Voz de Ayuno
Cuando me miras
y me regalas París tomando el desayuno
con todo su aguacero y sus paraguas
para mojar mis labios
cuando estoy contigo y se desgrana
un otoño de estaciones en Vivaldi
y me delatas
en un invierno en Roma
con sus columnas congeladas
y tu itálico acento cuando aguardan
las palabras rotas de saliva
en el quicio de tu boca
y me pierdes en Manhattan
cuando exprimes mi zumo de
y me regalas París tomando el desayuno
con todo su aguacero y sus paraguas
para mojar mis labios
cuando estoy contigo y se desgrana
un otoño de estaciones en Vivaldi
y me delatas
en un invierno en Roma
con sus columnas congeladas
y tu itálico acento cuando aguardan
las palabras rotas de saliva
en el quicio de tu boca
y me pierdes en Manhattan
cuando exprimes mi zumo de
naranja y cielos que rascan la memoria
con sabor de mermelada
y escoges un lienzo a tu azar
y me devuelves
al museo más limpio y repeinado de Inglaterra
con sabor de mermelada
y escoges un lienzo a tu azar
y me devuelves
al museo más limpio y repeinado de Inglaterra
con tu voz de soneto
entre Hölderlin y Petrarca
y dos tostadas llamean
en los pasillos inmensos del Metropolitan
con un plano y la voz de tu nuca
para no perdernos en los muros
que aún dividen Berlín y las ciudades,
tu norte, mi sur,
un pasaje octosílabo en clase turista
para tender en Moscú la ropa del invierno.
Y me miras,
y siempre ocurre cuando me miras
que me regalas Madrid con dos de azúcar
en taza pequeña
y un vértigo en Egipto adormecido
para leer a Lope en Argentina
con rumores de mayos y de tangos
extendiendo a Avellaneda en margarinas
con tu voz de oligoelementos
y esencias de miel tan naturales
como el agua en Junio de Ginebra
para juntos descalzarnos en los Alpes
e inventar palabras asonantes
en pentagramas de Mendelssohn.
Cuando me miras,
y me regalas el mundo en un vaso de leche
te siento desnatado más mío que nunca;
sacarina líquida y tu voz de ayuno
es todo cuanto quiero amanecido.
Virginia Cantó: Del poemario “Poemas para zurdos” (2010)
Informalismo y geografia politica en la cultura de Hölderlin y Tetrarca, pasajes octosílabos y Mendelssohn,….sorprende Avellaneda , es el juego requerido en la expresión, profundo arraigo del amor casi animal. El contraste de lo etéreo y la saliva.
ResponderEliminarA.Schleh