Internet: el cielo que nos mira
Nicolás Artusi
NROL-39: an octopus grabbing the earth's globe, labeled "Nothing is beyond our reach".*
A simple vista, parece un estuche
de tela azul marino como cualquier otro que sirva para guardar el celular o la
billetera. "Su lona encerada exterior es naturalmente suave, durable y
resistente al agua pero las fibras de tipo policial de adentro bloquean físicamente
los RFID, GPS, wifi y señales de celular (13.56 MHz - 2.4 GHz) -se explica-.
Este sobre lo hace a usted indetectable y le permite esquivar la red de
vigilancia global y volverse invisible al Gran Hermano." El precio del
anonimato: 40 dólares.
El estuche que protege el celular de los hackers y los satélites es uno de los souvenirs que se venden en la tienda del nuevo Whitney de Nueva York, donde se exhibe Astro Noise, la escalofriante muestra de la cineasta Laura Poitras que lleva al museo una paranoia de época: creada para comunicar sin intermediarios a los hombres, hoy internet es la más fenomenal herramienta de vigilancia alguna vez imaginada. ¿Todo está bajo control?
El estuche que protege el celular de los hackers y los satélites es uno de los souvenirs que se venden en la tienda del nuevo Whitney de Nueva York, donde se exhibe Astro Noise, la escalofriante muestra de la cineasta Laura Poitras que lleva al museo una paranoia de época: creada para comunicar sin intermediarios a los hombres, hoy internet es la más fenomenal herramienta de vigilancia alguna vez imaginada. ¿Todo está bajo control?
En una sala del octavo piso, el
público es invitado a acostarse sobre un camastro para ver proyectadas sobre el
cielo raso las imágenes que el ejército estadounidense registra sin pausa de
los cielos de Yemen, Somalia y Pakistán. Más allá, unas rendijas caladas en las
paredes permiten espiar copias de los correos electrónicos secretos que develó
el hacktivista Edward Snowden y, antes de eso, una pantalla de cine muestra las
dos caras de la lucha contra el Eje del Mal: de un lado, las expresiones
horrorizadas en primerísimo primer plano de los estadounidenses que visitaron
la zona cero de Manhattan en los días posteriores al 11 de septiembre de 2001;
del otro, las brutales entrevistas clandestinas filmadas en Irak a dos
sospechosos que hoy están detenidos en Guantánamo. El contraste es abrumador.
Dedicada a reducir la compleja
geopolítica contemporánea a una escala humana, Poitras indaga en las
implicancias morales de la guerra contra el terror y del uso de
internet para vigilar a los ciudadanos: el año pasado ganó un Oscar con su
documental Citizenfour (en el que Snowden reveló los detalles de los
programas gubernamentales de vigilancia a escala masiva; Astro Noise era el
nombre en código que usó mientras preparaba la infiltración y así se llama la
luz más antigua del universo, detectada en los 60 y única evidencia concluyente
de la existencia del Big Bang). Ahora ella monta en el Whitney una instalación
inmersiva donde uno puede ser espía y espiado, con el subtítulo Usted
puede ver América desde aquí. Incluso a riesgo de develar un spoiler, puedo
decir que al salir comprobé aquello que sospechaba mientras sentía unos ojos
invisibles clavados en la nuca: mis movimientos, aun los más inocentes como
espectador y los más triviales como turista, fueron registrados y hoy se
almacenan en los discos rígidos de algún servidor protegido como un búnker de
guerra.
La inmensa red de vigilancia
trazada por los gobiernos y las corporaciones puede ser expresada en la
atmósfera controlada de un museo y hacerse palpable para el visitante. A cada
paso que doy, una cámara discreta me sigue mientras un monitor detecta cuáles
son mis aparatos conectados a internet y los registra en una lista. Mi paranoia
es sutilmente justificada cuando me convenzo, en la tienda del museo, de la
conveniencia de comprar un portacelular que bloquee los satélites que
monitorean mis movimientos y que engrosan los terabytes de información personal
que se registran todos los días. Si durante siglos los creyentes miramos hacia
arriba en la ciega búsqueda de una señal divina, hoy somos observados por una
señal electrónica menos piadosa pero más exhaustiva. Al fin tenemos la certeza
de que no estamos solos aquí abajo: es el cielo que nos mira.
Cinco instalaciones que integran
la muestra Astro Noise
Anarchist
Los documentos develados por
Edward Snowden, convertidos en piezas de arte abstracto, con pixeles que toman
forma y colores que se saturan.
O'Say Can You See, lado A
Una gran pantalla exhibe en
cámara lenta las expresiones espantadas de los estadounidenses que visitaron la
zona cero después del 11S, con el himno de fondo.
O'Say Can You See, lado B
Las estremecedoras entrevistas a
Said Boujaadia y Salim Hamdan, supuestos miembros de Al-Qaeda y hoy prisioneros
de Guantánamo.
Bad Down Location
Imágenes de los cielos de países
sospechosos como Yemen, Somalia y Pakistán, proyectadas en el cielo raso del
museo: se puede ver a los drones cruzar las nubes.
Disposition Matrix
Documentos secretos y fotos de
vigilancia que Laura Poitras dispone en rendijas caladas en las paredes del
Museo Whitney: al final, todos somos espías
*EE.UU.-247 , también conocido como NRO Lanzamiento
39 o NROL-39 , es un satélite de reconocimiento estadounidense ,
operado por la Oficina Nacional de Reconocimiento . El
lanzamiento EE.UU.-247 ha recibido un nivel relativamente alto de cobertura de
la prensa debido a la elección de la misión del logotipo, que representa a un pulpo que se
sienta a horcajadas sobre el globo con el lema "Nada está fuera de nuestro
alcance". El logotipo fue criticado ampliamente a la luz de los
2013 divulgaciones de vigilancia .
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