martes, 23 de julio de 2013

PERROS Y GATOS



Leemos a los perros y hacemos clic a los gatos

Por: 
                      Internet no es lugar para perros. / Facebook

Este mes se cumplieron dos décadas de la única vez que un perro se convirtió en icono de la cultura de Internet. Fue un perrito negro que, según aparecía en la viñeta de The New Yorker que le dio la fama, estaba sentado sentado frente a un ordenador en lo que parece una oficina doméstica para tratar asuntos perrunos y le explica a un dálmata aposentado sobre el suelo: "En Internet nadie sabe que eres un perro".
La tira cómica resultó ser una de las más reproducidas en la larga historia de la publicación semanal, quizá porque explicaba mejor que cualquier sesuda disertación ese momento en el que la Red dejó de ser el reino de ejércitos, gobiernos y académicos (era julio de 1993) y cayó en manos de usuarios que descubrieron con ella el potosí del anonimato. 
Pero la broma cumple años con connotaciones bien diferentes. Ahora el pobre perro negro parece estar celebrando que nadie sabe que es un perro porque Internet, hay que admitirlo, es cosa de gatos. La batalla cultural por la supremacía cibernética la han ganado los felinos como los Ewoks ganaron al Imperio Galáctico: por parecer imposiblemente monos pero luego siendo inesperadamente retorcidos, lo cual les da una versatilidad que los cánidos  no tienen a la hora de protagonizar bromas. La capitulación se ha sucedido, en los últimos años, en forma de reportajes, documentales y festivales de vídeos sobre los diferentes gatos que se han convertido estrellas en la Red; o cosas como que el vídeo de un minino que alucina con la mano de su dueña haya sido visionado unos 70 millones de veces. El máximo exponente actual del fenómeno, una antipática micha con un defecto genético que la hace parecer eternamente amargada y de nombre Grumpy Cat tendrá hasta su propia película.
Tan implacable parece el régimen del gatunato que el otro día The Boston Globe celebraba que las adopciones de mininos se hayan multiplicado gracias a su popularidad en Internet. Pero los fenómenos cibernéticos hay que tomarlos con cautela: también lo es Justin Bieber y nos consta que hay gente que prefiere a cantantes con edad para comprar alcohol. Es más, los números favorecen a los perros. Si medimos la cosa no por peso cultural sino por búsquedas de Google, estos últimos son más populares: la gente busca más cosas relacionadas con los perros, en plural y singular. Tres mil millones de veces más. Se desprende, pues, que los perros les importan más a los internautas que los gatos.

Lo cual conduce a dos conclusiones: primero, que es posible que los gatos, monos pero solapados, reflejen mejor cómo se sienten muchos cibernautas que los perros, que son tan dóciles, tan alegres y tan dispuestos a todo que, en el cínico universo de Internet, parecen descerebrados rayanos en lo psicópata. Esa imagen de lelos simples es la que explota, por ejemplo, la web Buzzfeed con sus inefables listas con fotos de animales. Y segundo, que lo que nos gusta de los perros no es tenerlos para hacer bromas virales, sino leer sobre ellos. No gustan las noticias que protagonizan; nos gustan las historias de lealtad que nos cuentan sus dueños y nos gusta averiguar cómo cuidarlos mejor. Cosas, en definitiva, que no caben en imágenes.
Lo de leer a los perros no es nuevo: la literatura lleva explotándolos desde hace décadas y cabe pensar que Mi viejo amigo hubiera emocionado menos si el animal a matar hubiera sido un colibrí o si Colmillo Blanco fuera un facóquero. 
Así que lo de los perros y gatos en Internet es una cuestión de formato. Pocos gatos son tan famosos como los perros que son famosos en Internet. A los gatos se les saca una foto, se les pone un texto hilarante, y se les desecha. Cuando un perro se hace famoso en Internet, tiende a crear culto alrededor de su personalidad. Le pasó, por ejemplo, a Schoep, ese pastor arrético de 19 años cuyo dueño, John Unger, abraza en las aguas gélidas del Lake Superior de Wisconsin en las que se meten juntos para aliviarle al animal los dolores que le produce la artritis. La foto de ellos dos, abrazados en la inmensidad de las aguas, se hizo viral el año pasado. Los dos tienen ahora 143.000 fans en Facebook y cuando Schoep cumplió los 20 el mes pasado, 47.000 de ellos le dieron a Me Gusta en su foto.


La cultura cibernética es un lugar para el contraste y la contradicción en el que funciona lo que no debería existir. El niño que se expresa como un adulto. El famoso glamoroso que se humilla. El superhéroe que sufre. El gatito adorable al que le pega todo achacarle cualidades de Maquiavelo. Los perros lo tienen complicado con ella porque son demasiado arquetípicos: son leales e incansablemente afectuosos hasta cuando son imprevisibles. Son puros como Superman en una década dominada por el torturado individualismo de Batman. Internet les dará poca importancia por nunca serán novedad. Pero nunca serán novedad porque, está demostrado desde prácticamente un siglo, nunca serán una moda



5 comentarios:

  1. Bueno, si en internet a veces los que parecen ser una cosa no lo son, como aquel perro, como otros tantos anónimos, he dajado de ser mis títeres para ser sólo yo. Afirmo y firmo con mi verdadero nombre y verdadero apellido. A. Schleh

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    1. Pero que curioso...! Si ya lo has hecho...! A. Schleh

      Creo que tenés un precioso gato lamentablemente ciego. Sobre ese me gustaría que nos contarás. ¿ Qué te parece?

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  2. Yo desde chico tenia una idea equivocada de los gatos, hace siete sin querer terminé con una gatita en mi casa. Son animales con una inteligencia muy diferente a la de los perros. Los perros tienen comportamientos humanizados, el perro te da la patita, el gato te mira piensa y actúa NO como le has enseñado. El gato es lo que un lobo es para un perro, el lobo no te da la patita pero piensa y tiene una inteligencia mas auténtica. T.E.D

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  3. Nunca lo hubiera descripto así...Sin embargo algo de eso hay, los perros se parecen a su dueño, los gatos no...Buen punto el tuyo, voy a pensarlo y dejemos que otros lo piensen y tal vez, comenten.

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  4. Los perros nunca serán una moda porque forman parte de nosotros los humanos como nuestro otro yo. Los gatos son exóticos bichos que ahora son moda y mañana ya no. Ojo y que quiero mucho a los mininos, pero un perro es hablar desde otro nivel.Luisa Argilla

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