miércoles, 10 de julio de 2013

HISTORIA...S





Descolonizar


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Muy pronto se sabrán los detalles: la operación Massa es una cortina de humo. Encuestas, declaraciones, proclamas, secretitos: todo con tal de hacernos mirar para otro lado. Y lo mismo pasa con las internas, y con el fiasco del Cedín, y con el precio de los panes y los peces, y con la huelga de camiones, y con ciertas denuncias –porque hasta los más impensables están confabulados–, e incluso, se rumora, con algún choque de trenes o planetas: distracciones que suscita el gobierno para que no miremos lo que sí le importa.
Es que es ahí donde se juegan su futuro, su legado, sus diez líneas en los libros de historia, y no quieren arriesgar otro fracaso: necesitan controlar cada momento del proceso. Empezaron, como suelen, de a poquito: es su costumbre ir paso a paso, escondiendo baraja. Pero la semana pasada dieron el primer golpe: con el derribo de la estatua iniciaron las operaciones.
Por supuesto, van a avanzar despacio: ya emprendieron la demonización de Colón –so pretexto de que es culpable de un genocidio del que no tuvo ni idea, tan culpable como Einstein de la bomba de Hiroshima–, pero hay que reconocer que es un albur difícil, porque todos aprendimos que fue un gran hombre, uno de los pocos que cambiaron la historia del mundo. Así que, como creen que los argentos nos regimos básicamente por símbolos e imágenes y figuritas varias –y los argentos no conseguimos desmentirlo–, se cargaron su estatua para poner la de una señora que peleaba junto a su marido hasta que se murió –él– y entonces –ella– mandó batallas sola.
Después vendrá el segundo paso, ya inminente, del proceso de descolonización: la creación de un Instituto Recaudador de Historia Querandí –sponsoreado por la Barrick Gold, Monsanto y WalMart y dirigido por el insigne masajista Pancho O’– para recuperar la tradición injustamente olvidada y escandalosamente pisoteada y aterradoramente masacrada de los habitantes originales de esta bendita ciudad de Buenos Aires. E ir acumulando –quien dice acumulando dice produciendo– saberes, recuperando su lengua, reviviendo sus costumbres, difundiendo su Memoria para que esos bellos relatos se hagan carne en las tandas de la televisión, hasta que un día glorioso la señora presidenta salga por la televisión, justo antes de cerrar la televisión, y diga, en querandí ligeramente culterano –todavía subtitulado, por supuesto–, que el castellano, la lengua del imperio, parla de la invasión, jergón del genocidio, queda de ahí en más prohibido y olvidado y que todos los que no hablen querandí no hablen hasta que aprendan y se conviertan en argentinos verdaderos. Y solo los observadores más avezados verán esa perturbación levísima en su cara cuando diga argentinos, porque la doctora es una doctora exitosa y leída y sabrá que argentinos es una palabra extraña a nuestro sentir nacional querandí alguito pampa medio comechingón casi diaguita, una palabra que viene del griego a través del castellano, un vocablo con las manos repletas de sangre. Pero peor es Cristina, pensará, porque el que no se consuela es porque no se consuela –y en ese mismo acto anunciará que, primera de todos y todas, se cambia el nombre por Salmuncu.
Y a partir de ese día todo será felicidad. Tendremos una historia, tendremos una coherencia, tendremos un idioma propio que no habla nadie más, tendremos un futuro realmente anclado en un pasado que, si bien no parece tan nuestro, haremos nuestro a golpe de relato.
Para lo cual habrá que soportar, como en toda revolución, ciertas inmolaciones –de otros: los cuerpos del estado ex estado deberán, por ejemplo, liquidar de una vez por todas a Félix Díaz, el qom batiente desdeñado, que podría sugerir al gran público que todo el proceso es una mascarada. Nadie debe siquiera sospecharlo, y su muerte no es un precio demasiado alto para que no mengüe la confianza en tan gran cambio.
Y todos tendremos que hacer, se dice, ciertos sacrificios: desechar toda rueda, cualquier rueda, porque antes de que llegara el hideputa de Colón tal cosa no existía en América; dejar de comer carne de vaca o cordero o cerdo o pollo porque sin el masacrador genovés esos pobres no habrían terminado muriendo en estas tierras; recuperar las costumbres nómades que tan poco nos gustó perder y hacer, en magna gesta cívica, la mayor hecatombre de caballos: millones de caballos degollados, un paraná de sangre purificadora –porque, ya lo sabemos, ese animal extraño fue la vanguardia y herramienta del imperio.
Habrá, a cambio, placeres indudables: devoraremos con fruición mulitas y carpinchos, nos vestiremos con cueros de vaya a saber qué, nos sacudiremos por fin la lacra del cristianismo genocida, nos cambiaremos los nombres por nombres querandíes y la confusión que seguirá será ocasión de noches fastas. Seremos, por fin, felices, auténticos, tan cerca del principio. Algunos lo encontrarán acaso peliagudo –extrañarán el idioma, la pasta de la mamma, algún gefiltefish, las canciones de los redondos o los rolling, el vino, el código civil, los goles de boquita–; otros lo gozaremos tanto –aunque debo confesar que a veces me gustaba eso de ser hijo de gallegos, rusos y polacos. Y la doctora –convertida en khaleesi calchaquí– habrá encontrado por fin la razón de su vida.
No falta mucho. El derribo de la estatua de Colón fue más que el primer signo: fue la campana de largada. Ya podemos proclamar que esa historia y esa cultura que trajo el invasor no son las nuestras y que debemos repudiarlas, bajarlas de su pedestal. Y que, dentro de nada, todos originarios, tremendos querandíes invencibles.

(NdelT: por si alguien consiguió no enterarse: hace unos días, tras una pelea con el gobierno de la ciudad de Buenos Aires y pese a la orden judicial de no innovar, la presidenta de los argentinos decidió retirar de su lugar frente a la Casa de Gobierno la estatua de Cristóbal Colón, acusado de genocida, y reemplazarla por una de Juana Azurduy, coronela del ejército boliviano en el siglo XIX.)





11 comentarios:

  1. De la historia de UN RUSO (párrafo en boceto)
    "Si algo anda mal en este país es por culpa de ellos; para qué hicieron lo que hicieron. Si a cambio no hubieran hecho nada, si sus antepasados no hubieran venido a estas tierras con ambiciones de riqueza y a señorear, a fundar un país y a fomentar con sus leyes la inmigración para poblarlo de gente trabajadora y con iniciativas emprendedoras, buena, ni ellos, inmigrantes primigenios, ni los inmigrantes tardíos propiamente dicho como yo, hubieran poblado el territorio robandoselo a los aborígenes. No hubieran existido los territorios conquistados y las tierras cultivables serían vírgenes. No hubiera existido el mestizaje y no hubieran existido las villas miseria. Sería todo bastante fantástico. No habría país Argentina. Campo virgen, fauna autóctona, pajaritos, indios que no podrían protestar con que les robaron las tierras y que vivirían felices de la caza y de la pesca en sus chozas o tolderías, parados sobre sus latifundios ancestrales, cubiertos por taparrabos. No andarían calzados con zapatillas falsificadas compradas en puente de la Noria; éste no existiría, aquéllas tampoco, así de simple. No hubieran tenido los aborígenes los caballos para improvisar malones contra estancias o fortines inexistentes. No los hubiera habido en estas tierras. Como un Edén de la papa y el maíz sin vacas para comer. Ni plasmas para poner en los asentamientos, ni aparatos de aire acondicionado splits. Imposible imaginar una Villa 31 sin una Buenos Aires pegada a su costado. Ninguna de las dos hubiera existido. La Avenida Alvear a cuatrocientos metros de la Villa. Los tubérculos recíprocos de la oligarquía desalmada. Y los rusos como yo andarían todavía por Siberia o algún otro lugar por el estilo, con frío, pero mandando cohetes al espacio. Y los italianos en Italia con sus Ferraris, óperas, musas por Florencia y sus diseños por Milán. Los franceses con sus Mayos mareados con sus vinos de primera por Burdeos o Champagne. Los alemanes con sus inventos y sus sinfonías, sus autos de famosa marca y sus instrumentos medicinales y catedrales de Colonia. Y los ingleses, dale que dale tirando vías férreas y reglamentando los deportes. Todo esto sería mucho mejor sin toda esa gente; a qué queremos todo eso. Para que trenes. Para que hospitales. Para que cosechas. Para que europeos y descendientes. A qué vinieron, a robar. Estaría yo sentado a la diestra de algún dios escribiendo estas conjeturas. Y la pampa en manos de los dueños de sus tierras. Un vergel; a qué vino Colón. Por qué lo hizo Verrazzano; no a canjear un viaje por un puente en Staten Island que lleve su nombre. A.Schleh

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    1. Esto tan bueno, será texto de otra página del blog...prometido ! Gracias...!

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  2. Lindo cuento, Don Ruso. Y, como todos los cuentos, debe tener un principio que a su vez se ajuste a los principios del escriba. Lo bueno de los cuentos, es que al final el hombre se queda solo, consigo. Y cuando reflexiona un poco, se saca los principios de encima, aliviado. Y entonces queda claro que no hay diferencia entre la 'via apia' y 'el camino del inca'. Solo después, en paz, puede devolverle el reino que usurpó, su cuerpo, a las bacterias. Mis respetos.
    Primo Abruzo

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    1. Que dramático... Muy bueno Primo Abruzzo. Gracias !

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    2. Miss Musa: y heme aquí, sin saber cómo llegué...pero, halagado. Quien paladeó a Gustav, Erica, y quizás tantos otros; es una forma de familiar. Miss respetos.

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  3. Ojalá vuelvas y leas esto P. Abruzzo: Es posible que compartamos algún gen además de la lectura, me alegró encontrarte y que me lo cuentes Primo.
    He pegado aquí de Erica tres Poemas: Envidia del Pene ( octubre 3/2012) Mejores Amigos ( noviembre 17/2012), Poema 6 ( Abril 9 /2013). Otros ...no me he atrevido, tampoco fragmentos de su prosa, para mi tan querida. De nuestro amigo Gustav tampoco he puesto nada, el que quiere que le cueste...
    Gracias por tu comentario y espero verte por este desparejo y mal llamado blog, un intento de compartir algo de lo que me gusta, me inquieta o me genera dudas.

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  4. Quizás como bienvenida, o para irnos acostumbrando, algún empleado público nos afanó una 'z'... paciencia. En cuanto a los genes, asegún la cencia, todos somos descendientes de la misma mona. Un placer, y Miss respetos!

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  5. No entiendo lo de la 'z ' Primo, puedo entender lo del afano, pero no el como...
    ¿ No será cosa suya para el despiste ?
    Sobre nuestra ascendencia, los genes, etc. por más que Bush y algunos otros ilustres lo nieguen, así lo creo. Mire nomas como nos va... legítimos herederos.
    El placer del reencuentro ... compartido !

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  6. Dicen que un escriba del puerto se quedó con una 'z', al anotar Abruzo. Quizás sea un cuento para que nos sintieramos ligados a los 'nobles' Abruzzo's... seguramente un poquito menos 'monos'. Miss respetos

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  7. Como tantos otros Primo...los escribas del puerto eran medio analfas y escribían más o menos como les sonaba..En la producción de vinos como los 'nobles'? O en el arte de beberlos ? .Dimmi di più !

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  8. La única revolución respetable es la que no lleva 'r'. Y prefiero pagar el costo de un buen vino, a que otros paguen el costo de apropiarme de la bodega que no me merezco. Le dejo Miss respetos... "En el proceso de abandonar ‘foros’ -aprovechando el ‘derecho de admisión’ de pamplinas- me obligo a plantarme sin pedir baraja. Conforme con, apenas, ver transformadas banderas en trapos. No deseo ver el inicio de un nuevo -viejo- ciclo. La cívica ‘amnesia’ que se propondrá, está hermanada con el enfermizo consentimiento culposo que nos trajo hasta aquí… y no percibo que muchos se animen a verse co-rresponsables del horror; que acecha detras de las almas bellas. Ofrecerán la otra mejilla, los ‘cachetes’, y el orificio… entre ellos."

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