páginas en
Internet que te montan todo el Camino: tú les dices cuántos días y qué quieres
pagar y te van reservando los albergues y las conexiones de las maletas entre ellos.
La Compostela es el
documento que certifica haber hecho el Camino por devotionis affectu, voti
vel pietatis causa (por devoción, por un voto o por piedad). Se trata de
un pergamino en latín que expide la Oficina del Peregrino
de Santiago en nombre de la Iglesia, y que solo se entrega a quien
demuestre, mediante la credencial del peregrino, haber completado los 100
últimos kilómetros a pie o a caballo o los últimos 200 en bicicleta. Y siempre
que aseguren haber hecho la peregrinación por motivos religiosos. Existe un
documento diferente —el certificado de acogida a la ciudad de Compostela— para
quienes hagan el Camino por motivos que no sean los religiosos. Algo así como
el certificado de la peregrinación por lo civil.
6. La biblia del
Camino
Desde el resurgir
de las peregrinaciones a Compostela a partir de la década de 1990 se han
escrito infinidad de guías, novelas, ensayos y tratados sobre el fenómeno
jacobeo. Pero todas beben de un modo u otro de la misma fuente, el estudio más
riguroso y detallado que se ha hecho sobre el tema. Se trata de Las
peregrinaciones a Santiago de Compostela, un monumento literario escrito
por tres medievalistas de prestigio internacional, Luis Vázquez de Parga, José
María Lacarra y Juan Uría Riu. Publicada por primera vez en 1948, consta de
tres tomos que se convirtieron en fuente indispensable para el estudio y
conocimiento del fenómeno de las peregrinaciones a Compostela y del Camino de
Santiago. La obra estuvo prácticamente descatalogada hasta que con la nueva era
dorada del Camino se volvieron a imprimir varias ediciones.
Nunca se sabrá,
pero la historia le ha dado este título a un tal Gotescalco, arzobispo de Le
Puy, quien viajó desde Aquitania en el año 950 acompañado de una gran comitiva.
Aquel viaje impulsó después la gran corriente de peregrinos procedente de
Francia. En el año 961, un noble francés, Raimundo II, marqués de Gothia, fue
asesinado en el Camino, pero ningún documento aclara las circunstancias. Muchos
siglos después, en 1668, el príncipe italiano Cosme de Médicis emprendería uno
de los primeros viajes de peregrinación turística documentados. Acompañado de
40 personas, visitó Santiago para continuar después por mar a las islas
Británicas. También existió la peregrinación por delegación. Un documento de
1312 detalla cómo el francés Yves Lebreton cumplió los requisitos de la
peregrinación en nombre de la condesa de Artois.
8. Apóstol perdido,
apóstol reaparecido
En 1558, temiendo
un ataque de los piratas ingleses comandados por Francis Drake contra la tumba
del apóstol, san Clemente, arzobispo de Compostela, escondió el arca con los
restos del apóstol. Tan bien lo hizo que estuvieron perdidos más de 300 años.
Reaparecieron en 1878, durante unas obras de reforma en el altar mayor de la
catedral compostelana emprendidas por el cardenal Payá y Rico, cuando los trabajadores
perforaron una bóveda oculta y encontraron los restos óseos de tres varones. En
1884, el papa León XIII avaló cuatro años de trabajos científicos con la
bula Deus Omnipotens, en la que reconocía que esos restos encontrados
eran efectivamente los del apóstol y dos de sus discípulos.
Nada más pasar
Ayegui, y poco antes del monasterio de Irache, en Navarra, está la famosa
fuente del Vino, un grifo milagroso que Bodegas Irachemantiene abierto, junto a otro de agua, en
recuerdo de aquel gratificante y reparador fruto de la vid que servía de
combustible a los primitivos caminantes, recuperando así al menos la mitad de
la ofrenda hospitalaria tradicional en el medievo, cuando a ningún peregrino se
le negaba un trozo de pan y un vaso de vino. La
fuente tiene incluso una webcam para ver el tiempo real a los
peregrinos que reponen fuerzas en ella.
10. El pueblo que
resurgió con el Camino
El poder
revitalizador que está teniendo esta nueva edad dorada de los Caminos se
manifiesta en Foncebadón, un pueblo de los montes de León, poco antes de llegar
a la Cruz de Fierro. En 1990, Foncebadón era un pueblo abandonado y en ruinas.
Hoy cuenta con dos restaurantes, tres albergues privados, otro parroquial, un
hostal y un supermercado. Y casi todas las casas de su calle Real se han
rehabilitado. El Camino, como en la Edad Media, vuelve a ser también motor
económico y de repoblación.
11. El puente más
honroso
En el siglo XV se
pusieron de moda las peregrinaciones caballerescas. Uno de sus episodios más
famosos ocurrió en el puente sobre el río Órbigo (León), uno de los más bellos
del Camino Francés. En julio de 1434, año jubilar, el caballero leonés Suero de
Quiñones se plantó en el puente y retó a todo caballero que quisiera cruzarlo a
romper tres lanzas contra él. Durante un mes, don Suero y sus mantenedores
guerrearon con quien se ponía a su alcance. Parece ser que solo resultó muerto
un litigante. Cumplida la bravuconería, a la que se conoce como del Paso
Honroso, peregrinaron a Santiago.
Las flechas
amarillas que unifican los Caminos de Santiago y que se han convertido en su
icono más universal comenzaron a pintarlas en la década de 1980 —cuando el
Camino de Santiago era un gran desconocido y apenas había estudios sobre esa
tradición— dos grandes impulsores de la peregrinación jacobea: Elías Valiña,
cura de O Cebreiro, primera localidad gallega del Camino Francés, y Andrés
Muñoz, logopeda navarro y presidente de la Asociación de Amigos del Camino de
Navarra, quien entregó buena parte de su vida a la mejora y conservación del
Camino Francés y la Vía de la Plata. Desde entonces, diversas asociaciones de
Amigos del Camino han remarcado, mejorado y mantenido la señalización en sus respectivas
zonas de influencia.
O Cebreiro.
Una señalización del Camino de Santiago en O Cebreiro (Lugo). ALAMY
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