martes, 7 de mayo de 2013

DALÍ







 Una persona arte




El narcisismo es un asunto recurrente en la obra daliniana, como puede verse en 
el cuadro 'Autorretrato con cuello rafaelesco' (1920-1921).

'C'Crucifixión 1' (serie Putrefactos)' (1925). La relación del genio con la religión osciló, 
en diversas etapas, desde la crítica, lo ambiguo y un tardío misticismo

'Dalí: 'El espectro del 'sex-appeal' (1934).

Uno de los óleos más célebres de Dalí, 'El gran masturbador' (1929), propiedad del museo Reina Sofía

'Geopoliticus child watching the birth of the new man' (1943). 

Este es uno de los dibujos a tinta que incluyó en 'The secret life of Salvador Dalí' (1939-41)

'Guillermo Tell' (1930)Durante esa década del siglo XX, el pintor logró su mejor producción, 
la más admirada por la crítica y otros artistas, el Dalí más auténtico.

Mientras otros artistas prefirieron trasladarse a Nueva York, Dalí buscó la popularidad y 
los ingresos económicos en Hollywood. Del inicio de esa etapa es 'La tentación de san Antonio' 
(1946), óleo con un estilo más teatral, perteneciente al Musées royaux des Beaux-Arts de Bruselas.



Una persona -arte

Después de su muerte no ha dejado de aumentar la importancia del personaje Dalí, centro de irradiación de una gran variedad de intereses de todo tipo, como su trabajo en la escultura, su intensa actividad como ilustrador en revistas de EE UU, sus trabajos para la publicidad en general también en televisión, su actividad cinematográfica, su trabajo en decoración… Pero lo que más ha aumentado el interés por este paranoico admirador de Franco y de la Iglesia católica ha sido precisamente el reconocimiento creciente del personaje total; ya no es un loco histriónico, sino una persona-arte.
Casi todo el mundo reconoce, yo también, que lo mejor de la obra de Dalí se extiende por los años veinte y treinta, y que a partir de los cuarenta va perdiendo interés; lo que significa que en sus biografías y antológicas se pierden cinco décadas de su trabajo. Su obra se enfría, se domestica y toma según él formas “imperiales”. Siendo yo muy joven, en Sevilla, me acuerdo de la popularidad que tenía Dalí, o más bien la pareja Dalí-Picasso. Se decía que Dalí era un maravilloso dibujante, mejor que Picasso (?). Es el momento en el que Dalí presentó el Cristo y la Madonna de Port Lligat, que tuvieron un gran éxito; sin embargo, estos cuadros ya eran muy diferentes de los anteriores, habían perdido profundidad. Daba la impresión de que Dalí había sido psicoanalizado.
Tengo la sospecha de que en una de las bases del surrealismo hay una cierta contradicción. Me explico. Por un lado se puede decir que este movimiento tenía una voluntad revolucionaria, vanguardista, con proyecciones políticas: comunistas. Pero que por otro lado presentaba un lenguaje formal más bien relamido, pompier, con fuentes muy claras en el simbolismo decimonónico o en el Renacimiento italiano.
Mis críticas a ciertos aspectos de Dalí no me ocultan el interés creciente que tengo por su obra, y cuando me pregunto por las razones de ese entusiasmo me acuerdo de un discurso dado por él en los cincuenta. Estaba ya en su segunda época y observaba lo hecho en los años veinte y treinta con intensa crítica y desagrado, y definía así esos años como pruebas de estos sentimientos: “La anarquía hormigueante y supergelatinosa, heterogeneidad viscosa, diversidad ornamental de las ignominiosas estructuras blandas exprimidas, supurando el último jugo de sus últimas reacciones”. Es un monumento a la estética surreal y nadie podría haber definido mejor la esencia de la primera parte de su obra ni las bases de mi admiración.'




Luis Gordillo.
 Pintor. 









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