viernes, 22 de noviembre de 2013

ESE DÍA


¿Dónde estaban el día que murió Kennedy?







 El expresidente Jimmy Carter conducía un tractor; Bill Clinton estaba en clase; Robert de Niro acababa de salir del metro de Nueva York, el secretario de Estado, John Kerry, jugaba un partido de fútbol... Dos de cada tres estadounidenses no habían nacido cuando el 22 de noviembre de 1963 del presidente John F. Kennedy fue asesinado en Dallas. Los que eran lo suficiente mente conscientes de ese instante tan trágico, como Carter, Clinton, de Niro o Kerry, guardan un recuerdo indeleble de lo que estaban haciendo en ese momento. El veterano periodista Tom Brokaw tenía entonces 23 años e irrumpió en un programa de jardinería de una televisión local de Omaha (Nebraska) para informar del magnicidio. 

50 años después, la NBC estrena un documental de dos horas con entrevistas en las que personalidades de la política y la sociedad estadounidenses narran a Brokaw qué hacían, qué sintieron y cómo influyó en sus vidas y en el país la muerte de Kennedy.

El expresidente Clinton, el director de cine Steven Spielberg o el humorista Jay Leno estaban en clase. A Clinton le avisó de que habían disparado al presidente su tío, que era el ayudante del director del instituto Hot Springs, en Arkansas, donde el futuro mandatario estudiaba el último curso. “Se me rompió el corazón”, recuerda el presidente. “Me quedó una sensación de profundo disgusto, por entonces había mucho odio en el Sur hacia Kennedy por su lucha a favor de los derechos civiles. Una compañera comentó que igual podría ser bueno para el país [...] Yo supe que era malo, porque estábamos yendo en la buena dirección y afrontando asuntos que nunca antes habíamos abordado”, señala Clinton.
Spielberg no recuerda en qué clase estaba, pero sí sabe que se hizo un silencio absoluto que sólo se rompió cuando el maestro volvió minutos después para confirmarles que Kennedy había muerto. “Yo sólo quería ir a mi casa para estar con mi madre, mis padres y mis hermanas”, cuenta el cineasta. Cuando llegó se encontró a su madre sollozando frente al televisor. “La rodee con mis brazos y ella estaba temblando, temblando y llorando”.
Carter estaba subido a su tractor recogiendo grano cuando JFK recibió los tres disparos que acabaron con su vida. Se enteró cuando llegó al almacén donde se encontró a los operarios apelotonados en torno a un transistor. “La muerte de Kennedy fue algo muy personal para mí”, reconoce a Brokaw tras confesar que se echó a llorar en el porche de su casa: “Era la primera vez que lo hacía en 10 años, la última fue cuando murió mi padre”. Como en el caso de Clinton, para el expresidente Carter la figura de Kennedy fue esencial por lo su lucha por los derechos civiles y contra la segregación que azotaba entonces a los Estados del Sur como el de Georgia donde Carter creció. “La segregación estaba apoyada entonces por el Tribunal Supremo, yo me crié rodeado de afroamericanos y ví el efecto negativo que esa política tenía en sus vidas. Kennedy y Bobby [Robert Kennedy] la condenaron, quizás no de una manera muy imperiosa, pero sí efectiva y Johnson [Lindon B.] actuó como un héroe siguiendo las huellas de Kennedy”.
Kerry estaba jugando un partido de fútbol cuando un murmullo empezó a extenderse entre el público. Se acercó al banquillo y le dieron la noticia de que habían disparado al presidente. “Cuando terminó el juego ya habían anunciado la muerte de Kennedy. Si me preguntas cuál fue el resultado, no lo recuerdo”. El asesinato del presidente tuvo un efecto determinante para las aspiraciones políticas del futuro secretario de Estado. “Supe que el orden de las cosas había cambiado. Fue un momento de responsabilidad muy poderoso para mí, sentí que debía sacar algo positivo de esa muerte, que debía dirigir mi vida hacia algo que marcara la diferencia
Para el secretario de Estado, el asesinato de JFK marcó el fin de un ciclo. Para la actriz Jane Fonda supuso “la pérdida de la confianza en el mundo”. Con lágrimas en los ojos, Fonda reconoce a Brokaw que se dio cuenta de que “nunca volvería a sentirse segura, de que a partir de entonces, nada iba a ser veraz”. La intérprete volvía de un rodaje cuando le comunicaron la muerte de Kennedy. En Nueva York, otro actor, Robert de Niro, salía del metro en la 42 con Lexington. “Me quedé aturdido”, recuerda. “Dicen que fue entonces cuando EE UU perdió su inocencia, y estoy de acuerdo”. De Niro equipara la estupefacción que sintió entonces con la que experimentó el 11-S, que también lo sorprendió en las calles de Manhattan.Aunque creía que después de la muerte de Kennedy nada podría volver a impresionarle, el actor confiesa a Brokaw que hubo algo que tuvo un efecto sobrecogedor mayor: “El asesinato de Robert Kennedy”. Para el humorista Jay Leno, lo más impactante no fue ver a su madre llorar al llegar de la escuela donde le habían dado la noticia del atentado contra JFK. “Fue dos días después cuando vi en la televisión a Ruby [Jack] disparar contra Oswald [Lee Harvey], nunca antes había sido asesinado nadie en directo en la televisión. Eso marcó mi vida”, reconoce Leno.Oswald y las conspiraciones en torno a la muerte de Kennedy son otro de los temas sobre los que conversan los entrevistados en el documental de la NBC. Uno de los expertos en la materia, Oliver Stone, asegura que él no cree que Oswald asesinara al presidente. “Creo que estaba comiendo en el segundo piso del Texas School Book Depository, como él testificó. Para Stone, detrás del asesinato de JFK se encuentran “fuerzas muy poderosas, capaces de controlar la marcha del desfile de Dallas y de alterar la autopsia del presidente”. Spielberg cree que tras la muerte de Kennedy, “la gente se volvió más abierta a profundizar en la parte oculta del sistema democrático”, un cambio de actitud que fomentó el nacimiento del cine político y de conspiraciones [paranoide cinema]. A diferencia de Stone, Kerry sí cree que Oswald mató a JFK pero está “seguro de que lo hizo influenciado por Cuba y los rusos”, si bien descarta las teorías que apuntan a la CIA. “Se trata de mi creencia, ni siquiera me he puesto a buscar documentación”, advierte.
Cada uno estuvo en un lugar distinto, haciendo algo distinto, pero para todos el asesinato de JFK marcó sus vidas y la deriva del país. “Fue un gran presidente, un hombre que tuvo la oportunidad de usar todo el poder del mundo y no lo hizo, demuestra una gran valentía. Ésa es una gran lección para la humanidad”, señala Stone.

 “Él simbolizaba el futuro", afirma Clinton.


EVA SAIZ.  Washington 





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