Usted puede ser un narciso
Neurólogos de Berlín asocian el trastorno egótico al déficit de neuronas en el cerebro emocional
Javier Sampedro
Con su propio
mecanismo.Los narcisistas habrán existido desde que surgió la especie humana
hace 100.000 años, pero solo llevan ese nombre desde que se lo puso el médico y
activista británico Havelock Ellis (1859-1939), cuya obra mayor, Estudios sobre
la psicología del sexo, se publicó en siete volúmenes a lo largo de 30 años y
fue censurada con saña por la ortodoxia victoriana de la época. El nombre,
naturalmente, remite al mito griego de Narciso, el tipo que acabó muriendo
ahogado de tanto mirar su reflejo en el agua.
El psiquiatra Stefan Röpke y sus
colegas de los departamentos de psicología clínica, neurociencia afectiva,
neuroimagen y psiquiatría de la Universidad Libre de Berlín, presentan sólidas evidencias en el Journal of
Psychiatric Research de que los narcisistas —o pacientes de trastorno de la
personalidad narcisista (NPD), por emplear el término técnico— muestran una
reducción de la materia gris en la ínsula y otras zonas relacionadas del córtex
cerebral, la sede de la mente humana.
El narcisista se
caracteriza por “muestras ubicuas de grandiosidad, necesidad de admiración y
falta de empatía”, según la definición estándar de la Asociación Americana de
Psiquiatría. Es una persona absorta en sí misma, convencida de su propia
importancia más allá de toda duda razonable y con una necesidad patológica
—literalmente— de recibir muestras de admiración y toda clase de atenciones de
los demás. ¿Ya siente usted sudores fríos?
La ínsula es una región del
córtex (o corteza) cerebral, la capa más exterior de nuestro cerebro, y la que
se pliega en surcos y convoluciones para hacer sitio a nuestras grandes
demandas cognitivas. Si estuviera extendido mediría lo que una de esas
servilletas grandes de los restaurantes de tres dígitos, y no tendría mucho más
espesor.La ínsula está precisamente enterrada en el puro fondo del surco más
profundo del cerebro, la cisura de Silvio (o surco lateral), que siempre
muestran los dibujos del cerebro. Es el límite posterior del lóbulo frontal, la
parte de este órgano que más ha crecido durante la evolución de los homínidos:
las redes neuronales que nos hacen humanos. Por estudios anteriores se sabe que
la ínsula está implicada en la consciencia —y en la autoconsciencia, que viene
a ser la capacidad de reconocerse en un espejo—, la percepción, la cognición y
la experiencia interpersonal. Eso incluye la empatía, o facultad de
identificarse con el otro, de ponerse en su pellejo.
De El País. España
Perdón, no entiendo el artículo; quizá se deba a la cantidad reducida de materia gris con que mi ínsula y otras zonas del cerebro fueron dotadas. De todos modos, más allá de lo que digan quienes están obligados a investigar y escribir libros para las universidades del mundo, la historia está plagada de personajes que se han destacado en todos los ámbitos: artísticos, profesionales,científicos, etc; y no se han destacado por su modestia y sí, por la admiración y adoración del propio ego. Ya se descubrirá alguna otra teoría sobre estos narcisos; como que se descubrió que la leche materna es buena para los lactantes años después o años antes de la muerte del Dr Spock. Esa cronología no tiene la más mínima importancia.
ResponderEliminarALEJANDRO SCHLEH
Hola Alejandro ! Creo que el autor describe a los narcisistas...el 1% de la humanidad, según dice. No hago más que transcribir la experiencia de científicos de la U. de Berlín, y sus resultados. Tal vez como creo entender en tu comentario, le debemos a esos personajes, los que sobresalieron, los grandes cambios, los avances, los descubrimientos, las guerras....¿ No será mucho? Interesante planteo...Dejemos abierto este interrogante que tal vez mañana tenga otra respuesta.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario, como siempre deja algo para seguir pensando, curiosamente más que el propio artículo de Sampedro.