Ciudades líderes en ciencias
ANDRÉS OPPENHEIMER
La
prestigiosa revista Nature Scientific Reports acaba de publicar un mapa
mundial de las ciudades más importantes en investigación científica, y los
países latinoamericanos brillan por su ausencia: muestra el hemisferio norte
del planeta lleno de luces, y el sur casi uniformemente oscuro. El mapa es especialmente
significativo porque no se trata de una opinión subjetiva de los editores de la
revista, sino un estudio basado en más de 450.000 artículos y citaciones
científicas provenientes de más de 2.000 ciudades de todo el mundo publicados
en revistas de la American
Physical Society en los últimos 50 años. Boston, Berkeley y Los Ángeles siguen siendo los centros de producción
científica más importantes del mundo en la física, pero les siguen Tokio y
Orsay (Francia). La lista de las 20 ciudades principales del mundo incluye a
Chicago, Roma, Londres y Oxford.
Dentro
de EE UU, se ha producido un traslado gradual de la producción de conocimiento
desde unas pocas ciudades de las costa Este y Oeste hacia algunas ciudades del
Medio Oeste y el Sur. De manera similar, en Europa, ya no hay un predominio
absoluto de Inglaterra y los países nórdicos, como en la década de los noventa,
sino que se ha producido un gradual ascenso de ciudades en Francia, Italia y
España. Pero no hay ninguna ciudad latinoamericana entre las primeras 100
ciudades productoras de conocimiento científico del mundo, según la
publicación.
Una
tabla que aparece junto al mapa detalla que el 56% de las 100 primeras ciudades
productoras de trabajos científicos del mundo se encuentra en Norteamérica, el
33% en Europa, y el 11% en Asia.
Tras
leer estas cifras, llamé al doctor Nicola Perra de la Universidad Northeastern,
uno de los investigadores responsables del estudio, para comprobar si había
leído bien la tabla. “Sí”, me dijo. “No hay ninguna ciudad latinoamericana
entre las primeras 100”.
Una
explicación posible es que las universidades latinoamericanas son bastante
buenas en humanidades, pero no están entre las mejores del mundo en ciencias e
ingeniería, según otro ranking de las mejores universidades del mundo por
materias, publicado la semana pasada por QS World University Rankings.
En
filosofía, hay tres universidades latinoamericanas entre las mejores 50 del
mundo (la UNAM de México, en el puesto 32, la Universidad de São Paulo de
Brasil, en el 41, y la Universidad de Campiñas de Brasil, en el 44).
Pero
no hay una sola universidad latinoamericana entre las mejores 50 del mundo en
física, química, ingeniería, astronomía, o ciencias de la computación, que
incluyen a varias de China, India, Corea del Sur y Singapur, según el ranking
por disciplinas de QS.
Richard
Florida, un profesor de la Universidad de Toronto que es un gurú internacional
en el tema de las ciudades innovadoras, me dijo que el mapa de Nature
Scientific Reports es “verdaderamente perturbador” para el mundo en desarrollo.
Según
Florida, el mapa revela que pese a todo lo que se escribe sobre el ascenso del
mundo emergente, y pese a la desconcentración de los centros científicos, la
brecha entre los países ricos y pobres no está disminuyendo mucho en el campo
de las ciencias.
Eso
es una mala noticia, dice, porque estamos en una economía global basada en el
conocimiento, en la que la ciencia y la ingeniería determinan cada vez más la
riqueza de las naciones. “En el pasado, la ciencia era un reflejo de la riqueza
de un país. Ahora, la ciencia es lo que produce riqueza”, dice Florida.
Mi
opinión: el mapa del Nature Science Reports debería ser colgado en todas las
universidades y edificios públicos de varios países latinoamericanos. Serviría
para poner en ridículo las disparatadas afirmaciones de algunos presidentes,
según los cuales sus países están en la vanguardia de la investigación
científica mundial. Es cierto que, afortunadamente, Brasil, México y Chile,
entre otros, están poniéndose las pilas y aumentando drásticamente sus
intercambios estudiantiles y académicos con universidades del primer mundo,
como los asiáticos vienen haciendo desde hace varias décadas. Y también es
cierto que muchos científicos latinoamericanos —individualmente— sobresalen en
las principales universidades del mundo. Pero el mapa de las ciudades líderes
en ciencias debería servir como un poderoso recordatorio del fenomenal desafío
que enfrentan nuestros países para formar parte de la vanguardia científica
mundial.
Habría
que poner este mapa a la vista de todos, como un antídoto contra la complacencia,
y como un llamado a invertir más y mejor en la investigación científica que más
le convenga a cada país.
leí hats la mitad y sigo después...las universidades latinoamericanas son muy buenas en sociología de las masas, psicologia, comportamiento patronal y explotacion del individuo, paises centrales y periféricos,y bla bla bla !! que bueno, hace 50 años que venimos estudiando eso !!! como no vamos a ser buenos en humanidades !! y bla bla, baaaa etc; que lastima no se puede ver el mapa en este blog......ANONIMO VENECIANO.
ResponderEliminarMuy bueno tu aporte Anónimo Veneciano...hace 50 años o más que estudiamos Ciencias Humanísticas como prioritarias, las ciencias duras nos son cada vez más lejanas.
ResponderEliminarRespecto del mapa también de acuerdo, el que encontré no era suficientemente claro.... aún así veré si puedo agregarlo. Gracias !!